La inflación baja, pero todo sigue muy caro en Colombia

Durante el último año la canasta básica de los colombianos se ha encarecido 11,43 por ciento.

Crédito: Colprensa

8 Septiembre 2023

La inflación baja, pero todo sigue muy caro en Colombia

Aunque la inflación bajó en agosto a 11,43 por ciento, el nivel de precios que enfrentan los colombianos sigue siendo históricamente alto. El Banco de la República ha seguido elevando sus tasas, pero falta aún un largo trecho para que se normalicen los precios.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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Los colombianos están experimentando un aumento en los precios desde hace varios meses, en niveles que no sentía el país desde 1999. La inflación, que tocó su máximo en marzo, cuando se ubicó en 13,34 por ciento, ha venido perdiendo ritmo en los últimos meses, y en agosto llegó a ubicarse en 11,43 por ciento.

A pesar de que el indicador está bajando, esto no quiere decir que los precios estén cayendo también, sino que el aumento se está moderando poco a poco, aunque siguen al alza.

El índice de precios al consumidor, o IPC, mide la variación de un conjunto de bienes y servicios en un periodo de tiempo. Y el último reporte que entregó el Dane lo que evidencia es que en el último año la canasta básica de los colombianos se encareció 11,43 por ciento.

Tal como explica Munir Jalil, economista jefe de BTG Pactual para la región Andina, hay productos que pueden “devolverse” en los precios, pero no todos se comportan igual.

“Cuando se restablecen las condiciones, los precios rápidamente retornan, pero no aplica para todos los productos. En los agrícolas y los alimentos, especialmente los producidos en Colombia, sí se ven esos cambios, pero con otros productos de la canasta del IPC, como los regulados, es bastante difícil que bajen los precios”, indica Jalil.

Estos son los bienes y servicios que están ajustados a la inflación, como los arriendos, las matrículas educativas y los servicios, que generalmente son componentes que pesan mucho en los gastos de los hogares, y por ello esta inflación los afecta en mayor medida.

El último reporte de inflación del Dane muestra cómo, por ejemplo, el transporte se ha encarecido 18,59 por ciento en el último año, los precios en los restaurantes y hoteles han subido 16,18 por ciento, los alimentos están 12,44 por ciento más caros y los servicios públicos tienen precios 7,97 por ciento más altos. 

Carolina Monzón, gerente de investigaciones económicas de Itaú, explica que lo que se está calculando son variaciones y no niveles de los precios, “y todavía tenemos precios que, en general siguen 11 por ciento más caros que un año atrás”.

Y según Monzón, otra explicación a por qué algunas cosas están “más costosas”, es porque seguimos cargando el rezago de la tasa de cambio del año pasado, cuando el dólar tocó máximos cercanos a los 5.000 pesos. “El traspaso de un tipo de cambio a un nivel más bajo puede tomar mucho más tiempo. Y también se habla de la indexación, tuvimos inflaciones altas el año pasado y hay rubros que se siguen ajustando, como, por ejemplo, los arriendos”, indica la economista.

La ejecutiva de Itaú reitera que, aunque la inflación seguirá corrigiéndose, no quiere decir que los productos vayan a comenzar a bajar.  “Por eso es tan importante controlar el nivel de precios, ante movimientos alcistas es muy difícil revertir la inflación”, dice.

¿Por qué subieron los precios?

­­El origen de esta coyuntura inflacionaria que viene experimentando el mundo en los últimos dos años está en la pandemia­ de Covid-19, lo que afectó las cadenas de suministro y a las economías de todos los países. ­Y a ella se sumaron en los últimos dos años otros problemas globales, como la guerra en Ucrania, o locales, como el paro de mayo de 2021. ­

“Tuvimos una serie de eventos desafortunados que terminaron generando la inflación. Muchos de esos factores iniciales fueron lo que llaman economistas “choques de oferta” y sobre los que no se tiene control, como la pandemia, los paros, problemas de movimiento de esos productos que se volvieron costosos”, explica Jalil.

Y en el caso particular de Colombia, complementa el experto, se dieron también “factores de demanda”, decisiones de consumo de los hogares colombianos que, tras las cuarentenas, salieron a comprar y consumir con velocidad. Esto también incidió en el encarecimiento de los productos.

El efecto de las tasas de interés

Para controlar estos niveles de inflación es que el Banco de la República ha venido subiendo su tasa de interés desde septiembre del año pasado, con la intención de que las personas y las empresas disminuyan su demanda de bienes, y así baje la inflación.

Esta política ha llevado a la tasa de interés hasta el 13,25 por ciento, y un nivel en el que se ha mantenido vigente desde mayo de este año. “El asunto es que este es un problema que no es de exceso de demanda y no se puede manejar con las tasas del Banco de la República, porque la tasa de interés no toca la oferta, porque esta inflación no nació por un exceso de demanda”, asegura Beethoven Herrera, profesor emérito de la Universidad Nacional.

En ese sentido, Herrera considera que otras medidas pueden ayudar también a bajar la inflación, como asegurar una mayor producción de alimentos o subsidiar los fertilizantes. Además, el economista menciona que hay precios que no bajan con la inflación, como los combustibles, que el Gobierno viene incrementando para nivelar el precio local de la gasolina con el internacional y cerrar el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc).

Por ahora, la inflación se sigue ubicando muy por encima de la meta del Banco de la República, que apunta a un 3 por ciento, y aunque ya se nota la tendencia a la baja, varios expertos el mercado coinciden en que será necesario esperar hasta 2025 para de nuevo al IPC en este rango de aumento.

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