'Entre líneas', una historia de Colombia contada a través de mapas
12 Marzo 2023

'Entre líneas', una historia de Colombia contada a través de mapas

Mapa de 1783 que representa al Nuevo Reino de Granada y a la Capitanía General de Caracas, elaborado por Francisco Requena y Herrera.

Crédito: Cortesía Editorial Planeta Colombiana y Universidad de los Andes.

Los mapas informan. Pero también callan, destacan y omiten datos y detalles que a los investigadores les permiten indagar qué pensaban y cómo se veían a sí mismas los estados y las sociedades que los elaboraban. ‘Entre líneas’ es un libro escrito a muchas voces alrededor de mapas que dan cuenta de los últimos cinco siglos de nuestra historia.

Por: Eduardo Arias

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A primera vista los mapas son unas representaciones objetivas y lo más precisas posibles de territorios y continentes. Pero su alcance no se limita a lo que allí aparece impreso. Los mapas van más allá de ubicar ciudades o picos montañosos, o delinear el curso de un río o el contorno de una isla.
Hablan también de cómo las naciones y las sociedades han visto sus territorios, los continentes que comparten con otros países y el planeta entero a lo largo del tiempo. Los mapas también dicen mucho de lo que piensa una sociedad cuando omite información o la relega a un segundo plano. Y, en muchos casos, los mapas también muestran cuáles eran los sueños y las utopías de quienes los elaboraron.
En ese sentido, Entre líneas es un relato de la historia de Colombia (o del territorio que hoy conocemos como Colombia) a través de mapas elaborados entre el siglo XVI y mediados del siglo XX. Para ello, los 26 autores y los cuatro editores que se encargaron de darle vida a este libro indagaron los propósitos que permitieron construir los mapas que seleccionaron.
Santiago Muñoz Arbeláez, uno de los cuatro editores del libro (los otros tres son Lucía Duque Muñoz, Sebastián Díaz Ángel y Anthony Picón Rodríguez), recuerda que la historia siempre ha estado atada la geografía. “Pensar cómo era un espacio o cómo cambió una sociedad en el tiempo, que es lo que hacen los historiadores, está atado a cómo han habitado ese espacio, en qué espacios han vivido. En esa medida hay muchas corrientes que conectan la geografía con la historia. Pero, curiosamente, no había mucho interés por la historia de los mapas”.
Esa mirada cambió cuando los historiadores dejaron de fijarse únicamente si los mapas son precisos o imprecisos. Empezaron a preguntarse cómo la representación que se hace del espacio en el mapa muestra una forma de entender el territorio, una manera de entender el mundo, una forma de habitarlo. “Dónde estaban los territorios que les daban miedo. Dónde estaban los territorios que veían como su hogar. Cómo buscaban hacer productivo el espacio”.
El libro es un reflejo del creciente interés que han despertado los mapas no sólo en los historiadores sino también entre sociólogos, economistas, biólogos, antropólogos, por sólo citar algunas disciplinas. Este libro es la consecuencia de ese creciente interés por los mapas, que se refleja en Razón Cartográfica, una red de historiadores de la cartografía y la geografía en Colombia que es muy activa. Casi todos los autores de Entre líneas están vinculados con Razón Cartográfica. “Al ver que estaban proliferando estos estudios en el país, en 2013 2014 un grupo de historiadores decidimos buscar una manera de unir todas nuestras diferentes miradas para contar una historia de Colombia a través de mapas”, recuerda Muñoz. No querían que el libro mostrarala mirada única de un solo historiador que construyera una gran narrativa. “Colombia es un territorio diverso y pensamos que necesitaba una historia múltiple. Entonces empezamos a convocar una red de historiadores para escribir sobre el tema”. Lo empezaron a construir y a escribir en 2014 y acaban de publicarlo este año. “El objetivo es contar una historia plural del territorio. Ver cómo cambia la historia de Colombia a partir de los mapas de distintos lugares. Cada capítulo aborda un mapa de una periodo distinto o de una región distinta y trata de ver que nos dice sobre esa sociedad que se está configurando”.

mapa
'Colombia sangrienta', de Francisco Javier Vergara y Velasco (1906), ubica los ligares donde sucedieron batallas y combates en las guerras civiles del siglo XIX. 


