"Si queremos paz para el mundo, el principal territorio en el que tenemos que trabajar esa paz somos nosotros mismos": Pablo d'Ors, escritor y sacerdote

Pablo d' Ors

22 Octubre 2023

"Si queremos paz para el mundo, el principal territorio en el que tenemos que trabajar esa paz somos nosotros mismos": Pablo d'Ors, escritor y sacerdote

“En la literatura hay personajes que están más vivos que esos seres de carne y hueso que caminan las calles”, le dice Pablo d’ Ors a Erick Duncan en entrevista para CAMBIO. “Lo que hay fuera es una proyección de lo que llevamos dentro, de tal manera que si dentro de tu humanidad hubiera paz, no habría guerra afuera”.

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Por Erick C. Duncan
El sacerdote español Pablo d’Ors (Madrid, 1963) es hoy uno de los autores más leídos en rincones de todo el mundo. Su libro (más que aclamado) sobre la meditación y el silencio marca ahora un hito en el universo del ensayo: Biografía del silencio (Siruela, 2012, reeditada por Galaxia Gutenberg), que superó los 300.000 lectores, es ya un best seller internacional.
Ordenado sacerdote en 1991, su búsqueda espiritual lo llevó al (budismo) zen, del que nutrió su rutina de contemplación y meditación para después constatar que el cristianismo le ofrecía senderos similares. Autor de novela, cuentos y ensayo, d’Ors compagina su vida literaria con sus mandatos espirituales. En 2015, por designación expresa del papa Francisco, fue nombrado asesor cultural del Vaticano. Su obra se ha emparentado a la de Hermann Hesse y Stefan Zweig.
Conversamos con él sobre su último libro Los contemplativos (Galaxia Gutenberg), una colección de cuentos en los que desentraña la utilidad del dolor, la actitud ante la muerte y la belleza de lo cotidiano. Respondió como un viejo amigo.


CAMBIO: Pareciera que uno conoce a sus personajes de hace tiempo, pienso por ejemplo en Lita Sanroman, la venerable anciana que practica Taichi casi hasta la hora de su muerte. Son personajes con carne, ¿de dónde nacen?
Pablo d’Ors
: Maravillosa percepción. En la literatura hay personajes que están más vivos que esos seres de carne y hueso que caminan las calles, ¿no? En realidad todos mis personajes son egos imaginarios y yo lo que hago es una reflexión sobre la identidad a partir de esos egos, así entiendo la literatura y en esa medida mis ficciones son autoficciones que nacen de cosas que he vivido, que he pensado y sentido y que se complementan con la imaginación.


CAMBIO: ¿Por qué esos personajes reivindican tanto el silencio y la actitud contemplativa? Pareciera que siempre estuvieran al borde de la expectativa con la vida misma.
P. d’O.:
En realidad no sólo mis personajes sino yo mismo digo que si con una palabra pudiera resumir mi postura sería la palabra contemplación. Es importante matizar porque cuando hablamos de contemplación la gente se imagina un monasterio y yo no hablo de eso, estoy hablando de que nosotros, en nuestra vida familiar, laboral, podemos encontrar espacios de contemplación y silencio, espacios de quietud y escucha y de una mirada más profunda sobre las cosas. En un mundo del pensamiento y de la acción está bien pensar y actuar, pero hay algo previo, más relevante, que es mirar. La literatura es una mirada a la realidad, la meditación es una mirada a uno mismo y esa es mi propuesta.


CAMBIO: ¿Cree que podríamos ser contemplativos con los dramas que nos sacuden a diario en nuestra propia vida? ¿Qué actitud de silencio podría haber con los dramas que nos rodean, como la guerra?
P. d’O.:
Pienso que no hay cambio exterior duradero, que no sea precedido y acompañado por un cambio interior. Ningún cambio que hagamos en el mundo será sólido si antes no lo hemos hecho en nosotros mismos, dicho en una frase: sé tú la paz que quieres para el otro. Si queremos paz para el mundo, el primer y principal territorio en el que tenemos que trabajar esa paz, somos nosotros mismos. Yo lo que descubro, esto puede sonar a música celestial, pero no es un descubrimiento mío, sino de todos los que nos tomamos a pecho la meditación y la vida interior, es que lo que hay fuera es una proyección de lo que llevamos dentro, de tal manera que si dentro de tu humanidad hubiera paz, no habría guerra afuera, la guerra que hay afuera es una proyección de nuestra guerra interior y que, por tanto, trabajando en nosotros mismos habría menos guerra al otro lado de la ventana.


