'Cuaderno de California', un viaje por la geografía del tiempo y del alma
31 Enero 2023

'Cuaderno de California', un viaje por la geografía del tiempo y del alma

Santiago Espinosa

Santiago Espinosa, poeta y ensayista bogotano, en su último libro describe carreteras, bombas de gasolina y paisajes del mar y del desierto que también llevan al lector a los territorios ocultos del interior de una pareja.

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

Por Piedad Bonnett
Siempre es difícil hablar de poesía. Nos atemoriza empobrecer con nuestras palabras esas otras, las poéticas, que surgidas de ese lugar incierto entre la razón y lo más oscuro del inconsciente, son capaces de decir lo que de otro modo jamás podría decirse. Con ese miedo, pues, voy a tratar de asir lo inasible de este Cuaderno de California, que en principio puede ser catalogado como un libro de carretera, donde encontramos paisajes descubiertos o revisitados, las ineludibles estaciones de gasolina, las montañas y el desierto, la nieve y el calor sobre las cabezas de los viajeros. Y sobre todo el mar, el mar recomenzando, como en el poema de Valery. Pero que en una segunda instancia, la más honda, se vale de estos paisajes para hablar de otras cosas, entre las que se me ocurre que la más importante es el tiempo. El presente, que es registrado por la mirada con un asombro sin estridencias, el que ocasiona la belleza y el misterio que esta entraña, y nos habla de la eternidad (“un puente que se pierde entre la niebla”) pero que crea unas resonancias internas (“creíamos escuchar aquellos / pájaros adentro de nosotros”) que disparan otros viajes, hacia el pasado, a través de destellos de la memoria, o hacia el silencio, ese lugar del origen, al que se llega cuando ya nada puede decirse, porque toda palabra sería vana.
Ese viaje es el del poeta que garrapatea cada noche sus versos, pero que no está solo: hay otro (otra), su pareja, un tú con el que hay un diálogo constante, un diálogo que insiste en el amor, en el futuro, en una incertidumbre que le hace escribir “Y no sabemos con certeza (…) si cada uno de nosotros / habrá de despertar/ en dos orillas opuestas/ ahora y en la hora de los vientos”.
En este viaje real y figurado también aparecen las ciudades, y en ellas una horda de solitarios, en los que la mirada de aquella pareja se detiene a pesar de las advertencias de los locales: “nunca los mires a los ojos”.
Los límites del pensamiento no son siempre los límites/ del lenguaje. Un día vimos en San Francisco a una mujer ensimismada, las ropas delicadas y muy sucias, el maquillaje pronunciado cantando a un viejo celular lo que nos pareció era una canción de cuna, al lado de las bolsas de basura”.

Portada California
Santiago Espinosa ha escrito un libro hermoso, de enorme delicadeza,con una música particular entre el verso y la prosa, por momentos brumoso como las playas de los primeros poemas, pero iluminado cada tanto por unos destellos de luz que nos permiten vislumbrar lo que todo viaje despierta: pequeños descubrimientos interiores, nostalgias, los paréntesis del tiempo, y, sobre todo, el deseo de consignar lo que luego se nos irá de las manos y empezará a tener la consistencia fantasmal de los sueños.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí