Ocampo habla de su nuevo libro, las reformas y el gobierno Petro

José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda de Colombia.

Crédito: Colprensa

10 Noviembre 2023

Ocampo habla de su nuevo libro, las reformas y el gobierno Petro

A propósito de su libro autobiográfico 'Entre la academia y el servicio público', el exministro de Hacienda José Antonio Ocampo conversó con CAMBIO sobre sus memorias, en las cuáles dedica un capítulo a su paso por el Gobierno de Gustavo Petro. Esto es lo que piensa.

Por: Laura Lucía Becerra Elejalde

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José Antonio Ocampo es economista y sociólogo. También es doctor en economía. Durante casi 50 años de trayectoria profesional, se ha movido entre la academia y la investigación, el sector público colombiano y los organismos multilaterales. El año pasado, cuando Gustavo Petro llegó a la Casa de Nariño, le encomendó a Ocampo el manejo de las finanzas públicas de Colombia como su ministro de Hacienda, un cargo que el economista ya había ocupado anteriormente, entre 1996 y 1997, en el gobierno de Ernesto Samper. 

Nueve meses después, en abril de 2023, Petro decidió relevar a Ocampo de su gabinete. Entonces, retornó a su cargo como profesor de la Universidad de Columbia, en Nueva York. 

La hoja de vida del economista es amplia: fue codirector del Banco de la República y también ministro de Agricultura. Dirigió el Departamento Nacional de Planeación y el centro de estudios Fedesarrollo. Fue subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Asuntos Económicos y Sociales y secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Buena parte de esa experiencia está retratada en su nuevo libro de memorias, Entre la academia y el servicio público, que lanzó este jueves. 

Ocampo conversó con CAMBIO sobre su publicación, también sobre el manejo macroeconómico del Gobierno Petro y sobre las reformas que adelanta en el Congreso. Asegura que ya no tiene contacto directo con el Presidente, pero sigue colaborando con varios temas del Gobierno. 

CAMBIO: A lo largo de su vida, y como lo muestra en su nuevo libro, usted ha trabajado desde el servicio público, la academia y la investigación, y los organismos multilaterales. ¿Cuál de estas experiencias lo ha enriquecido más y cómo se han complementado entre ellas? 

José Antonio Ocampo: Justamente es esa mezcla entre academia y servicio público lo que me ha enriquecido. La academia me ha dado conocimientos e ideas de qué se puede hacer en el servicio público, y cómo hacerlo de forma responsable. Por otra parte, el servicio público también enriquece el trabajo académico, teniendo en cuenta cuáles son algunos problemas esenciales y cuáles son las alternativas para solucionarlo. 

La experiencia en el servicio público, no solo nacional, sino internacional, también ha sido un fruto de enriquecimiento. Mi periodo en la Cepal, por ejemplo, me dio conocimiento sobre América Latina, y eso me permite no solo hacer un análisis de la región, que ha sido una de mis tareas académicas, sino poner a Colombia en ese contexto regional.  

Esa combinación es la parte más positiva de mi vida profesional. 

CAMBIO: Usted ha publicado varios textos: Hacia la reforma del (no) sistema monetario internacional, sobre historia económica colombiana, de propuestas económicas. ¿Qué tanto se relacionan estos en este libro, que es más autobiográfico?  

J. A. O.: A lo largo del libro voy hablando de mi tarea académica, pero tengo un capítulo final en el que trato de enmarcar precisamente toda mi obra intelectual en torno a tres grandes temas: historia económica de Colombia, América Latina y algo de historia económica mundial; los análisis sobre políticas económicas y sociales para países en desarrollo y su aplicación a América Latina y Colombia; y escritos sobre temas internacional, que incluyen mi experiencia en la ONU. Pero también sobre otras obras que he escrito, como el sistema no monetario internacional, y trabajos sobre bancos multilaterales de desarrollo, que es otra línea que he trabajado. 

Su libro se llama Entre la academia y el servicio público. Justamente el año pasado usted dejó la academia para volver al servicio público como ministro de Hacienda, ¿Cómo fueron esos nueve meses en el gobierno de Gustavo Petro? ¿Qué tanto de ellos están plasmados en el libro?

J. A. O.: Hay un capítulo especial. De hecho, tengo un capítulo para cada uno de los cuatro gobiernos para los cuales he trabajado de alguna manera: el gobierno Gaviria, el gobierno Samper, el gobierno Santos y el gobierno Petro.

En el capítulo sobre el gobierno Petro están reflejadas las principales políticas que se adoptaron, entre otras cosas, para corregir múltiples desequilibrios que encontré cuando entré a ocupar el cargo, algunos asociados a herencias del gobierno Duque, y otros asociados a eventos internacionales, especialmente los efectos de la invasión rusa a Ucrania en febrero del año pasado. 

Esos tres desequilibrios a los que me refiero son, en primer lugar, el de las cuentas externas del país, la cuenta corriente o balanza de pagos, que ya comenzó a corregirse desde finales del año pasado; el segundo es el desequilibrio fiscal, que se ha ido corrigiendo tanto en el gobierno Nacional como en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc); y el tercero es la inflación, que ha sido el más rezagado en su ajuste, pero ya hay varios meses, incluyendo el de octubre, con descensos. 

En el libro también hablo de la reforma tributaria, que es la única reforma económica y social aprobada durante la Administración Petro, y también me refiero a mis aportes a la reforma pensional, que fue un proyecto de ley muy concertado con el ministerio de trabajo. 

CAMBIO: Usted volvió a la academia. ¿Quedó desencantado del servicio público?

J. A. O.:  Mi retorno fue por la decisión del Presidente Petro de excluirme del gabinete, no hubo otro motivo, y en realidad sí tuve siempre la intención de volver a la academia porque en el cargo de ministro yo estaba con una licencia de servicio público en la Universidad; por eso para mí volver a la academia era un objetivo. Ha sido un proceso muy agradable y he estado volviendo a trabajar en algunos de mis temas. 

Este año está muy sobre el tapete la reforma financiera internacional, que es uno de mis grandes temas de investigación a lo largo de mi vida, tanto en el sistema monetario como en los bancos de desarrollo. 

CAMBIO: Con semejante hoja de vida, para muchos usted es uno de los economistas más importantes que tiene Colombia en la actualidad. ¿Cómo su trabajo contribuye a la economía colombiana en una crisis como la actual? 

J. A. O.: Todo el tiempo estoy ofreciendo análisis sobre la situación económica colombiana y qué hacer. Además, tengo contactos con algunas partes del Gobierno, con el Ministerio de Hacienda, con el Ministerio de Industria y Turismo, con Planeación Nacional… hay contactos que mantengo. También está la posibilidad de los diálogos con el sector privado, que me invitan constantemente a conferencias. 

CAMBIO: ¿Sigue en contacto con el presidente Petro? ¿Lo asesora de alguna manera? 

J. A. O.:  No, con el presidente Petro no. 

CAMBIO:  Su sucesor, Ricardo Bonilla, también viene de la academia. ¿Cómo siente que esa experiencia complementa la gestión del servidor público? ¿Qué opina de los ministros que tal vez no han tenido este paso?

J. A. O.:  Celebro que al inicio de su gestión el ministro Bonilla dijo varias veces que “cambió la persona pero no la política”, y creo que él ha asumido los grandes objetivos de esa política, que teníamos al reducir los tres grandes déficits que mencioné y contribuir a la inversión social. Creo que él está en esa línea. 

Uno no siempre está de acuerdo con lo que hacen los colegas o los sucesores o los antecesores, pero en general me siento satisfecho con la gestión del ministro Bonilla, siento que su defensa fuerte de la regla fiscal es un tema que para mí era muy importante, y siento que estamos muy alineados en temas como la tasa de interés del Banco de la República, que debe comenzar a reducirse. 

A veces tenemos diferencias. Por ejemplo, cuando yo estaba en el Gobierno, me opuse a que Ecopetrol se convirtiera en una empresa de generación eléctrica, que veo que es uno de los temas que ha puesto sobre la mesa, entre otros motivos, porque Ecopetrol es dueño se ISA, y el que es dueño de la transmisión no debería ser el generador. No tengo ninguna diferencia en que haya empresas de electricidad del Gobierno para invertir en energía eólica y solar. Eso sí, creo que es un gran objetivo y ojalá haya resultados.

CAMBIO: Uno de los legados de su administración fue la reforma tributaria, tras casi un año. ¿Se siente tranquilo con el resultado en materia de impuestos que logró este proyecto?

