Crédito: Cortesía Grupo BBVA
'El sector financiero tiene un rol importantísimo en este marco global de la biodiversidad': director de inteligencia y sostenibilidad del Grupo BBVA
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CAMBIO entrevistó a Toni Ballabriga, director de inteligencia y sostenibilidad del Grupo BBVA, para conocer las apuestas del sector financiero en la protección de la biodiversidad.
Por: Santiago Luque Pérez
El tema más importante en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16) ha sido el desafío financiero. Las discusiones se han centrado en cómo conseguir los recursos para cumplir las metas con miras a 2030 y evitar que las especies sigan desapareciendo.
En entrevista con CAMBIO, Toni Ballabriga, director de inteligencia y sostenibilidad del Grupo BBVA, que tiene incidencia en casi 30 países del mundo, habló de los retos económicos que tiene el sistema financiero.
CAMBIO: Empecemos hablando de lo que ha sucedido acá en Cali, ¿cuáles son los retos y oportunidades que deja la COP16?
Toni Ballabriga: Celebramos que la COP16 se haya hecho aquí en Cali, en Colombia, el país más biodiverso del mundo. Esta cumbre es muy importante porque es la que se hace después del acuerdo marco que se acordó en Montreal por la biodiversidad hace dos años y en la que se espera que los gobiernos den pasos en la implementación de lo acordado, fundamentalmente en la publicación de lo que serían los planes nacionales para fijar los objetivos a nivel nacional en materia de protección de la biodiversidad. Nosotros pensamos que el sector privado tiene un rol importantísimo a jugar en este marco global de la biodiversidad y también el sector financiero, eso es un poco la lógica y por eso estamos como banco actuando. Entendemos que es fundamental que se trabaje de forma conjunta para aprobar un reto que nos implica a todos.
CAMBIO: ¿Cuáles son esos retos de biodiversidad que BBVA tiene a nivel mundial?
T. B.: Hoy en el mundo el 55 por ciento del producto interno bruto (PIB) que se genera, depende en gran medida de los recursos naturales. Se están movilizando 208.000 millones de dólares en financiación, pero según el acuerdo de Montreal, y las estimaciones que se hacen, debemos multiplicar por cinco esta cifra para 2030. Entonces, nosotros como banco entendemos que jugamos un rol importante y hemos situado a la sostenibilidad en el centro de nuestra estrategia, con un foco no solo en cambio climático, también en capital natural y en crecimiento inclusivo. Tenemos tres grandes retos interdependientes que no se pueden entender uno sin el otro, y en eso estamos trabajando como grupo en España y en todos los países que estamos, evidentemente también en Colombia.
En cambio climático, yo diría que tenemos más experiencia y más recorrido, porque se ha desarrollado con más anticipación. El acuerdo marco, que es el hermano del de París, nos da la referencia para el sector financiero. Entonces nosotros estamos integrando también la gestión de lo que serían los impactos que podamos tener en los recursos naturales, las dependencias, los riesgos, las oportunidades y lo estamos empezando a integrar en nuestro modelo de negocio de forma que implica desarrollar productos y servicios para nuestros clientes, para ayudarles a gestionar la relación con la naturaleza. Los clientes integraron nuestra gestión de riesgos y también están tratando de influir positivamente para que los gobiernos tomen medidas para tener ese entorno favorable que haga que las empresas inviertan y nosotros podamos financiar esa transformación.
CAMBIO: Como Grupo BBVA a nivel mundial, ¿cuál es el aporte a BBVA Colombia?¿Cuál es esa estrategia que tienen para un país como el nuestro?
T. B.: Nosotros tenemos actividad en casi 30 países y la verdad es que vemos que BBVA Colombia está siendo un referente dentro del grupo en materia de gestión de la biodiversidad. No solo en las partes de gestión de riesgos que estamos empezando a conocer cada vez mejor, sino también a través de productos concretos, soluciones concretas de las que nos sentimos especialmente orgullosos. Hace tres meses lanzamos el primer bono de biodiversidad en el mundo por parte de un banco privado junto con el Banco Mundial y con el Banco Interamericano de Desarrollo. Son 70 millones de dólares que nos está permitiendo tener un diálogo con clientes. En los últimos tres meses hemos tenido más de 500 interacciones con clientes de sectores distintos. Del primario, del sector circularidad y sectores industriales que nos permiten ver cómo, a través de este bono, podemos financiarles proyectos de inversión que les permitan o bien reducir el impacto negativo en la biodiversidad o en el capital natural o bien impulsar el impacto positivo. Y bueno, la verdad es que tenemos ya un 50 por ciento de este bono utilizado, los clientes están ya recibiendo fondos para sus proyectos y estamos muy optimistas un poco en que todavía es una inversión simbólica, no son una cantidad ingente, pero nos permite aprender e inspirar también a otros para que haya más entidades financieras que se sumen a las soluciones de este tipo.
CAMBIO: En tres meses ya han utilizado este bono de biodiversidad en un 50 por ciento. ¿Qué van a hacer cuando lleguen al 100 por ciento?
