Sillas voladoras, vallas cínicas y hasta denuncias de corrupción: la campaña caótica por la Alcaldía de Medellín

Crédito: Colprensa - Redes Sociales

27 Octubre 2023

Sillas voladoras, vallas cínicas y hasta denuncias de corrupción: la campaña caótica por la Alcaldía de Medellín

La carrera para llegar a la Alpujarra se convirtió en un incesante registro de ataques y controversias, que le ganaron al debate de las ideas. Ni los más amigos conservaron su amistad en la lucha por reducir la enorme desventaja que tiene el candidato de la derecha, Federico Gutiérrez.

Por: Pía Wohlgemuth N.

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La campaña por la Alcaldía de Medellín se ha caracterizado no tanto por las propuestas de quienes lideran las encuestas como por el espíritu confrontacional de los candidatos. Aunque en un principio hubo 16 aspirantes inscritos, la atención se ha centrado en tres protagonistas principales: Federico Gutiérrez, candidato de la derecha; Juan Carlos Upegui, favorito del alcalde recién renunciado Daniel Quintero; y Albert Corredor, el uribista arrepentido que también resultó exquinterista.

Las encuestas dan casi por segura la victoria de Federico Gutiérrez. Según la más reciente edición de Invamer –contratada por El Espectador, Blu Radio y Noticias Caracol–, publicada este 25 de octubre, el candidato tiene 71 por ciento de intención de voto, frente al 10,5 por ciento de Juan Carlos Upegui y el 3,8 por ciento de Albert Corredor.

Semejante ventaja, sin embargo, no ha evitado que la campaña esté llena de polémicas, acusaciones y hasta arranques de ira.

Las polémicas más notorias

Quizás el señalamiento más grave de esta campaña tiene que ver con la aparente corrupción en la que habría incurrido la campaña de Juan Carlos Upegui. La confesión del propio candidato de que contratistas de la Alpujarra que comanda su compinche, Daniel Quintero, financian su campaña tomó a muchos por sorpresa. El Colombiano encontró primero que esto, al parecer, estaba sucediendo no solo en la campaña de Upegui sino en la de Esteban Restrepo, candidato a la Gobernación y exfuncionario de la administración actual.

Tan pronto como eso salió en la prensa, la campaña de Upegui cambió la información que aparecía en Cuentas Claras, el aplicativo del Consejo Nacional Electoral en donde se reportan los ingresos de campaña. Más tarde, en entrevista con Juan Roberto Vargas, de Noticias Caracol, el joven exsecretario de la No Violencia admitió la irregularidad. Esto podría darle cárcel, si la plata que reciben estos contratistas de la Alcaldía corresponde a más del 50 por ciento de sus ingresos totales.

Eso no es todo, El Colombiano también denunció que dineros públicos se habrían utilizado para financiar la campaña de Upegui, a través de un contrato de 9.000 millones de pesos entre la Secretaría de Comunicaciones con la Universidad Nacional, sede Medellín, por medio del cual las fichas del quinterismo se habrían beneficiado. 

El propio quinterismo ha sufrido de disputas internas. Upegui, Albert Corredor y el exalcalde Quintero eran amigos y del mismo bando, hasta cuando las cosas comenzaron a enrarecerse. Corredor, en una voltereta política, se salió del Centro Democrático en 2022 –y hasta exigió la renuncia del expresidente Uribe al partido– para entregarse al movimiento de Quintero por completo. En contraprestación, Quintero, supuestamente, le entregó la Secretaría de Educación como fortín político, según publicó El Colombiano en su momento. 

Sin embargo, como Corredor no quiso apoyar a Upegui en esta campaña y decidió hacer su propio intento de llegar a la Alcaldía, Quintero –quien renunció a su puesto de mandatario para irse a hacerle campaña a Upegui– le tiene rencor: publicó en X que no estar con su candidato, es estar con el uribismo.

Incluso, pronunció: "Quiero enviar un mensaje muy especial a todas las personas que apoyaban a Albert Corredor, y que creían que al hacerlo nos estaban apoyando a nosotros, para decirles que este es el momento de la unidad. Para decirles que hay que apoyar a Upegui, que es la opción posible para derrotar al uribismo y para que se mantenga nuestro gobierno".

A esto, Corredor le contestó con rabia y le recordó la desaprobación con la que carga Quintero, según las encuestas de popularidad, en la capital de Antioquia.

Hasta ahí llegó el amor del antiuribismo, bandera que Upegui, primo de la esposa de Quintero, Diana Osorio, ha ondeado en su campaña para ganarse los votos de la izquierda y del petrismo.

