‘Ascenso al límite’, una película de acción y vértigo en los Alpes

Las montañas suelen ser muy hermosas y, a veces, muy peligrosas. Ascenso al límite es una película que muestra cómo la pasión por escalar montañas al precio que sea puede convertirse en una obsesión y terminar en pesadilla.
Ryan Philippe y Freddie Thorp son los principales protagonistas de esta película del director Julian Gilbey, quien además es un escalador profesional. Eso se nota por la manera como reconstruye con gran fidelidad y precisión lo que de verdad viven los escaladores que se enfrentan a las cumbres más retadoras del mundo. Montañistas expertos que han visto la película lo corroboran
La trama se desarrolla en los Alpes de Francia, Italia y Suiza, más exactamente en tres de los picos más famoso de esa cordillera. El Monte Blanco (frontera entre Italia y Francia), el Matterhorn o Cervino (frontera entre Suiza e Italia) y el Eiger. en los Alpes Berneses, en el corazón de Suiza.

Ascenso sin límite cuenta la historia de un grupo de jóvenes montañistas que comparten un verano con el objetivo de escalar esas tres imponentes cimas por rutas que no son precisamente las más accesibles. Alrededor de sus intentos por ascender esas cumbres y también su gran afición por el esquí alpino el director logra un retrato muy completo de las diversas facetas de uno de los deportes más exigentes que existen.
Escalar esos tres picos se convierte en una verdadera pesadilla para el grupo de amigos escaladores. Al comienzo todo parece salir bien, Hacen cumbre sin mayores problemas en el Cervino, no logran escalar el Eiger por malas condiciones de clima pero se retiran a tiempo. Cuando están a punto de lograr la cumbre del Monte Blanco, una tormenta inesperada los atrapa muy cerca de la cumbre y quedan atrapados en un lugar donde no hay ninguna posibilidad de que los rescaten. Ante semejante adversidad, y pese a que entre ellos ya ha habido peleas y encontrones fuertes en ese intento de ascenso, no les queda más remedio que confiar entre ellos y, además, mostrar los riesgos que son capaces de afrontar para ayudar al compañero que está en peligro inminente de morir. Esta última parte de la película se basa en un episodio de la vida real que ocurrió en 1961 y que se conoce como “la tragedia del Freney”
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El film muestra la belleza de las montañas y de esos picos rocosos parcialmente cubiertos por glaciares y por la nieve que tantas veces se han reproducido en libros de fotografía de gran formato, postales turísticas y cajas de bombones de chocolate. De hecho, varias de las escenas captadas por drones ponen a prueba a quienes sufren de vértigo y miedo alas alturas.
En esas tomas también se refleja la pequeñez de los seres humanos en medio de la inmensidad de una pared rocosa. La película también le rinde homenaje a la solidaridad, la camaradería de los integrantes de los equipos de escalada, los riesgos que corren para intentar salvar a un compañero que está en peligro de muerte.

Pero también señala y cuestiona conductas que a veces afloran entre quienes practican deportes de lata montaña. Además de mostrar algo del glamour y la frivolidad propia de los centros de esquí y montañismo, también señala cómo muchos patrocinadores les exigen a las estrellas de la escalada en rica que asuman riesgos cada vez mayores a cambio de “dar espectáculo”.
En una de las escenas una estrella de la escalada en roca en solitario y sin ayuda de cuerdas trepa a mano limpia por una pared mientras que en una cima de enfrente, a la que se accede por teleférico, un grupo de montañistas y curiosos armados de telescopios y binoculares celebran como si se tratara de un gol cada uno de los movimientos en extremo arriesgados que realiza, amenizados por un DJ.
Esos mismos alpinistas, ya en la comodidad y seguridad de un bar, guardan luto por compañeros que acaban de morir en medio de cerveza, música y risas porque se debe celebrar que murió haciendo lo que más amaba. La película también habla de las decisiones equivocadas que a veces toman los montañistas en situaciones extremas. De cómo para varios de ellos escalar deja de ser una afición o una práctica deportiva para convertirse en una obsesión, en un vicio. De hecho, el título original de la película, Summit fever (fiebre de cumbre) revela esa necesidad de tantos alpinistas por coronar en sus vidas el máximo posible de cumbres por las rutas más complejas y retadoras.
Con guion del director, buena parte de la película se rodó en Chamonix, Francia, una población que está al pie del Monte Blanco. Gran parte de las escenas las filmaron en alturas de más de tres mil metros los miembros de un equipo técnico integrado por escaladores profesionales que tuvieron que enfrentarse a un rodaje donde las condiciones extremas les impusieron un ritmo acelerado de trabajo.
Ulian Gilbey, el director, nació en Londres en 1979. Es un director y actor británico que inició su carrera cinematográfica en 2002. Ryan Phillipe, quien nació en 1974, es un actor y director estadounidense muy reconocido por sus trabajos y cuenta con 11 premios y 16 nominaciones. Por su parte, Freddie Thorp es un actor inglés de cine y televisión que nació en Londres en 1994
En esta película también actúan Hannah News (Gianmarco Saurino, Mathilde Warnier , Michel Biel y Nick Nevern.
El trabajo de Adam Hall, director de fotografía de la película, es más que notable. En las escenas de riesgo fue de gran importancia el trabajo de edición y montaje de Gabriel Foster Prior y Will Gilbey. De la música se encargó Michael Richard Plowman.