‘Se necesita que en nuestras mentes, conciencias y corazones dejemos de penalizar y de culpar a las mujeres que abortan”: Laila Abu Shihab

Laila Abu Shihab, coautora del libro 'Conversaciones fuera de la catedral'.

Crédito: Foto: Claudia Rubio.

15 Marzo 2024

‘Se necesita que en nuestras mentes, conciencias y corazones dejemos de penalizar y de culpar a las mujeres que abortan”: Laila Abu Shihab

‘Conversaciones fuera de la catedral – Una historia del derecho al aborto en Colombia’ es una muy completa reconstrucción del largo proceso que hizo posible el fallo de la Corte Constitucional en favor de las personas que deseen interrumpir voluntariamente su embarazo.

Por: Eduardo Arias

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El 21 de febrero de 2022 la Corte Constitucional de Colombia falló a favor de las personas que deseen interrumpir voluntariamente su embarazo durante las primeras 24 semanas de gestación sin importar el motivo. Este logro colectivo comenzó a forjarse en los años 70 gracias al trabajo y la dedicación de decenas de mujeres y hombres que se han comprometido con esa lucha. Gracias a este éxito, Ana Cristina González Vélez y Cristina Villarreal Velásquez fueron reconocidas por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo en el año 2022.
¿Cómo se logró ese fallo histórico? De contar esa historia se encarga Conversaciones fuera de la catedral, libro publicado por el sello Debate de Penguin Random House. Como el título del libro lo señala se trata de una extensa conversación entre ellas dos y la periodista Laila Abu Shihab, quien además entrevistó a otros protagonistas, cuyos testimonios ayudan a completar el retrato de este proceso que ha tomado más de medio siglo y cuáles desafíos deberán afrontar las generaciones futuras para conseguir la despenalización total del aborto en nuestro país.
Ana Cristina González Vélez es médica, máster en Investigación Social en Salud y doctora en Bioética, Ética Aplicada y Salud Colectiva. Es investigadora, profesora, activista y experta internacional en derecho a la salud, los derechos sexuales y reproductivos, y la igualdad de género. Es cofundadora de organizaciones como el Grupo Médico por el Derecho a Decidir y La Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, donde tomó forma el Movimiento Causa Justa. Por su parte, Cristina Villareal Velásquez es psicóloga y desde muy joven ha trabajado por la libertad de decisión en el caso del embarazo no deseado y también ha luchado por el derecho a una muerte digna desde diversas instancias e instituciones. Ya no ejerce su profesión pero apoya estas causas desde las juntas directivas de las fundaciones Oriéntame, ESAR y Pro Derecho a Morir Dignamente.
Laila Abu Shihab Vergara se graduó de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Colombia pero desde siempre ha trabajado en periodismo en diversos medios en Colombia y el exterior. El año pasado ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar por una entrevista en video a Ana Cristina González Vélez, una de las protagonistas de esta historia. CAMBIO habló con Laila Abu Shihab acerca del libro.

Las autoras


CAMBIO: ¿Por qué se interesa usted, como periodista y como persona, en el tema del derecho al aborto?
Laila Abu Shihab:
El derecho al aborto hace parte de un tema gigantesco, para mí fundamental y que de hecho para mí es la nuez de esta discusión, y es la libertad. Luchar por el derecho al aborto es luchar por la libertad de las mujeres. Para mí lo que está en el fondo es eso. Esa es la razón principal por la que yo me intereso no solo por este tema sino en general por todo lo que tenga que ver con las libertades del ser humano y sobre todo de las mujeres. Me interesa no solo como persona sino como periodista. He estado muy interesada en este tema de las libertades de las mujeres en los últimos años. En parte porque cuando yo comencé a ser periodista hace 20 años las mujeres no éramos muy conscientes de estas luchas y de que era necesario hablar de ello desde nuestro oficio. 


