La mala hora de las cuentas públicas: el chicharrón que le deja Petro al próximo gobierno

El ministro Germán Ávila llegó al gobierno de Gustavo Petro en marzo de este año.

Crédito: Fotoilustración Yamith Mariño

15 Junio 2025 03:06 am

La mala hora de las cuentas públicas: el chicharrón que le deja Petro al próximo gobierno

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, confirmó los temores que tenían los analistas y expertos sobre la situación fiscal colombiana. Aunque el gobierno activó una cláusula que le permite “gastar más” este año, las consecuencias de esto recaerán en el nuevo gobierno.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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El pasado viernes 13 fue un día de horror para el mundo económico colombiano. Como es costumbre cada año, en una ocasión que todo ministro de Hacienda marca en su calendario como un día importante, Germán Ávila presentó ante una veintena de periodistas y un grupo de analistas la actualización de las cifras fiscales del país: el famoso marco fiscal de mediano plazo.

Hacia las 4:00 de la tarde, en el auditorio Casas de Santa Bárbara del Ministerio, Ávila se aclaró la garganta, se ubicó en el atril y comenzó su presentación, mientras de fondo una seguidilla de diapositivas acompañaban su exposición.

“El poeta Serrat decía que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Hemos querido mostrar la realidad de las finanzas públicas, lo hemos conversado también con la Banca Multilateral, con las calificadoras de riesgo, con el Fondo Monetario Internacional y los diferentes multilaterales. Queremos que se conozca con absoluta realidad y transparencia la realidad fiscal del país”, dijo Ávila. 

Como temían los expertos, los números que entregó el gobierno dejan al país mal parado. Para 2025, se elevó a 7,1 por ciento la estimación del déficit fiscal —el desbalance entre los ingresos y los gastos —, una cifra desbordada para la economía colombiana, más alta que la del año pasado y casi tan grave como la de 2020, el año de la pandemia. Ese número quiere decir que el país tiene un hueco de 129 billones de pesos en sus cuentas. 

Balance Fiscal
Crédito: CAMBIO / Elaboración Kim Vega. 

La deuda, el otro indicador clave en las cuentas públicas de la nación, aumentará este año a 61,3 por ciento del PIB, el peor resultado de este siglo. Además, Hacienda espera que siga creciendo en los próximos dos años.

Estos números confirmaron las preocupaciones que tenían analistas, inversionistas, expertos, e incluso entidades internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), o los bancos estadounidenses Bank of America y JP Morgan, que desde hace semanas, por no decir meses, tienen la preocupación de que el gobierno de Gustavo Petro perdió el control de las finanzas públicas. 

La situación es tan crítica que el ministro de Hacienda le pidió al Consejo Superior de Política Fiscal (Confis) usar la cláusula de escape de la regla fiscal, porque le quedó grande equilibrar los gastos, los ingresos y las deudas y este año — y posiblemente los dos siguientes — y el gobierno no podrá cumplir con ese compromiso. 

La cláusula es un mecanismo que por ley permite desviar temporalmente el cumplimiento de las metas fiscales. Su activación está en cabeza del Confis, organismo que preside el propio ministro, y que también conforman otros funcionarios del Ejecutivo, como los viceministros de Hacienda, el director de la Dian, el director de Crédito Público, el del Departamento de Planeación Nacional y el consejero económico de la Presidencia. 

“La cláusula se puede activar en efectos extraordinarios o que comprometen la estabilidad macroeconómica del país. Creemos que no tomar esta decisión comprometería la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico que tiene proyectado el desarrollo del país”, dijo el ministro. 

Germán Avila
Germán Avila, ministro de Hacienda. Crédito imagen: Joel González / Presidencia. 

La importancia de la regla fiscal 

Cumplir con la regla fiscal es un tema serio que inquieta a más de uno. Este mecanismo no es una camisa de fuerza, sino más bien una especie de carta de presentación que respalda el buen comportamiento de las finanzas del país, y le dice al gobierno cuánto puede gastar según su capacidad de ingresos. 

Colombia se inventó su regla fiscal en 2011 y la ha utilizado desde entonces como una manera de mostrarles a los mercados que es un país confiable, llamativo para invertir y con condiciones estables. Es un compromiso de ahorro en las buenas temporadas económicas y que permite gastar de manera más holgada en épocas de vacas flacas. 

La regla fiscal del país se modificó en 2021, y con ella nació el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), un organismo independiente que vela por su cumplimiento. Varios expertos y centros de pensamiento, incluido el CARF, ya habían alertado al país por la apretada situación de las finanzas públicas. El Comité había recomendado al gobierno recortar en más de 40 billones sus gastos este año. 

El gobierno no hizo caso, y optó por saltarse la regla este año. 

Tras la presentación del Marco Fiscal, el CARF emitió un comunicado en el que informó que el pasado 8 de junio había entregado un concepto desfavorable para la activación de dicha cláusula. “El Ministerio justificó su propuesta en la alta inflexibilidad del gasto y la limitada capacidad de generar ingresos suficientes en el corto plazo”, indicó el comité, que añadió: “En concepto del CARF, la cláusula de escape no está contemplada para este tipo de situaciones”. 

