Las joyas de Netflix para ver en Semana Santa

No hace falta scrollear infinitamente en Netflix hasta que la indecisión y el desasosiego lo disuadan de ver buen cine. Con estas cuatro recomendaciones va a la fija. 

El Alpinista (Peter Mortimer, Nick Rosen) 

Es un cliché que seguir la vida de los alpinistas más extremos desemboca casi siempre en una crónica de una muerte anunciada. Pero no por eso las historias particulares de quienes se pasan la vida entre las montañas más sinuosas, congeladas e inaccesibles dejan de ser fascinantes. 

La historia de Marc- André Lecrec, alpinista canadiense, es especialmente llamativa por su insobornable intimidad con las montañas, cuya consecuencia es que sus ascensos imposibles, ¡y en solitario!, sean esquivos para los documentalistas que hoy registran lo inhóspito en 4K. 

El Alpinista logra lo que todos los documentales épicos y de naturaleza quieren: que el espectador se meta en la cabeza y en el cuerpo del protagonista hasta sentirlo cerca, estremecerse con sus ascensos y llorar con su ineludible y anunciado final. 

Whiplash (Damien Chazelle)

Esta película sigue el camino tortuoso, obsesivo y alienante de un promisorio baterista que busca ganarse un puesto en el ensamble de jazz del maquiavélico y eminente director Fletcher. Aunque participa del tópico del arte como batalla (interna y externa) y del músico como enemigo de sí mismo, el director Damien Chazelle logra un ritmo tan frenético y consistente que pega al espectador a la silla. 

La actuación de Miles Teller, el joven baterista que viaja de la nobleza temerosa al virtuosismo narcisista, es brillante. Asimismo, J.K Simmons, el severo director del ensamble, logra un papel inolvidable. Es asombroso cómo uno se va metiendo en la historia guiado por el tempo de la batería. El soundtrack original es otro acierto y hay un compilado de diálogos sobre la música, la entrega, el orgullo y la obsesión que son para enmarcar. 

Closer (Mike Nichols) 

Natalie Portman, Jude Law, Clive Owen. Esta película está a la altura de su elenco. Es más: el director Mike Nichols logra que las tres estrellas hagan en Closer uno de sus papeles más memorables. 

Closer es un clásico porque –basada en una obra de teatro– logra desenmarañar las frustraciones, los engaños, las esquinas más oscuras de dos parejas que se entremezclan sin ponerle freno al deseo y el dolor sin ser maniquea ni moralista. 

En español, closer puede entenderse como acercarse; y esta es justamente la premisa de la película: que al acercarse al otro, inevitablemente, inherente a la humanidad, aparece el dolor.

Verla es confrontarse con esa facción fraudulenta y desfasada, tan animal, que todos llevamos dentro. Es hacer propia la fantasía de pensar y actuar con el deseo, cueste lo que cueste, se queme lo que se queme. 

El Club (Pablo Larraín) 

En una casa costera de Chile van a parar sacerdotes y monjas acusadas de cometer delitos sexuales y robo de bebés a madres solteras. La película es, claro, una denuncia de la estrategia sistemática de la Iglesia católica chilena para ocultar a sus ovejas negras. 

Pero lo interesante y novedoso es que va mucho más allá y nos mete en la humanidad de esos religiosos marchitos que aunque llevan la mirada perdida y la voz culposa, todavía tienen adentro la posibilidad de fraternidad y la ilusión de olvido o redención. 

Sin darse cuenta, el espectador simpatiza con el destino lánguido de aquellos pecadores que alguna vez dirigieron la casa de Dios. Larraín es un prodigio para sacarnos de la condena social y moral y meternos en sus sombras. Son curas y monjas que mienten, se emborrachan, apuestan, se masturban, como el resto de samaritanos del mundo.