Qué es la silvicultura, uno de los puntos del acuerdo entre Fedegán y el Gobierno Nacional
14 Octubre 2022

Qué es la silvicultura, uno de los puntos del acuerdo entre Fedegán y el Gobierno Nacional

Crédito: Yamith Mariño Díaz

Se trata de un sistema de cultivo milenario que ha mantenido la armonía entre los bosques naturales y los sistemas productivos. Y Petro buscará implementarlo en el acuerdo con Fedegán.

Por: Maria F. Fitzgerald

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El acuerdo celebrado entre el Gobierno Nacional y Fedegán tiene 7 puntos clave para su implementación. La compra directa de 3 millones de hectáreas vendrá de la mano de un proceso de verificación de la titulación de las tierras, además de un monitoreo sobre los precios mínimos y máximos de cada predio, y será el Ministerio de Agricultura el que defina cuál será el fin y el uso para cada uno de los predios adquiridos. 

Entre todos, hay un punto que será el encargado de la transformación productiva en estas tierras, para así conservar ciertos cultivos sustentables, pero a la vez protegiendo los bosques naturales. Se trata de los sistemas silvopastoriles y de la silvicultura, dos formas de productividad aplicadas en distintas regiones del mundo que han demostrado ser un éxito, y que ahora serán promovidas por una política estatal. 

“Este es uno de los temas más importantes en todo el acuerdo, pues marcará una de las pautas más significativas de los últimos años en sistemas productivos del campo y es una oportunidad de oro para revertir los daños causados por la agronomía extensiva”, asegura Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible. 

Para profundizar

¿Qué es un sistema de silvicultura y qué es un sistema silvopastoril? 

Los sistemas agropastoriles son muchos, muy variados y se aplican en distintas zonas del mundo. En términos muy simplificados, la silvicultura es el mecanismo utilizado para gestionar los bosques y montes forestales de manera tal que se conviertan en productores constantes y sostenibles útiles para el hombre. 

Así, con la siembra de árboles frutales y madereros, además de ciertos arbustos con semillas comestibles, se extraen elementos para el consumo y la comercialización directa. Además, se deben cultivar especies nativas a la zona, que sean las encargadas de proteger las rutas de migración de distintas especies de animales, las orillas de las fuentes hídricas, y serán los encargados de promover un ambiente sano. Quienes aplican el sistema de silvicultura pueden lograr la sostenibilidad de la producción agrícola, mientras protegen el medio ambiente. 

Por otro lado, los sistemas silvopastoriles tienen un principio similar a este, añadiendo además pasturas con las que se puedan alimentar las reses mientras conviven con el bosque nativo. Así, los impactos por deforestación se reducen a la vez que se permite conservar un medio ambiente sano que, si se complementa con un movimiento constante de las reses entre terrenos, puede incluso convertirlas a ellas en polinizadoras de distintas especies y así alentar el crecimiento de especies nativas. 

“Los sistemas silvopastoriles no son nuevos en Colombia. De hecho, el país es líder en la implementación de estos sistemas, que han sido liderados por comunidades enteras en distintas regiones del país, y han tenido un amplio éxito”, asegura Manuel Rodríguez, exministro de medio ambiente y profesor de la Universidad de los Andes. 

Rodríguez recuerda que desde hace más de 40 años hemos contado con un Centro de Investigación, Cipav, encargado de promover los sistemas silvopastoriles intensivos y creando nuevas tecnologías que aplican directamente a los entornos con los que contamos en cada región del país. Pero lo que sí será innovador en este nuevo proceso, es que finalmente se configurará en una apuesta estatal. 

Ya en el país hemos tenido diversos pilotos en la aplicación de los sistemas silvopastoriles intensivos. Por ejemplo, uno liderado por el Banco Mundial y el Reino Unido, en el que se implementó este sistema sobre 120.000 hectáreas y que tuvo resultados muy exitosos. 

Manuel Rodríguez asegura que: “Se estima que si esto se hiciera de forma intensa, es decir sobre una parte muy considerable de las tierras que hoy en día están dedicadas a la ganadería, en su mayor parte en forma ineficaz, se podría liberar una parte de esas tierras para otros usos y restaurar el bosque”.

¿Cuáles serán los retos por superar? 

El acuerdo anunció que contratarán los servicios del mismo Fedegán, y de otras organizaciones, para conseguir la plena implementación de los sistemas silvopastoriles intensivos para la producción de carne y leche. Además, anunciaron que buscarán contar con el acompañamiento del Banco Mundial y de la Misión de la Organización de las Naciones Unidas para verificar el progreso de los acuerdos. 

Sin embargo, quienes han venido trabajando con estos sistemas en el país, consideran que será más importante conseguir una buena socialización, sobre todo en las partes en las que el modo productivo cambiará radicalmente: “Requiere un aprender haciendo y un proceso de socialización que haga, por ejemplo, metodología de campesino a campesino”, considera Julián Valencia, gestor de MadreTierra Permacultura, una Fundación que se encarga de diseñar e implementar sistemas agropastoriles en distintas regiones del país. 

Valencia recuerda que estos en realidad son conocimientos ancestrales, que se han visto tergiversados por el afán de crear monocultivos. Recuerda, por ejemplo, que la zona cafetera se destacó en el pasado por tener cultivos que mezclaban distintos tipos de plantas, junto con los cafetales. Sin embargo: “En el momento en que hacen monocultivo de café se convierte en un desierto verde, y se pierde todo lo que se había logrado anteriormente. Antes se diseñaba un bosque de comida, pero poco a poco se fue perdiendo todo esto y los monocultivos reinaron”. 

Y, aunque para Valencia no se está descubriendo una solución extraordinaria, lo que sí se podría lograr es una respuesta muy sencilla a un problema muy complejo: “Estas respuestas si bien no son la panacea, sí son una respuesta muy sencilla para las problemáticas que tenemos actualmente con la producción agroindustrial. Estas son prácticas milenarias, que en caso de ser bien aplicadas podrían revolucionar la manera en que producen nuestros suelos para tener mayor armonía”. 

La implementación podría traer un cambio radical al uso de los suelos que ha llevado a una crisis medioambiental en distintas zonas. Rodrigo Botero considera que como nunca antes, tenemos la oportunidad de convertir en una política de estado una reconversión a la explotación agrónoma para así darle un nuevo fin a nuestros suelos. 

Sin embargo, advierte: “Es importante que las jurisdicciones de protección especial a diferentes regiones se mantengan y se refuercen. Por supuesto, con este modelo tendremos acceso a un incremento en la productividad de los suelos, además de un manejo adecuado del medio ambiente en regiones que han padecido mucha deforestación. Pero esto también debe ir de la mano de una política de cuidado especial a regiones que no deben ser tocadas”. 

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