
Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Crédito: Reuters
Las tensiones comerciales por anuncios de Donald Trump le juegan una mala pasada a Wall Street
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Aunque Trump frenó por ahora los aranceles contra Canadá y México, el enfrentamiento de tarifas con China sigue en marcha y los mercados no están viendo con buenos ojos algunos comentarios del presidente de Estados Unidos.

La guerra comercial impulsada por Donald Trump sigue escalando a pesar de que el mandatario estadounidense volvió a pausar la semana pasada los aranceles contra Canadá y México. Los mercados y los expertos no están haciendo una lectura positiva de la rivalidad con China y los mensajes que el republicano está mandando podrían estarle jugando en contra a Estados Unidos.
Wall Street tuvo un lunes rojo luego de que, durante una entrevista transmitida por Fox News el domingo, el mandatario evadió una pregunta directa y no descartó la posibilidad de que la economía estadounidense enfrente una recesión en 2025.
El S&P 500, el principal indicador de la Bolsa de Nueva York, cayó 2,7 por ciento; el Dow Jones retrocedió 2,08 por ciento tras una reducción de 890 puntos. Ambos indicadores mostraron su peor jornada del año. El Nasdaq, el índice de las tecnológicas, también se desplomó 4 por ciento. El martes Wall Street abrió nuevamente a la baja.
“Así como la palabra favorita de Trump es aranceles y tarifas, la palabra que menos les gusta a los mercados es incertidumbre”, comentó Rafael Piñeros, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado.
Según el académico, estas medidas ponen nuevos riesgos sobre la inflación, porque impactan el precio de los bienes y servicios. Esto, a su vez, puede terminar afectando los puestos de trabajo en Estados Unidos, e incluso, impactar negativamente el producto interno bruto (PIB).

¿En qué van los aranceles?
La lectura que hizo el mercado sobre los anuncios de Trump fue la cereza del pastel luego de semanas agitadas de anuncios del mandatario en materia de aranceles. El martes de la semana pasada, y luego de un primer aplazamiento de un mes, entraron en vigor los famosos aranceles con los que venía amenazando Trump desde que llegó a la Casa Blanca el 20 de enero.
El martes de la semana pasada entraron en vigor los impuestos del 25 por ciento a las importaciones estadounidenses provenientes de México y Canadá, mientras que, en el caso de China, el mandatario estadounidense duplicó los aranceles vigentes a todas las exportaciones del 10 al 20 por ciento.
Canadá respondió con aranceles de 25 por ciento en dos tandas: de manera inmediata para 30.000 millones de dólares en importaciones de productos estadounidenses y pasados 21 días para otros 125.000 millones de dólares. México decidió esperar y la presidenta, Claudia Sheinbaum, informó que el domingo haría un anuncio en plaza pública.
La estrategia económica de Trump se ha caracterizado por ser una especie de montaña rusa de anuncios, algunos se materializan, otros se quedan en el aire. Por eso no es de extrañar que un día después de la entrada en vigencia de estas medidas, el presidente de Estados Unidos decidió excluir a los fabricantes de vehículos y el jueves decidió, nuevamente, posponer los aranceles por un mes.
Sin embargo, por las tensiones con Canadá, el viernes volvió a amenazar con poner impuestos contra madera y productos lácteos provenientes de ese país y aseguró que sus vecinos del norte llevan años “estafando” a Estados Unidos.
El domingo, Sheinbaum celebró en el Zócalo de Ciudad de México el aplazamiento de aranceles y prometió seguir actuando con “cabeza fría”.

Pero la semana arrancó con las represalias de China. Mientras Trump parece tener, en teoría, controlada la situación en el vecindario, del otro lado del mundo el gigante asiático no parece tenerle miedo, los chinos respondieron a los aranceles estadounidenses con un impuesto del 15 por ciento a las importaciones estadounidenses de pollo, trigo, maíz y algodón, y de 10 por ciento al sorgo, la soja, la carne de cerdo, la carne de res, productos como pescados y mariscos, frutas, verduras y productos lácteos.
Según Piñeros, Trump está “tratando de medir cuál debe ser el enfoque y la profundidad del tipo de medidas económicas que quiere tomar, pero eso hace que sea sumamente inestable y contradictorio en ocasiones, y por eso es difícil saber a dónde nos dirigimos”.
El experto cuestionó que el propio Trump ha reconocido que “se iba a producir algo de dolor”, pero son los mercados, las empresas y los consumidores los que se verán afectados.
La guerra arancelaria es una situación que el mundo ya vivió durante la primera presidencia de Donald Trump, en la cual también China impuso contramedidas que terminaron afectando la producción para Estados Unidos, y la retaliación de China puede llevar a un escenario similar.
¿Cómo impacta esto a Colombia?
Jimena Moreno González, asociada manager de la firma Esguerra JHR, coincide con Piñeros en que la narrativa del presidente estadounidense y el impacto internacional de las suspensiones de aranceles genera incertidumbre, lo que puede afectar al crecimiento económico e impactar en la fluctuación cambiaria.
“En cuanto a Colombia, el impacto se podría ver reflejado en un freno en la toma de decisiones frente a acciones que consideren contextos futuros asociados a contrarrestar estas medidas o los beneficios que puedan darse en virtud de ellas”, dijo también la experta.

Algunos expertos han señalado que el país puede quedar en medio de un "fuego cruzado" de aranceles. Es posible que si Trump impone aranceles generales a otras exportaciones, como lo hizo la semana pasada cuando amenazó con impuestos a todas las importaciones agrícolas que haga Estados Unidos. Otros expertos también señalan la posibilidad de que el país aproveche esta coyuntura para acercarse a otros mercados, como puede ser el propio China.
A finales de enero, el presidente Gustavo Petro y Donald Trump tuvieron un enfrentamiento en redes sociales que derivó en la imposición de aranceles para Colombia, pero al cabo de unas horas, Trump los retiró.
Dado que Estados Unidos es el principal socio comercial de Colombia, y se lleva cerca del 30 por ciento de las exportaciones, la coyuntura no deja de golpear al país y al mercado local. El lunes el dólar subió 45,61 pesos en medio de los temores de recesión que se viven en Estados Unidos y cerró la jornada con un precio promedio de 4.161 pesos, por encima de la TRM (tasa representativa del mercado) del día, que era 4.116 pesos.
Este martes, la divisa comenzó la jornada al alza, mientras que los principales indicadores de la Bolsa de Valores de Colombia mostraban caídas leves.
