La Fiscalía está a punto de consolidar la impunidad en el caso de Dilan Cruz, muerto hace cuatro años por un disparo efectuado por un capitán del Esmad en el centro de Bogotá. Errores técnicos en la evaluación de las pruebas favorecen la versión del oficial de la Policía y acallan la de la familia del muchacho de 18 años que ya no tendrá la oportunidad de contar su historia. Las distorsiones en la interpretación de la evidencia muestran que la justicia en nuestro país tiende a favorecer la versión del más fuerte.
Los descubrimientos son de Plano Negativo, la Unidad de Investigación en Colombia de Forensic Architecture, un grupo académico que incluye arquitectos, científicos, abogados y periodistas, y cuya sede central está en la Universidad de Londres, Goldsmithts. Ellos usan la ciencia y la tecnología para reconstruir escenas de crímenes y así ayudar a la justicia –y a las sociedades– a ver realmente lo que pasó.
La Fiscalía General de la Nación, a través del Centro Estratégico de Valoración Probatoria, Cevap, llegó a conclusiones erradas por escasez de tecnología, por un sesgo en la interpretación de la evidencia, por falta de criterio, o por una mezcla de todo lo anterior.
Los científicos de Forensic reconstruyeron la escena a partir de las fotos satelitales del lugar de los hechos, la Avenida 19 entre carreras cuarta y quinta en el centro de Bogotá. Usaron las cámaras de vigilancia, los videos tomados desde dispositivos móviles por las personas que grabaron los hechos y las cámaras de medios de comunicación. Con toda la información construyeron un modelo 3D que ubica tanto espacial como temporalmente todas las imágenes y permite contradecir las conclusiones de la Fiscalía.
Dilan fue muerto porque el capitán Manuel Cubillos le apuntó a la cabeza con el propósito de herirlo y no porque se atravesara en una trayectoria de disparo de la escopeta calibre 12 Mossberg, con munición “menos letal”, llamada bean bag, o bolsa de fríjoles, como lo ha sostenido el oficial con apoyo de la Fiscalía, que ha incurrido en estas equivocaciones:
1. Un análisis inconsistente e inexacto: los diagramas que ha levantado la Fiscalía no tienen en cuenta el momento y el lugar de cada imagen, al punto que son contradictorios entre ellos.
2. Dilan fue el objetivo del disparo: las cámaras empalmadas en su ubicación y hora correctas muestran que no es cierto que el capitán Cubillos haya disparado a la “turba” para dispersarla, como lo sostienen la defensa del oficial y la Fiscalía.
3. El capitán Cubillos reaccionó corporalmente a las acciones de Dilan: las imágenes muestran que el oficial del Esmad apuntó con la escopeta y mantuvo en la mira al muchacho antes de oprimir el disparador. La herida mortal no fue un accidente.
4. El manifestante no representaba una amenaza para los policías: Dilan Cruz levantó del piso dos granadas lacrimógenas recién caídas y las arrojó hacia el lugar donde estaba la Policía. Sin embargo, una cosa es disparar con un lanzagranadas y otra tirarlas con la mano. Los dispositivos cayeron a 20 y 27 metros de distancia de los agentes. Los policías nunca estuvieron en peligro y además los gases no son letales, de acuerdo con la explicación oficial.
5. No había fuerzas equiparables: la Fiscalía ha sostenido en su informe que los manifestantes, y aún más el joven Dilan, estaba en igualdad de condiciones con los 20 agentes del Esmad y que eso explica la reacción de la fuerza pública. La desproporción en número, armamento, equipamiento y entrenamiento, salta a la vista. Nada justificaba disparar una munición potencialmente letal a la cabeza del manifestante.
El informe fue entregado en los procesos penal, disciplinario y administrativo por los abogados representantes de víctimas, que son miembros del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos.