1.363 árboles serían talados por las obras del metro de Bogotá: ¿Cuál es la estrategia de recuperación ambiental?

El paisaje de la ciudad pasó de los frondosos árboles que separaban las vías a las toneladas de concreto, polvo y maquinaria que se asoma entre las calles cerradas de la ciudad. Las restricciones en las vías dan lugar al futuro metro que tanto han esperado los capitalinos, mientras tanto el impacto ambiental de la construcción sigue siendo un reto para la empresa Metro de Bogotá y la Alcaldía.

El 17 de junio, el Metro de Bogotá compartió en sus redes sociales que el viaducto de la obra ya cuenta con 58 columnas y afirman que seguirán avanzando en la construcción de la infraestructura. Sin embargo, el cierre de las avenidas Caracas y la Primera de Mayo ya deja ver la tala de árboles y la ausencia de corredores verdes en esas zonas. 

Según el informe ejecutivo del estudio de impacto ambiental y social realizado por la Empresa Metro de Bogotá en coordinación con la Alcaldía Mayor de Bogotá publicado en 2019, se estima que de los 3.287 árboles en la zona, 1.363 serían talados para llevar a cabo el proyecto vial. 

Sin embargo, el estudio también propone el compromiso de la empresa para sembrar 2.920 árboles a lo largo del corredor, como parte del diseño paisajístico, lo que implica pasar de 3.287 árboles que habían antes de iniciar la construcción a 4.834 árboles una vez sea ejecutado el proyecto. 

Si bien es cierto que esa resulta ser una alternativa para mitigar el impacto ambiental a largo plazo, la realidad es que la preservación de esos entornos verdes es vital para la ciudad, especialmente considerando los beneficios que tienen los árboles en los espacios urbanos. Según la iniciativa Treepedia realizada por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) las especies vegetales en las ciudades ayudan al fortalecimiento de los suelos (reducción de erosión), permiten la transformación del CO2 y la absorción de contaminantes. 

La reforestación es una medida urgente considerando que los índices de la calidad del aire en Bogotá siguen disminuyendo. De hecho, para marzo del presente año la Alcaldía de Bogotá declaró Fase 1 de alerta por la calidad de aire en toda la ciudad, lo que implica un significativo impacto no solo a nivel ambiental, sino en la salud de los bogotanos. 

Para 2023, la Empresa Metro de Bogotá publicó, en sus canales oficiales, la siembra de 872 árboles junto al Río Bogotá como parte del plan que busca retribuir los impactos ocasionados por el proyecto en el patio taller que hace parte de la construcción de la Primera línea del metro. Lo que corresponde a solo un poco más del 25 por ciento del total de árboles que deben ser sembrado para cumplir con la meta de mitigación planteada en el informe. Sin embargo, en lo corrido del año no se han notificado más avances de los programas de reforestación. 

Adicionalmente, el informe ejecutivo del estudio de impacto ambiental y social del metro expone que en las etapas de construcción y operación del proyecto se generarán aguas residuales domésticas e industriales que deberán ser vertidas a la red general del alcantarillado, además de que el gasto total de agua requerida para la construcción equivale a 1.312.018 m3.

El impacto del metro en la fauna silvestre 

Entre otros impactos indirectos el informe menciona la afectación a la fauna silvestre. Frente a esto, el 18 de abril de 2024 la Alcaldía de Bogotá compartió en sus canales oficiales las primeras acciones alrededor del Plan de Manejo de Fauna y el Plan de Manejo Ambiental que busca velar por el cuidado de las especies aledañas al proyecto.  

De igual forma, Metro de Bogotá desarrolló múltiples planes de monitoreo y seguimiento ambiental y social que buscan evaluar la eficiencia de las medidas de manejo previstas para atender el impacto físico, biótico y abiótico de la obra. Frente a esto existen 17 programas de mitigación ambiental catalogados como abióticos (medios que carecen de seres vivos) y 7 programas para afectación de bióticos (medios que afectan directamente a los seres vivos). 

Aunque el informe explica que “el proceso de evaluación ambiental y social permite concluir que el proyecto no genera ningún impacto crítico, ni en la fase de construcción ni en la operación”, para la comunidad aún no es del todo claro cómo se mitigará el impacto ambiental de la construcción del metro, específicamente a corto plazo.