Muro de Berlín.
Crédito: Colprensa.
Así fue la caída del muro de Berlín, el símbolo que marcó el fin de la Guerra Fría
Por casi 30 años Alemania estuvo dividida en dos por un muro que se extendió por más de 40 kilómetros. ¿Qué consecuencias trajo y por qué lo derrumbaron? Esta es la historia.
Por: Alisson Betancourt
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió ideológicamente en dos. Por un lado, el comunismo, liderado por la Unión Soviética (URSS), y por otro, el capitalismo, representado por Estados Unidos y otros aliados.
Aunque ambos bandos lucharon contra el nazismo, una vez derrotaron al führer, las diferencias entre ambos modelos político-económicos se exacerbaron hasta quedar plasmadas en Berlín.
En el otoño de 1961 comenzó la construcción del muro que dividió la capital alemana en dos: en el occidente, la República Federal de Alemania (RFA) y en el oriente, la República Democrática Alemana (RDA). En una reunión que sostuvo la URSS con el bloque capitalista, no se logró la unificación de ambas Alemanias, pero sí el crecimiento de las diferencias entre los dos sectores políticos y económicos.
No solo las tensiones crecieron a nivel político, sino también a nivel social. Como le explicó a CAMBIO el profesor Germán Sánchez, magíster en historia contemporánea de la Universidad Autónoma de Barcelona e historiador del archivo Señal Memoria, “se estaba viviendo un éxodo en la población juvenil del oriente al occidente, quienes, desencantados de la ocupación soviética y viendo que la situación económica en la Alemania Occidental era mucho mejor, decidían cruzar la frontera”.
El bloque occidental europeo comenzó a tener una mejor economía, especialmente tras la implementación del Plan Marshall, un programa de ayuda económica lanzado por Estados Unidos en 1948 para reconstruir Europa después de la devastación de la guerra.
¿Por qué construyeron el Muro de Berlín?
La construcción del muro comenzó en la madrugada del 12 de agosto de 1961. Inicialmente, fue una valla de alambre de púas que medía un metro de alto, pero rápidamente se levantó una estructura de hormigón de 3,6 metros de altura que se extendió por 43 kilómetros de ancho. No solo separaba Berlín, sino rodeaba la Alemania Oriental.
Además de ser un muro alto y extenso estaba protegido con perros de ataque, 55.000 minas y torres de vigilancia que cubrían todo el perímetro, además, había carteles que indicaban que cualquier persona que intentara pasar el muro "sería ejecutada".
Al Muro de Berlín también se le conocía en Occidente como "el Muro de la Infamia", pues no solo era el símbolo más emblemático de la Guerra Fría, sino también la causa de la separación de cientos de miles de familias.
“Así mismo, tenía como objetivo evitar el escape de los ciudadanos de Alemania Oriental y, en general, de esa parte de Europa hacia la Alemania Occidental. Entonces, simbólicamente fue muy fuerte, los ciudadanos de Alemania Oriental fueron rehenes en su propio país durante muchos años. Además, el Muro de Berlín se convirtió en un lugar donde asesinaron a mucha gente”, agregó Sánchez.
De acuerdo con datos de la fundación Berliner Mauer, al menos 260 personas murieron en el muro, la mayoría a manos de la guardia soviética.
¿Por qué cayó el Muro de Berlín?
La separación duró 29 años hasta que el 11 de marzo de 1985 Mijaíl Gorbachov fue elegido secretario general en la URSS y comenzó a implementar algunas transformaciones políticas, económicas y sociales.
“La política de Gorbachov se dividía en dos: por un lado, buscaba mayores libertades y transparencia en la toma de decisiones, y en ese momento comienzan a salir a la luz los crímenes cometidos en años anteriores por el estalinismo; por otro lado, pretendía transformar el sistema comunista con el fin de articular más elementos de la libertad de mercado”, explicó el experto.
Las libertades y las transformaciones buscaban mayor independencia económica de los territorios soviéticos. Sin embargo, estas políticas no fueron aplicadas en Alemania Oriental, lo que comenzó a generar mayores niveles de inconformidad en la sociedad.
“Los alemanes orientales comenzaron a migrar hacia la República Checa, Hungría, Polonia y otros territorios soviéticos que habían adoptado las políticas de Gorbachov, lo que generó un éxodo en Europa Oriental. Además, los alemanes que se quedaban comenzaron a protestar”, detalló.
La indignación en las calles era tal que “el 4 de septiembre de 1989 se celebró en Leipzig la primera manifestación de los lunes. Cada semana, más personas se sumaban a las manifestaciones por todo el país; el 30 de octubre, solo en Leipzig, se reunieron 300.000 personas”, según quedó registrado en la revista Deutschland.
Tras las oleadas de manifestaciones y muestras de indignación ante la crisis en la parte oriental de Alemania, en la noche del 9 de noviembre de 1989, Günter Schabowski, funcionario del partido de Berlín Oriental, anunció reformas de viajes en respuesta a las protestas.
El mensaje fue entendido como si la URSS hubiera dado la orden de abrir el muro, por lo que miles de berlineses orientales se agolparon para cruzar la frontera, y los guardias confundidos, sin entender la situación, abrieron las puertas.
Mientras los berlineses orientales se abrían paso, decenas de miles de occidentales desbordaban de emoción y celebración. A medida que celebraban con lágrimas de alegría y nostalgia, un poco de vino y música de victoria, los alemanes comenzaron a destruir el muro. En menos de un mes, la República Democrática Alemana colapsó completamente y en 1990 Alemania se reunificó tras 45 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La caída del Muro de Berlín también marcó el inicio de una nueva era que ponía la paz como objetivo. Además, impulsó simbolismos y manifestaciones artísticas, como las que plasmó el vocalista de Scorpions, Klaus Meinem en el verano de 1989 en una canción que reflejó el sentir de millones de personas:
“El mundo se está cerrando. ¿Y alguna vez pensaste que podríamos estar tan cerca, como hermanos? El futuro está en el aire, puedo sentirlo en todas partes. Soplando con el viento del cambio”.
Años después de la caída del muro, al caminar por Berlín se encuentran vestigios de hormigón que recuerdan al mundo las consecuencias del pasado nazi, el fracaso del intento de conquista del comunismo y la célebre frase de George Santayana: “Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”.