Las polémicas alrededor de la película 'Sound of Freedom'

El sorprendente éxito de la película independiente Sound of Freedom (puesto 14 hasta el jueves pasado, con un recaudo de 134 millones de dólares desde su estreno, el 4 de julio), basada en hechos reales ocurridos en Colombia, ha estado acompañado de polémica por la afinidad de sus productores, de los directores y del actor principal con movimientos religiosos y conspirativos de extrema derecha. Estas relaciones son evidentes después del apoyo dado a la película por figuras políticas de la extrema derecha como el senador Tim Scott de Carolina del Sur (“increíble, desgarradora y emotiva película”), el senador Ted Cruz de Texas (“Wow. Wow. Wow. Vayan a verla”), Steve Bannon y el expresidente Trump, quien organizó la semana pasada una proyección privada con asistencia del agente federal que dirigió la investigación que se presenta en la película (Tim Ballard) y del actor que lo interpreta (Jim Caviezel).

Sound of Freedom está basada en el rescate de 123 personas capturadas por una red de traficantes sexuales en Cartagena, en 2014. De ellas, 55 eran niños. El equipo de rescate fue dirigido por el agente federal norteamericano Tim Ballard, quien fue nombrado luego por Donald Trump en un grupo consultativo federal sobre la trata de seres humanos.

Ballard es el fundador de un conocido grupo que investiga la trata de niños: Operation Underground Railroad o OUR. Las prácticas del grupo han sido muy criticadas: en algunos casos, sus agentes contribuyen a la trata, durante las labores de infiltración de los traficantes. Y los resultados obtenidos pueden haber sido exagerados en algunos casos, realizados para conseguir donaciones que permitan financiar sus trabajos. La revista VICE publicó en 2021 una extensa investigación sobre las actividades de OUR.

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Sound of Freedom, dirigida por el mexicano Alejandro Gómez Monteverde, fue realizada en 2019, con un costo de producción de 14,5 millones de dólares, financiados en un comienzo por productores mexicanos. Prevista inicialmente para ser distribuida por 21st Century Fox, la compra de esta compañía por parte de Disney anuló la distribución. En 2023, Angel Studios una compañía de distribución de películas religiosas basada en Provo (Utah) compró los derechos y aseguró su distribución en los teatros estadounidenses, apuntando hacia el mercado cristiano de la derecha religiosa. Neil Harmon, cofundador de Angel Studios, presenta sus productos en una entrevista para la BBC como “películas basadas en valores”, que “amplifican la luz”, ofreciendo temas “verdaderos, honestos, nobles, justos, encantadores, admirables, excelentes o dignos de alabanza”.

Jim Caviezel, el intérprete de Ballard en Sound of Freedom, es conocido en el mundo del cine especialmente como el intérprete de Jesús en La pasión de Cristo, la película de Mel Gibson (2004). Pero, más recientemente, Caviezel se ha hecho un popular propagandista de las teorías conspirativas de QAnon, el grupo de fanáticos pro-Trump que fue uno de los principales instigadores del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Entre la gran colección de ideas extravagantes defendidas por QAnon, está una de sus tesis principales: que el mundo, la política y los medios de comunicación están dirigidos por un grupo de pedófilos adoradores del diablo, entre los que se encuentran senadores demócratas, Tom Hanks, Oprah Winfrey y el papa Francisco. Los niños capturados, según esta teoría, son torturados para que su cuerpo genere adrenocromo, sustancia que sería empleada por sus efectos psicotrópicos y rejuvenecedores. Caviezel ha defendido públicamente esta teoría.

Finalmente, la realidad de la trata de niños presentada en la película también ha sido criticada. Erin Albright, una abogada que ha trabajado durante 15 años en temas anti-trata de seres humanos, declaró para Rolling Stone que Sound of Freedom da una falsa percepción de cómo ocurren realmente la mayoría de los tráficos de niños. En efecto, contrariamente a las leyendas urbanas al respecto, la mayoría de los niños víctimas de este tráfico conocen a sus victimarios y confían en ellos. Y la mayoría de las víctimas, un 67 por ciento de acuerdo con datos del Counter-Trafficking Data Collaborative, son adolescentes entre 15 y 17 años. Los niños más jóvenes, como los mostrados en la película, son en general vendidos por sus padres para obtener drogas. Y la película, en términos generales, no muestra las razones que llevan a los mismos familiares de los niños a participar en su trata, lo cual oscurece las posibles soluciones.

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