
Imagen de referencia: Tarjetas de crédito.
Crédito: Colprensa
Tasa de usura: el debate sobre si debería eliminarse o no
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El tope que pueden cobrar los bancos y entidades financieras por los créditos llegó a un máximo el año pasado. Desde entonces se ha abierto un debate sobre si debería eliminarse. Algunos banqueros y expertos dicen que acabar con la tasa de usura fomentaría el acceso al crédito y protegería a los colombianos del 'gota a gota'; otros cuestionan que los esfuerzos por reducirla más rápido en los últimos meses ha tenido efectos adversos.

"¡Usurero!": el adjetivo más usado para referirse a un prestamista, un banco o un conocido que le está cobrando más de lo que esperaba pagar. Y no es una coincidencia. Según la Real Academia Española (RAE), la usura es un “interés excesivo en un préstamo”, o una “ganancia, fruto, utilidad o aumento que se saca de algo, especialmente cuando es excesivo”.
Con este concepto nació la tasa de usura, un indicador que representa el valor máximo de los intereses, remuneratorio o moratorio, que puede cobrar un organismo a los agentes de la economía, como las personas o las empresas. En palabras sencillas, es el interés máximo que pueden cobrar las entidades financieras e intereses para un crédito pactado en un tiempo determinado o por un retraso en el plazo acordado para el pago de la deuda.
La usura se creó como un tope para evitar que se cobraran intereses excesivos a los consumidores. Sin embargo, para algunos expertos, banqueros, y para el propio superintendente financiero, esa tasa no debería existir. ¿Por qué?
¿Cómo funciona la tasa de usura?
La tasa de usura se calcula en Colombia con una fórmula en la que se multiplica 1,5 veces el interés bancario, según la modalidad de crédito. Todos los meses la Superintendencia Financiera calcula y certifica la tasa de interés bancario corriente para tres tipos de crédito: consumo y ordinario, microcréditos, y consumo de bajo monto. El primero se recalcula todos los meses; los otros, cada tres.
Para octubre, por ejemplo, la Superfinanciera definió en 18,7 por ciento el interés bancario corriente para los créditos de consumo, de modo que la tasa de usura quedó en 28,17 por ciento y completó 17 meses de reducciones.
Ese interés hace referencia al promedio de las tasas que cobran las entidades a sus clientes durante un tiempo determinado. Estas tasas también se incrementaron por el aumento de tasas de interés de referencia del Banco de la República entre 2021 y 2022 para frenar la inflación. Por ende, la usura para los créditos de consumo se incrementó por varios meses y llegó a un pico de 47,09 por ciento en marzo de 2023, el valor más alto en 22 años.

