El costo político para Gustavo Petro de una ruptura del proceso de paz con el ELN
Antonio García, jefe del ELN; y Gustavo Petro, presidente de la República.
Crédito: Colprensa
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¿Cómo hará el presidente de la república para pasar de la ‘paz total’ a la ‘guerra total’ con esta guerrilla? ¿En qué estado quedará la propuesta de reconciliación entre todos los colombianos? Análisis de CAMBIO.
Por: Armando Neira
El anuncio del presidente Gustavo Petro de que el atentado terrorista ejecutado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) este martes en Arauca, con una volqueta cargada de explosivos, “es prácticamente una acción que cierra un proceso de paz con sangre” cambia por completo el escenario político nacional.
Petro llegó al poder levantando la bandera de su capacidad para lograr la reconciliación entre todos los colombianos: “En tres meses firmo la paz con el ELN”, dijo en campaña. Por eso, cuando asumió, puso en marcha una ambiciosa propuesta: la consecución de la ‘paz total’ en un país que no ha logrado cerrar por completo los ciclos de violencia de más de medio siglo.
En las últimas horas, a solo 23 meses de terminar su mandato, Petro se enfrenta a un obstáculo casi insuperable para lograr este propósito. La acción de dicha guerrilla contra una base militar en Arauca, que dejó dos uniformados muertos y otros 25 heridos (entre ellos cuatro en estado crítico), podría llevarlo a tomar la decisión de enfrentar militarmente a dicha organización.
¿Cómo hará el presidente de la república para pasar de la paz total a la guerra total con esta guerrilla? ¿En qué estado quedará la propuesta de reconciliación entre todos los colombianos? Estas son algunas de las preguntas que gravitan en el ambiente, mientras el presidente evalúa cuál será su decisión definitiva.
En términos generales, Luis Trejos, profesor de la Universidad del Norte, comenta que, en caso de que el mandatario opte por la ruptura total, la paz total quedará herida de muerte. Esto se debe a que el proceso con el ELN era la mesa en la que más esfuerzos se habían realizado, la que más acuerdos había firmado y en la que más capital político había invertido el Gobierno.
Esto no solo por el perfil del equipo negociador, sino también por las concesiones hechas al ELN. Además, pone al Gobierno en una disyuntiva, ya que tendría que pasar de una paz total a una ofensiva militar total, lo cual va en contra de su ideario, basado en la vida y en buscar una salida negociada al conflicto armado. De hecho, el argumento de Petro para anunciar un posible fin de la negociación lo sustentó con lo que le pasó a Iván Duque cuando era el presidente.
Las guerras en Colombia nunca acaban
El analista Pedro Viveros señala que Colombia ha sido un país que oscila entre la guerra y las mesas de diálogo para una paz inconclusa. Según él, si se confirma el rompimiento con el ELN, el diagnóstico prematuro del presidente y su equipo de negociación fue erróneo. De igual manera, se equivocaron en su aproximación sobre la fortaleza del ELN, ya que el ataque al Estado podría indicar que los elenos son los fuertes en la mesa de negociación. En resumen, el Gobierno falló en su análisis de esta versión del ELN, y esto tiene un costo para un presidente que prometió terminar en meses con ese grupo armado. Sus adversarios le van a cobrar cómo pudo haber fallado así en el terreno que más conocía por su condición de exguerrillero.
El presidente Petro defiende su postura. En la mañana de este miércoles, informó en su cuenta de X (anteriormente Twitter) ante el comentario de la periodista Camila Zuluaga, quien afirmó que al ELN nunca le interesó la paz, y que lo único que buscaban era ganar tiempo para fortalecerse y ser la guerrilla más grande del país, respondió: “Esta opinión no coincide con los datos que tenemos”.
