“Hay que llegar, así sea años después, a los funerales de las víctimas de nuestras guerras”: Ricardo Silva Romero, autor de ‘El libro del duelo’.

Ricardo Silva Romero.

Crédito: Carolina López

3 Septiembre 2023

“Hay que llegar, así sea años después, a los funerales de las víctimas de nuestras guerras”: Ricardo Silva Romero, autor de ‘El libro del duelo’.

Un padre clama justicia durante 15 años para que se conozca la verdad del asesinato de su hijo, que el Ejército declaró muerto en combate. En realidad lo asesinaron porque negó a participar en una operación de falsos positivos. 'El libro del duelo' es la versión en modo novela con la que Ricardo Silva reconstruye de manera sistemática y minuciosa la epopeya de un padre que exige justicia y verdad.

Por: Eduardo Arias

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En El libro del duelo, su última novela, Ricardo Silva Romero vuelve a tocar temas sensibles del conflicto colombiano. Esta vez su historia se basa en la lucha que libró un padre durante al menos 15 años para pedir justicia por el asesinato de su hijo, para que su historia no muriera ahogada en un mar de mentiras.
La novela es, ante todo, un homenaje a Raúl Carvajal, el padre que luchó para que se hiciera justicia en el caso de su hijo, asesinado por negarse a participar en los falsos positivos. De acuerdo con el Ejército, su hijo Raúl Antonio, cabo segundo del Ejército, había muerto en un enfrentamiento con la guerrilla. Sin embargo, al conocerse el parte del Ejército, lleno de contradicciones, don Raúl Navarro supo que a su hijo lo habían asesinado por negarse a matar a dos indefensos muchachos a los que querían hacer pasar por guerrilleros dados de baja en combate.
Ricardo Silva Romero convirtió en novela la historia de don Raúl Navarro y su lucha para que a su hijo y a su familia se le hiciera justicia. El autor nació en Bogotá nen 1975 y ha escrito varias novelas: Relato de Navidad en La Gran Vía, Walkman, Tic, Parece que va a llover, Fin, El hombre de los mil nombres, En orden de estatura, Autogol, Érase una vez en Colombia —compuesta por Comedia romántica y El Espantapájaros—, El libro de la envidia, Historia oficial del amor, Todo va a estar bien, Cómo perderlo todo, Río muerto, Zoológico humano, Cómo vivir en vano y ahora lanza El libro del duelo. Su obra la completan un libro de ensayos sobre la ficción titulado Ficcionario, la obra de teatro Domingo, dos colecciones de relatos, dos poemarios, un par de libros sin género y la página de internet www.ricardosilvaromero.com. Además es columnista del diario El Tiempo.
CAMBIO habló con el autor acerca de su novela y las motivaciones que lo llevaron a escribirla
 

CAMBIO: ¿Cómo nació El libro del duelo?
Ricardo Silva Romero:
Cuando don Raúl Carvajal murió, en la mitad de 2021, me pareció que había que escribirle una despedida que probara que semejante lucha tan dolorosa y tan agotadora había sido una victoria. Yo lo había visto un par de veces, y, supongo que por las historias estremecedoras de mi propia familia, vivía conmovido y pendiente de su manera de contar el asesinato de su hijo. Hice entonces una columna sobre su vida. Y, apenas la entregué, sentí que tenía que volverse una novela, y sentí que tenía que dejar para después las ideas que tenía en mente y que tenía que escribirla de una vez. Durante años, había pensado en lo importante que es el relato de los soldados honorables que se negaron rotundamente a cometer “falsos positivos”, y en ese sentido la historia del hijo de don Raúl, el cabo Carvajal, es ejemplar. Busqué a la familia a través de su abogado: Miguel Ángel del Río. Y, una vez nos encontramos, estuvimos de acuerdo, Doris Patricia Carvajal y yo, en que valía la pena intentar esta novela. Dicho todo esto, podría decirse, también, que el origen de esta novela es cierta necesidad de hacer y acompañar el duelo que me empezó cuando era niño.


CAMBIO: ¿Qué elementos le permitieron reconstruir la historia de don Raúl Carvajal y, de paso, convertir su vida en una novela? Usted en los agradecimientos señala más que todo testimonios de la familia y diversos artículos de prensa. ¿De cuáles otros se valió?
R. S. R.:
Tuve a la familia cerca, sí, pude irles preguntando lo que iba necesitando para armar el rompecabezas de la historia. Reuní también todas las notas de prensa y las entrevistas y los testimonios que pude porque todas las memorias, incluso las de las familias, tienen sus vacíos, y es mejor documentarlas, completarlas: en “Historia oficial del amor” aprendí a desconfiar de los recuerdos de los unos y de los otros, y aprendí a contrastarlos. Entonces hablé con gente que tuve cerca a don Raúl. Fui siguiendo pistas en las respuestas de quienes lo tuvieron cerca. Conté hasta con la astrología para completar ciertos perfiles. Y luego, al final, recurrí a la ficción -no a la mentira, sino a la ficción con sus herramientas y sus elecciones- para que la historia fuera comprensible emocionalmente. Ojalá que sí.