T. B.: Esperamos llegar al 100 por ciento en unos pocos meses, estamos convencidos de que sea pronto. Y vamos a seguir buscando fórmulas que permitan seguir financiando no solo actividades de mitigación de cambio climático, también de energía renovable, de ciencia energética, viviendas sostenibles. Además, financiar con tasas preferentes o mejores condiciones a proyectos que mitiguen el impacto directo de nuestros clientes en la biodiversidad, en los suelos, en el uso de la tierra, en el agua, en la fauna, en las especies, la flora. Así que yo diría que en general estamos empezando, no solo BBVA, las entidades financieras en general, a ver cómo podemos ayudar a las empresas a repensar nuestra relación con la naturaleza. Esto es lo que nos pide el marco global de biodiversidad y es un reto titánico que los financieros debemos acompañar.
CAMBIO: Hay varios instrumentos financieros de BBVA para la protección del medio ambiente. Cuéntenos de los bonos verdes y de sostenibilidad, ¿cómo funcionan?
T. B.: Los bonos verdes son un instrumento financiero que ya está consolidado en el mercado mundial, hay prácticas y estándares de mercado que han permitido ordenar un crecimiento de estos instrumentos, a través de los cuales las empresas piden al mercado de capitales financiación para abordar proyectos vinculados a actividades que contribuyen positivamente en el medio ambiente. Entonces, la categoría tiene un desarrollo importante en los últimos años y nosotros como banco hemos emitido varios bonos verdes para poder financiar actividades sostenibles.
Hay una categoría muy específica que se llaman los bonos azules, que es cuando la empresa utiliza esa financiación para hacer proyectos vinculados al uso del agua. De hecho, aquí en Colombia el año pasado emitimos un bono azul, que es una tipología específica de bono verde y en la que estamos viendo bastante interés en el mercado. Es decir, estamos pasando de bonos que anteriormente han sido más generalistas, donde puedes financiar muchas actividades diversas, a bonos más temáticos, como el de agua o el de biodiversidad, que son un tipo de bono verde. También el uso de fondos ha diseñado proyectos más específicos, pensamos que este es el mecanismo a través de los cuales muchas empresas están consiguiendo financiación, pero no es el único.
También tenemos el préstamo directo a una compañía, ya sea a un proyecto concreto o sindicado junto con otras empresas. Luego también observamos instrumentos que están siendo cada vez más utilizados que están vinculados a métricas de sostenibilidad, donde el precio del préstamo, o incluso del bono, puede estar vinculado a una métrica específica que fija la empresa. De forma que si la consigue en dos o tres años baja la tasa y mejora las condiciones. Eso está siendo potente muchos mercados y permite financiar una compañía de una forma más general vinculando esa financiación a los objetivos climáticos o ambientales que ha fijado. Esto es algo que está aflorando también aquí en Colombia y es otro mecanismo que también está ganando tracción.
Por último, otro mecanismo que estamos empezando a ver con interés en el mundo es lo que se llama la financiación a proveedores vinculado a la sostenibilidad. Vemos que hay grandes grupos industriales, empresas grandes, que sus emisiones de CO2 o el uso del agua y otras métricas de sostenibilidad dependen en gran medida de su cadena de suministro, de sus proveedores. Por ejemplo, el impacto que tiene Nestlé o Argos, no solo son las emisiones que genera directamente, sino las que hay en todos sus proveedores. Entonces las empresas que tienen estas cadenas globales de suministro tienen la necesidad de traccionar a sus proveedores ayudarles en esta descarbonización, en ese uso mejor de los recursos, en esa circularidad y ahí los bancos somos unos aliados, porque lo que hacemos es abrir líneas de financiación a sus proveedores con mejores condiciones para aquellos que gestionen mejor los impactos ambientales. Es otro instrumento muy potente del sector bancario que permite ser un aliado de la gran compañía y poder llegar a miles y miles, de pequeñas y medianas empresas, que de otra forma puede ser más difícil de llegar.
CAMBIO: ¿Cuál es ese balance que ha tenido el 2024 en cuanto a financiación de este tipo de proyectos?
T. B.: El balance que hacemos en BBVA es muy positivo tanto a nivel grupo, como a nivel Colombia, en donde estamos creciendo alrededor del 30 por ciento en los últimos años en financiación sostenible. Este año, en Colombia hemos movilizado 7,7 billones y la meta es de 8 billones, ya la estamos cumpliendo. Y a nivel grupo, nosotros hemos fijado un objetivo de movilizar 300.000 millones de euros entre 2018 y 2025 y llevamos a cierre de junio 250.000 millones. Previsiblemente este año cerraremos muy cerca de los 300.000, con lo cual llegaremos a los objetivos prácticamente un año antes de la meta. Ya estamos pensando qué vamos a hacer después y cómo vamos a seguir amplificando. Pero digamos que estamos acelerando con crecimientos de 30 a 40 por ciento en los últimos tres años y además primero con un enfoque bastante integral, no solo en temas climáticos, sino también otros temas ambientales como decía, el tema de agua y otros. También de crecimiento inclusivo, infraestructuras de Educación Superior, de salud, temas de inclusión financiera, al final de los 250.000 millones movilizados en el grupo, el 78 por ciento es ambiental y el 22 por ciento es crecimiento inclusivo.
El segundo dato muy positivo es que no es un tema solo de las grandes compañías, sino que estamos creciendo en todos los segmentos, muy especialmente en el de pequeñas empresas, en el que el crecimiento está siendo muy importante y con lo cual estamos empezando a ver que se está democratizando la sostenibilidad para las empresas. Jugamos un rol para que eso sea así, porque no se trata de solo fijar grandes financiaciones de sostenibilidad a las grandes corporaciones. También es ver cómo hacer llegar esos flujos financieros con mejores condiciones a todo el tejido productivo de un país. Entonces yo creo que eso son dos muy buenas noticias, así que el balance que hacemos es muy positivo. Dicho esto, tenemos grandes retos por delante porque nosotros hemos fijado objetivos de descarbonización a 2030 y tenemos objetivos de movilización ambiciosos. Queremos seguir creciendo, pero necesitamos una precondición, que es que que las organizaciones tengan sentido económico. Porque que al final quien invierte en la descarbonización, en la naturaleza, son las empresas o los gobiernos y las empresas no lo van a hacer si tiene sentido económico, con lo cual, la clave aquí está que la tecnología nos ayude a que eso tenga sentido económico y que las políticas públicas generen ese entorno de certidumbre con los incentivos adecuados. Que permita tener un caso de negocio atractivo y que luego desde el sector financiero podamos acompañar, porque tenemos un rol que dependemos mucho de los gobiernos, de las políticas públicas que se articulen.
CAMBIO: Estamos hablando de una gran cantidad de dinero. ¿Cuál es el reto de canalizar y movilizar todos estos recursos?
T. B.: El reto es titánico, porque para el banco es un cambio cultural enorme. Ha sido pasar de lo que hacemos habitualmente, a entender la lógica de lo que es la sostenibilidad, que en el fondo es incorporar una tercera dimensión a toda decisión financiera. Tradicionalmente se han tomado con el binomio riesgo/rentabilidad y ahora lo que estamos pidiendo es que el sistema financiero trabaje con una tercera dimensión que es sostenibilidad, que es impacto. Y esto significa un cambio sistémico empezando evidentemente por los supervisores, por las taxonomías, los estándares que se tienen que desarrollar, pero también integrándolo en el propio banco, en sus instituciones financieras, cómo gestionamos los riesgos, cómo desarrollamos productos. Al final es un cambio cultural porque es un nuevo set de información que no teníamos.
Y si quieres acompañar a los clientes, necesitas un set de conocimiento distinto, entender tecnologías, realidades muy específicas de cada industria, de qué cambios tiene que hacer para tener un modelo más circular o para abordar soluciones de eficiencia energética. Con lo cual, el gran reto para un banco es el cambio cultural, la formación a los equipos, construir esa capacidad. Es fundamental los datos, tener más información de nuestros clientes para gestionar mejor los riesgos y también para poder explorar en cuanto a soluciones financieras. Hoy en Colombia no hay una regulación en cuanto a información corporativa que debe publicarse en materia de sostenibilidad, pero esto va a cambiar y va a ayudar a que el sistema financiero tenga esa información. Necesitamos pensar fuera de lo convencional, tenemos que innovar en cuanto a soluciones para nuestros clientes, tenemos que aprender haciendo, no a esperar soluciones mágicas.
CAMBIO: Por último, con miras a las metas a cumplir en 2030, ¿qué tan preocupados u optimistas están?
T. B.: Moderadamente optimistas, habrá temas que conseguiremos. Yo creo que algunas regiones en el mundo van más avanzadas en cuanto al entorno favorable, como Europa, Estados Unidos, Reino Unido, etcétera, pero vamos a estar lejos. Necesitamos que los gobiernos, especialmente los desarrollados, apoyen mucho más a los países emergentes. Dentro de dos semanas es la cumbre del clima en Bakú, en Azerbaiyán, y la realidad es que necesitamos multiplicar por cinco también la inversión y si no se construyen mecanismos de financiación pública que hagan pues más ventajosa el atraer capital privado a escala, pues no fluirá. Y sin los países emergentes, no lo conseguimos, o sea que por un lado se está pasando rápido, pero no es suficiente y ahí necesitamos mucho más convicción por parte de los países que tienen una cierta ventaja en todo este proceso, esto pasa el cambio climático y también en biodiversidad.
A pesar de que la biodiversidad es un tema mucho más complejo, porque nos faltan métricas, falta mucha más información; la ventaja es que hemos aprendido de todo lo que hemos vivido con cambio climático y nos está ayudando a acelerar mucho más la apuesta por la biodiversidad.