Tres libros que lo dejarán pensando
30 Marzo 2024

Tres libros que lo dejarán pensando

Un escritor consagrado que quiere escribir un libro risueño sobre el yoga y que termina contando su peor episodio de depresión. Un adolescente con problemas de ira condenado a pasar el último verano de su madre, a quien odia como a nadie en el mundo, en un pueblo recóndito de Francia. Un periodista que acepta el reto de vivir durante seis meses con el salario mínimo en el total anonimato.

Por: Juan Francisco García

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Son tres libros duros, en los que la muerte y la depresión laten como perros rabiosos. Son tres libros raros, tres universos que amenazan en cada página con despedazarse. Tres libros escritos con la cadencia de los grandes escritores. Tres libros en los que la belleza y el dolor juegan a la pelota. Tres libros inolvidables. 

Yoga, Emmanuel Carrere 

Emmanuel Carrere es un consagrado escritor francés que se reconoce a sí mismo como un hombre genial y malo. Arrogante, egocéntrico, egoísta. A sus 64 años, con la ilusión de aligerarse la vida, decidió escribir un risueño libro sobre el yoga. Este libro, autobiográfico, desgarrado y honesto, empieza con un retiro de silencio de diez días en Borgoña y termina en un campo de refugiados en Leros, una isla griega en el mar Egeo. 

En los cuatro años que pasan entre un lugar y otro al autor –y protagonista–, que lo que quiere es encontrar la mejor definición posible de la meditación y escribir un risueño libro de yoga, lo atraviesa una depresión melancólica que deviene en un hospital psiquiátrico y el tratamiento de electroconvulsiones; se mete en el núcleo del drama de los migrantes y refugiados en Europa y un atentado yidahista le explota en el círculo cercano. 

Créditos: Anagrama

Yoga es una suerte de purga y confesión; el relato en primera persona de lo que pasa cuando la vida, que va tan bien, se agrieta y despedaza. Y es también un bello homenaje sobre el yoga y el taichi, vistos desde la trinchera de un escritor tan hábil como pesimista. Una indagación espiritual sin concesiones ni candidez (que viene tan bien en estos tiempos de adicción a la autoayuda). Es ser testigos del descenso hacia lo más triste y tenebroso.

Y el rescate ronco, cansado, que en los artistas solo es posible gracias a la escritura, el enamoramiento y la música. 

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tibelac 

El protagonista de este libro es un adolescente con problemas patológicos de ira que odia al mundo. Al mundo y a su madre, sobre todas las cosas. Tatiana Tibuleac, escritora nacida en Moldavia, logra que el lector transite de la angustia y el desasosiego que genera la mezcla entre el desencanto y la rabia más sorda, hacia la redención que le sigue al perdón. 

Es un libro raro, de capítulos muy cortos, en los que por momentos el lector puede sentirse metido en el sueño de un drogadicto. Pero en ese sueño las cosas cotidianas, el mundo, el sexo, el tedio, las manzanas, son descritas de una forma delirante y particular. Solo por eso, por repasar como Aleski –el protagonista– se refiere a los fenómenos del mundo, el libro vale la pena y será difícil de olvidar. 

Cabe además la posibilidad de que el lector, una vez adentro de los intestinos de la relación entre la madre y el hijo, comparta la ligereza de sacarse del cuerpo los demonios. A ver qué pasa. Quizá se abre espacio al perdón y al amor. 

Créditos: Impedimenta

Suicidas del fin del mundo, Leila Guerriero 

Justo antes de empezar el milenio, en Las Heras, pueblito de la Patagonia Argentina, se da una epidemia de suicidios. Son tantos, que la prensa pone el ojo en ese rincón olvidado que existe solo por el petróleo. Hasta allá llega Leila Guerriero, sin duda una de las mejores cronistas del continente, para escudriñar las peluquerías, las casas de familia, las discotecas, los grupos de ayuda e intentar alumbrar las entrañas del contagio suicida. 

Lo que encuentra, además de un viento gélido que le taladra la cabeza a los habitantes de las Heras y los va llevando hacia el abismo, es la herencia y genealogía de un pueblo diminuto cuyo corazón es el tedio, el no futuro y el desempleo. 

Si se quieren morir de frío, leer a una maestra de la crónica y entrar de lleno en la vida de los que viven más al sur que el sur, este es su libro. 

Créditos: Planeta Libros

 

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