Las peleas entre escoltas y empleadas domésticas en la casa del fiscal Barbosa
26 Noviembre 2022

Las peleas entre escoltas y empleadas domésticas en la casa del fiscal Barbosa

Los escoltas, choferes y contratistas de servicios generales del fiscal Barbosa tienen una tensa relación. Chismes, reclamos por largos trayectos y gritos hacen parte de las quejas que han puesto entre ellos.

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La mezcla de contratistas de servicios generales, escoltas y choferes ha producido una tensión entre ellos. Las mujeres que han desempeñado labores domésticas en la casa del fiscal general se quejan del número de horas que tienen que trabajar. Los encargados de los vehículos de seguridad han dicho que tienen que hacer largos recorridos para recoger a las empleadas del servicio en barrios apartados, y varios de ellos han dejado su inconformidad registrada en memorandos internos de la institución.

Un ejemplo es que el 12 de marzo de este año, uno de los agentes de seguridad envió una comunicación de 15 páginas a la directora administrativa de la entidad, Astrid Torcoroma Rojas. Allí menciona que una de las contratistas asignadas como empleadas domésticas de la residencia del fiscal “pretende que se le ponga un conductor exclusivamente para ella cuando va al apartamento del jefe interponiendo a la doctora Walfa, pretensión que no es posible en primer lugar, no hay disponibilidad de personal, en segundo lugar, la señora Dora no es funcionaria, en tercer lugar la misión nuestra es cuidar la imagen del jefe y esto sería dar pie a los medios de comunicación y un posible escándalo para el señor Fiscal”.

El escolta, en la carta asegura que la empleada se queja “con el argumento de que la doctora Walfa la hace quedar hasta muy tarde en el apartamento, además, que ella tiene un hijo de 11 años de edad que debe cuidar”.

La situación se solucionó otra vez con cargo a los contribuyentes. Terminaron asignando a las dos empleadas que trabajaban en la casa del fiscal un carro oficial conducido por Jeny Noé Puentes Arévalo, uno de los doce conductores al servicio del despacho del fiscal general de la nación.

Los escoltas también dicen que surgieron choques entre las empleadas porque, algunas de ellas, llevan y traen chismes sobre la vida familiar del fiscal general.

“Esto es sumamente grave, doctora Astrid, estamos hablando del segundo hombre más importante de este país, lo que genera grave peligro para el señor fiscal. No sabemos si en su lugar de residencia, esta señora esté divulgando actuaciones del jefe, sus movimientos, sus viajes, cuando viaja, cuando no, quizás, solo lo haga por alardear que ella trabaja con el fiscal”, dice la carta.

La directora ejecutiva de la Fiscalía recibió otra carta de una empleada en la que se queja de recibir malos tratos de los hombres de seguridad, mientras hace mandados para el fiscal. “Para el mes de diciembre me enviaron a traer un medicamento para los ojos del señor fiscal general, medicamento que no había en algunas droguerías, en la única que pude conseguir fue en la de Farmatodo, que me demoraron por la fila que había para pagar. En ese momento llegó el señor conductor Camilo García, me gritó delante de las personas que hacíamos la fila, la señorita cajera le dijo al señor Camilo que no gritara que la señora ya la atendía, me sentí tan mal que le comenté al jefe Mauricio, quien no prestó mayor atención”.

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