J. A. O.:  El recaudo este año ha estado muy dinámico gracias a la reforma y eso va a facilitar tanto el aumento del gasto social como el ajuste fiscal que se necesita. Cuando hablaba en el Congreso de la reforma, y públicamente siempre lo dije, se habló de combinar dos objetivos: aumentar la inversión social del Gobierno con el objetivo de hacer un ajuste fiscal. 

Un elemento que es muy importante y que hay que ver su efecto a lo largo del tiempo es la lucha contra la evasión. Incluso los cálculos que hicimos inicialmente apuntaban a que la sola lucha contra la evasión puede dar tanto como toda la reforma. Eso es un trabajo que está iniciando con la expansión de la planta de la Dian, y por lo que ellos vayan haciendo en materia de controles. 

CAMBIO: ¿Cómo ve las otras reformas que se están debatiendo hoy en el Congreso? 

J. A. O.:  No he estado muy encima de la reforma laboral, pero veo que es la que tiene mayor oposición del sector privado. La reforma pensional tuvo un primer debate positivo, pero se introdujeron algunos elementos que no me parecen aceptables. Sobre eso varios exministros y economistas firmamos una carta sugiriendo varias cosas, pero con una visión positiva de la reforma. 

La reforma a la salud me parece más compleja. Hay dos temas de fondo y uno de transición. Lo de fondo es cuál es el papel de las EPS o gestoras a futuro, eso me parece muy importante porque alguien tiene que organizar la prestación de los servicios, que es lo que hacen las EPS, y además hay que hacer las órdenes de pago a las IPS, y eso no lo puede hacer el fondo gubernamental que es la Adres. Ese fue un tema que discutimos extensamente con la ministra Corcho en su momento, y en el proyecto de ley se tiene que hacer una transición, qué puede hacer la Adres es fundamental, y eso debe ser gradual. 

Y el tema de transición es dramático. Si el Gobierno deja quebrar a las EPS más grandes del país –y que concentran tres cuartas partes de los afiliados–, creo que generaría un verdadero caos nacional. Es un tema en el que el Ministerio de Hacienda y el de Salud se tienen que sentar con las EPS para ver cómo lo pueden manejar, pero sería un desastre que comenzaran a quedar ilíquidas. Ya hay una EPS grande argumentando problemas, y además el Gobierno no puede administrar todo eso a corto plazo. 

CAMBIO:  Hoy el mundo enfrenta un panorama de crisis económica, y Colombia no es ajeno. ¿Cómo siente que el Gobierno está manejando la situación macroeconómica? 

J. A. O.:  Volviendo a mis tres desequilibrios, el que ha sido más lento a la hora de corregirse es la inflación, y las principales polémicas son en torno a ella. Curiosamente estoy del lado del ministro de Hacienda en su posición frente a las tasas de interés. El Banco de la República ha sido renuente en bajar la tasa de interés, pero yo estoy totalmente de acuerdo con la posición del ministro de Hacienda de que hay que comenzar a bajarlas. Es parte de un problema que ya enfrenta la economía colombiana, que está virtualmente estancada: la tasa de crecimiento del segundo trimestre fue prácticamente 0 por ciento, y la del tercer trimestre seguramente también fue muy bajita, hay que esperar los datos del Dane.

Hay que impulsar el crecimiento, y yo veo cuatro factores: el inicio de la reducción de tasas de interés; utilizar la inversión pública como un mecanismo de reactivación, hay posibilidades interesantes en vivienda; otra opción es una política ambiciosa de promoción de exportaciones no tradicionales; y generar claras señales de confianza al sector privado para que siga invirtiendo y produciendo con eficiencia. 

CAMBIO: ¿Qué señales de confianza cree que hacen falta?  

J. A. O.:  Mucho tiene que ver con proyectos específicos que el Gobierno ha ido corrigiendo. Se puede mirar sector por sector cuáles son los problemas. En toda la red vial están los peajes. Yo nunca estuve de acuerdo con que se congelaran, entonces veo positivo que ahora los quieran aumentar nuevamente, porque la inversión en infraestructura en Colombia depende muchísimo de inversionistas privados, por eso es importante respetar las reglas de juego. 

