Alejandro Luna, un baterista colombiano en las grandes ligas del jazz de Estados Unidos

Alejandro Luna

Crédito: Adriana Sánchez.

13 Agosto 2023

Alejandro Luna, un baterista colombiano en las grandes ligas del jazz de Estados Unidos

Hace pocos días apareció el álbum 'Spit Fire, Spout Rain', que se grabó en Estados Unidos con una participación colombiana muy fuerte. El baterista Alejandro Luna es parte de esa cuota.

Por: Eduardo Arias

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Después de varios años de tocar y estudiar en Colombia, Canadá y Estados Unidos, el baterista colombiano Alejandro Luna logró hacer realidad el sueño de muchos músicos de todo el mundo. Es integrante del Trío de Steve LaSpina, una de las agrupaciones intergeneracionales más importantes del jazz actual, que acaba de lanzar el álbum Spit fire, spout rain, que significa Escupe fuego, chorrea lluvia. El pianista James Bally, autor del tema que le da título al álbum, tomó este nombre de un verso del drama Rey Lear, de William Shakespeare.
Luna arrancó su carrera en el rico circuito del jazz bogotano de comienzos de este siglo y formó parte de diversas agrupaciones como el grupo de jazz del gran compositor, arreglista virtuoso del bajo Juan Carlos Padilla. Además fue integrante Batracios, una banda de ska.
En 2012 viajó a Canadá, donde estudió producción musical y se graduó con honores. En un retorno fugaz a su país, fue baterista en la grabación del primer EP de la cantante alternativa Brina Quoya. Luego partió para Estados Unidos, donde se graduó como músico en el City College of New York. Luego logró una beca para la Maestría de Jazz de William Paterson University, en New Jersey, donde fue alumno del legendario maestro Steve LaSpina, un contrabajista con más de cuarenta años de trayectoria, que ha tocado con figuras históricas como Benny Carter y Stan Getz, además de acompañar en muchas giras al gran guitarrista de jazz Jim Hall.
LaSpina y Luna pronto se hicieron amigos y entonces decidieron conformar un trío en 2021, cuando Luna cursaba su segundo año de maestría. El siguiente paso fue grabar el álbum. Algo bien llamativo del grupo es que lo conforman músicos de tres generaciones diferentes, algo que es poco común en la música. LaSpina ya tiene 69 años, Luna va por los 39 años y James Bally, el pianista, apenas tiene 21.
Luna no es el único colombiano que participó en este proyecto. La mezcla y la masterización de los temas grabados estuvo a cargo de Mauricio Ardila, y Sebastián Arango se encargó de realizar el dibujo que aparece en la portada.
CAMBIO habló con Alejandro Luna acerca de este lanzamiento y sus percepciones acerca de la escena del jazz en Colombia y Estados Unidos.

Álbum
CAMBIO: ¿Cómo nació su afición por el jazz?
Alejandro Luna:
De los pocos recuerdos vívidos que tengo de la niñez, un buen porcentaje giran alrededor de la finca de mi abuelo. Recuerdo que en cada viaje a la finca mi papá tenía dos cassettes que nunca ponía porque decía que lo aburrían demasiado para manejar. Uno era de bossa novas y otro de jazz. A mí me encantaban, ¡pero nunca me dejaban oírlos! No recuerdo exactamente qué tenían pero seguro ahí nació todo porque me acuerdo de poner esos cassettes hasta el cansancio, hasta que un día mágicamente desaparecieron…


CAMBIO: ¿Quién o quienes compusieron las obras del álbum?
A. L.:
Siendo el trío de Steve, él es el compositor de cuatro de las piezas. Pero el tema que le da el nombre al disco es del pianista James Bally. La decisión de por qué le pusimos así salió de la grabación. Cuando escuchamos la toma de Spit fire, spout rain que pasó al disco nos dimos cuenta de que realmente es la más representativa del trío y de cómo abordamos la música en general para esta producción. Los otros dos son un standard de Jimmy McHugh y un homenaje al gran pianista Chick Corea.


CAMBIO: Además de este álbum, ¿han realizado otras grabaciones?
A. L.:
No, este es nuestro primer trabajo como trío. Tenemos las grabaciones de la primera vez que tocamos en público, que fue mi recital de graduación de la maestría, pero no lo hemos lanzado.


CAMBIO: ¿Cómo es la experiencia de tocar con músicos de generaciones diferentes y, de paso, estar usted en la mitad?
A. L:
Esta pregunta siempre es divertida de responder. Mientras estamos tocando no hay problema, y no se hace aparente inmediatamente la diferencia de edad y experiencia. Pero una vez dejamos de tocar se pone interesante. Las brechas generacionales se notan cuando ninguno de los tres entiende los chistes de los otros dos, ¡porque las referencias de todos los chistes salen de décadas completamente diferentes! Sin embargo, usualmente James y yo dejamos hablar a Steve. Él ha tenido una vida increíble, sin mencionar que ha tocado con todas las grandes estrellas de esta música, y de todos tiene historias. ¡Aprendemos muchísimo de solo escuchar sus cuentos!


CAMBIO: Una y otra vez se oye decir que el jazz (como el rock) han muerto. Pero a la vez uno ve, al menos en Bogotá, un gran entusiasmo entre los jóvenes por aprender jazz. ¿Es un nicho muy menor o no lo es tanto? ¿Cómo lo ve usted, que formó parte de esa escena antes de viajar a Norteamérica?
A. L.:
Debo decir que me alegra saber que se nota un crecimiento en el entusiasmo por aprender de esto en Colombia, o en Bogotá al menos. Ahora, en cuestiones monetarias el jazz sigue siendo complicado, tanto en Colombia como aquí. Cuando vivía en Colombia, las oportunidades de tocar que dejaban alguna recompensa eran pocas, ahora no se ven muchas más. Y el número de músicos crece cada año. Pero al menos se ve progreso en el arte, y eso me alegra mucho. Creo que ni el jazz ni el rock han muerto per se, pero los que lo hacemos nos estamos muriendo de hambre. ¡Hay que apoyar la música en vivo!


CAMBIO: A propósito de la anterior pregunta, ¿cómo está el panorama del jazz en Estados Unidos?
A. L.:
Pasa lo mismo que en Colombia pero a una escala muchísimo mayor. Miles de músicos de altísimo nivel y de todas partes del mundo llegan a Nueva York todos los años a competir por las oportunidades existentes, y sin mencionar que aún quedan algunos de la vieja guardia por ahí y todos siguen tocando. En cuestiones de avance del arte no hay mejor lugar para estar, indudablemente, pero el nivel de competencia es monstruoso. Hay una tendencia entre los jóvenes músicos Colombianos a idealizar la vida aquí pero no se dan cuenta que la realidad es bastante más difícil de lo que aparentan las redes sociales. Honestamente creo que los estudiantes deberían pensar más en elevar la escena musical de Colombia a lo que podría llegar a ser, y no vivir pensando en qué puede hacerse por fuera.


CAMBIO: ¿El trío tiene prevista una actuación en Colombia?
A. L.:
Por el momento no hay nada concreto, pero nos encantaría ir a Jazz al Parque en 2024 y aprovechar el circuito de Jazz colombiano para enseñar. Especialmente sería un placer llevar a Steve y que le brinde a Colombia las décadas de experiencia que tiene encima.
Escuche el álbum aquí.

LaSpina Trio

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