“La entrevista profunda siempre me ha resultado similar al psicoanálisis”: Iván Beltrán
Iván Beltrán y Luis Guillermo Ruiz Pretell.
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'Un pereirano en Vietnam', de Icono Editores, es una biografía de Luis Guillermo Ruiz Pretelt, que el escritor, periodista y poeta Iván Beltrán transformó en una pieza literaria.
Por: Eduardo Arias
Es muy frecuente la expresión “una vida de novela” para alguien que a lo largo de su vida ha experimentado situaciones y circunstancias que parecen inventadas por la imaginación de un creador de fábulas y fantasías. Ese es el caso de Luis Guillerno Ruiz Pretell, quien se trasladó a vivir a Estados Unidos y terminó en las selvas de Vietnam durante la guerra que se vivió en ese país de Asia en los años sesenta. Este episodio, como muchos más que vivió antes y después, los transformó en crónica, pero también novela, el escritor, periodista y poeta Iván Beltrán. CAMBIO habló con él para conocer detalles de la creación de Un pereirano en Vietnam.
CAMBIO: ¿Cómo llegó usted a la historia de Luis Guillermo Ruiz?
Iván Beltrán: Todos los escritores, especialmente aquellos que trabajan la crónica, el reportaje y el ensayo, tienen una hipersensibilidad frente a las muchas expresiones de la realidad. Y este es precisamente mi caso. Como sucede al pescador, que, luego de muchas semanas de espera, siente el tirón de una magnífica presa, el creador percibe intuitivamente cuándo en su proximidad late una gran historia. Cuando casualmente encontré en mi camino a Luis Guillermo Ruiz Pretell y me refirió su historia excepcional, a la que percibí como el itinerario de un hombre que fue, ni más ni menos, una víctima de la historia del siglo XX, tan parecida a una trituradora de huesos y a una ominosa tirana. Entonces empezamos a trabajar para esculpir, pálpito a pálpito, los pormenores de aquella aventura.
CAMBIO: ¿Qué hace tan fascinante la vida de este pereirano que estuvo en Vietnam?
I.B.: Imaginemos a un hombre como un extraviado al que el azar empuja hacia unos mundos remotos, que en realidad no eran para él, y que con mucho tesón discurre en ellos sin permitirse la desesperanza, el sentimiento del absurdo o la frustración. Y allí, conjuntados están el drama y la comedia, la solidaridad y el odio, la comunión y la soledad. Nueva York, Boston, Vietnam y Phoenix sirven de telón de fondo al asombroso relato, que no le debe nada a una ficción novelística.
CAMBIO: ¿Cómo fue el proceso creativo de este libro?
i.B.: Trabajábamos en sesiones de dos y tres horas reconstruyendo cada puerto, tratando de rescatar los ahora remotos personajes que se presentaron en su vida, a veces como auténticos demonios, y en muchas ocasiones como vigías de la amistad y el consuelo. Pero lo más importante, en ese proceso creador, fue el regreso de un torrente emocional de alto voltaje, que este héroe no había querido sofocar y que todavía ocupaba un precioso lugar en su conciencia. A mí la entrevista profunda siempre me ha resultado similar al psicoanálisis, ese rito en el que los hombres se transfieren sus experiencias, sueños y expectativas. Cuando se logra una comunicación feliz, los resultados saldrán a la superficie con increíble naturalidad.
CAMBIO: ¿Cómo convertir en novela, en pieza literaria con trazos poéticos muy firmes, un testimonio de vida?
I.B.: Todos vivimos vidas donde, alternativamente, hay prosa y poesía. Todos somos un poema y una novela, una canción de gesta y un cantar de los cantares, y somos a la vez criaturas únicas e individuales y actores en la terrible epopeya colectiva. Me gustaría que esta clase de trabajos fuesen un antídoto contra la amnesia y el llamado "memoricio". Esa característica tan contemporánea que nos convierte en espectros que caminan...