Y agregó: “La organización que más ha crecido en Colombia es el Clan del Golfo, mientras que el ELN y la Segunda Marquetalia están estancados. El Estado Mayor Central (EMC) ha entrado en abierta división, y se segregan frentes que buscan la paz con el ELN en Nariño. El Clan del Golfo ha quitado territorios al ELN por el uso del dinero en la cooptación de sus integrantes. El Clan del Golfo crece rápidamente por su capacidad de cooptación de funcionarios públicos. Es el neoparamilitarismo”.
Petro también afirmó que, excepto por algunas estructuras en Chocó y Cauca, el ELN se ha concentrado en la frontera colombo-venezolana, aspirando a que la desestabilización en Venezuela les dé aire. En la mayoría de las estructuras armadas ilegales de Colombia, la articulación con las economías ilícitas ha pasado de ser un medio a convertirse en un objetivo, lo que genera conflictos por el control territorial. Las dificultades para exportar cocaína han incrementado la extorsión a la población. “La clave para la desaparición de estas estructuras es la transformación del territorio. El reemplazo de las economías ilícitas por las lícitas es el verdadero camino hacia la paz”, concluyó Petro.
Una gran oportunidad para firmar la paz
¿Tendrá el ELN otra oportunidad semejante a esta? Carlos Arturo Velandia, conocido como alias Felipe Torres en su época en el ELN, lo ve difícil. Según él, la ruptura fue precipitada por la acción terrorista del ELN, que confundió la generosidad del Gobierno con debilidad. Velandia añade que el presidente ha enviado una señal contundente de que defenderá el Estado social de derecho y cumplirá sus funciones como comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
“La ruptura del proceso con el ELN puede ser reversible solo si dicha guerrilla demuestra al país y a la comunidad internacional su determinación de poner fin al conflicto armado en Colombia. Esto implicaría un cese unilateral y permanente de acciones ofensivas y hostilidades hacia la sociedad. La paz en otras mesas debe continuar. Muy seguramente la mesa con Comuneros del Sur empezará a dar resultados en el corto y mediano plazo”, agregó Velandia en referencia a la nueva mesa abierta en el departamento de Nariño.
Los expertos, sin embargo, consideran que, si se cierra la mesa con el ELN, el conflicto continuará, y no podrá resolverse por la vía militar, tal como se ha demostrado en los 60 años de existencia de esa guerrilla.
Para Gabriel Cifuentes el costo político es “inmenso”. ¿Por qué? Él no tiene dudas: "Muere oficialmente el proyecto de la paz total". Las victorias en las demás mesas serán pírricas, dice, y el único camino que queda es una estrategia de paz a cuenta gotas.
Esto que podría ser un camino a seguir es problemático para el Gobierno por varias razones: De acá a 2026 no habrá mayores avances en materia de paz e incumple la promesa de negociar con el último grupo guerrillero de la insurgencia política de los años sesenta; vuelca a la opinión pública a un discurso de mano dura, contrario al discurso de negociación y primacía del respeto por la vida y la salida dialogada del conflicto. Eso es carburante político para la derecha.
¿Cómo será ahora la estrategia militar contra el ELN?
Así mismo, confirma o le da la razón a los críticos del Gobierno que advertían la poca voluntad del ELN y la necesidad de levantar la mesa, y endurecer la posición del Gobierno. Además, pone en crisis una política de seguridad menguada que ha permitido que en los últimos dos años haya crecido la presencia de los grupos armados en el territorio.
"El Gobierno se confió de la capacidad de negociar y por esa vía no necesita acudir a operaciones militares ofensivas, pero en el proceso relajó su presencia en el territorio, renunció a estrategias militares tácticas y operativas (ejemplo bombardeos", dice Cifuentes.
Igualmente, deja en una posición muy difícil a las poblaciones que se habían visto beneficiadas por los ceses al fuego, y que ahora estarán en medio de un conflicto que se recrudecerá en ciertas regiones.
Lo cierto es que al día de hoy, el proceso de paz con el ELN ha perdido todo apoyo ciudadano y que será muy difícil restablecer puentes con ese grupo y tendrá efecto cascada con los demás procesos.
