
Donald Trump anunció estos aranceles hace cerca de un mes, pero los había pospuesto.
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Guerra comercial 2.0.: ¿dónde queda Colombia en medio de los aranceles de Trump?
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Los aranceles que le puso el presidente Trump a sus vecinos y a China están sacudiendo el comercio global. Mientras el mandatario estadounidense evalúa gravar también las exportaciones agrícolas, países como Colombia analizan su impacto.

La segunda temporada de Donald Trump en la Casa Blanca es una historia que sorprendió al mundo. Entre amenazas, anuncios desordenados y represalias contra aquellos que se le enfrentan, el mandatario estadounidense le ha anunciado al planeta que va a utilizar los aranceles como su estrategia central de política comercial.
Los principales amenazados por Trump desde que llegó a la presidencia el pasado 20 de enero son sus vecinos, México y Canadá, y su mayor competidor comercial: China. Y aunque en el último mes esos países trataron por vía diplomática de lograr un acuerdo con Estados Unidos, este martes 4 de marzo, después de una pausa de 30 días, finalmente entraron en vigencia los temidos aranceles de Trump.
A pesar de que el martes en la noche el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, aseguró en una entrevista con Fox Business que el presidente Trump estaba barajando la posibilidad de relajar las medidas, sin pausarlas del todo, aún es incierto en qué terminará la imposición de aranceles que implementó el mandatario esta semana.
En la noche del lunes, la Casa Blanca publicó un comunicado en el que tanto México como Canadá “han fallado” en atender de manera adecuada la situación con los carteles y el flujo de drogas letales, como el fentanilo, que están ingresando a Estados Unidos.
El presidente impuso aranceles de 25 por ciento a las importaciones estadounidenses provenientes de México y Canadá, a pesar del tratado de libre comercio de América del Norte (TLCAN) que tienen los tres países, modificado por el propio Trump en 2018. El mandatario republicano también duplicó los aranceles vigentes a todas las exportaciones chinas: del 10 al 20 por ciento.
Por eso, las bolsas del mundo se sacudieron este martes. Y una de las más afectadas fue justamente la estadounidense. El índice S&P 500 cayó 1,21 por ciento, el Dow Jones cedió 1,56 por ciento al cierre de la jornada, y el Nasdaq, otro de los principales índices de ese mercado, retrocedió 0,37 por ciento.
“Todos los principios sobre globalización quedan por fuera, porque cada país pondrá por encima sus intereses y responderá con aranceles”, explica Clara Inés Pardo, profesora de la Universidad del Rosario.
Según la académica, con estas medidas Trump pretende beneficiar la producción nacional y que haya un incentivo a la industria estadounidense, pero la experta señala que, en el mundo de hoy, los países se necesitan entre sí. “No hay una nación que sea 100 por ciento autónoma, y por eso muchos productos van a aumentar de precio y esto puede resultar en un impacto inflacionario en algunos países”, dice la experta.

El contraataque de Canadá, México y China
La guerra comercial que impulsó Trump en su primer mandato le costó al mundo miles de millones de dólares. Aunque ha sido una de su política bandera, es extraño que el mandatario haya decidido embarcarse en otra batalla económica. Para pelear se necesita, como mínimo, dos partes, y dado que Canadá, México y China decidieron responder, podría decirse que oficialmente estamos ante otra guerra comercial.
Al gobierno canadiense no le tembló la mano para defenderse. En cuanto entraron en vigencia los aranceles estadounidenses, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, le respondió a Trump: “Esta es una decisión muy tonta”, dijo, y aseguró que terminará afectando a los mercados y aumentará la inflación en Estados Unidos.
El primer ministro anunció que Canadá impuso tarifas del 25 por ciento sobre 155.000 millones de dólares en importaciones de productos estadounidenses. Los aranceles comenzaron a regir de manera inmediata para 30.000 millones y, en un plazo de 21 días, comenzarán las tarifas sobre los 125.000 millones de dólares restantes.
“Quiero dirigirme a los estadounidenses, así como lo hice el mes pasado. Nosotros no queremos esto, queremos trabajar con ustedes como amigos y aliados, y no queremos verlos afectados, pero su gobierno ha decidido hacerles esto”, dijo.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, tampoco se quedó de brazos cruzados. Aseguró que tomará medidas arancelarias y no arancelarias para responder a Estados Unidos, las cuales anunciará el próximo domingo si los aranceles siguen vigentes.
Sheinbaum aseguró que la comunicación de la Casa Blanca sobre el gobierno de México fue “ofensiva, difamatoria y sin sustento”. “No hay motivo, razón ni justificación que soporte esta decisión que afectará a nuestros pueblos y naciones. Lo hemos dicho de diferentes formas: cooperación y coordinación sí. Subordinación e intervencionismo no. A México se le respeta”, dijo.
La presidente mexicana también dijo que la decisión unilateral de Trump afectará tanto a las empresas como a los ciudadanos estadounidenses por el incremento en los precios de los artículos que se producen en México. “Nadie gana con esta decisión”, cuestionó.
Juan David López, asociado senior de la firma Baker Mckenzie, comenta que Trump ha usado tradicionalmente los aranceles para enviar diferentes mensajes: “Se hace lo que yo diga o se atiene a las consecuencias en materia arancelarias”. Con México, por ejemplo, el mandatario ha jugado con la narrativa de la seguridad, la migración y los carteles, mientras que Canadá ha sido acusada de no apoyar la lucha contra el fentanilo.
“En un corto plazo, esto puede significar un impacto positivo, porque las empresas en Estados Unidos pueden buscar terceros para suplir estos productos y esto abre una oportunidad a otros países, como Colombia. Pero a mediano plazo hay un riesgo inminente de que al país le suban los aranceles y las exportaciones nacionales con destino a Estados Unidos también terminan afectadas”, explica el experto.
Del otro lado del planeta, el gobierno chino también comenzó a moverse y presentó una reclamación ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las medidas de Trump. Además, el gigante asiático anunció que, a partir del 10 de marzo, impondrá aranceles adicionales a algunos bienes importados originarios de Estados Unidos: un arancel del 15 por ciento al pollo, el trigo, el maíz y el algodón, y de 10 por ciento al sorgo, la soja, la carne de cerdo, la carne de res, productos acuáticos, frutas, verduras y productos lácteos.
Esto motivó a Trump a subir su apuesta con una nueva amenaza: aranceles a las importaciones agrícolas, una decisión que podría poner en jaque no solo a estos tres países, sino también a otros socios comerciales menores, como Colombia.
“A los grandes agricultores de los Estados Unidos: prepárense para empezar a producir una gran cantidad de productos agrícolas que se venderán dentro de los Estados Unidos. Los aranceles se aplicarán a los productos del exterior el 2 de abril. ¡Diviértanse!”, dijo el presidente Trump en su cuenta oficial de Truth Social.

