En Colombia el 64,2 por ciento de los trabajadores ganan un salario mínimo o menos.
Crédito: Colprensa
La discusión sobre el salario mínimo: ¿Qué impacto tendrá sobre la inflación y el empleo?
- Noticia relacionada:
- Mercado Laboral
- Inflación
El próximo 28 de noviembre se inician las negociaciones sobre el salario mínimo. El incremento estaría, como mínimo, alrededor del 10 por ciento, si se tiene en cuenta la inflación que se proyecta para este año. Los expertos advierten un impacto negativo sobre los precios y sobre los empleos formales.
En dos semanas se iniciará en Colombia la discusión para definir el aumento del salario mínimo de 2024, una de las decisiones más importantes para la economía y la vida de los ciudadanos.
En 2023 el salario mínimo aumentó 16 por ciento en comparación con el de 2022 y quedó en 1’160.000. En Colombia, cerca de 3,5 millones de trabajadores ganan un salario mínimo; alrededor de 9,5 millones de personas trabajan pero sus ingresos están por debajo del salario mínimo legal.
La cifra de inflación se ha convertido tradicionalmente en el “piso” de la negociación. En los últimos dos años, el aumento del salario mínimo ha sido históricamente alto. En 2022, aumentó 10,07 por ciento. En 2023, subió 16 por ciento. Ahora se espera que el incremento para 2024 también siga esa tendencia, pues se proyecta que la inflación cerrará el año en 9,8 por ciento según el equipo técnico del Banco de la República.
Para profundizar
Salario mínimo vs. inflación
Así como el salario mínimo sube ligado a la variación en el índice de precios al consumidor (IPC), el incremento salarial también tiene un efecto sobre la inflación.
Tal como explica Jorge Restrepo, docente de economía de la Universidad Javeriana, hay varios efectos que relacionan el aumento del salario con la inflación. “El primer efecto está en los costos. El salario mínimo que pagan en los sectores formales aumenta los costos de las industrias y mercados de servicios. De modo que muchos de ellos buscan trasladar eso, así sea parcialmente, a los consumidores”, explica el académico.
Un segundo efecto, comenta Restrepo, es el de indexación, un sistema que ajusta los pagos a diferentes índices de precios para traer a valor presente diferentes costos y también mantener el poder adquisitivo de las personas. Por eso, cuando sube el salario mínimo, hay una especie de efecto dominó sobre muchos precios. “Esto se convierte en la base para una serie de reajustes de contratos, muchos de ellos automáticos, y tarifas”, dice.
El salario mínimo se utiliza, por ejemplo, como indicador en muchas negociaciones colectivas, para el aumento de las pensiones; los altos salarios del Estado, como los de los congresistas y magistrados; y de tarifas, como el valor de las viviendas nuevas, así como de diferentes servicios administrativos y notariales. También se usa como unidad de medida en el sistema tributario y para la definición de multas y penalidades.
“El tercer efecto es de demanda, que es el más difícil de medir, porque ese aumento del salario mínimo impulsa el consumo. El aumento inicialmente pone un dinero en el bolsillo de los trabajadores, lo gastan, y eso impulsa una mayor demanda y, por ende, los precios, lo que genera una especie de ilusión monetaria”, indica Restrepo.
Con el fin de mitigar los efectos del salario mínimo en la inflación, entre diciembre del año pasado e inicios de 2023 el Gobierno desindexó cerca de 200 tarifas. Entre ellas, 85 estaban relacionadas con el salario mínimo; se desindexaron, o desligaron, del aumento salarial por medio del Decreto 2642 de 2022.
Juan Carlos Guataquí, consultor en temas laborales y catedrático universitario, añade que “es irónico, porque el salario termina siendo un asunto de política monetaria y no de política laboral”. De acuerdo con el experto, “el problema del salario mínimo está en que se maneja como una unidad de medida del poder adquisitivo de los trabajadores, pero al mismo tiempo no cobija a casi la mitad de los trabajadores que hay en el país”, porque están por debajo de este rango salarial.
¿Cómo se define el salario mínimo?
Por ley, la negociación del salario mínimo en Colombia se da en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, conformada por el Gobierno, los tres sindicatos y los cinco gremios de la producción (Andi, Fenalco, Acopi, SAC y Asobancaria).
Por medio de la Ley 278 de 1996, se definieron cuatro parámetros económicos para esa negociación: el índice de precios al consumidor (IPC) del año causado y su proyección para el año siguiente; el PIB del año causado y la proyección para el siguiente; el aporte de la productividad al crecimiento de la economía, y la contribución de los salarios al ingreso nacional.
Para este año, según informó la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, se negociará con base en “la estadística de la inflación del 30 de noviembre”. En medio de la comisión, el Dane entrega a las partes la cifra de productividad, y el primer vencimiento que tienen los gremios, sindicatos y el Gobierno para que se logre un acuerdo antes del 15 de diciembre.
“No ha empezado aún el proceso. La ley dice que el salario mínimo no se puede incrementar por debajo del IPC, con eso ya se tiene un piso, pero nunca ha habido un techo”, aseguró el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. El ministro mencionó que la experiencia colombiana señala que, en promedio, el salario mínimo se ha ajustado al IPC+1 punto y “de ahí para arriba depende de la cifra de productividad”.
Para profundizar
Si el salario mínimo de 2023 aumenta, por ejemplo, un 10 por ciento, se ubicaría en 1'276.000 para el próximo año.
Los sindicatos –la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) y la Confederación General del Trabajo (CGT)– han ido comentando en diferentes espacios sus intenciones para la negociación y estarían apuntando a un aumento entre 10 por ciento y 13 por ciento, como mínimo.
Los gremios, por el contrario, son renuentes a un aumento “muy por encima de la inflación”. Según Rosmery Quintero, presidente de Acopi, el gremio de los micro, pequeños y medianos empresarios, asegura que “al incrementar el salario desmesuradamente por encima de la inflación, es inevitable un aumento en los costos de producción. Esta situación no se resolverá fácilmente y terminará traduciéndose en un alza generalizada de precios para compensar estos costos adicionales”.
Quintero enfatiza en que solo las empresas con cierta capacidad financiera podrán ajustar sus precios para hacer frente a este aumento, mientras que las microempresas, que operan en mercados altamente competitivos, se verán significativamente limitadas en esta opción. En el país, más del 90 por ciento de las empresas son micro, pequeñas y medianas compañías, y estas son responsables de ocho de cada diez empleos.
Para profundizar
¿Cómo afecta el aumento del salario mínimo al empleo?
John James Mora, profesor del departamento de Economía de la Universidad Icesi y coordinador del Observatorio Regional de Mercado de Trabajo (Ormet), de Cali, comenta que el problema en sí es el incremento en términos reales.
“El tema es cuando el incremento en el salario mínimo está por encima del incremento de la inflación y qué tanto es ese incremento. En general, un incremento real de los salarios en Colombia en un 1 por ciento adicional significa una pérdida de más de 20.000 empleos, por lo que hay que ser cuidadosos a la hora de subir el salario mínimo por encima de la inflación. Por otro lado, parte de los empleos que se perderían incrementan la tasa de informalidad en el país y esto también hay que tenerlo en presente”, dice el experto.
Esta pérdida de empleos que menciona Mora se explica por empresas y negocios que, al ser incapaces de mantener esos costos salariales, despiden a sus empleados, o recurren a emplearlos de manera informal, a cambio de un ingreso inferior al salario mínimo.
El economista menciona que la Sentencia C – 1433 del 2000 de la Corte Constitucional reconoció que el incremento se debe ajustar “periódicamente en consonancia con el comportamiento de la inflación, con el fin de contrarrestar la pérdida de su poder adquisitivo, y asegurar que aquél en términos reales conserve su valor”, por lo cual no es posible aumentar el salario por debajo de la inflación.
Para profundizar
De acuerdo con cálculos del centro de estudios económicos Anif, a partir de cifras del Dane, el 46,1 por ciento de los ocupados en Colombia devengan menos de un salario mínimo, es decir, casi la mitad de los trabajadores recibe como pago un ingreso que no llega a ser el del salario mínimo.
Según rango de ingresos, el 18 por ciento de los trabajadores reciben alrededor de un salario mínimo; otro 21,7 por ciento de los ocupados está entre uno y dos salarios mínimos. “El 92 por ciento de los trabajadores están por debajo de los tres salarios mínimos, y quienes están entre dos y tres salarios mínimos son apenas el 5,9 por ciento de los ocupados”, explica Mauricio Santa María, presidente de Anif.
Santa María reconoce que gran parte de los ocupados que hay en Colombia ganan menos de un salario mínimo, y que esto los excluye de la posibilidad del sistema de protección social en el país, pues no pueden cotizar a pensiones.
“Así a la gente le guste o no que se diga esto, Colombia tiene uno de los salarios mínimos, como proporción del salario promedio, más altos del mundo. El salario mínimo es el 75 por ciento del salario promedio de Colombia, y eso por definición hace que no sea un salario mínimo. Al incrementar mucho esa proporción lo que pasa es que se incrementa el porcentaje de personas que ganan menos del salario mínimo, y por ende se incrementa la informalidad, porque, por ley, quienes ganan menos del mínimo no pueden cotizar”.
Según Santa María, cuando se incrementa demasiado el salario mínimo realmente los beneficiados son las personas que están en la formalidad y ganan un mínimo, pero no la mayoría de la población. “Esto perjudica a la mayoría de la población y solo le da un ingreso mayor a los que ya tienen un ingreso formal”.
En lo que va de este siglo, en 14 oportunidades no se ha logrado un acuerdo entre gremios y sindicatos y el Gobierno ha tenido que decretar el aumento. La ministra de Trabajo tiene la expectativa de que se logre un acuerdo en el incremento salarial. Solo falta que, con este panorama sobre la mesa, los empresarios, las centrales de trabajadores y el Gobierno se sienten a discutir sobre el salario para el próximo año.