CAMBIO: ¿Por qué parece que el pensador cristiano, el intelectual, está desapareciendo de la discusión pública?
P. d’O.:
No sólo el intelectual, en general el cristianismo en occidente está perdiendo adeptos, feligreses y credibilidad. ¿Por qué? Hay muchas razones de todo tipo, aunque el número de bautizados aumenta conforme aumenta la población, pero no así en occidente, particularmente en Europa. No es algo que afecte sólo a los pensadores cristianos, sino a la vida de fe de los cristianos que está siendo interpelada y no estamos sabiendo estar a la altura de las circunstancias. Creo que estamos en un mundo interconectado, intercultural, donde todos podemos hacer de todo y eso nos obliga a los cristianos, como a todos los demás, a hacer una nueva síntesis donde a lo mejor el patrimonio espiritual cristiano ya no puede ser hegemónico, ni lo único, pero sí que puede entrar en diálogo y buscar soluciones para el bien de las personas, que es de lo que se trata.


CAMBIO: Usted se definió como un pesimista esperanzado, ¿no es así?
P. d’O.:
Yo de carácter, como mi padre y mi madre, nací pesimista, tiendo a ver la botella medio vacía por impronta natural, pero aunque tenga ese temperamento, la esperanza es una virtud que puedes cultivar. Yo la he cultivado mucho gracias a mi trabajo interior, a la meditación y a la vida misma, eso me ha ayudado a conformar un nuevo temperamento que me ha llevado a pensar que en realidad hay esperanza para ti y para mí y que las cosas van a mejor.


CAMBIO: En uno de los cuentos, un sacerdote y un psiquiatra debaten sobre la utilidad del dolor. ¿Tiene utilidad o finalidad el dolor en la vida?
P. d’O.:
Creo que el sufrimiento es útil (risas). A nadie le gusta sufrir y será porque no es bueno. Si sufrimos es porque todavía debemos aprender algo, el sufrimiento nos lleva a un punto de saturación en el que nos vemos obligados a cambiar de paradigma interior asumiendo la consecuencia del error y el error es la consecuencia de estar vivos y experimentar, no podemos aprender más que con errores. Creo que es posible aspirar a la superación del sufrimiento, a la liberación del sufrimiento. Si aspiramos a la paz, como hablamos antes, pues hay que aspirar a la ausencia del sufrimiento, que es en definitiva la paz: no podemos estar en paz y sufrir al mismo tiempo. Para caminar hacia eso tenemos el sendero del trabajo interior y la espiritualidad. En el budismo, la liberación del sufrimiento se plantea desde el desapego y la liberación de los deseos, no apegarnos a los bienes de este mundo, lo que no significa que no podamos disfrutarlos, pero no poner nuestro corazón completamente en ellos porque, sino vamos a sufrir mucho. En el cristianismo se plantea más desde al amor al que sufre, si tú abrazas la cruz, la redimes, la cambias de signo y se convierte en luz. Son dos caminos muy válidos para vivir con menos dolor y sufrimiento y, por tanto, irradiar más luz a los demás.

