Cómo un célebre meteorólogo puede mejorar la conversación sobre calentamiento global

Físico, astrónomo y columnista Juan Diego Soler.

26 Septiembre 2024 06:09 pm

Cómo un célebre meteorólogo puede mejorar la conversación sobre calentamiento global

En texto exclusivo para CAMBIO, el físico y astrónomo Juan Diego Soler, controvierte algunas tesis sobre las causas del calentamiento global expuestas por el meteorólogo Max Henríquez recientemente en este medio.

Por: Diego Soler

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La evidencia científica sugiere con contundencia que ni la actividad volcánica ni los cambios en la actividad solar pueden explicar el aumento en la temperatura media de nuestro planeta. Es claro que los responsables somos nosotros, al liberar cada año miles de millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero generados por el uso de combustibles fósiles. Sin embargo, eso no ha impedido que varias teorías alternativas florezcan de vez en cuando, algunas vestidas de buenas intenciones, otras no tanto.

Hace algunos días, en CAMBIO, el célebre meteorólogo colombiano Max Henríquez Daza proponía que las variaciones en la órbita de Tierra descubiertas por Milutin Milanković pueden explicar las inesperadas lluvias en el Sahara y en el desierto de la Guajira y potenciar el calentamiento global. Su interpretación de este fenómeno tiene amplias imprecisiones que en honor a la discusión científica no pueden quedar como cabos sueltos ni darse por hechos comprobados. Por eso en mi voz y en la de tres especialistas colombianos en física solar discutimos los hechos del calentamiento global.

En la década de 1920, el ingeniero serbio Milutin Milanković notó que las variaciones en la órbita de la Tierra, sumadas a la inclinación del eje de rotación y su movimiento de cabeceo como un trompo (precesión), tienen consecuencias sobre el clima del planeta, produciendo ciclos climáticos. Un par de décadas después de su fallecimiento, en 1958, los estudios de los sedimentos en el fondo marino demostraron que los ciclos que había predicho Milanković corresponden con periodos de grandes cambios climáticos en los últimos 450.000 años, y que las edades de hielo conocidas como glaciaciones se produjeron cuando la Tierra atravesaba diferentes variaciones en su órbita.

“Una de mis preocupaciones al leer y releer el artículo [de Henríquez] es que puede fácilmente malentenderse que las variaciones solares y/o los ciclos de Milanković sean factores primarios en el rápido calentamiento global observado en las últimas décadas”, señala el Dr. Juan Camilo Buitrago Casas, investigador del Space Sciences Laboratory de la Universidad de California Berkeley en los Estados Unidos. “Es ampliamente aceptado que las variaciones en la actividad del sol y los ciclos de Milanković han desempeñado roles significativos en los cambios climáticos pasados de la Tierra. Pero estos efectos se dan en períodos de tiempo que van desde decenas a cientos de miles de años. Creo que habría sido importante que los lectores de CAMBIO quedaran con la claridad de que las emisiones humanas de gases de efecto invernadero son el factor dominante en el cambio climático actual”, puntualiza el físico especializado en la observación del Sol con instrumentos espaciales.

"Los ciclos orbitales modulan la cantidad de radiación solar que llega a la Tierra, en particular, al hemisferio norte”, indica Saida Milena Díaz Castillo, investigadora doctoral en el Instituto de Física Solar (KIS) en Friburgo, Alemania. “Esos ciclos pueden producir variaciones de unos 100 watts por metro cuadrado en escalas temporales de cientos de miles de años, las cuales dan origen, por ejemplo, a períodos de glaciaciones. Pero las observaciones muestran que las variaciones máximas en la superficie terrestre durante los últimos 300 años no llegan ni a un 2% de este valor”, resalta la especialista en algoritmos y procesos de análisis de observaciones del Sol.

“El principal problema es tratar de explicar con los ciclos de Milanković, que operan en escalas de tiempo muy largas (decenas a cientos de miles de años), cambios rápidos como los que experimentamos en la actualidad”, señala el profesor Santiago Vargas Domínguez del Observatorio Astronómico Nacional de Colombia. “La radiación solar no ha cambiado significativamente en este período corto de tiempo en que la temperatura media terrestre se ha incrementado drásticamente,” puntualiza el investigador en física solar.