¿Una crisis heredada? 

El gobierno Petro se ha vuelto famoso por gastar. El presupuesto de este año, el más alto de la historia, fue el primero desde la Constitución de 1991 en ser emitido por decreto y sin el aval del Congreso. Se decretó un presupuesto por 523 billones de los cuales solo 511 estaban financiados. También se le cuestiona su ambiciosa, aunque justificada, agenda social, y el aumento del Estado.   

En más de una ocasión el gobierno de Gustavo Petro ha culpado a su antecesor por dejarles una deuda muy grande y un problema heredado: las cuentas pendientes de la pandemia, como los intereses un crédito robusto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el déficit por los subsidios a la gasolina contenidos en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc), que totalizó 79 billones entre 2022 y 2025. 

“Se habla mucho de que el gobierno gasta desmesuradamente, pero no hay una tendencia ‘gastona’. El gasto en el país es altamente inflexible”, cuestionó Ávila en su presentación. 

Según datos del Ministerio de Hacienda, el 86 por ciento del gasto total en 2025 es de carácter inflexible, por temas como el pago de intereses, las transferencias del sistema general de participaciones y del sistema de seguridad social. 

Deuda
Crédito: CAMBIO / Elaboración Kim Vega. ​​​​​

Según Mauricio Salazar, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, reformar el gasto público en Colombia “es supercomplejo” y no hay mucho espacio de recorte. “Lastimosamente a todos los gobiernos les ha faltado transparencia. Todo lo que se mete como gasto social es algo que sube y luego difícilmente se puede bajar, y el gobierno Petro ha elevado ese gasto”, comentó. 

Por eso es tan complejo recortar el presupuesto. 

El exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, le dijo a CAMBIO que nuestro problema fiscal “es conceptualmente muy sencillo y políticamente prácticamente imposible”. 

Según el economista, es un problema “sencillo”, porque en la Constitución de 1991 se creó un Estado social de derecho que ofrece derechos fundamentales, coherentes con lo que hacen todos los países democráticos del mundo, pero no se crearon las fuentes financieras para poder pagarlo. 

“Nos toca, cada año, ir al Congreso a buscar la manera de financiar todos esos derechos fundamentales", dijo. Según el exministro, nuestro problema fiscal se deriva de un hecho muy sencillo de entender, y "muy bien resumido" por un buen amigo suyo exmagistrado de la Corte Constitucional: 

— Carrasquilla, lo que usted me dice es que los derechos ciudadanos van por ascensor, mientras que sus deberes tributarios van por escalera. 

Pero no todo el problema es estructural y el ministro lo reconoció el viernes pasado: “Se había proyectado un crecimiento de los ingresos tributarios más allá de la realidad que era posible garantizar para 2024 y 2025, en el rango de 299 billones, y consideramos que hay que hacer un ajuste de cerca de 18 billones de pesos”, reconoció Ávila. 

Entonces, lo que le pasó al gobierno fue una serie de sucesos que han llevado a las finanzas a un estado crítico: un problema heredado del gobierno Duque, las presiones de gasto que le ha ido metiendo el presidente Petro, un optimismo en el recaudo que no se materializó y fallos en la predicción del Ministerio de Hacienda para balancear todo esto.

Freepik
El ministro de Hacienda reconoció que se sobreestimó el recaudo tributario para 2024 y 2025. Crédito imagen: Freepik.

La deuda: la solución con la que coquetea Ávila 

Si no se reduce el gasto quedan dos caminos: aumentar los impuestos, o endeudarse. El gobierno intentó a finales del año pasado tramitar una tributaria por 12 billones y este año también ha hecho movimientos para tratar de captar más tributos, como los impuestos del Catatumbo o los aumentos en la retención en la fuente del impuesto de renta. 

En este escenario, la alternativa que puede tener el país es seguir endeudándose. El ministro anunció que para que las finanzas públicas vuelvan a ajustarse en los próximos años el país necesita tramitar otra reforma tributaria para contar con recursos a partir del próximo año. La idea sería recaudar alrededor del 1 por ciento del PIB, o cerca de 17 billones. Sin embargo, en año preelectoral, varios expertos consideran que el gobierno no tiene oxígeno para otro proyecto de esta envergadura. 

Para Jaime Vargas, socio de impuestos de la firma Cuatrecasas, “las decisiones que se están tomando en tema de política fiscal intentan resolver una angustia coyuntural, sin reparar en las consecuencias que traerán en el mediano y largo plazo o, peor, siendo conscientes de ellas, pero asumiéndolas temerariamente”

Según el tributarista, los riesgos son evidentes y están encadenados unos a otros: un mayor déficit fiscal necesita mayor financiación; esta mayor financiación se conseguirá con más deuda, a tasas de interés más altas y hacia el futuro, por obvias razones, esta mayor deuda incrementará la inflexibilidad del gasto de la que se queja el gobierno. 

