¿Es necesaria una nueva Comisión Corográfica?
14 Enero 2024

¿Es necesaria una nueva Comisión Corográfica?

Confluencia de Río Grande y Río Chico, provincia de Antioquioa. Ilustración de Enrique Price, uno de los ilustradores de la Comisión Corográfica.

El último número de la Revista Universidad Nacional de Colombia reabre la discusión sobre la necesidad de volver a hacer una Comisión Corográfica. Los autores que participan en el debate sugieren que los propósitos de esta empresa científica, llevada a cabo hace 173 años, de conocer al país todavía no se han cumplido.

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El primero de enero de 1850 comenzó uno de los proyectos científicos, de conocimiento del territorio y, en últimas, de construcción de Estado más importantes de la vida independiente del país. Se trató de la Comisión Corográfica, dirigida por Agustín Codazzi hasta su muerte en 1859. Durante casi una década, un puñado de hombres, entre los que se encontraban naturalistas, geógrafos y pintores recorrieron gran parte de la entonces República de la Nueva Granada (1831-1858) para conocer las riquezas, la idiosincrasia y hasta el estado de las trochas y caminos del país.
La Comisión se ha identificado con un ejercicio cartográfico, y si bien, fue uno de sus objetivos, en el fondo del trabajo liderado por Codazzi había proyecto de nación y de Estado, cuya máxima era: sólo se puede gobernar lo que se conoce. Esta expedición no solo se convirtió en la investigación científica más importante realizada en nuestro territorio durante el siglo XIX, sino la puesta en marcha de un modelo de gobierno basado en el conocimiento empírico. Al respecto, en su artículo Concluir la Comisión Corográfica, una deuda por paga, publicado en la última edición de la Revista Universidad Nacional de Colombia, el geógrafo Camilo Domínguez Ossa dice: Esta misión “nos muestra el proceso como se creó nuestro Estado-nación a partir de un concepto convertido en realidad por medio de la cartografía y la delimitación de pertenencias espaciales”.
La Independencia había creado un Estado independiente, pero en las décadas siguientes las elites debían, dice Ossa, “crear el Estado territorial y a partir de allí crear la nación neogranadina”. Un problema que se solucionaba mediante “un organismo científico que se encargara de adelantar un estudio de todo el país y de elaborar mapas provinciales y de toda la república”.
173 años después de haberse iniciado, en la academia hay un consenso sobre su importancia en el conocimiento del país y en le impulso de otros procesos como el desarrollo de la ciencia en Colombia. Sin embargo, todavía quedan por responder muchas preguntas sobre un hecho que revolucionó la historia de un Estado sumergido en guerras civiles y presa de la inestabilidad institucional. Desde que se planteó la idea de una comisión hasta que se hizo realidad, pasaron muchos años, se acabó de manera subidita con la muerte de Codazzi y no continúo por el convulsionado ambiente político de la época. En ese sentido, vale la pena preguntarse: ¿Cumplió la Comisión con su propósito? ¿Tiene alguna injerencia en la vida nacional un hecho que ocurrió hace más de 150 años? ¿Es necesario hacer una nueva comisión que continúe el legado de Codazzi?
Todas estas preguntas se intentan responder en el dossier del último número de la Revista Universidad Nacional dedicado a la Comisión Corográfica y del que hace parte el artículo de Ossa, quien precisamente señala que todavía el Estado colombiano tiene una deuda por pagar con los hombres que participaron en ese proyecto. “Codazzi le entregó los últimos años de su vida a Colombia y el país lo dejó a su suerte en los momentos en que culminaba la Comisión Corográfica, su obra magna y la investigación científica más importante realizada en nuestro territorio durante el siglo XIX. Es un acto de ingratitud que aún hoy nos debe llenar de vergüenza”.

Vale la pena preguntarse: ¿Cumplió la Comisión con su propósito? ¿Tiene alguna injerencia en la vida nacional un hecho que ocurrió hace más de 150 años? ¿Es necesario hacer una nueva comisión que continúe el legado de Codazzi?


