Carlos Trujillo, el hombre detrás de la voltereta ideológica de los conservadores
7 Septiembre 2022

Carlos Trujillo, el hombre detrás de la voltereta ideológica de los conservadores

Crédito: Yamith Mariño

Hace unos años parecía impensable que los conservadores, quienes admiraban a Miguel Antonio Caro y Laureano Gómez, apoyaran a un gobierno de izquierda. Hoy es una realidad y la mente responsable por ese salto acrobático es su presidente, el senador Carlos Trujillo.

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Los partidos están definiendo como definirse respecto de Gustavo Petro y respecto de su gobierno. Uno de ellos, el partido Conservador, acaba de confirmar que hará parte de la gran coalición que apoyará las iniciativas del primer mandatario. En un salto acrobático mortal, secundará al primer Gobierno de izquierda de Colombia, algo que sería impensable para sus fundadores: Caro y Ospina. 

Hoy, luego de una amplia deliberación del Directorio Nacional y la bancada parlamentaria, determinó declararse partido de gobierno, preservando y salvaguardando los principios que fundamentan el espíritu conservador”, señalaron las toldas azules en su cuenta de Twitter.

La decisión llegó antecedida de un revolcón que tuvo lugar tras la segunda vuelta de la elección presidencial. A diferencia de lo que ocurre en el liberalismo, en donde existe un líder político visible que dicta la línea de mando, los intereses de los congresistas son el único orden y ley en el conservatismo. Eso se confirmó cuando 39 de los 40 congresistas firmaron la misiva apoyando a Petro, en contra de la directriz impartida por Omar Yepes, el presidente del partido, lo que ocasionó su salida. Su posición fue relevada por el antioqueño Carlos Trujillo, el segundo senador godo más votado del país, por detrás de Nadya Blel.

Trujillo es el artífice de que el Partido Conservador hoy una fuerzas con el petrismo.

Usualmente todos (los congresistas) son muy convenientes y les resultaba obvia la decisión de cambiar las fichas en la dirección del partido. Los orígenes de Trujillo no son muy santos y hay mucho descontento en las bases”, señaló un excongresista que conversó con CAMBIO y pidió que se guardara su identidad.

Trujillo viene apalancado por 159.810 votos y con el municipio de Itagüí, Antioquia, como su principal fortín político. Allí inició su carrera pública en 2004, cuando salió elegido concejal; luego, dio el salto a la Asamblea Departamental en 2007. Volvió a Itagüí en 2011 para postularse como alcalde y consiguió la victoria con cerca del 40 por ciento de la votación. Ese último resultado lo consagró como un barón electoral. Su bendición, desde entonces, es fundamental para todo aquel que aspire a llegar a la alcaldía del municipio. León Mario Bedoya y José Fernando Escobar contaron con su beneplácito en las dos elecciones posteriores y salieron triunfantes.

Una vez afianzado a nivel local, Trujillo pasó al escenario nacional. Con 88.871 votos aterrizó en el Senado en 2019 y cuatro años más tarde se hizo reelegir casi doblando esa votación. Su nombre era conocido en Antioquia –su trayectoria cuando llegó al Congreso cumplía ya 15 años–, pero fueron sus escándalos los que le garantizaron un espacio en programas radiales y medios impresos.

Cuando buscó su reelección en las elecciones legislativas de marzo, Trujillo contaba con siete denuncias radicadas en su contra ante la Fiscalía General de la Nación, por aparentes actos de corrupción. Varios se remontan a su época como alcalde de Itagüí y los años posteriores, previo a su etapa como senador. Solo meses después de posesionarse como mandatario local, algunos concejales lo acusaron ante las autoridades de incurrir en los delitos de interés indebido en la celebración de contratos, prevaricato por acción, peculado y falsedad ideológica en documento público. De igual forma, medios locales reseñaron cómo diferentes cuotas suyas fueron nombradas en secretarías y dependencias de las administraciones que lo sucedieron en el municipio antioqueño. Por ejemplo, su primo Daniel González Giraldo se desempeñó en la Dirección de Desarrollo Económico, y Gloria Chávez, prima de su esposa, fue secretaria general de la Alcaldía. 

Además de estos reparos que pesaban sobre su candidatura, hay una serie de episodios que sitúan a Trujillo como uno de los grandes gamonales políticos en un territorio alejado de sus orígenes: La Guajira. Transitar por las calles de Riohacha y los principales pueblos de ese departamento, durante los meses previos a las votaciones, implicaba ver cientos de avisos y panfletos publicitarios de su campaña al Senado. Su fórmula a la Cámara allí era Juan Loreto Gómez, hijo de María Cristina Soto, excongresista investigada por comprar votos para su elección en 2018. Trujillo y Gómez consiguieron 20.578 y 51.660 votos, respectivamente, alzándose como la dupla más exitosa electoralmente de La Guajira y asegurándose sus curules en el Capitolio.

Pero su victoria no estuvo exenta de escándalos. Caracol Radio reveló cómo en una invasión ubicada en Uribia, a 97 kilómetros de Riohacha, funcionarios de la administración municipal prometían a sus habitantes escriturarles aquellas tierras a cambio de votos por el dúo de Trujillo y Gómez. La denuncia estuvo soportada con audios de personas que daban testimonio del ofrecimiento y la Procuraduría anunció que abriría una investigación. Días después, esa misma emisora descubrió que una pantalla digital instalada con recursos públicos en la plaza central del pueblo estaba siendo usada para proyectar publicidad de la campaña de Trujillo. Los dos sucesos pusieron en tela de juicio la imparcialidad del alcalde de Uribia, Bonifacio Henríquez, de cara a las elecciones de marzo. 

No era para menos. Henríquez fue elegido alcalde en 2019 con la ayuda de María Cristina Soto, la madre de Juan Loreto Gómez, y de Jaime Luis Lacouture, hoy magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE). Estos dos, en 2018, habían aspirado al Congreso y únicamente Soto salió elegida. Sin embargo, la alianza continuó y se ha expandido. Tras ser investigado por compra de votos, Juan Loreto Gómez ocupó el lugar de Soto y se unió a Trujillo para impulsar sus aspiraciones conjuntamente. Ambos lograron su cometido. Y ahora, con la llegada de Trujillo a la dirección del Partido Conservador, toma aún más fuerza la candidatura de Lacouture a la Gobernación de La Guajira. El hoy magistrado ha hecho públicas sus intenciones de llegar al primer cargo del departamento y el apoyo de Henríquez, Soto, Gómez y Trujillo le resultan claves para llegar con aire en la camiseta.

El actual líder de los conservadores puede pasar inadvertido para buena parte del país, pero no es un novato. Pese a sus 46 años, lleva casi dos décadas merodeando el poder y ha establecido una red de aliados que llega hasta el norte del país. Su olfato es innegable. Su apoyo a Gustavo Petro en las elecciones presidenciales le garantizaron ser una de las primeras personas con quien se reunió el presidente electo tras su victoria, y hoy es la cara visible de la segunda bancada más grande del Senado. Lo que es solo el comienzo para Trujillo es un episodio de un desdibujado Partido Conservador que, cada cuatro años, pierde más su identidad.

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