Hay muchas discusiones en temas de energía, como con la Creg, que está hoy sin funcionarios, y hay una discusión sobre si el presidente se está tomando atribuciones de la Comisión de Regulación de Energía y Gas. Y diría que uno de los problemas muy fuertes que veo es la lentitud de aprobación de proyectos de energías limpias, como por ejemplo todos los proyectos de cobre, una oportunidad muy interesante para Colombia. Estas dos áreas son consistentes con la transición energética en Colombia y hay muchas quejas por esa lentitud. En La Guajira, una región con alta potencialidad en energía eólica y solar, hay varias temas que han retirado sus inversiones. Todos estos son temas que requieren atención

CAMBIO: Si bien usted dice que se debería relajar la política monetaria del Banco de la República, Colombia sigue teniendo una de las inflaciones más altas en la región. ¿Qué se debería hacer entonces? 

J. A. O.:  Eso es cierto, la inflación de Colombia es más alta que la de los otros grandes países de América Latina, dejando por fuera a Venezuela y Argentina. Eso tiene diferentes causas. Una de ellas es el rezago con que se ajustó el precio de la gasolina y que no se ha ajustado el precio del ACPM, pero también el hecho de que la indexación de precios y salarios en Colombia es muy fuerte por tradición histórica, eso hace que la inercia se quede y sea más fuerte que en otros países. Hay incluso varias normas legales que obligan a ajustar precios con la inflación pasada, y eso genera una inercia. 

Pero aún con esas inercias, la situación es positiva, la inflación ha caído casi 3 puntos porcentuales, y la inflación básica, la que tiene en cuenta el Banco de la República, lleva varios meses por debajo del 10 por ciento, en un dígito, como se le dice en los debates colombianos. Yo sí creo que la tendencia de la inflación va a seguir siendo muy positiva.

Y frente a las tasas, estamos hablando del inicio de un proceso muy modesto, no estamos hablando de una baja fuerte, sino de comenzar el proceso de reducción de tasas, con 25 o 50 puntos básicos, yo preferiría 50, pero si el Banco de la República acepta 25, sería muy deseable. 

CAMBIO:  El Gobierno está manejando un reto fiscal que es el déficit de Estabilización de Precios de los Combustibles. Es una “papa caliente” que le tocó a usted y ahora al ministro Bonilla. Los transportadores no están a gusto con el aumento que empezará con el diésel… ¿Cómo ve ese ajuste que se ha dado hasta ahora y por qué es necesario seguirlo?

J. A. O.:  Colombia es uno de los países que más subsidia combustibles. Eso no tiene ni pies ni cabeza. Hay que cobrar los costos. Los precios del petróleo se han ido moderando, y por eso el ajuste de la gasolina prácticamente terminó, pero, por ejemplo, cuando empezó ese ajuste, el acuerdo con el Presidente Petro es que ese ajuste en el ACPM debía comenzar en julio, y ahora se está hablando de hacerlo a comienzo del año entrante. Yo estoy en desacuerdo con ese rezago, debió comenzar antes. 

El aumento de peajes también va a generar reacciones en los transportadores, eso es una realidad, pero la plata del Estado es escasa, y debería aprovecharse en temas como educación, salud, vivienda o en vías terciarias, y no en subsidiar el transporte y los combustibles. 

CAMBIO:  Colombia es un país en vía de desarrollo. ¿Cuáles son las reformas estructurales que debería estar impulsando el país para que a futuro la economía pueda crecer a mejores tasas e impulsando el nivel de vida de los ciudadanos? 

J. A. O.:  Un tema esencial que está en el centro de la política de este gobierno es mejorar la calidad de los recursos humanos, que pasa por mejorar el sistema educativo y expandir el sistema universitario. Hay un tema que está en la agenda pero no lo veo con la fuerza suficiente es la política de reindustrialización, el país tuvo una desindustrialización notoria y hay que pensar en cómo volver a ser un país productor y exportador de manufacturas. 

Hay que mirar también en cómo meternos en las cadenas de recursos naturales, que en eso somos ricos y aprovechar temas como la energía solar o la eólica. Hay una potencialidad en esto, y también en el hidrógeno verde. 

Deberíamos mirar los productos agropecuarios, y también áreas de servicios tecnológicos en las que podemos meternos. Todo ese tema de diversificación productiva hacia ramas dinámicas. Y en todo lo que es ciencia y tecnología los avances han sido muy pobres, no lo veo ni en recursos ni en políticas para avanzar desde el Estado pero también con las empresas privadas

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