Los mapas dicen mucho sobre la manera como una sociedad se concibe a sí misma. Muchos valores de esas sociedades quedan reflejados ya sea de manera consciente o inconsciente en sus mapas.
Como se señala en el prólogo del libro, los mapas pueden llegar a convertirse en símbolos de identidad nacional muy potentes. En el prólogo del libro se señala la importancia que tuvo el croquis del mapa del actual territorio de Colombia durante las protestas sociales. Muchos manifestantes los tatuaron en sus cuerpos o lo lucieron en camisetas. Apareció en gran cantidad de graffiti y también en caricaturas y memes. El mapa representaba dolor, indignación, esperanza. “Esa figura se convirtió en una manera de generar un reclamo sobre la sociedad, sobre lo que está bien y lo que está mal”, señala Muñoz. “Nuestro proyecto colectivo está atravesando por un momento difícil y la manera de hacerlo visual era a través de ese mapita”. Un mapa que no existe desde siempre sino que tiene una historia más bien reciente porque apareció por primera vez en 1932. “La historia muestra cómo va surgiendo en este territorio la idea de una Colombia y cómo van surgiendo los valores que le proyectamos a ese territorio".
El libro trae 26 capítulos divididos en cada siglo, del XVI al XX, con cuatro o cinco mapas cada uno, y una introducción que ofrece una mirada panorámica de cada uno de esos siglos. 

Libro
El libro lo abre el mapa que elaboró Juan de la Cosa en 1500, en el que por primera vez se dibuja una masa verde que representa lo que luego se conocería como el continente americano. ”Es el primer mapa que reconoce una parte del mundo distinta, ya que Colón murió pensando que había llegado a Asia. El libro termina en el siglo XX, cuando ya tenemos nuestro mapa croquis que nos podemos pintar en el cuerpo para salir a protestar”, dice Muñoz.
Y aunque el libro no ahonda casi en el tema, un papel fundamental en esa manera de contar el mundo lo han jugado las proyecciones. Para trasladar a un papel rectangular lo que en realidad está ubicado en una esfera es necesario tomar alguna decisión. ¿Qué se busca? ¿Precisión en la forma de las costas y sacrificar así las verdaderas dimensiones de los territorios? “Es muy interesante ese tema de cómo se proyecta y las decisiones que se toman sobre la proyección cuando se publican mapas. Estas proyecciones se originan en cálculos matemáticos y datos muy precisos, pero en ese proceso también se decide qué se incluye y que no se incluye. A qué se le da protagonismo”, señala Muñoz.
En el libro no hacen muchas precisiones sobre la proyección ni se preguntan por el tamaño de Colombia con respecto a Groenlandia o Suecia en la proyección Mercator. Pero sí muestran al mapa como una serie de selecciones políticas que vienen con una carga de jerarquías.Por ejemplo, poner el norte hacia arriba. Por qué se escoge representar ciertos lugares como territorios vacíos”. Muñoz recuerda que por mucho tiempo en la cartografía se pintaban íconos de personas que actuaban en esos territorios. O vegetación. “El mapa que menciona por primera vez a América viene acompañado de un lorito. En los de África era común que dibujaran Elefantes. Brasil, por mucho tiempo, se asoció con la figura de un caníbal y se pintaban los caníbales en el mapa”. Todas estas jerarquías y decisiones políticas inciden mucho en la manera como se representa cada mapa. Decisiones como, por ejemplo, poner el norte arriba y mostrarlo más grande. Algo similar a lo que se hizo en tiempos de los romanos, en cuyos mapas lo más destacado era la bota italiana, que estaba en el centro del mar Mediterráneo, al que denominaban Mare Nostrum.
Entre líneas es un viaje a distintos lugares y tiempos del actual territorio de Colombia y algunos países vecinos. Permite ver la manera como los mapas representan cada vez con más exactitud las formas y las proporciones de los territorios. Pero también muestran a cuál información se le da más relevancia de acuerdo con la finalidad de cada uno de ellos. En algunos lo más importante es el relieve, en otros la ubicación de las ciudades, en otros los lugares donde se presentaron batallas o la red de vías, tanto las ya existentes y las que se proyectaban en ese momento. Gracias a los textos de los autores el lector se aproxima al contexto político, social y económico del momento en que se elaboró cada uno de los mapas. El conjunto de la obra es un relato a muchas voces de la historia del país. Las voces de cada uno de los mapas y de quienes los analizan e interpretan.

Mapa Colombiano
Mapa de la República de la Nueva Granada, de Joaquín Acosta, publicado en 1847

 

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