CAMBIO: La reconstrucción de la vida de Raúl Carvajal y su familia es muy minuciosa. Por tratarse de una novela, ¿hay en ella elementos de ficción o es una reconstrucción fidedigna de sucesos que sí ocurrieron?
R. S. R.:
Es una reconstrucción minuciosa gracias a la ficción. Es decir, todo lo que se cuenta en “El libro del duelo es verdad. Estos son los hechos. Estas son las personas que los sufrieron y los encararon. Pero justamente es la ficción la que consigue reconstruir con precisión, con consciencia de lo interior, de lo invisible, lo que sucedió. A Doris Patricia Carvajal, la hija de don Raúl, que es una persona brillante, le sorprendió el resultado. Me decía, luego de leer la novela, que le impresionaba esa restauración de lo que pasó, y la verdad es que es gracias a las herramientas de la novela que es posible hacer algo así. Repito: no mentir, sino reunir las cuatro dimensiones de una escena.

Libro


CAMBIO: Estos temas relacionados con el proceso de paz, la búsqueda de la verdad, han estado presentes en casi todas -si no todas- sus novelas de los últimos seis o siete años. ¿Qué lo ha llevado a usted a interesarse tanto en estos temas y a escribir de ellos tan a menudo en sus libros pero también en sus columnas?
R. S. R.:
Creo que el tema de la guerra colombiana siempre estuvo por ahí. En Relato de Navidad en La Gran Vía, que es mi primera novela y la escribí hace 25 años, hay un padre asesinado por una ultraderecha, y se habla de una democracia con tras escena de dictadura. Pero me parece que desde Autogol, la novela que escribí alrededor del crimen de Andrés Escobar, es más clara la investigación no sólo sobre lo que ha pasado acá —esta violencia nuestra y este coraje típico- sino sobre lo que está pasando cada día. Y entonces están El libro de la envidia, El espantapájaros, Historia oficial del amor, Río muerto. Y también Cómo perderlo todo y Cómo vivir en vano, que reseñan los dramas de 2016 y 2020. ¿Por qué he estado dedicado a estos temas? ¿Por qué estos temas ya no están entre líneas en las ficciones que he estado haciendo? Seguro me animó que en 2009, el mismo año en el que publiqué Autogol, empecé a escribir la columna que escribo. Pero yo creería que la obsesión tiene que venir desde que oía en mi casa todo lo que le había pasado a mi familia -para empezar, un par de tíos asesinados- por haber nacido acá en Colombia. Leí periódicos desde muy niño. Crecí consciente de que esto era una zozobra. Y yo creo que estoy respondiéndole a todo eso a mi manera.

CAMBIO: Usted señala que vio un par de veces a don Raúl Carvajal en la Jiménez con Séptima. ¿Usted Habló con él alguna de esas veces?
R. S. R.:
Crucé un par de frases apenas, una pregunta y una respuesta sobre qué le decían los funcionarios del Estado sobre su caso, pero sobre todo lo escuché contando lo que contaba y lo vi mostrando la exposición que había montado en su camión. Hubiera querido entrevistarlo como los periodistas que lo hicieron tan bien -y que fueron una compañía clave durante la escritura y por eso están todos mencionados en los agradecimientos-, pero la verdad es que sólo cuando murió, y me sentí obligado a escribirle la columna, pensé que valía la pena hacerle este libro a su duelo.


CAMBIO: ¿Ustedes ve posible que los culpables de este asesinato algún día cuenten lo que hicieron? ¿Ve posible que la verdad sane, de alguna manera, las heridas que ha dejado tanta violencia, tanta injusticia y tanto dolor?
R. S. R.:
Sí lo veo posible. El libro del duelo es el retrato del dolor y el coraje de don Raúl y su familia: yo quería acompañarlos -y que los lectores también los acompañaran- en esos años que pasaron tan solos. Hay que llegar, así sea tarde, así sea años después, a los funerales de las víctimas de nuestras guerras. ¿Por qué? Porque por experiencia propia sabemos todo lo que sana y todo lo que se agradece esa compañía. Por otro lado, contar lo que pasó, tal como pasó por dentro y por fuera de los protagonistas, es quizás el modo más efectivo de hacer justicia. Creo que, con los relatos de las víctimas y los reconocimientos de los victimarios, la JEP va a llegar a mostrarnos las dimensiones de lo que ocurrió. Sé que a los culpables sólo les ha faltado hablar de los soldados que cayeron por negarse a jugar el juego macabro del conteo de cuerpos, pero pienso que ese día también llegará, y ojalá estemos a la altura de esa nueva oportunidad. “El libro del duelo” no da nombres de victimarios, salvo uno que hace unos meses reconoció su papel en el horror, porque no quiere perder de vista la rutina del duelo de los Carvajal y porque tampoco puede pasarnos que los culpables les quiten el protagonismo a los inocentes. En “El Espantapájaros”, que cuenta una masacre desde el principio hasta el final, basada en matanzas reales, pinté a los asesinos porque no estaba reconstruyendo un caso real. Pero mi idea en El libro del duelo no era novelar a los soldados que deshonraron el uniforme, sino rescatar a los que lo defendieron. Y, para sanarnos, mostrar el coraje de estos duelos que -como usted dice- se hacen entre la violencia y la injusticia.

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