Proverbios burros, el regreso de Velandia y la Tigra a los estudios de grabación
10 Octubre 2023 11:10 pm

Proverbios burros, el regreso de Velandia y la Tigra a los estudios de grabación

Velandia y la Tigra

En su quinto disco, grabado en la ciudad de Piedecuesta entre 2020 y 2023, el cantor Edson Velandia junto con su banda La Tigra se pone al día, se desquita del tiempo, sincroniza su cancionero y se juega casi todas sus cartas frente a un legado de 16 años.

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Por Umberto Pérez

El último minuto y medio de la última canción de Egipto. Réquiem pa’ Cielito, el disco que marcó el silencio discográfico de la banda Velandia y la Tigra, es un lamento largo y agónico entre una percusión sincopada que concluye, de repente, con un susurro en inglés y la frase “Cielito lindo”. Doce años más tarde, y como si se tratara del despertar de un extenso sueño suspendido en el tiempo, su nuevo disco comienza con unos tambores y la queja de un hombre desvelado al que le urge ir al baño a medianoche. Ese breve preludio, titulado Dios meo, puerta de entrada a Proverbios burros, funciona como una elipsis involuntaria para continuar con la aventura de una banda que si bien dejó de grabar nunca se bajó de los escenarios.
En 2007 Edson Velandia sacudió la movida musical alternativa de Colombia con el lanzamiento de Once rasqas, el debut de Velandia y la Tigra, su proyecto personal luego de la separación de la agrupación Cabuya. A ese sonido particular –mezcla rara de músicas populares colombianas, rock y jazz– y la estética que le acompaña, las cobijó bajo un género musical propio que bautizó como “rasqa y que no ha hecho más que derrochar alegría, crítica y ternura en cada uno de sus proyectos. Al debut lo sucedió Superzencillo (2009) y para su presentación en directo encontró a la banda que desde entonces lo acompaña: Jorge el 'León' Pardo (trompeta y teclados), Henry Rincón (batería y coros) y Daniel Bayona (bajo y producción). Los cuatro grabaron tres discos más de La Tigra: Oh, porno! (2010), La lengua del León (2011) –un EP con poemas de León de Greiff– y el ya mencionado Egipto.
Después, cada miembro de la Tigra se embarcó en sus propios asuntos: El León grabó Cumbia ácida y puso su gaita al servicio de artistas como Indus y Cerrero; Rincón echó a andar su banda Las Avispas Africanas, y Bayona se dedicó a la producción de sonido para teatro al tiempo que acompañó a Velandia en la producción de los sencillos del disco Panfletos (2022). Como un alquimista, Edson convirtió cada idea suya en una realidad musical concreta y categórica: obras de teatro, discos para niños, óperas, sinfonías, libros, bandas sonoras, discos experimentales y álbumes esenciales como El karateka (2016), grabado en solitario con su guitarra y el único firmado con su nombre hasta la fecha.
Que Velandia y la Tigra no volvieran a hacer un disco juntos en ese lapso no quiere decir que no volvieran a grabar. Además de colaborar en sus respectivos proyectos, en 2015 firmaron un sencillo con las canciones La nevera y El tigre, y en 2021 grabaron una versión de Arrechas junto a La Batucada Guaricha. Casualidad o no, y aunque la banda no aparezca acreditada, en 2022 cada uno de los integrantes de la Tigra participó en Desolvido, la última canción del disco Panfletos, el más reciente de Velandia y hecho en compañía de la artista y activista Adriana Lizcano.