CAMBIO: ¿Eso ha cambiado?
L. A S.:
Ahora no se puede tapar el sol con un dedo. Si eres periodista y si eres mujer y si te interesan los derechos humanos, la equidad, la igualdad y la libertad, no puedes no estar interesada en estos asuntos. Lo que sí tengo que decir es que, de todas las oportunidades que yo he tenido como periodista de trabajar historias que tengan que ver con los derechos de las mujeres, esta es la que me ha permitido llegar más a fondo, la que me ha permitido profundizar más. Por eso valoro tanto este proceso, este año y medio de trabajo para construir este libro.


CAMBIO: Cuéntenos un poco de cómo llegó a la idea de convertir en un libro su experiencia como periodista en temas relacionados con las luchas de las mujeres por sus derechos.
L. A S.:
El mismo día en que la Corte Constitucional emitió la sentencia histórica del 21 de febrero de 2022 surgió la semillita de lo que luego se convirtió en este libro. Ese mismo día las dos pioneras del movimiento Causa Justa, que son Cristina Villarreal Velázquez y Ana Cristina González Vélez, coautoras del libro, fueron abordadas por una de las editoras de Penguin Random House. A ellas las buscaron primero. Yo no llegué en ese momento al proyecto. La editora les planteó, como pioneras del movimiento Causa Justa, el movimiento feminista que está detrás de la demanda que llegó hasta la Corte Constitucional y que agrupa a organizaciones y a miles de activistas en toda Colombia, que esta historia tenía que contarse. Que debía haber un legado a futuro, una manera de que en Colombia se sepa cómo se llegó a la decisión del 21 de febrero de 2022. Ellas dijeron que sí pero que les gustaría que la contara otra persona y ahí llegué yo, como periodista interesada en estos temas. Dicho de otra manera: yo me reconozco y me defino como feminista y llegué como periodista.
 

CAMBIO:¿Cómo fue para usted involucrarse en el proyecto?
L. A S.:
La editorial me buscó y conversamos. En ese momento yo tenía muchos proyectos abiertos, no era muy responsable meterme en uno más porque iba a significar doblarme o triplicarme en tiempo, pero cuando surgió la propuesta yo me dije: “No puedo no estar. Yo quiero ser quien cuenta esa historia, quiero ser yo”. Las editoras me dijeron que querían que fuera yo la que contara esta historia porque de alguna u otra forma esta historia ya ha sido contada en textos académicos e institucionales que suelen ser textos aburridos. El reto era escribir una historia para todo el mundo, que se lea sabroso, que tenga detalles interesantes.
 

CAMBIO: ¿Qué pensó cuando le hicieron la propuesta?
L. A S.:
Cuando las editoras me hicieron la propuesta lo primero en lo que yo pensé fue en mis estudiantes de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, casi todas (y también varios hombres) activistas, feministas, con pañoleta verde atada a la muñeca. Yo dije: “Me interesa mucho contar esta historia para estos jóvenes. Yo sé bien que ellos no son conscientes de todo lo que tuvo que ocurrir muchas décadas antes, en los años 70, en los 80, en los 90, para que se llegara esa decisión histórica del 21 de febrero de 2022. Yo pensé en ellos y dije: “Sí, me parece que esta historia es necesaria, es importante, y hay que contarla para ellos y para las generaciones que les sigan”.
 

CAMBIO: ¿Por qué escogieron ese título que parafrasea el de la famosa novela de Mario Vargas Llosa?
L. A S.:
La primera interpretación posible es que el título refiere inmediatamente a la famosa novela de Vargas Llosa. No fuimos ninguna de nosotras tres las coautoras quienes dimos el título. Como lo señalo en la introducción, se lo debemos a Lucy Garrido, una feminista uruguaya maravillosa. Cuando a mí me lo propusieron, y me encantó, yo no pensé en la novela de Vargas Llosa. Yo pensé en la Iglesia, en lo religioso. Una de las cosas que más me gusta del título es que tiene varias interpretaciones posibles. Hay quienes entenderán que todo este proceso ha significado sacar la conversación de los púlpitos de las iglesias y sí, va por ese lado. Pero también es una manera de referirse al bar La Catedral, el de Vargas Llosa y puede tener varias otras interpretaciones.
 

