“No se puede luchar contra la deforestación sin una intervención del gobierno”: Andreas Dahl-Jørgensen
21 Octubre 2022

“No se puede luchar contra la deforestación sin una intervención del gobierno”: Andreas Dahl-Jørgensen

Crédito: Nicolás Acevedo Ortiz / FCDS

Desde hace ya varios gobiernos atrás Noruega se ha convertido en un aliado estratégico del Estado colombiano para luchar contra la deforestación.

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En 2019, el país se comprometió con Noruega, el Reino Unido y Alemania a proteger y restaurar los bosques tropicales. Dos años después el compromiso fue ratificado y la administración de Iván Duque estableció unas metas específicas: reducir el número de hectáreas a menos de 155.000 en 2022, a 100.000 en 2025, y a 0 en 2030.

Ahora, con la llegada de Gustavo Petro a la presidencia, el reino de Noruega quiere ratificarle su apoyo en la lucha contra la deforestación y buscar mecanismos para frenar este flagelo, ya que la primera meta se encuentra en vilo. Esta fue una de las razones por las que Andreas Dahl-Jørgensen, director de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosques de Noruega (NICFI, por sus siglas en inglés) visitó al país. Es su estadía se reunió con la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y con otras organizaciones ambientalistas.

Las reuniones con las distintas instancias gubernamentales dejaron satisfecho a Dahl-Jørgensen y al reino noruego, quienes expresaron el apoyo “al ambicioso plan ambiental, social y económico de Gustavo Petro para detener la deforestación”. CAMBIO habló con Andreas Dahl-Jørgensen sobre este tema y otros más. Para él, los colombianos y el mundo deben ser optimistas y pensar que sí es posible acabar con la deforestación. Sin embargo, afirma que debe ser un compromiso global.

Ministro de Ambiente
Costesía: Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible
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CAMBIO: ¿Por qué Noruega se ha enfocado en luchar contra la deforestación en lugares tan alejados o que no son tan cercanos a sus habitantes?

Andreas Dahl-Jørgensen: La deforestación lleva mucho tiempo en el mundo, incluyendo en nuestras regiones y hay una claridad: según la ciencia, no podemos seguir así. No vamos a lograr los objetivos del Acuerdo de París contra el cambio climático ni proteger la naturaleza y la biodiversidad ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin luchar contra la deforestación en el mundo. Cabe anotar que este problema no solo lo padecen ustedes o la Amazonía; ocurre en Indonesia, África y otros lugares. Es un tema global.

Noruega hace más de diez años convirtió la lucha contra la deforestación en la principal misión internacional para atenuar el cambio climático. Lo hacemos de varias maneras. Trabajamos de forma bilateral como lo hacemos con Colombia. Tenemos un programa internacional para pueblos indígenas y trabajamos para reducir la presión sobre los bosques tropicales por medio de una intervención en los mercados de materia prima como cacao, carne, soya, etc. Tratamos de luchar contra la criminalidad transfronteriza en los bosques y ofrecemos imágenes satelitales en alta resolución para apoyar la lucha contra la deforestación. 

CAMBIO: ¿Por qué apoyar un país como Colombia que no ha producido resultados tan satisfactorios en la lucha contra la deforestación?
A.D.H.:
Colombia es un lugar bastante único. Es uno de los principales países con bosques tropicales a nivel mundial. Tiene una biodiversidad única por kilómetro cuadrado. Es un socio muy importante. Un aspecto crítico para nosotros es que el país debe asumir un compromiso político aún mayor. Lo vemos ahora con las propuestas del nuevo gobierno y ese liderazgo es el que queremos apoyar.

CAMBIO: ¿Cómo ve esas propuestas de Gustavo Petro en cuanto a la lucha de la deforestación comparadas con las de sus antecesores?
A.D.H.:
Lo primero que debo decir es que el reino de Noruega ha tenido una buena colaboración con las distintas administraciones y los compromisos que se han firmados muestran una voluntad de los colombianos para frenar este problema. En el caso del nuevo gobierno estamos sorprendidos por su compromiso, no solo con acabar con la deforestación sino con mejorar la situación económica y social en las zonas que la padecen. 

CAMBIO: Estamos en un momento histórico en el que un presidente dirige el 100 por ciento de su atención al tema de la Amazonía, pero también sabemos que un gobierno no lo puede hacer solo. ¿Cómo lograr que los otros actores se sumen a esta cruzada?
A.D.H.:
Creo que la acción sola del gobierno nunca va a bastar para reducir la deforestación. Necesitamos una alianza entre todos los actores, pero también es importante recordar que tampoco se puede luchar contra la deforestación sin una intervención del gobierno. No podemos hacerlo sin políticas públicas que permitan a las comunidades vivir sin ser víctimas de la ilegalidad, sin asegurarnos de que los que producen materia prima lo hagan sin deforestación. 