portada
Y si en Panfletos Velandia llama a las cosas por su nombre, en Proverbios burros sigue, no más empieza, con la jodencia, una de tantas maneras como se le dice en Colombia al acto de insistir. Venezuela es un relato fronterizo y parrandero de contrabando –música incluida, en clave tropical, de la relación entre Colombia y el país hermano–. Por esa misma senda más adelante aparece Camilo de Chucurí, cumbia destartalada con la participación de Eufox, dedicada a la memoria y la obra del sacerdote, sociólogo y guerrillero Camilo Torres, abanderado de la Teología de la Liberación en Colombia y muerto en combate. Y así como tributa a Camilo, también presenta su visión personal del hijo del Dios de los cristianos con Jesús, una canción hipnótica de corte folk narrada en primera persona. En esos dos temas, Velandia cuestiona la doctrina de la Iglesia católica: “Usted cotiza la palabra en luca / yo el milagro y el cariño no lo cobro no lo peso / no peco y rezo, no como niños / yo resucito a los muertos / remiendo a los heríos / el vino lo multiplico y usted la hostia la da sin vino”.
Zapatos
es una crónica lisérgica, delirante y rebajada sobre el lumpen local que, junto a la preciosa balada Ñera, que cuenta con el saxofón de Marco Fajardo, bien podrían resumir el espíritu del disco: ñero y proleto. Pero Proverbios burros es muchísimo más. El disco también es una excusa para actualizar la pareja de canciones grabadas en 2015 que tres años más tarde serían editadas en un vinilo de siete pulgadas. Para esta frenética versión, La nevera cuenta con la colaboración de Aterciopelados. Y El tigre, pensada inicialmente para que formara parte del debut de Velandia y la Tigra, encuentra su versión definitiva y bravía con la participación estelar de la agrupación de músicas campesinas, el Supersón Frailejónico, que la transforma en una chirimía llena de flautas y tambores propios de los indígenas del Cauca, cuyas históricas movilizaciones motivaron la canción.
Con ese mismo espíritu abarcador, canciones que primero vieron la luz en las hojas del Cancionero rasqa (2015) acá encuentran música y melodía. Dios meo, Pasillo y El diablo (con guiño a Meridian Brothers), son piezas cortas, graciosas y experimentales de spoken word, otra de los campos sonoros sobre los que Velandia ha ido afirmando su poesía al tiempo que ha erigido esa suerte de alter ego idiosincrático de los colombianos: el burro. Y también el chulo, ave carroñera que sobrevuela la geografía nacional y a la que Velandia rinde un homenaje tierno, descarnado y remozado, como lo hiciera ya con encanto acústico en El karateka, pero ahora eléctrico y enrevesado a la vieja usanza de la Tigra y el D.J. Trucha, uno de sus colaboradores más cercanos.
Cada canción de Velandia es una observación aguda de la realidad. Los nidos es otra narración que apela al recuerdo para reflexionar sobre el presente y el porvenir, negación mediante: “Que no es por él es por los nidos, reclama” un niño que observa a un hombre que tala un árbol. Negación que también aparece un corte atrás en la que quizás sea la canción-relato más estremecedora de todo el álbum: “Que no es por la tauromaquia / lo mato es por español / que en el orden de venganza / con España voy primero / decía el ñero”, canta Edson en Venganza, una tragedia triple en clave de vals circense y serie negra, contada con maestría y locura en la voz de tres personajes que termina de forma absurda y burlesca. Esta pieza, junto con Venezuela, Zapatos y Camilo de Chucurí, debutaron primero en formato papel, integrando en su totalidad el cancionero Cuatro flechas (2021).
Un disco de Velandia y la Tigra no sería tal sin la presencia de La jodencia, una suerte de estación de radio imaginaria con eslogan propio –la emisora de la independización– desde donde se emite cada rasqa y que ha rondado como un leitmotiv en cada grabación. Aparecida fugazmente en Oh, porno!, La jodencia es ahora el colofón de Proverbios burros, en donde la banda recrea un radioteatro pesaroso y bufo a ritmo de champeta –que remite al tema Sócrates del primer disco de canciones para niños grabado por Edson en 2007– para dejar claro que “la jodencia no es en vano” sino un proverbio colombiano… y burro.
Proverbios burros
Velandia y la Tigra
Sello: Cinechichera

 
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