“No veo al ministro vendiéndole un plan de recorte al presidente, sino de tratar de tapar con deuda todo lo que se pueda. Salir de la cláusula de escape es la manera para buscar más deuda, independientemente de que sea China, o los Brics. Seguro nos prestan más fácil, pero el costo de esa deuda va a ser mucho más alto. El problema no es que nos prestan, es a qué precio”, le dijo a CAMBIO una fuente que prefirió no ser identificada. 

El pasado 22 de mayo, desde Shanghái, China, el gobierno colombiano anunció su solicitud para ser miembro prestatario del Nuevo Banco de Desarrollo, NBD, una entidad liderada por los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), lo que le abre al país otra ventana de financiamiento alterna.  

De igual forma, a inicios de este mes, el Ministerio celebró que la Comisión Interparlamentaria de Crédito Público otorgó un concepto definitivo favorable para que la Nación celebre un empréstito externo con KfW, el Banco de Desarrollo de Alemania, por 300 millones de euros. 

Colombia ya está pagando los platos rotos de la desconfianza en el mercado. Los inversionistas llevan un buen tiempo castigando con tasas de interés más altas a los títulos de deuda del Gobierno, también conocidos como TES, y el margen de riesgo de los bonos colombianos en el mercado internacional también ha crecido. 

“Los países que, como Colombia, entran en una situación fiscal compleja y sin voluntad política de disminuir el gasto tienen dos características: colocar bonos en el exterior resulta más costoso, y a nivel interno ocurre lo mismo. Para que los inversionistas compren títulos del gobierno debe recibir una prima más alta, porque el riesgo del título es mayor ”, explicó Andrés Langebaek, director ejecutivo de Estudios Económicos de Grupo Bolívar y Davivienda. 

Según el economista, esto hace que a mediano y largo plazo crezca menos la economía, porque las tasas de interés se comen parte de ese crecimiento, tanto en los ingresos del sector público, como en los hogares y las empresas. 

Minhacienda
El ministerio de Hacienda ha anunciado medidas para aumentar el recaudo, como un anticipo de impuestos de 2026. Crédito imagen: Ministerio de Hacienda. 

Lo que viene hacia adelante

En enero de este año el país ya experimentó lo que significan los problemas de caja: inconvenientes en el pago de las ayudas sociales, demoras en las contrataciones y en los pagos a contratistas y un freno en los subsidios de vivienda y demoras en los pagos al sector energético. 

Con la situación como está, la historia podría repetirse y varios sectores podrían tener problemas para financiarse hacia el final del año, o incluso, entrado 2026. Aunque hoy la situación fiscal está en el papel, el momento crítico de esta crisis podría ser cuando la caja no tenga para pagarle a todos, como ya sucedió. 

De otra parte, según el presidente de Anif, el siguiente gobierno va a heredar una situación muy compleja, pues recibirá “la deuda más alta de la historia moderna del país”, deberá ocuparse de un pago de intereses que este año también es histórico, de 4,8 puntos del PIB, y el próximo año recibirá además un menor recaudo de impuestos por el anticipo de las retenciones que ya se hizo para este año. 

“El próximo gobierno debe dar una discusión muy seria de cómo hacer un plan de ajuste. Aunque en el marco fiscal haya alguna especie de guía o de plan, el próximo gobierno, sea quien sea, tendrá que llegar a sincerar muchas de las cuentas, hacer un plan de austeridad e incluso mirar el espacio para nuevos ingresos”, aseguró López.

El presidente de Anif considera que el hueco fiscal que tiene el país hoy es tan grande que probablemente no se pueda subsanar ya con un recorte de gasto, pero en esa coyuntura, considera que sí se necesitan mensajes de austeridad del gobierno. “Al invocar la cláusula de escape de la regla fiscal, el gobierno está en riesgo de que muchos inversionistas entiendan que esta es la licencia para gastar. Y les va a preocupar no solo este año, sino en adelante”, comentó. 

Retomar el equilibrio fiscal no es tan sencillo, ni es un tema que se vaya a resolver en un año. En su plan financiero el gobierno presentó una senda de ajuste para los próximos años, pero el camino es difícil. 

Para el exministro Carrasquilla, la situación fiscal en Colombia es grave, pero todavía no es crítica. “Estamos en un 7 en la escala de 10. Lo más alto desde 1998 y 1999. Hay maneras de resolverla antes de que entremos en una verdadera crisis fiscal, que sería lo peor para el avance social y económico del país”, le dijo a este medio. 

El gobierno Petro heredó una deuda billonaria de su antecesor, pero también tiene la responsabilidad de ajustar las cuentas. Con la coyuntura actual, el elevado nivel de déficit, la activación de la cláusula de escape y medidas como el anticipo de impuestos, que limitará el recaudo el próximo año, el gobierno de Gustavo Petro está pasándole la pelota a la próxima administración. Llegue quien llegue a la Casa de Nariño el 7 de agosto de 2026, esta será una situación complicada con la que tendrá que lidiar. 

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