Pero si, al final, el presidente toma esta decisión, deberá redoblar esfuerzos en la transformación territorial, que es el corazón de este esfuerzo, como él mismo lo argumentó en su mensaje de X de esta mañana de miércoles. Para el caso de Arauca, por ejemplo, donde alias Pablito –uno de los más implacables jefes de esa organización– se mueve con facilidad y donde ocurrió el atentado, los expertos proponen.
Una transformación que pase por apoyar la economía campesina, mejorar los indicadores de salud y educación, ordenar democráticamente el territorio y construir un estado regional y local sin injerencia del ELN. Un desafío enorme para el tiempo que le queda de Gobierno.
Y no solo será Arauca. Lo mismo se debería aplicar en Catatumbo, Magdalena Medio y el Pacífico, puntos geográficos donde hoy el ELN tiene músculo militar. Esto es lo que el presidente Petro, siendo senador y cuando no había proceso de paz con las Farc, llamó “la asfixia democrática”.
¿Por qué se llegó a este punto tan crítico?
Por su experiencia y carácter progresista, es muy difícil que el ELN encuentre un interlocutor mejor que el presidente Petro para firmar la paz, dicen los conocedores de las negociaciones con grupos irregulares. El mensaje para el ELN es claro: quien crea que encontrará un mejor gobierno para pactar la paz se equivoca. Dejar pasar esta oportunidad no solo es irresponsable, sino criminal, ya que correrá más sangre, habrá más dolor y más destrucción.
Pero, ¿por qué se llegó a este punto? Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, cree que la situación política en Venezuela, agravada por un fraude electoral de Nicolás Maduro, ha envalentonado al ELN. “El ELN actúa militarmente en la frontera colombo-venezolana y utiliza esa zona como corredor para realizar ataques en Colombia y huir a Venezuela”, comentó en Blu Radio.
Cristo añadió que la crisis en Venezuela, agravada por elecciones no reconocidas por Colombia, ha fortalecido la presencia del ELN en la frontera, complicando aún más las posibilidades de un acuerdo de paz.
Las alianzas más importantes del ELN en Venezuela son con elementos estatales de ese país, lo cual le permite actuar con cierta libertad en su territorio, dice un informe de InSight Crime, una fundación dedicada al estudio y a la investigación de amenazas para la seguridad nacional y ciudadana en América Latina y el Caribe. Esto se ve aún más en los estados fronterizos con Colombia, donde la guerrilla se relaciona con agentes de las fuerzas de seguridad y los gobiernos locales; aunque estas relaciones, al estar mediadas especialmente por el beneficio mutuo, podrían no ser tan estables.
Detalles de la posible alianza entre el ELN y el gobierno de Venezuela fueron revelados por el entonces comandante y líder de las conversaciones de paz del ELN, Pablo Beltrán, quien explicó que han tenido enemigos en común con el gobierno de Maduro. De hecho, Maduro recientemente declaró que él confiaba mucho en los “amigos colombianos” que lo defienden.
De ahí que el analista Viveros considere que este rompimiento, de confirmarse, podría servir para sentar una posición clara frente al régimen de Maduro, porque sin los diálogos de paz, donde Maduro y su corte se ufanan de ser centrales para la solución, el Gobierno colombiano podría alzar la voz definitiva y desconocer los fraudulentos resultados que propaga Maduro. En este último punto, podría decirse que no hay mal que por bien no venga.
Finalmente, una ruptura les daría oxígeno a los contrincantes políticos del presidente en la época electoral. El analista Trejos dice que hay que entender que el fracaso de la paz y el deterioro de la seguridad en distintas regiones del país también alimenta los discursos y las precandidaturas que ofertan seguridad militar en 2026, siempre bajo la figura de la mano fuerte. Esto debilita a la izquierda electoralmente en ese certamen, porque cualquier precandidatura deberá cargar con el peso de este fracaso.