Ese no fue el primer choque público de los “alternativos”. Corredor también estuvo involucrado en un evento en el que volaron mesas, botellas y hasta se vieron armas en un centro comercial en El Poblado, barrio de Medellín. Después de ver un partido de fútbol de la selección, unas personas insultaron a simpatizantes de Corredor y la situación se salió de control. Tras el episodio, Quintero aprovechó para decir que los responsables eran cercanos a Federico Gutiérrez e invitó a Corredor a unirse, para evitar la llegada de los “mafiosos” a la Alpujarra, pero a Corredor no le gustó.

A esos contrincantes, a los que llama “mafiosos”, Quintero los retrató, como un chiste, en una caneca de basura durante un acto de campaña. Entre esos, Federico Gutiérrez. Poco después, la campaña de Gutiérrez instauró al menos 22 denuncias penales por vallas difamatorias en su contra, colgadas a lo largo y ancho de la capital paisa. “Nunca más la oficina del narcotráFICO”, decía uno de los anuncios colgados en las calles de Medellín. Sin embargo, en la ciudad también aparecieron las caras de Quintero y Upegui “photoshopeadas” en una valla que los retrataba como ratas.

Por otro lado, Gutiérrez denunció un supuesto plan para atentar en su contra que, sin embargo, no recibió mucha atención. De hecho, se conoció un supuesto intento de atentado con un carro bomba en el barrio Manila, de El Poblado, que resultó siendo falso. A esto se sumó la aparición de la primera línea en una rueda de prensa que Fico intentó realizar el 25 de octubre en la mañana, en las afueras del edificio inteligente de EPM.

La carrera por la Gobernación

Lo anterior ha ocurrido mientras en la campaña a la Gobernación del departamento se han gestado alianzas inesperadas, especialmente la de Julián Bedoya con Luis Pérez, antes enemigos, que hoy trabajan juntos. Esa alianza le servirá mucho a Pérez, quien puntea en encuestas. Si gana, y si se materializa el triunfo de Federico Gutiérrez, como parece que va a ocurrir, ambos volverían a coincidir en Gobernación y Alcaldía, respectivamente.

Aparte, a tres días de la contienda, Juan Diego Gómez, el ex senador conservador, renunció a su aspiración a la Gobernación para irse con Luis Fernando Suárez, e intentar derrotar a quien encabeza las encuestas. Sin embargo, otros no se unieron a la alianza y la derecha sigue dividida. Sin duda, la victoria de Suárez le haría las cosas más fáciles a Gutiérrez en una eventual Alcaldía.

Aunque el discurso antipetrista cala mucho en Antioquia, Pérez no se ha mostrado como opositor al Gobierno de Petro, como sí lo ha hecho Gutiérrez, que fue contrincante de Petro en la pasada campaña presidencial.  Del otro lado están Luis Fernando Suárez, candidato del continuismo de Aníbal Gaviria, quien no lo ha hecho “ni tan bien ni tan mal” –como dice el profesor de la ESAP Carlos Builes–, y Andrés Julián Rendón, el candidato del uribismo, así como Mauricio Tobón.

De todas formas, mientras en la campaña de Medellín el antipetrismo podría llevar a la Alpujarra a Gutiérrez, ese antipetrismo no garantizaría quedarse con la Gobernación, pues al actual gobernador no le ha ido tan mal como a Quintero en popularidad y la campaña no se ha enfocado en un enemigo en particular.

Juan Carlos Escobar, docente del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, no ve que Upegui tenga ningún chance de ganar en Medellín, donde la narrativa antipetrista de Fico ha calado profundamente. Sin embargo, no cree que esa misma narrativa sea lo suficientemente fuerte en la campaña a la Gobernación. “No creo que la gente vote a la Gobernación igual que a la Alcaldía”, señala. Builes opina algo similar: “En Antioquia no hubo esa enemistad del contrincante porque el Gobierno actual no lo ha hecho ni tan mal ni tan bien y no es enemigo de nadie, en la práctica, de esas derechas”.

Todo esto afecta directamente a la ciudadanía. Para el docente Juan Carlos Escobar, el debate ha sido pobre, infantil y falto de ideas. Los votantes se quedan con lo que ven en TikTok, en videos de redes sociales. Aunque las universidades y algunas organizaciones han hecho esfuerzos por promover espacios más constructivos, jamás tendrán tanto peso como la viralidad de las redes.

Builes, por su parte, no cree que haya una campaña sucia. Para él, se ha creado un relato en Medellín de que todo va mal, cuando en realidad no es así. Piensa que en esa narrativa el enemigo común es Upegui, a quien caracteriza como alguien con poquísima experiencia, que realmente ni siquiera es un contrincante para Gutiérrez.

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