CAMBIO: ¿Sus posiciones le han generado algún tipo de ataques, censuras o discriminación en su trabajo y en su vida en general?
L. A S.:
Actualmente, en Vorágine, el medio independiente en el que trabajo, no. En otros medios en los que trabajé, sí. Yo hice la escuela en la prensa tradicional. Durante muchos años trabajé en el periódico El Tiempo, trabajé en otros periódicos en Argentina, en Ecuador, trabajé en CNN en Español y en esos medios mis posiciones por la defensa de la libertad de los derechos de las mujeres sí generaban algún tipo de rechazo. Sobre todo hoy, en 2024, yo sí soy consciente de haber sido discriminada por el simple hecho de ser mujer. Yo soy consciente de eso desde hace poco. Es imposible que tú no eches una mirada hacia atrás y no te preguntes que en tal año, hace 15, hace 18 años, esto que me dijo un jefe era claramente una discriminación. Yo soy consciente de eso hace muy poco. Pero sí me ha pasado. Censura no y menos ahora.
 

CAMBIO: ¿Qué reacciones ha tenido el libro?
L. A S.:
Yo puedo decir que son bastante buenas porque las miro desde una burbuja en la que estoy metida. Las personas que me rodean en esa burbuja son aliadas de la causa, comprenden de qué van estas luchas. Yo sí creo que al salir de la burbuja de todas maneras siempre va a haber personas escandalizadas y las hay porque Conversaciones fuera de la catedral plantea que la lucha por el derecho al aborto es la gran batalla cultural del siglo XXI y también plantea que llegará un día en que el derecho al aborto sea tan normal como hoy lo es para las mujeres el derecho al voto, el derecho a divorciarnos o el derecho a ser dueñas de un pedazo de tierra. Hoy nadie se atrevería a decir que la mujer no tiene derecho al voto. Pero todavía hay gente que se escandaliza.


CAMBIO: Desde su óptica de periodista y de ciudadana colombiana, ¿ha cambiado (y qué tanto, en el caso de que sí haya cambiado) la percepción de la sociedad sobre los derechos de las mujeres?
L. A S.:
Yo sí creo que, a pesar de que es evidente que la sociedad se ha abierto, de que uno pensaría que es una sociedad mucho más tolerante, más progresista, de todas maneras este país sigue siendo muy conservador, muy católico y sigue habiendo gente que cuando uno menciona la palabra aborto te pone encima un letrerito, te dice asesina. En 2024 este país es todavía tremendamente conservador y nos falta mucho en ese sentido.
 

CAMBIO: ¿Hay datos que ayuden a aterrizar esa percepción suya?
L. A S.:
Sí. Una encuesta de Cifras y Conceptos que se hace cada año, los resultados más recientes son de 2023, en la que se le pregunta a la gente si considera que la interrupción voluntaria del embarazo debe ser una decisión libre de la mujer y el 67 por ciento de los encuestados responde que sí está de acuerdo. Solo el 18 por ciento responde que no. Hay otras preguntas en las que se cuestiona si debe ser un derecho, si el aborto debe dejar de ser un delito y se debe prestar como cualquier otro servicio de salud, si debe ser legal en todas las circunstancias, y ahí los números varían. El 67 por ciento de los encuestados considera que la interrupción voluntaria del embarazo debe ser una decisión libre de la mujer. La sociedad está girando, pero insisto en que todavía sigue siendo un país muy conservador, muy católico. Eso no se ve tanto en Bogotá ni en ciudades capitales grandes como Cali. En Medellín sí, mucho. Y cuando uno va a Boyacá, a Santander, a la Costa, cuando sale de la burbuja de la capital, uno se da cuenta que todavía nos falta mucho para despenalizar socialmente el aborto, para hacer una despenalización de las conciencias.
 

CAMBIO: ¿Es decir, que en este momento la ley va por delante de lo que opinan muchas personas?
L. A S.:
Claro. De eso también se habla en el libro porque no basta la despenalización por parte de la Corte Constitucional. Igual, el aborto sigue siendo un delito. Todavía está en el Código Penal. No basta con esa sentencia histórica de hace dos años. Se necesita una despenalización social, se necesita que en nuestras mentes, conciencias y corazones dejemos de penalizar y de culpar a las mujeres que abortan.

 
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