8 Noviembre 2022

Colombia, un paraíso para los observadores de aves

Ningún país del mundo ofrece las posibilidades que tiene Colombia para la observación de aves. Esta es una actividad que en los últimos tiempos ha tomado gran auge en el país. Pero aún falta recorrer un largo trecho para aprovechar de manera óptima el turismo de observación de aves y para garantizar la protección de la biodiversidad de Colombia.

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Chaetocercus heliodor
Colibrí de Heliodoro (Chaetocercus heliodor), una de las especies registradas en la reserva Jardín Encantado.

Por Catalina Brugman

Colombia es el país del planeta con el mayor número de especies de aves. Cuenta con 1.932 especies, es decir, el 20 por ciento del total de las  aves registradas en el mundo. Esto ha convertido a Colombia en un paraíso para los observadores de aves de todo el mundo, que son cada vez más, y que cada vez en mayor grado visitan a Colombia.
Aunque puede decirse que casi todo el territorio colombiano es muy rico en especies de aves, los departamentos que ofrecen mejores posibilidades para desarrollar esta actividad son Amazonas, Huila, Antioquia, Magdalena, Atlántico, Meta, Boyacá, Nariño, Cesar, Paisaje Cultural Cafetero, Chocó, Santander, Cundinamarca y Valle del Cauca. En Cauca habita el mayor número de especies de aves en Colombia (1.102 han sido registradas) mientras que Magdalena posee el mayor número de especies endémicas, con 36.
Loreta Rosselli, bióloga y editora de la revista Ornitología Colombiana, señala que los lugares de mayor interés para la observación en Colombia son aquellos en los que hay una alta diversidad de especies de aves, sobre todo aquellas que son exclusivas del país y conocidas como endémicas.
La observación de aves no es una actividad de investigación. Sin embargo, gracias a las nuevas plataformas de ciencia ciudadana como iNaturalist y eBird se registran las observaciones de los ciudadanos que contribuyen con datos que pueden utilizarse en investigaciones de temas como distribución de especies, patrones de actividad y migraciones.

jardín Encantado
Observadores de aves en la reserva Jardín Encantado, en San Francisco, Cundinamarca.


En la región de San Francisco de Sales, cerca de Bogotá, se encuentra Jardín Encantado, un observatorio de colibríes a orillas del río Cañas, donde es posible observar al menos 25 especies de este grupo de aves. En Colombia se han registrado 165. Este observatorio dispone de bebederos y flores como Inga edulis y Erythrina fusca, que atraen a estas aves, las más pequeñas del mundo. Mueven sus alas entre 60 y 90 veces por segundo y su velocidad puede llegar a ser de hasta 72,4 kilómetros por hora. La mayoría de las especies de colibríes viven en Colombia y Ecuador. Según Oswaldo Cortés, biólogo de Bogotá Birding, el impulso y el interés por los colibríes aumenta en Colombia y hoy muchos fotógrafos están logrando registros que motivan a más personas a conocer y conservar este grupo de aves.
Después de años de investigación el Jardín Encantado logró encontrar la fórmula para la creación de este observatorio de colibríes y día tras día cambian los bebederos que han sido estudiados científicamente y preparados con una mezcla de agua y azúcar destinados a la alimentación de estas aves. Lo visitan cada año fotógrafos especializados, ornitólogos, amantes de la naturaleza y ambientalistas. Leonor Pardo, su propietaria, señaló que Jardín Encantado es un proyecto que pretende proteger las aves en libertad. Otro santuario para los observadores de aves es la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco y Quebrada Olivares, una de las zonas con mayor biodiversidad del mundo. Está ubicada sobre la cordillera Central andina en el departamento de Caldas, tres kilómetros al nororiente de Manizales. Allí se conservan 4.932 hectáreas de bosque de niebla. Esta reserva es una de las zonas más importantes del mundo, ya que en ella se han registrado más de 350 especies de aves.

Grupo
Grupo de observadores de aves en el sendero Cachivera, en Mitú, Vaupés. Foto: Cortesía de Victoria Vergara.


Otro lugar privilegiado para la observación de aves en Colombia es la Reserva Proaves El Dorado, ubicada sobre la Cuchilla de San Lorenzo, en el sector occidental de la vertiente norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el corregimiento de Minca, Magdalena. El área que conforma la reserva está cubierta de bosques nativos. Una de las características más importantes de la fauna y la flora de la reserva es la presencia de un elevado número de especies endémicas o con algún grado de amenaza de extinción. Allí se puede avistar al Periquito de Santa Marta (Pyrrhura viridicata), al Atrapamoscas de Santa Marta (Myiotheretes pernix), a la Guacamaya Verde (Ara militaris), al Arañero de Santa Marta (Basileuterus basilicus), al Chamicero Serrano (Synallaxis fuscorufa), al Tororoi de Santa Marta (Grallaria bangsi) y al Arañero Embridado (Basileuterus conspicillatus), entre otros. En este sitio también se protegen alrededor de 40 especies de aves migratorias como la Reinita Alidorada (Vermivora chrysoptera) y la Reinita Cerúlea (Dendroica cerulea).

Amazilia cianifrons
Colibrí Gorriazul (Amazilia cianifrons).


El Parque Nacional Natural Chingaza es otro lugar privilegiado para la observación de aves. Se extiende sobre la cordillera Oriental de los Andes colombianos, a menos de dos horas de viaje por carretera desde Bogotá y es el hogar de aproximadamente 400 especies de aves. Se puede observar especies como Nothocercus julius, Tinamus tao, Crypturellus cinereus, Crypturellus soui y Ortalis guttata, entre otras. En Chingaza predominan ecosistemas de páramo, bosque altoandino, bosque subandino y humedales, distribuidos en una extensión de 76.600 hectáreas. Se destaca la presencia de nueve especies endémicas, ocho vulnerables, cinco en peligro y 28 migratorias.
Muy cerca de Bogotá, en el borde sur de la sabana, se encuentra la reserva de Chicaque. Ocupa un terreno muy empinado con una hermosa vista al valle del río Bogotá y a la región del Tequendama. Cuenta con más de 400 especies registradas en eBird y es un lugar privilegiado para esta actividad. Allí se protege uno de los bosques de robles más cercanos a Bogotá. En sus 300 hectáreas habitan cientos de especies de aves. También tienen la intención de ampliar el bosque de niebla y generar conciencia sobre la importancia de la naturaleza.

Observadores
Observadores de aves en Anapoima, Cundinamarca. Foto: cortesía de Victoria Vergara.


El aviturismo ha contribuido al conocimiento de las aves del país. Existen muchos más ejemplos de reservas naturales e iniciativas privadas para el avistamiento de aves. Según Victoria Vergara, de la Asociación Bogotana de Ornitología, cada vez hay más comunidades en todo el país que proyectan el Aviturismo y el turismo de naturaleza. Existen emprendimientos individuales que buscan posesionarse con el apoyo de instituciones como el Sena y Fontur, así como de la academia. Sin embargo, falta apoyo del Gobierno y más compromiso y voluntad política efectiva que proteja la biodiversidad del país, el verdadero gran tesoro colombiano que cada vez más se admira y valora en el mundo entero. Falta más educación en los colegios sobre la riqueza de flora y fauna local y falta también más infraestructura a nivel nacional para proteger la biodiversidad.

Thaluriana colombica
Zafiro Coroniazul (Thaluriana colombica).

 

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