Los tres especialistas en física solar coinciden en que las mediciones de la cantidad de energía que llega desde el Sol en forma de radiación electromagnética (luz) y sus variaciones recientes, descartan el efecto de los ciclos de Milanković en el reciente aumento de la temperatura media terrestre. “Según las fases actuales de todos estos ciclos (excentricidad, oblicuidad y precesión), deberíamos estar en una tendencia de enfriamiento ligero, no de calentamiento como tiende a entenderse el artículo de Max Henríquez”, puntualiza el Dr. Buitrago Casas, recordando además que las variaciones en la cantidad de energía emitida por el sol durante su habitual ciclo de once años tampoco producen una explicación plausible. “Las variaciones durante un ciclo solar son apenas de 0.1% y generan un cambio en la temperatura media terrestre del orden de 0.1 grados Celsius, muy por debajo de lo que hemos evidenciado en las últimas décadas. Además, si el Sol fuera la principal causa, esperaríamos ver un calentamiento más uniforme en la atmósfera. Sin embargo, se observa un calentamiento en la tropósfera [la parte más baja de la atmósfera, hasta 17 kilómetros de altitud] y enfriamiento en la estratósfera [la capa superior a la tropósfera], consistente con el efecto de los gases de efecto invernadero. Por todo lado la evidencia apunta a que no son las variaciones en irradiancia solar las causantes del calentamiento global que experimentamos en las últimas décadas.”

Hace algunos meses publiqué una columna en el diario El Espectador explicando por qué Henríquez también se equivocaba cuando en una publicación social en la red social X difundía una nota de prensa titulada “Estudio revela cómo la atracción gravitacional de Marte tiene un papel decisivo en el calentamiento del clima de la Tierra”, rematando su mensaje con un “no todo es culpa nuestra”. Se equivocaba entonces al señalar a la resonancia secular entre las orbitas de la Tierra y Marte, un ciclo de un par de millones de años de duración, como causantes del calentamiento global. Se equivoca ahora al repetir su argumento sobre los ciclos de Milanković. Al preguntarle a alguien cercano a él sobre su reacción a mi argumento señaló que lo había desestimado con un “todos dicen cosas buenas”. Sin embargo, sus afirmaciones recientes van en la dirección opuesta a lo que indican décadas de observaciones de la radiación solar incidente en la Tierra.

En honor a la verdad, hay que reconocer que el llamado de Henríquez a “parar la deforestación y reducir las emisiones de toda clase de contaminación para hacer menos difíciles las etapas por venir” resalta que no está usando el argumento para negar los efectos de la actividad humana en la crisis climática. Pero al asociar un fenómeno global como el aumento de la temperatura terrestre con fenómenos locales, como la lluvia en la Guajira, está aventurándose en un terreno en el que ni siquiera los especialistas se atreven a entrar. En palabras de Kate Marvel, climatóloga y escritora científica, para el New York Times: “Un modelo climático no está diseñado para decir en 1998, hubo un El Niño. Y este año, hay un El Niño. Y dentro de tres años, habrá un La Niña. Un modelo climático, en cambio, se ejecuta una y otra y otra vez. Y cada vez que se ejecuta, las condiciones van a ser ligeramente diferentes. La mezcla de aire y agua va a estar en una posición ligeramente diferente. Un modelo climático no es un modelo meteorológico. No está diseñado para predecir condiciones a corto plazo, ni siquiera a medio plazo.” Tal vez ahí está la clave de la cuestión. Hemos asumido que un meteorólogo es una autoridad en la comprensión del clima y no lo es.

Tiempo y clima son dos conceptos que se confunden a menudo. El tiempo se refiere a los cambios más locales en el clima que vemos a nuestro alrededor, en escalas de tiempo cortas de minutos a horas, de días a semanas; como la lluvia, nubes, vientos, tormentas eléctricas o granizo que anunciaba Max Henríquez en televisión. Clima se refiere a promedios a más largo plazo y se puede considerar como el promedio del tiempo durante varias décadas. El cambio climático es difícil de apreciar porque los períodos de tiempo involucrados son mucho más largos y su efecto puede ser menos inmediato. Lejos de recriminar a Max Henríquez por hablar de los cambios en el clima, tengo que agradecerle por abrirnos la puerta para hablar mejor sobre el calentamiento global. A lo mejor, podemos dejar atrás los ciclos de Milanković en esta conversación y escuchar más voces que aclaren lo que es sin duda la gran incógnita: ¿Cómo vamos a enfrentamos a un futuro en el que las temperaturas del planeta serán más altas y los fenómenos climáticos serán más impredecibles?

Durante años Henríquez nos acompañó con sus predicciones diarias del tiempo sobre nuestro país. Hoy le pedimos que nos acompañe buscando la mejor evidencia para entender los efectos del clima en el futuro. Le pedimos que nos ayude a darle voz a quienes se dedican a entender este problema en lugar de ampliar el arsenal de quienes desconfían de la evidencia científica. Le pedimos que con la misma autoridad que le dio ser la cara del pronóstico del tiempo en Colombia nos ayude a prepararnos con la mejor información para enfrentar este desafío. Puede ser la diferencia entre ser recordado como una figura de la televisión del pasado o acompañar a las generaciones que heredan el incierto futuro que nuestra especie ha forjado.

*El autor es físico de la Universidad de los Andes, doctor en astronomía y astrofísica de la Universidad de Toronto, colaborador de El Espectador, Caracol Radio y CNN en español y autor de dos libros sobre calentamiento global.

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