“Me cuesta pensar que los colombianos no quieran la paz”: Gabriel Cifuentes
22 Abril 2024

“Me cuesta pensar que los colombianos no quieran la paz”: Gabriel Cifuentes

Gabriel Cifuentes.

'La paz en su laberinto', de Gabriel Cifuentes, con prólogo de Juan Manuel Santos, es un libro que está dirigido a una audiencia amplia, a diferencia de otros textos de carácter académico sociológico o historiográfico.

Por: Eduardo Arias

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

A través de un lenguaje sencillo, el libro La paz en su laberinto, del abogado Gabriel Cifuentes, busca entender el problema fundamental de las causas de la violencia en Colombia, pero también de los intentos exitosos o fracasados de la búsqueda de la paz. También intenta explicar las causas de la violencia del conflicto armado, la solución que se le dio en 2016 y también aporta un análisis prospectivo de lo que podría suceder si no se corrigen esos errores que han marcado no solo la historia de la violencia sino también la historia de la búsqueda de la paz en Colombia. El libro se basa en una investigación detrás que Cifuentes ha desarrollado en más de diez años en los que ha sido profesor de la materia. Cifuentes es abogado y magister de la Universidad de los Andes; becario Arthur Vanderbilt y magister en Derecho Internacional de la Universidad de Nueva York; becario y magister de la Universidad de Harvard, y doctor en Derecho de la Universidad de Roma Tre. Ha sido profesor de la Universidad de los Andes y la Universidad del Norte en derecho internacional, derecho internacional humanitario, derechos humanos y justicia transicional. Exsecretario de Transparencia, es columnista de El Tiempo y analista político de Noticias Caracol. CAMBIO habló con él acerca de La paz en su laberinto.
 

CAMBIO: ¿Por qué escribir este libro?
Gabriel Cifuentes:
El capítulo de la violencia política lleva abierto más de 60 años, así como sigue abierto el capítulo de los esfuerzos por lograr la paz. Desde hace cuatro décadas no ha habido gobierno que no haya tenido este tema dentro de su agenda política, y, sin embargo, la paz sigue siendo esquiva. Cada administración cree tener la fórmula y padece del síndrome de Adán, desconociendo muchas veces los éxitos y fracasos que dejaron procesos anteriores. Quizás con excepción del proceso de 2016, todos los demás han sido presa de su propia esterilidad. Hoy se habla de manera grandilocuente de la "paz total", pero se omiten dos cosas fundamentales: la primera, es que la gente adopta una posición más por lo que le dictan las vísceras que por el conocimiento de los esfuerzos y políticas para lograrlo. La segunda, es que no habrá paz total si se desconocen los acuerdos de 2016 y si no se cumplen a cabalidad. Allí está fijada la hoja de ruta. Este libro pretende justamente ofrecerle a todo tipo de lectores un panorama amplio sobre lo que ha sido la historia del conflicto y los retos a porvenir.

CAMBIO: ¿Como se estructura el libro?
G.C.:
El libro tiene tres momentos: un antes, un ahora y un después. El antes busca entender la violencia en las últimas seis décadas en lo que se conoce como la violencia política en Colombia. Sus actores, la influencia que ha tenido el narcotráfico, las torpezas cometidas por los diferentes gobiernos y también, paralelo a la historia de la violencia política en Colombia, narra la historia muy pocas veces contada de los intentos de paz en la agenda pública desde 1982.

CAMBIO: Cuéntenos un poco del segundo momento, el ahora.
G.C.:
El segundo momento, el ahora, analiza la importancia y la trascendencia que tuvieron los acuerdos de 2016. Ese año se logró condensar un instrumento que no es nada diferente a un plan de desarrollo generacional de la Constitución del 91, que es en sí un documento de paz y que ataca justamente esas causas estructurales que le dieron origen a la violencia política o que en muchos momentos la justificaron. También en este segundo momento se analiza el paréntesis de cuatro años que significó el gobierno de Iván Duque y los riesgos inminentes que se tienen en la construcción de la paz. Es decir, la situación de orden público, los enemigos internos, los enemigos externos del proceso, todas las circunstancias que han enrarecido y que han dificultado que esa hoja de ruta que podría verdaderamente constituirse como la semilla de paz, no solo frente a las Farc, sino frente a todos los actores del conflicto, se ha visto frustrada.

CAMBIO: ¿En qué consiste el tercer momento?
G.C.:
En el tercer momento, el después, se hace un análisis descarnado de la paz total, de las mieles que significa evitar que la paz se construya a cuentagotas, evitar que nosotros estemos transitando de proceso en proceso cada cuatro años y definitivamente cerrar el ciclo de la violencia. Esa es una narrativa rimbombante, aspiracional, que tiene una cantidad innumerable de problemas, tanto en su diseño, en su ejecución, en la falta de acompañamiento político, en la improvisación, en muchos aspectos de lo que ha sido la paz total.
 

Libro


CAMBIO: Desde su percepción, ¿cuál es el estado de ánimo (por llamarlo de cualquier manera) de los colombianos frente a la paz?
G.C.:
Me cuesta pensar que los colombianos, a excepción quizás de los que empuñan ilegalmente las armas o viven de las rentas ilegales, no quieran la paz. Pero creo también que ha sido tan largo el capítulo de la violencia, que como sociedad la entendemos como algo endémico, como parte de nuestra idiosincrasia. Por eso, y porque además la verdadera violencia se ha vivido en las zonas más apartadas donde a pesar de haber dejado 9 millones de víctimas –que hoy se encuentran casi que invisibilizadas– hemos creado un mecanismo de defensa o de negación frente a la tragedia que implica aprender a convivir con la violencia. Ya no nos aterramos con cada masacre, secuestro o asesinato. Vea, me marcó mucho una frase que me dijo el padre De Roux en una clase de justicia transicional que dictaba en la Universidad del Norte: "Si tuviéramos que hacer un minuto de silencio por cada víctima en Colombia, deberíamos quedarnos callados 16 años". Ese es el tamaño de nuestra tragedia y es de esa pesadilla que nos tenemos que despertar.

CAMBIO: ¿Qué papel han cumplidoi las redes sociales y los medios de comunicación con respecto a la puesta en marcha del posacuerdo?
G.C.:
Hoy el debate público está sin lugar a dudas condicionado por la liviandad y los mensajes efímeros de las redes sociales. Creo que estas han sido usadas para reforzar los sesgos de quienes apoyan o se oponen al proceso de paz. Sin muchos argumentos, sin capacidad de reconocer sus virtudes e imperfecciones, operan como activadores de bilis reduciendo y banalizando el debate público.

CAMBIO: ¿Usted es optimista o pesimista?
G.C.:
Yo soy optimista. Soy un fiel creyente de que la violencia no se acabará con más violencia y que la salida negociada y concertada es la única vía para comenzar a escribir un nuevo capítulo en Colombia. Sin embargo, veo con mucha preocupación la desidia del Gobierno en no reconocer a plenitud el proceso de 2016 y pretender transitar por una vía incierta. La paz no se puede lograr a cuentagotas, pero tampoco a cualquier precio. Desviarse de lo andado puede implicar seguir inmersos en los incontables ciclos de violencia que hemos vivido
El lanzamiento será el viernes 26 de abril a las siete de la noche en el Gran Salón A de la Feria del Libro. Conversará con Humberto de la Calle y Rodrigo Uprimny

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí