"La reforma más importante, indudablemente, debe ser a la educación": Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente regional del Banco Mundial

Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial.

Crédito: CAMBIO

13 Octubre 2023

"La reforma más importante, indudablemente, debe ser a la educación": Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente regional del Banco Mundial

Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, habló con CAMBIO sobre la situación económica regional y sobre lo que se viene el próximo año. También insistió en que la superación de la pobreza solo sucederá cuando los menos favorecidos puedan acceder a una educación de calidad.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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Una de las misiones del Banco Mundial es ayudar a los países a lograr un crecimiento sostenido a largo plazo con el fin de reducir los indicadores de pobreza, pero para ello se requieren diferentes reformas en las que Colombia y la región aún tienen un largo trecho por recorrer. En medio de las reuniones del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se están celebrando en Marrakech (Marruecos), CAMBIO conversó con Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, quien habló de los retos que tiene la economía de la región y cuáles son los problemas estructurales que debe solucionar. 

CAMBIO: El Banco Mundial elevó la proyección de crecimiento regional de 1,4 por ciento a 2 por ciento  recientemente. ¿Qué explica ese optimismo y cómo ve a América Latina en ese contexto?

Carlos Felipe Jaramillo: Elevamos nuestra proyección, principalmente, porque la economía global no se ha desacelerado tanto como pensábamos originalmente. Al iniciar este año veíamos una economía global más desinflada y desanimada, pero no ha sido así. Sobre todo, la economía de Estados Unidos ha resultado más resistente a la subida de las tasas de interés y eso es positivo también para la región.

El segundo mensaje es que, a pesar de ese aumento en la previsión, la tasa de crecimiento regional sigue siendo baja, en la mayoría de países la tasa de crecimiento es baja e insuficiente para afrontar los problemas que tiene la región en términos de pobreza, desigualdad y falta de dinamismo. Es lamentable que América Latina vuelva a un patrón de crecimiento que es tal vez el más bajo de todas las regiones del mundo, mucho más bajo que los promedios de crecimiento de Asia, e incluso de África, y eso muestra que a la región aún le falta mucho por alcanzar tasas de crecimiento acorde con lo que se aspira.

CAMBIO: La proyección para Colombia es 1,5 por ciento, más baja que la región. ¿Cuál es su percepción al respecto?

C.F.J.: Diría solamente que también se revisó al alza la proyección, pero igual que el resto de la región, es baja. En el caso puntual de Colombia, tiene mucho que ver que en 2022 se presentó un crecimiento del PIB muy alto, y también por ello hay un efecto estadístico a partir del cual se presenta un crecimiento menor luego de uno tan alto, porque se compara qué tanto crece la economía entre un año y otro. 

Pero, igual que el resto de los países, en Colombia se sufre de no tener el dinamismo que el país necesita para afrontar problemas de pobreza y desigualdad. En este sentido, la situación de Colombia es muy representativa para todos los países de la región y sus complicaciones para afrontar problemas estructurales de América Latina.

CAMBIO: ¿Cómo percibe el nivel de inflación de la región?

C.F.J.: Es un problema que se está superando rápidamente. Me alegra que fue una preocupación temporal, porque hubo un momento el año pasado, por la guerra de Rusia y Ucrania, que la inflación subió un montón, sobre todo liderada por alimentos y combustibles, pero las instituciones que manejan la macroeconomía en todos los países, empezando por los bancos centrales y los ministerios de Hacienda, reaccionaron muy bien, y ya en casi todos los países, –menos Argentina, que es un caso excepcional– viene en retirada. 

En unos, la inflación ha caído mucho más rápido que en otros, pero nuestras proyecciones muestran que ya para el año entrante la inflación no debería ser un problema serio para ningún país de la región, por el manejo que se le ha dado. 

Hay varios países de la región en que las tasas de interés han comenzado a bajar, lo que indica que América Latina ha podido afrontar esos riesgos aún mejor que países desarrollados. En la Unión Europea la inflación aún es muy alta, por ejemplo. Esto es resultado de que nuestra política monetaria reaccionó rápido, y ahora puede también reaccionar rápido con las bajas en las tasas de interés. No quiere decir que hay que acelerar muy rápido todas las bajas en la tasa de interés, eso hay que mirarlo país por país. 


CAMBIO: En la región, varios países están viendo procesos de reformas estructurales. ¿Cómo pueden impactar esas situaciones políticas a la economía regional?

C.F.J.Desde el Banco Mundial trabajamos principalmente en el crecimiento de mediano y largo plazo, y cómo ese crecimiento se traduce en la disminución de la pobreza y la desigualdad, y se mejora la calidad de vida de las personas. Desde ese punto de vista, nos parece fundamental que se piense en todos los países en cómo llegar a consensos. Nos preocupa que en buena parte de la región hay polarización y falta de consenso, lo que hace muy difícil llegar a esos acuerdos políticos necesarios, con algunas excepciones.

Un país en el que en este momento veo un impulso fuerte para tomar reformas importantes es Brasil. El gobierno está logrando aprobar reformas gordas, sobre todo en materia fiscal, en relación con los impuestos y la regla fiscal. 

Otro país que me gusta resaltar y que suele pasar inadvertido es Jamaica, un país que ha logrado pasar de una situación de endeudamiento excesivo –llegó hace 10 años a tener una deuda de cerca de 150 por ciento de su PIB, y estaba en crisis– a hoy en día, que ha logrado reformas importantes por un excelente manejo fiscal y de algunos sectores, y por un consenso social. Hoy la deuda de Jamaica está en alrededor de 70 por ciento. Es casi la mitad, y se logró con disciplina fiscal, reformas en el gasto, algo de aumento en la presión tributaria y persistencia. 

CAMBIO: En Colombia hay también reformas sobre la mesa. ¿Cómo las ve el Banco? 

C.F.J.: Han habido varias reformas fiscales en la región, y la de Colombia es una de las más importantes que se han logrado, pero la sensación que tenemos es que en muy pocos países de la región hay los consensos sociales para lograr las reformas más importantes para el crecimiento a corto y mediano plazo y reducir la pobreza. 

Desde el punto de vista del Banco Mundial, la reforma más importante es, indudablemente, la educación, y ahí hay mucho que hacer en todos los países de la región, donde el nivel de gasto es en general adecuado, pero los resultados que logran los estudiantes no lo reflejan. Nuestros sistemas educativos siguen rezagados, sobre todo en educación básica, y especialmente para los sectores de menores ingresos sigue siendo de muy mal nivel, y esta es tal vez la máquina que reproduce la desigualdad de generación en generación

CAMBIO: ¿Qué acciones puntuales pueden implementar los gobiernos para reducir los indicadores de pobreza en América Latina?

C.F.J.Reitero en la necesidad de sistemas educativos más justos y más incluyentes, que le den realmente una educación de calidad a las personas de los ingresos más bajos, los que viven en áreas rurales más apartadas y en zonas urbanas periféricas, porque esto es lo que permite más adelante acceder a buenos trabajos. 

Me preocupa mucho que en la época de la pandemia se perdieron en la práctica casi dos años en materia de educación, y que la gente más afectada fue la más pobre. Hay que hacer un esfuerzo enorme para recuperar esos aprendizajes. 

Hay otras dos áreas en las que vale la pena hacer esfuerzos. Lo primero es todo lo digital. En los países en que se trató de mantener todo virtual no hubo educación porque no había conexión a internet. En cambio, los estratos altos si pudieron mantener a sus hijos con una continuación en la educación. Esa brecha digital ha acentuado este problema educativo. Es fundamental que haya acceso digital para todos y eso requiere inversiones especiales. 

La otra área es la educación técnica, sobre todo para los jóvenes que están entrando al mercado laboral, para que se adapten a las demandas de las empresas, que muchas veces requieren conocimiento digital y eso no se ajusta a nuestro sistema educativo


CAMBIO: El mercado laboral es uno de los grandes problemas de Colombia y la región. ¿Qué se puede hacer para impulsar la formalidad? 

C.F.J.: Es un tema que requiere muchas reflexiones y muchas reformas. Es uno de los mercados en los que en toda la región no tenemos un funcionamiento adecuado, como el que sí vemos en los países líderes. Hay que pensar en formas para que este mercado funcione mejor en momentos en que la tecnología está cambiando la naturaleza de los trabajos

Hay países con regulaciones que funcionaron muy bien con tecnologías anteriores, pero ahora hay muchos trabajos de lo que se llama la “gig economy” o economía colaborativa. Hay que mirar qué se puede hacer para que nuestros países no se queden atrás. La legislación laboral debe permitir aprovechar esas oportunidades que se abren con las nuevas tecnologías

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