La prioridad la establece el gobierno. Puedo subrayar un ejemplo del pasado, cuando Brasil redujo la deforestación en un 80 por ciento entre 2004 y 2012. Fue el resultado de un trabajo que unió a varios ministerios e instituciones y desarrolló una política transversal que abarcó a todo el Estado. Esto demostró que los problemas como la deforestación pueden pasar de un ámbito reducido a una política estatal de largo aliento. En otras palabras, una política de Estado integral para luchar contra la deforestación.

FCDS
Cortesía: Nicolás Acevedo Ortiz / FCDS

Es un enfoque gubernamental transversal. Es lo que estamos viendo en este gobierno y por supuesto que nos encanta.

CAMBIO: ¿En ese enfoque transversal cuáles son los principales desafíos para la lucha contra la deforestación en las regiones que históricamente han sido abandonadas por el Estado?
A.D.H.:
Para nadie es un secreto que los problemas de violencia e ilegalidad del país se concentran en las zonas deforestadas, pero más allá de ese factor, pienso que uno de los principales desafíos tiene que ver con la gobernanza en esas regiones. El gobierno se debe comprometer a proveer oportunidades económicas a las comunidades y no solo seguridad, así como garantizar la presencia de instituciones estatales.

Hay un desafío con las comunidades indígenas que enfrentan problemas de acceso a servicios básicos y a violaciones de derechos humanos por parte de actores foráneos. Los indígenas son las principales víctimas de los motores de la deforestación como la extracción ilegal de oro. Hay que apoyar de manera especial a los indígenas porque ellos son un actor importante para detener la deforestación porque su vida es el bosque.

CAMBIO: En sus respuestas se siente optimismo con el nuevo gobierno en términos ambientales. Más allá de estas buenas intenciones, ¿cuáles son sus expectativas como un Estado que ha financiado la lucha contra la deforestación en el país? 
A.D.H.:
Pienso que los desafíos son enormes. El gobierno lo sabe, pero también quieren adoptar un plan ambicioso para tratar esas dificultades. Como le dije, el tema de la seguridad es importante pero la cuestión va más allá; se trata de ofrecer oportunidades económicas y sociales al mundo rural distintas a las que les ofrece la ilegalidad. Por otro lado, es imperativo impulsar la agricultura sin deforestación. Pero estoy de acuerdo con ustedes en que la declaración política es una cosa, pero el trabajo duro está por venir. Por eso, en esta reunión que tuvimos con el nuevo gobierno, el mensaje es reafirmar nuestro apoyo. 

CAMBIO: Hablemos del vecindario, de Brasil, Perú, Venezuela. La Amazonía parece como una casa compartida por varios inquilinos en la que unos se portan mejor que otros. ¿Cómo hacer que todos vayan hacia el mismo objetivo de acabar con la deforestación?
A.D.H.:
Creo que su analogía es muy cierta. La casa necesita ser protegida en todas sus partes. Y efectivamente hay políticas desiguales en uno y otro lado. Noruega ha expresado su preocupación por las políticas que alientan la deforestación en la Amazonía, pero a la vez celebra hechos importantes como que Perú demostró una reducción en 2021. Sabemos que la situación no está fácil en ninguna parte. Es un desafío complicado, pero es un asunto de voluntad política en todos los países. Yo creo que Colombia puede desempeñar un papel muy importante en la región y en el mundo para luchar contra los motores de la deforestación.

CAMBIO: ¿Qué otros casos esperanzadores hay en el mundo aparte del de Brasil, que ha sido ampliamente conocido?
A.D.H.:
Hay muchos. Voy a subrayar algunos. Recientemente, Indonesia reportó la tasa de deforestación más baja en 20 años. Este es el resultado de un conjunto de políticas bastante similares a las que Brasil adoptó hace unos años. Es decir, la protección masiva de zonas forestales y turberas. Esto también fue posible gracias a la alianza con la agroindustria para reducir la deforestación de la palmicultura y los distintos programas para apoyar a comunidades locales con el fin de que se fortalecieran sus derechos y oportunidades. Indonesia, el tercer país en extensión de bosque tropical, tenía una alta deforestación y ahora la redujeron a menos de 120.000 ha. 

Por otra parte, hay países que mantienen tasas de deforestación muy bajas sin haber iniciado una lucha en contra de este problema. En este caso hay que apoyarlos de manera preventiva. Es el caso de Guyana, que tiene la tasa más baja de deforestación o Gabón cuya área todavía mantiene un 90 por ciento de cobertura boscosa. Con ambos países hemos podido emprender acuerdos. 

CAMBIO: Finalmente, ¿qué moraleja o enseñanza le deja a Noruega su lucha mundial contra la deforestación?
A.D.H.:
Que no hay una receta mágica para luchar contra la deforestación y que se pueda aplicar en todas partes y eso lo vemos en el caso de Colombia.

Este artículo hace parte del especial periodístico 'Amazonía, la tierra perdida', realizado por CAMBIO Colombia con el apoyo del proyecto Unidos por los Bosques, de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) y la embajada de Noruega, con el apoyo de las embajadas de Unión Europea, Reino Unido, Andes Amazon Fund y ReWild.

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