¿Cómo puede afectar esto a Colombia?
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el año pasado el país exportó 174.400 millones de dólares en productos agrícolas e importó 206.200 millones. Según un análisis preliminar de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), si se llegasen a gravar las importaciones agrícolas que hace Estados Unidos, “los países cuyas economías dependen en gran medida de la exportación de productos agrícolas a Estados Unidos enfrentarían un golpe económico”.
Las naciones dependientes de Estados Unidos tendrían que buscar nuevos mercados para exportar sus productos agrícolas, pero también se puede dar el caso de que los países afectados impongan nuevos aranceles y esto derive en nuevas tensiones comerciales.
AmCham Colombia también reconoce que Estados Unidos podría verse perjudicado, con precios más altos para los consumidores, un aumento en la inflación e incrementos en los costos de adquisición para los supermercados y otros minoristas que dependen de productos importados. Pero también podrían beneficiarse de la reducción de la competencia algunos sectores productores agrícolas estadounidenses.
“A Trump hay que juzgarlo no por lo que dice, sino por lo que hace”, mencionó también Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex). Díaz se refirió al anuncio de Trump frente a las importaciones agrícolas de Estados Unidos y aseguró que es difícil medir su impacto hasta que no haya una decisión oficial.
“No sabemos cuál es el ámbito, cuáles son los países o si es para todo el mundo. Hay que esperar para conocer en detalle de qué se tratan, cuál es el monto o las naciones afectadas. Entretanto, esperamos que no ocurra. Si Colombia es incluida en esa aplicación de aranceles, productos como el café, que exportamos a Estados Unidos, se verán muy afectados”, dijo.
Según cifras de Analdex, 40 por ciento de las exportaciones colombianas de café verde se envían a Estados Unidos, así como 90 por ciento de las exportaciones de flores. También podría impactar a los productores de aguacate hass, un producto que viene abriéndose paso en el mercado estadounidense y a otras frutas como el limón Tahití, los arándanos, la uchuva y la gulupa.

Colombia es altamente dependiente de Estados Unidos. El año pasado, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el 25,7 por ciento de las importaciones nacionales venían de ese país, mientras que el 28,9 de las exportaciones colombianas se fueron a ese destino. Los principales productos que vendemos son combustibles, piedras y metales preciosos, flores, café, frutas, manufacturas plásticas y confecciones.
Pero no todo son amenazas. Pardo, la docente de la Universidad del Rosario, también ve oportunidades, aunque Colombia no sea un gran exportador para Estados Unidos y dependa en gran medida de su principal socio comercial. “Hay productos con los que se requiere hacer un análisis detallado y que podrían ser atractivos a pesar de los aranceles. Puede que compitan con el mismo valor, pero con mejor calidad”, propuso la académica.
Algunos expertos también han señalado que la guerra comercial podría ser una oportunidad para afianzar las relaciones con China, que se ha ubicado al otro lado de la contienda con Trump, y lentamente ha ido ganando espacios comerciales y de inversiones con otros países, como Colombia.
El mundo ya experimentó una primera guerra comercial con Trump en la que los consumidores y las empresas terminaron siendo los perjudicados y pagando los platos rotos. Trump y su temperamento han sumido al comercio internacional en un vaivén de medidas que no terminan de materializarse, pero golpean la confianza de los países, asustan a los empresarios y preocupan a los gobiernos. No es claro en qué terminará la política de Estados Unidos ni cómo golpeará a Colombia, pero, como dice Díaz: “A Trump hay que juzgarlo no por lo que dice, sino por lo que hace”.
