Directoras de cine que han dado mucho de que hablar
5 Marzo 2023

Directoras de cine que han dado mucho de que hablar

De izquierda a derecha, en el sentido de las agujas del reloj: Agnès Varda, Leni Riefenstahl, Margarethe von Trotta, Camila Loboguerrero, Lina Weirtmüller y Chantal Akerman.

En marzo, un mes dedicado a reconocer y valorar los derechos de la mujer, resulta pertinente rememorar algunas de las más importantes directoras en la historia del cine por su trabajo, temática, criterios fílmicos, innovación estética, aportes y su posterior influencia, y no solo por haber ganado algún premio o Festival de cine.

Por: Gustavo Valencia

Entre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsAppEntre aquí para recibir nuestras últimas noticias en su WhatsApp

En diciembre pasado la prestigiosa revista británica de cine Sight & Sound, en el listado que publica cada década sobre las 100 mejores películas de la historia del cine, ubicó por primera vez a una mujer en el primer puesto. El honor ha sido para la directora belga Chantal Akerman por su película de 1975 titulada Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles. Polémica y controvertida desde su estreno, al igual que su directora, la película sigue dando de qué hablar a casi medio siglo de su creación.
De nuevo vuelve a la discusión, ahora más que nunca, cuando aparece en el primer puesto por encima de Citizen Kane y otras realizaciones que siempre han ocupado los primeros lugares. Como si lo anterior fuera poco, en la gran mayoría de listas que aparecen en internet, que se copian mutuamente sobre las diez o veinte mejores directoras de la historia del cine, no aparece Chantal Akerman. Desconocida por los “expertos” del engañoso mundo digital que sólo conocen de lo realizado en los últimos años o de lo premiado por Hollywood, tal vez algunos hagan la enmienda y los demás se la copien, o quizá no y continúe siendo ignorada.
Ya desde los principios del mismo cine figuran mujeres detrás de la cámara como directoras, guionistas o productoras principalmente. Por aspectos ideológicos y socioculturales se les mantuvo en el ostracismo por mucho tiempo y hasta ahora, también por motivos ideológicos y socioculturales, empiezan a ser reconocidas en su verdadera dimensión; son estos los factores por los que principalmente se juzga y condena o se aplaude y encomia la labor de las mujeres en cine, puesto que los criterios de índole fílmica y artística, que si se aplican por lo general al trabajo masculino, son los que menos intervienen en la apreciación y calificación de sus películas. Una constante que sigue vigente hasta el presente en la mayoría de los casos.
De aquellos inicios del cine se destaca una figura pionera que hasta hace poco era completamente desconocida y gracias a investigaciones recientes, la han colocado en el puesto que se merece. Se trata de la francesa Alice Guy (1873-1968), quien entre los años 1894 y 1920 fue la primer directora y productora de un gran número de películas, siendo pionera y adelantada en muchos aspectos. Por fin, desde la última década del siglo pasado su figura histórica empezó a ser reconocida y su trabajo, en especial en Hollywood a partir de 1910, comenzó a aparecer en los manuales y libros de historia de los que estuvo relegada por mucho tiempo.
Es importante reseñar un elemento muy especial en la producción femenina de cine y su reconocimiento, ya sea posterior o no. Es el hecho de que desde los inicios del siglo XX en el plano cultural e ideológico se dieron las primeras manifestaciones de reivindicación feminista, que se convirtieron en un enfrentamiento directo y frontal a las arraigadas condiciones establecidas por una vetusta sociedad patriarcal. De hecho, sin este movimiento no es posible entender, ni siquiera suponer, el numeroso grupo de mujeres que se han colocado detrás de una cámara para dirigir y expresarse.
Cuando se trata de poderosos vetos y profundos silencios por factores ideológicos, políticos y culturales sobre cine dirigido por mujeres, uno de los mejores ejemplos es la alemana Leni Riefenstahl (1902-2003), por muchos considerada la mejor directora de todos los tiempos, que continúa proscrita o en el mejor de los casos cuestionada y relegada por su pasado nazi y su cercanía con el mismo Hitler. Esta fue la única pauta de valoración de su obra por muchos años y solo hasta hace unas décadas se abrió paso el concepto de ver su trabajo con criterios cinematográficos. Cuando esto sucede, la admiración y reconocimiento a su talento y a lo realizado son inmediatos por su gran calidad artística y por la influencia de su obra en lo visual y su composición en grandes planos y exteriores.

Desde los inicios del siglo XX se dieron las primeras manifestaciones de reivindicación femenina, que se convirtieron en un enfrentamiento directo y frontal a las arraigadas y establecidas condiciones establecidas por una vetusta sociedad patriarcal. Sin este movimiento no es posible entender, ni siquiera suponer, el numeroso grupo de mujeres que se han colocado detrás de una cámara para dirigir y expresarse.


Tras la Segunda Guerra Mundial y ya con el nacimiento del llamado cine moderno y contemporáneo, que coincide con un renacer del movimiento feminista y, además, el comienzo de la nueva ola francesa se encuentran la ya comentada Chantal Akerman y la documentalista Agnès Varda, ambas de origen belga, vinculadas desde temprano a este movimiento, imbuidas y convencidas de las ideas del momento en cuanto a la  reivindicación feminista y, por otro lado, con gran talento visual para realizar sus temas sobre la mujer. Cada una logró a su manera una muy particular y talentosa obra dentro de un concepto muy moderno de cine y muy impactante en cuanto temática y rompimiento de tabúes y prejuicios para hablar sobre la mujer y su conducta sexual, aborto, divorcio y otros temas tan prohibidos en dicha época.
De la misma época figura en Italia Lina Wertmüller (1928-2021), heredera en parte del lado más político del neorrealismo italiano y con una clara posición feminista, realiza un cine muy particular, casi siempre sobre anarquismo o feminismo, con una puesta en escena llena de fuerza, que es la base de sus imágenes de gran impacto visual; en especial en sus primeras películas que realizó con el actor Giancarlo Giannini, quien se haría muy conocido a partir de estos primeros trabajos entre los que se destacan Amor y anarquía (1973) y Pascualino siete bellezas (1976). Con ello Lina Wertmüller se convirtió en la primera directora nominada a un premio Oscar a la mejor dirección.
Por estos mismos años en la España de la llamada “transición política” apareció Pilar Miró (1940-1997), una figura cimera en el cine español, controvertida y polémica tanto por sus realizaciones como por sus logros como dirigente de la Dirección General de Cinematografía, en donde creó la famosa Ley Miró a favor del cine español. Su cinta El crimen de Cuenca (1979) estuvo prohibida durante dos años por las escenas de tortura de la Guardia Civil; incluso ella fue sometida a un proceso militar, todo en plena democracia española.
A su vez en Alemania, en aquella misma década de los 70, donde fue más fuerte el movimiento feminista, surgieron muchísimas directoras, hoy en día todas ellas desconocidas dentro y fuera de su país. Además de radicales y combativas, crearon un cine de compromiso político y feminista con gran talento visual, con el que cuestionaron a un Estado todavía con fuerte presencia nazi y de extrema derecha, además de confrontar y querer subvertir el orden patriarcal existente. Sí, es fácil entender por qué fueron condenadas al ostracismo. De todas ellas, la más conocida internacionalmente es Margarethe von Trotta (n. 1942), actriz, luego guionista y después directora, quien cosechó triunfos en las tres actividades. Una de sus cintas es Rosa Luxemburgo (1986) sobre la vida de la famosa líder política alemana de principios del siglo pasado. esta película recuerda de cierta forma a nuestra destacada Camila Loboguerrero y su película biográfica María Cano (1990), líder sindical y política del siglo pasado de los años veinte y treinta en Colombia.
Por estas latitudes latinoamericanas aparece en un primerísimo lugar la obra de la argentina María Luisa Bemberg (1922-1995), talentosa realizadora quien empezó muy tardíamente su labor en el cine. Tenía 58 años de edad cuando rodó su primer largometraje, lo que explica en buena parte el sentido profundo y maduro de sus planteamientos, siempre con una temática feminista, narrando las difíciles condiciones de vida de una mujer, sobre el sometimiento y oprobio de los que es víctima. De su obra que influyó bastante en las siguientes directoras de su país se destacan Momentos (1981) su primer largometraje y Camila (1984) de gran éxito en el público.

Conozca más de Cambio aquíConozca más de Cambio aquí