Los banqueros quieren eliminar la tasa
“Ese es el tipo de políticas públicas que tienen muy buenas intenciones, pero terminan desfavoreciendo y haciendo un daño inmenso, especialmente a la gente que está tratando de favorecer”, le dijo recientemente a CAMBIO David Vélez, el hombre más rico de Colombia y el creador de Nubank. Para Vélez, se debería “liberalizar” la tasa de usura.
Según el banquero, si bien hoy se pagan intereses altos dentro del sistema, para las personas ricas o de altos ingresos es sencillo acceder a un crédito, mientras que para la población más pobre, que no tiene historial de crédito, no hay créditos de los bancos.
“Entonces terminan en el ‘gota a gota’ y ahí no hay tasa de usura que funcione. Y en vez de estar pagando 30 o 40 por ciento al año, están pagando 30 o 40 por ciento al día”, dijo Vélez. De ahí su idea de que se elimine la tasa y se genere mayor competencia en el mercado.
“Algunos pagarán, inicialmente, tasas más altas que las de usura, pero mucho más bajas que las que están pagando hoy en una economía informal de ‘gota a gota’ (...). Es una lógica que la mayor parte de la gente no entiende porque es muy fácil decir que son los bancos los que están cobrando tasas muy altas. Pero hay un riesgo que tiene que ser remunerado. Creo que la solución es que haya más competencia”, explicó Vélez a este medio.
El más rteciente reporte de Inclusión Financiera, que se presenta año a año, evidenció que en el país el acceso a crédito solo llega a 35,3 por ciento de los adultos, y apenas el 22 por ciento tiene una tarjeta de crédito en Colombia.
No solo Vélez piensa así.
“La tasa de usura es una limitación a seguir avanzando en llegar a más segmentos y sectores. En Colombia la tasa de usura tiene un tope en función de la colocación del sistema, pero en realidad limita la colocación de crédito. Creo que esto hay que seguir reevaluando y no tener ese tope, no debería existir”, aseguró a CAMBIO Martha Woodcock, presidenta de Banco Santander.
La lógica financiera detrás de esa propuesta es que sin una tasa máxima podría darse mayor competencia dentro del mercado en productos como las tarjetas de crédito y los créditos de corto plazo.
“Actualmente los créditos se ajustan a esa tasa automáticamente, casi que por inercia. Al eliminarse, si las compañías desean continuar en la colocación de estos productos podrían competir con tasas sobre ello”, explicó el economista Álex Ríos, analista y CEO de Inverxia.
Ríos considera que eliminar la tasa de usura también podría traer beneficios en inclusión financiera porque la banca comercial ajustaría los parámetros de riesgo de los clientes, un factor que deja por fuera del sistema a muchos clientes potenciales y que los empuja a créditos como el famoso ‘gota a gota’.
“Permitirle a la banca ajustar los productos de crédito al riesgo particular, libremente, les va a permitir a esas personas ingresar a la banca comercial. Ahora bien, queda en decisión de cada entidad si otorgan o no el crédito, pero no faltará quien se enfoque en ese segmento de mercado, lo que no solo está en línea con la formalización de los créditos sino con la inclusión y desarrollo de los mercados financieros”, mencionó Ríos.
¿Qué dice la Superfinanciera?
El superintendente financiero, César Ferrari, ha mencionado en varias ocasiones que la tasa de usura debería eliminarse. Según Ferrari, las limitaciones a los precios son una restricción en los sistemas de mercados.
“Esto es algo parecido a cuando se pone un precio y se impide que fluctúe de acuerdo con las condiciones del mercado. En primer lugar, no se está reflejando una tasa de mercado, sino una tasa máxima, la cual no pueden sobrepasar las instituciones financieras, pero eso genera restricciones al momento de otorgar créditos, porque si se restringe el precio se disminuye también la cantidad de gente que puede acceder al crédito”, explicó a CAMBIO.
La meta de la superintendencia es que aumente la inclusión financiera, lo cual implica mayor otorgamiento de crédito, mayor disposición de las cantidades, y por ende, una reducción de los costos. “Una razón por la cual los costos que están dentro de la ley son tan elevados en Colombia es porque la cantidad de crédito es muy pequeña, como hay un límite para que las tasas no sigan subiendo, entonces la cantidad se va reduciendo”, sostiene Ferrari.
Pero entonces surge el interrogante de que, si se elimina la tasa de usura, existe el riesgo de que se puedan cobrar créditos más altos dentro del mercado. Ahí, asegura Ferrari, la clave es la competencia. “Si hay la misma información de todos los agentes, tanto de los que ofertan como de los que demandan, entonces el banco A le ofrecerá mejores condiciones a un cliente, que las que le ofrece el banco C, en términos de tasas y de plazos. Así, la competencia reduce las tasas de interés y aumenta las cantidades”. En esto consiste el proyecto de finanzas abiertas y open banking que está impulsando la entidad.
Además, explicó Ferrari, se están cambiando las matrices de riesgo que implementan las entidades financieras, se está trabajando en reducir los costos en los que incurren estas en los diferentes reportes a través de la eliminación de normas obsoletas y duplicadas.
Desde el año pasado la entidad ha hecho ajustes metodológicos en el cálculo del interés bancario corriente, y eso ha permitido que la tasa de usura baje más rápido. Desde marzo del año pasado a inicios de este mes, el indicador descendió 18,24 puntos porcentuales.
¿Por qué no se elimina entonces?
La tasa de usura es una ley que no puede ser reformada, ni eliminada desde la Superintendencia Financiera. Depende de un proyecto de ley que tiene que pasar por el Congreso de la República. Y el trámite legislativo no es sencillo.
Pero esa no es la única razón. No hay un consenso sobre si debería eliminarse o ajustarse a un nuevo cálculo e incluso, la caída vertiginosa de los últimos meses en el indicador ha tenido un impacto negativo en otras variables financieras.
Algunos banqueros, como Baruc Sáez, presidente del Banco Itaú, consideran que una alternativa es revisar la fórmula. “Hemos hablado de una revisión a la metodología, la tasa de usura es algo que existe en casi todos los países de América Latina y no veo una razón para eliminarla, sino que más bien se debería revisar la metodología que se usa y ser consecuentes con la responsabilidad bancaria”, indicó.
Sáez recalcó que, si bien en los últimos meses se han hecho cambios en la metodología de cálculo del interés bancario corriente, los efectos no son necesariamente los deseados, y si bien la tasa de usura ha bajado, el costo de fondeo y de crédito no se están moviendo al mismo ritmo.
“Cuando se baja la tasa de usura por cambios de metodología con tanta velocidad, y por otro lado, el costo de fondeo y de crédito siguen altos, se afecta mucho la rentabilidad del sistema bancario, y termina contrayéndose la oferta de crédito y más colombianos terminan excluidos”, dijo.

Un informe publicado por el centro de estudios económicos Anif analizó ese efecto. Anif reconoce que, en la práctica, la tasa de usura funciona como un control de precios del mercado de crédito, y “tal como lo sugiere la teoría económica”, estos controles desincentivan la oferta de crédito.
Pero las modificaciones que se han hecho para tratar de bajar la tasa también han impactado el crédito. “Menores tasas de usura llevan a que menos personas de mayor nivel de riesgo accedan al sistema, lo que limita a su vez el crecimiento de la cartera”, señala el informe.
Si bien la tasa de usura busca proteger a los consumidores, reducirla significativamente, como se ha hecho con los cambios acelerados en la nueva metodología de cálculo, también margina parte de la población del sistema, y surge el mismo problema que con una tasa muy alta, la demanda desatendida accede al mercado informal de préstamos o ‘gota a gota’, con tasas mucho más altas que las ofrecidas por el sistema financiero.
El problema con la tasa de usura no es blanco y negro. En el sistema financiero ajustar una variable puede desacomodar otra y toda causa tiene un efecto.
La tasa de usura se pensó para proteger a los consumidores, pero en muchos casos es una barrera. Si se quita existe el riesgo de que algunas entidades puedan cobrar más por sus créditos que lo que cobran hoy, aunque también está la posibilidad de que se fomente más competencia en el mercado.
Lo cierto es que gracias a la subida en los últimos años en la tasa de usura, se puso en el centro de la discusión su utilidad y la posibilidad de revisar su metodología, algo esencial para fomentar la inclusión financiera y que más colombianos puedan acceder a créditos a intereses “justos”, dentro de lo que permite hoy el sistema.