Los contemplativos


CAMBIO: ¿Será que en este tiempo estamos acorralados más bien por sufrimientos vanos?
P. d’O.:
Mucho me temo eso, porque lo que nos hace sufrir no es la verdad, sino casi siempre el ego. ¿Qué significa esto? Significa que la gran pregunta, y es lo que está detrás de mis relatos, es ¿quién soy yo? Es decir, soy yo y mis sentimientos, soy yo y mi cuerpo, soy yo y mis pensamientos; evidentemente si te identificas con tu cuerpo, y tu cuerpo tiene una herida, pues sufres tú y no solo tu cuerpo. Ahora, es un hecho que el cuerpo que tienes ahora es completamente distinto al que tenías hace siete años, luego es algo cambiante, igual que los sentimientos y los pensamientos, entonces ¿quiénes somos nosotros realmente? Creo que nosotros somos la conciencia, lo que en lenguaje clásico se llama el alma; el cuerpo y la mente son vehículos y la búsqueda espiritual es para identificarnos justamente con lo sustancial, eso es lo que está detrás de mi literatura en definitiva.


CAMBIO: ¿Puede la gente de hoy encontrar consuelo en lo que dijo alguien hace siglos?
P. d’O.:
Yo creo que sí, de hecho, encuentro consuelo en las palabras de Jesús de Nazaret que, para mí, es el maestro de maestros. También encuentro consuelo y fuerza en las palabras de otros autores que me acompañan en mi biblioteca y mi mesita de noche y finalmente para eso escribimos también, me parece, para buscar consuelo y fuerza, consolar y confortar, los dos verbos por excelencia de la ayuda a los demás y a nosotros mismos.


CAMBIO: ¿Qué importancia le reserva a la belleza y la observación en la vida?
P. d’O.:
Todo bien mirado es bello, la belleza nos refleja la armonía de las formas y la contemplación nos permite entrar en contacto con eso. La contemplación nos permite limpiar la mirada, los oídos y el corazón para poder atisbar la belleza del mundo. La observación tiene una finalidad práctica y más bien persigue un interés, mientras que la observación es gratuita, tú observas el mar o el cielo estrellado sin otro fin que el de sumarte a la belleza del mundo.


CAMBIO: ¿Puede cambiarnos realmente el silencio? ¿Qué podría cambiarnos el hecho de practicarlo cinco minutos al día, por ejemplo?
P. d’O.:
Yo lo hago todos los días, un rato largo en la mañana y otro breve en la tarde. Te cambia la vida esa práctica, ¿por qué?, porque tenemos el corazón y la cabeza llena de cosas y sentarse a hacer silencio es empezar a vaciar. Necesitamos vaciar porque estamos saturados, es como entrar en una habitación llena de cosas que no te dejará transitar en ella. Así pasa con la mente, si empezamos a quitar vamos despejando, evacuando, y comenzamos a ver con claridad.


CAMBIO: ¿Qué importancia tiene el humor en su visión de las cosas?
P. d’O.:
Para mí el humor es importantísimo, es la capacidad de autorrelativizarse y no tomarse demasiado en serio; lo que hace Cervantes con el Quijote. Mis relatos también son cómicos, permiten reírse de manera compasiva de la naturaleza humana. El humor es un bálsamo que permite llevar la vida.


CAMBIO: ¿Existe la literatura de la luz?
P. d’O.:
Creo que no. Existe la narrativa (ensayo) y la poesía de la luz, me parece. La mía no es una visión ingenua que idealiza la realidad ni los dramas, es más bien una literatura que muestra una visión más justa del ser humano. Yo no escribo para hacer el bien, pero evidentemente el bien existe y también hay que contarlo.


CAMBIO: ¿Cuáles son sus influencias literarias?
P. d’O.:
Dino Buzzati claramente, Stefan Zweig, Kafka y Hesse, por ahí va.


CAMBIO: Usted fue asesor en el Vaticano y del lado más conservador de la Iglesia le han llovido las críticas, ¿cómo encajó eso?
P. d’O.:
La estrategia ha sido no dedicarles ni un minuto de reflexión ja, ja, ja. No perder el tiempo en tonterías, respeto las diferencias de opinión, pero hay tantas cosas que hacer por los demás como para criticar y roer… Trabaja y haz lo tuyo y no molestes a los demás. Si te alimentas de lo negativo, te llenas de eso y te envenenas, entonces nada, a palabras necias, oídos sordos.


Instagram: @erickcdun

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