Los cadáveres en bolsas no paran de aparecer en Bogotá. Esta es la historia
9 Septiembre 2022

Los cadáveres en bolsas no paran de aparecer en Bogotá. Esta es la historia

En este 2022 van 23 embolsados en Bogotá.

Crédito: Yamith Mariño

Detrás de la aparición de decenas de cadáveres desmembrados en distintos sectores de Bogotá se esconde una disputa sangrienta entre al menos dos organizaciones que quieren controlar el comercio ilegal de droga. Algunos de los involucrados salieron hace unos meses de la cárcel por vencimiento de términos.

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El 26 de enero de 2022, cerca del río Arzobispo, en la localidad de Teusaquillo, apareció al borde de la vía una bolsa de plástico que llamó inmediatamente la atención de los vecinos. Dentro de ella había una pierna y el torso de una persona adulta. Fue el comienzo del caso de una serie de asesinatos que tiene aterrados a los bogotanos y en alerta máxima a las autoridades.

Mes a mes, las apariciones de cuerpos –la mayoría de ellos en bolsas, algunos de ellos desmembrados– han ido en aumento hasta superar la veintena. Solo la semana pasada, aparecieron cuatro nuevos cuerpos embolsados en las localidades de Suba y Engativá. Todos estaban desmembrados. Y en la tarde del sábado 10 de septiembre la policía anunció la aparición de tres nuevos cadáveres: dos mujeres en Ciudad Bolívar y un hombre en Suba. Así, el número de asesinados suma, hasta el momento, 26. 

El lunes 5 de septiembre, la alcaldesa, Claudia López, citó a un consejo de seguridad extraordinario en el que anunció una investigación especializada, a partir de la información recolectada. Muchos de los cadáveres –siete venezolanos, nueve colombianos y los demás sin identificar– podrían ser los de las víctimas de una vendetta entre grupos delincuenciales.

CAMBIO conoció la historia que se esconde detrás de esta guerra, que tiene que ver con la disputa por tierras en el sur de Bogotá y, por supuesto, el control del narcotráfico en por lo menos seis localidades: Suba, Engativá, Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar y Mártires.

Según fuentes de CAMBIO, los involucrados en la vendetta son dos grupos: el Tren de Aragua, originario de Venezuela, que delinque en Kennedy, Bosa, Ciudad Bolívar y Los Mártires; y los Paisas –también llamados El Mesa, por haber tenido su origen en el barrio López de Mesa, en Bello, Antioquia–, que delinquen en Suba y Engativá. 

La venganza
 

La historia se remonta al año 2019, cuando fueron capturados en Bogotá dos de los hermanos Méndez Marín, denominados Alias el Chato y Alias la F, líderes de la organización los Paisas, que en ese momento actuaban en las localidades de Suba, Antonio Nariño, Ciudad Bolívar y Bosa, tras haber expandido sus tentáculos hacia la capital del país.

Según las fuentes, los hermanos manejaban una red muy grande dedicada al microtráfico, al sicariato, la extorsión y al apoderamiento de lotes y casas en el sector del Espino, en Ciudad Bolívar.

Sin embargo, a raíz de sus capturas, empezaron a perder el poder en algunas localidades, como Bosa y Ciudad Bolívar, en las cuales, poco a poco, fue entrando el Tren de Aragua, organización que, según las autoridades, es liderada por Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias el Niño guerrero, quien se encuentra detenido en la cárcel de Tocorón, en el estado Aragua, Venezuela, y cuyo accionar se ha extendido por países como Chile, Lima, Ecuador y Colombia.

Hoy la Policía Metropolitana de Bogotá sabe que, además de esas dos localidades, el Tren de Aragua domina el multicrimen en Kennedy y Los Mártires. Esa organización tiene la particularidad de que ejerce violencia extrema y graba a sus víctimas antes de asesinarlas.

Desde finales de 2021, los hermanos Méndez Marín sabían que recuperarían su libertad en 2022 y por eso, desde la cárcel, según las fuentes, seguían dando órdenes a sus hombres para recuperar el poder en las localidades que habían perdido en poco más de dos años de prisión. Al enfrentarse con el Tren de Aragua, dieron pie a que se iniciara una de las series de asesinatos más sanguinarias que haya vivido Bogotá en los últimos, y que ha dejado más de veinte personas muertas, muchas de ellas embolsadas, cuyos cuerpos han sido abandonados en: Keneddy (ocho), Bosa (uno), Engativá (dos), Suba (4), Puente Aranda (uno), Los Mártires (cinco), Teusaquillo (dos), Antonio Nariño (uno). Ciudad Bolívar (dos).

Como lo pronosticaron, los dos hermanos salieron de la cárcel. Ela F, procesado por el delito de homicidio, salió de La Modelo el 19 de marzo de 2022, por vencimiento de términos; El Chato, investigado por concierto para delinquir, porte de armas, porte de estupefacientes y homicidio, un día después, de la cárcel La Picota, también por vencimiento de términos. Desde ese momento, intensificaron esfuerzos para recuperar el emporio criminal en las zonas que antes eran de su organización.

No obstante, las cosas no salieron como lo tenían planeado. El Chato fue asesinado el 31 de mayo en el barrio San Bernardino, en la localidad de Bosa, al parecer, dicen las autoridades, por un ajuste de cuentas. Junto a él, fue asesinado otro hermano suyo, Pablo Emilio. El mensaje era claro: el Tren de Aragua va a pelear a muerte el control de la criminalidad.


Después de ese homicidio, según fuentes de CAMBIO, los Paisas prometieron vengarse.
 

“Después del homicidio de sus hermanos, La F trajo de Medellín a varios sicarios y reunió otros del Tolima y se fue a la guerra contra los venezolanos del Tren, que le mataron los hermanos y que se le apoderaron de las líneas que antes venían trabajando juntos mientras ellos estaban en La Modelo y La Picota”, advirtieron fuentes a CAMBIO.

La guerra, dicen las fuentes, puede ponerse peor, porque el 19 de agosto salió de La Picota uno de los sicarios de confianza de los hermanos Méndez Marín, quien advirtió a sus compañeros de patio que saldría a trabajar con los Paisas y vengaría la muerte de los hermanos. Coincidencialmente, seis días después, aparecieron los cuerpos de tres hombres de nacionalidad venezolana envueltos en bolsas, en el barrio Amparo, de la localidad de Kennedy.


 

“En La Picota se sabe que lo que pasa en este momento en Bogotá es la guerra que libran los Paisas y la banda de venezolanos del Tren de Aragua. Es dura la pelea ahí porque ambos son expertos en sicariato y la pelea, además, es por la venganza de la muerte de los dos hermanos Méndez Marín. Pero también, es por el poder del microtráfico y los lotes del Espino”, aseguraron las fuentes de CAMBIO.


Las autoridades sospechan que no todos los asesinatos tienen que ver con la vendetta, sino con la propia guerra que libra el Tren de Aragua con otros grupos por el dominio del territorio. Por eso, la estrategia de la Policía Metropolitana de Bogotá se ha extendido a tres bandas más, entre ellas una denominada Los Camilo y otras dos cuyos nombres no quisieron revelar para no entorpecer las investigaciones.

 

¿Qué dicen las autoridades? 

En el trabajo por desmantelar las organizaciones la Policía ha dispuesto un Grupo Especial contra el Multicrimen, conformado por 34 funcionarios de investigación criminal, diez especialistas en inteligencia y diez especialistas en contrainteligencia.

En dialogo con CAMBIO, el director de la Policía Metropolitana de Bogotá, general Carlos Fernando Triana, dijo que, para lograrlo, han sido asignados 1.500 policías adicionales, con el objetivo de aumentar la presencia de los uniformados en las calles, y se han creado grupos especiales de control en las localidades más afectadas. Mientras tanto, el Grupo Especial contra el Multicrimen se concentrará en la investigación de homicidios, finanzas criminales, entre otros.


 

“A partir de un estudio fenomenológico y criminológico, hemos reorientado las capacidades institucionales en función de identificar y atacar los nodos del multicrimen, ya que hemos encontrado que, detrás de los diferentes entornos de violencia, el común denominador es la disputa por la renta ilícita. Sin embargo, estoy tranquilo porque los resultados se van a ver a corto plazo”, dijo el general Triana.

 

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