Las tasas de interés no han logrado bajar la inflación
Crédito: Colprensa
En dos meses, el Banco de la República subió sus tasas de interés a una velocidad no vista desde 1995, pero la política sigue siendo expansiva.
El Banco de la República, tal y como lo concibió la Constitución de 1991, no había subido sus tasas de interés en 150 puntos básicos por dos meses consecutivos. El récord es consecuencia de una inflación cercana al 10 por ciento y las proyecciones de los expertos sobre la inflación futura. Sin embargo, la tasa de interés real todavía es negativa, lo cual quiere decir que no ha tenido mayor efecto para controlar la inflación.
La tasa de interés real es el resultado de restarle la inflación a la tasa de interés de referencia que fija el Banco de la República. En momentos de alta inflación, es preferible una tasa de interés real positiva –o alta– porque incentiva a la gente a entregar sus ahorros a los bancos a cambio de intereses altos, a la vez que los disuade de tomar nuevos créditos porque se hace mucho más costoso pagarlos.
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Pero cuando la inflación está baja o controlada y la economía no crece lo suficiente, los bancos centrales llevan su política monetaria a neutro o negativo, de modo que sea más rentable tener el dinero “circulando” o en otros negocios y los créditos sean más baratos que el costo de vida. Así se incentiva el consumo.
En Colombia, con una inflación al alza y una economía que se recuperó más rápido de lo esperado –ahora, incluso, tiene un exceso de demanda–, el Banco de la República está subiendo las tasas de interés desde 2021 para obligar a los precios a bajar, pero no lo ha logrado.
Aunque la tasa de interés de referencia del Emisor llegó a 9 por ciento, la tasa de interés real sigue siendo negativa, pues la inflación está cerca al 10 por ciento y las expectativas de los analistas, que son un termómetro de para dónde podría ir la inflación en los próximos meses, también siguen subiendo y superan el 9 por ciento.
Con tasas de interés negativas, como dicen los expertos, la economía colombiana sigue “con el pie en el acelerador”. Esto tiene varios efectos. El primero es que el consumo de los hogares sigue siendo alto, lo que significa que la gente está dispuesta a pagar más por las mismas cosas y entonces los precios se siguen elevando.
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Otra consecuencia es que los créditos siguen siendo más baratos, mientras que los ahorros reciben rentabilidades más bajas que el costo de vida y entonces el dinero sigue circulando, la economía demanda más de lo que puede producir y las compras al exterior también crecen, así que la deuda con el mundo también se hace más amplia si a eso se suma la devaluación del peso.
Las tasas de interés seguirán aumentando en los próximos meses y con el tiempo se verán reflejadas con más fuerza en los diferentes productos financieros, pero también es necesario que las expectativas de la inflación futura se detengan para que la política monetaria deje de ser expansiva y empiece a surtir efecto.