En esa misma línea, el texto de la jurista Sandra Morelli titulado ¿Una nueva Comisión Corográfica?, que también da el título al dossier, explica por qué es partidaria de que el proyecto se repita, a pesar de los avances tecnológicos. Según ella, sugerir la posibilidad de una nueva misión como la realizada por Codazzi podría ser anacrónica porque "en la actualidad no hay nuevas tierras por descubrir, la plataforma continental está ya suficientemente identificada y el conocimiento que sobre ese territorio se ha producido es muy copioso”.
Sin embargo, continúa Morelli, “la geografía, la topografía, la fisionomía y la vocación del territorio están en permanente cambio y evolución. Ni las montañas de entonces son las de ahora ni sus habitantes son los mismos. Y ello posiblemente se viene registrando de manera técnica, con tecnologías de vanguardia, pero sin relacionar holísticamente todos los aspectos, todas las dimensiones del espacio, como lo hizo la Comisión Corográfica a partir de las ciencias y el conocimiento de su época. Ni la inmutabilidad del territorio es cierta ni existe hoy un conocimiento del territorio colombiano”.
Morelli no sólo no solo apela a la mutabilidad de la geografía y a la evolución del territorio, sino que pone el dedo en la llaga sobre uno de los temas que más discontinuidad ha tenido el país: el conocimiento profundo del territorio nacional. Ella insiste en que, pese al gran conocimiento territorial del país, todavía no se sabe a ciencia cierta “las implicaciones en la cartografía y la demografía de las grandes obras de infraestructura —como hidroeléctricas, autopistas, cambio de cauces de ríos o desarrollos portuarios— no se hace en Colombia un seguimiento permanente con enfoque humanístico y de política. Tampoco de su impacto ecológico sobre el territorio: las mutaciones climáticas, la erosión de las playas, la subida o bajada del nivel de las aguas de los ríos, los aluviones, etcétera”.
Y va más allá, pone el dedo en la llaga sobre el proyecto bandera del presidente Gustavo Petro, consignado en el Plan Nacional de Desarrollo: organizar el territorio alrededor del agua. Para ella esta idea sólo es posible si existe un conocimiento profundo del territorio nacional, hecho que sería posible con una nueva Comisión Corográfica adaptada a los tiempos y tecnologías del siglo XXI

La propuesta de una nueva Comisión Corográfica no parece descabellada ni anacrónica. Al contrario, sería pertinente para responder a los nuevos retos que tiene la sociedad colombiana relacionados con la desforestación, el cierre de la frontera agrícola y la lucha contra las economías ilegales.


Sugerir una nueva Comisión, no significa que desde hace 173 años no se hayan llevado a cabo esfuerzos por conocer el territorio nacional. La historia del conocimiento del geográfico y geológico colombiano ha sido profusa. Desde 1902 surgieron una serie de institutos que en 1946 fueron la base del Instituto Geográfico Agustín Codazzi. En 1916 el Estado creo la Comisión Científica Nacional con la misión de levantar el mapa geológico y explorar el territorio nacional en busca de yacimientos minerales, que décadas después pasaría a ser el Servició Geológico Colombino. Durante la segunda mitad del siglo XX geográficos como Ernesto Guhl continuaron la obra de Codazzi. Y recientemente, durante el gobierno Juan Manuel Santos (2010-2018) se llevaron las expediciones Colombia Bio, cuyo fin era conocer zonas que el conflicto armado había vedado. Sin embargo, todavía falta hacer más esfuerzo para entender el territorio en sus distintas dimensiones. Por ejemplo, en las 64 áreas protegidas por el sistema de Parques Nacionales Naturales todavía no existen estudios e investigación que hagan un inventario completo de su biodiversidad.
Una nueva Comisión también tendría que hacerse bajo unos nuevos principios filosóficos sustentados en la conservación y la mitigación del cambió climático. El exministro de ambiente Manuel Rodríguez Becerra, en su artículo El planeta y el territorio de Colombia que ya no tenemos, que también hace parte del dossier de la revista, explica que en los tiempos de la Comisión la necesidad de conocer el territorio estaba mediada por los ideales de progreso y de conseguir tierras para el crecimiento económico. Y pone el ejemplo de lo que pensaba Codazzi de la Amazonia. Para el geógrafo italiano el futuro de esta región “era convertirse en una columna del progreso, para lo cual habría que transformar la mayor parte de sus selvas, como en general los bosques de las otras regiones del país, en suelos para diversos usos”.

Comisión
Grupo de piedras cerca del pueblo de Pandi con jeroglíficos de los indios, provincia de Bogotá.


Un conocimiento profundo de la Amazonia no puede basarse en la búsqueda de tierras o en la explotación de minerales porque se estaría poniendo en peligro la integralidad de una región vital para la supervivencia de la especie humana. “Hoy sabemos que la transformación de la selva amazónica avizorada por Codazzi no es posible puesto que conduciría a desequilibrios ecológicos con graves consecuencias tanto a nivel local como regional y global”, afirma Rodríguez.
La propuesta de una nueva Comisión Corográfica no parece descabellada ni anacrónica. Al contrario, sería pertinente para responder a los nuevos retos que tiene la sociedad colombiana relacionados con la desforestación, el cierre de la frontera agrícola y la lucha contra las economías ilegales. Y debería anudar los esfuerzos de los distintos institutos académicos, científicos dedicados al conocimiento del territorio.

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