¿Cuánto se debilita la gestión del presidente Petro por su confrontación con el CNE?
El presidente Gustavo Petro.
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Entre las cadenas de trinos que escribe de día y de noche, sus denuncias de golpe de Estado, presencia en asamblea partidista, llamamientos a la revolución, ¿qué tanto se afecta el trabajo del jefe del Estado mientras se conoce la decisión del Consejo Nacional Electoral? Análisis de CAMBIO.
Por: Armando Neira
Hace un par de años, una revista les pidió a los expresidentes que escribieran un artículo en primera persona en el que relataran cuál había sido el peor día de su gobierno. Con excepción de Ernesto Samper Pizano, los demás adoptaron un tono solemne y trascendental por el paso en la Casa de Nariño.
Samper, por el contrario, se lo tomó con humor. Desde que se posesionó el 7 de agosto de 1994 hasta cuando se marchó, el 7 de agosto de 1998, debió enfrentar sin tregua el proceso 8.000 de la Fiscalía, que buscaba determinar su responsabilidad en el ingreso de varios millones de dólares a su campaña presidencial, puestos por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los capos del Cartel de Cali.
En el texto de la publicación, Samper escribió: “Cómo olvidar el 8 de agosto del año 94. Después de haber dormido relativamente mal —casa nueva, cama nueva, nuevo horario y vecindario—, desayuné con ‘Jacquie’ y mis hijos, me puse el vestido azul de estrenar, la consabida corbata roja y los zapatos incómodos de ocasión, y les dije en tono entre solemne y de mamadera de gallo:
—Bueno, familia, los dejo porque me voy a gobernar.
Por supuesto, entonces no sabía que ese sería el peor día de mi Administración”.
¿Por qué? Samper, que había llegado a la Casa de Nariño con las promesas de hacer la paz, una reforma agraria, acabar con el paramilitarismo, entre otras necesidades que clamaba la gente, desde el primer instante experimentó un drástico cambio de agenda por cuenta del 8.000.
“Al llegar al despacho, después de hacer un chiste flojo sobre un jarrón mal puesto en la salita de espera, le pedí a mi secretaria, Consuelo, que citara para el mediodía el Consejo de Política Económica y Social para dar un primer debate al proyecto de Plan del Salto Social que habíamos trabajado durante toda la campaña y para el que, en realidad, me había preparado durante mi vida de estudiante y profesional de la economía”, dijo en su testimonio.
“En esas estábamos cuando, a las nueve de la mañana, recibí una llamada urgente del ministro de Justicia:
—¡Se voló ‘Bizcocho’! —me dijo aterrado.
—¿Y quién carajos es ‘Bizcocho’? —le pregunté con sorpresa.
—Un narco —me aclaró—, un narco de los grandes.
—Pues entonces cójanlo —le contesté, molesto por la interrupción de mi trabajo programático. Nos despedimos y colgamos la llamada.
No había pasado media hora cuando recibí otra llamada, esta vez del director del DAS, para contarme con pelos y señales los detalles de la escapada de 'Bizcocho' a través de un cambio de identidades, en las propias narices de los guardias, por la puerta grande de la cárcel y a plena luz del día”.
Así, agrega Samper, se le fue el primer día entre un “temario” que “no podía ser más apasionante:
—¿Dónde estará ‘Bizcocho’ ahora?
—¿Cuántos parientes tiene en Bogotá?
—¿Qué sitios frecuenta ‘Bizcocho’?
—¿Cómo se llama la novia de ‘Bizcocho’?
—¿Qué bizcochos comería ‘Bizcocho’?
Y muchos otros interrogantes que, de ser resueltos, podrían conducirnos a dar con su paradero. Esa tarde, la prensa no tenía ojos ni oídos si no para la fuga de Don Bizcocho”.
“Y así, entre bizcochos y chupetes, mugres y aretes y alguno que otro canalla sin alias, llegué al 8 de agosto de 1998, cuando dejé la Presidencia”, añade Samper. Y, claro, no hubo reforma agraria, ni se firmó la paz, ni se acabó el paramilitarismo.
¿Por qué el CNE está investigando al presidente Petro?
Aunque el caso del expresidente Samper difiere del conflicto que hoy libra el presidente Gustavo Petro, algunos han subrayado similitudes. Actualmente, el Consejo Nacional Electoral (CNE) está evaluando si abre una investigación administrativa contra la campaña presidencial de Gustavo Petro, tras ser señalada por presuntamente haber excedido los topes legales de financiación.
Los magistrados deben revisar recibos, mirar las cuentas y tomar una decisión respecto al candidato y al gerente. Este tema ha ocupado buena parte del mandato del presidente.
Las líneas iniciales de este caso que gravita en el debate cotidiano fueron suministradas por personas cercanas a Petro. El primero en hablar fue Nicolás Petro, su hijo, quien ha dicho que él habría recibido dinero de exnarcos y empresarios para la campaña, fondos que no fueron reportados por la campaña ante la autoridad electoral y de los que buena parte se habría quedado en sus bolsillos.
Además, el embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, habló del posible ingreso de 15.000 millones de pesos que él mismo habría gestionado para conseguir votos en la costa. Estos audios fueron filtrados por el mismo Benedetti.
En el caso del 8.000 fue condenado Santiago Medina, el tesorero de la campaña de Samper; y se encarceló a Fernando Botero Zea, quien había sido el coordinador de la campaña.
En ese contexto, el CNE debe votar un pliego de cargos que plantea que la campaña presidencial de Petro violó los topes de financiación establecidos por la ley electoral, sobrepasando los 5.300 millones de pesos, tanto en la primera como en la segunda vuelta de las elecciones de 2022.
El largo y dispendioso proceso que le espera al país
En caso de que se determine que sí, el caso debe remitirse a la Comisión de Acusaciones de la Cámara y, de esta, a la plenaria de la corporación. Después, pasaría al Congreso. Expertos consideran que todo el proceso podría tardar más de dos o tres años. Petro debe entregar el poder el 7 de agosto de 2026, es decir, en 23 meses.
Al margen de las diferencias y similitudes entre los dos casos, lo cierto es que un presidente, por la naturaleza de su cargo, está sometido a una presión enorme y debe esforzarse al máximo para concentrarse en su labor y dar respuestas concretas en políticas públicas que beneficien a los ciudadanos, que es la razón principal por la que fue elegido.
Y así como Samper ironizaba en su texto que su mandato se le fue persiguiendo a infinidad de narcos de surrealista alias, al presidente Petro se le ha visto escribiendo cadenas de trinos, de día y de noche, lanzando graves denuncias de golpe de Estado, y arengando en la asamblea de la Universidad Nacional, donde hizo un llamado a la revolución: “Son 10.000 líderes y lideresas populares de todo el país que se reúnen hoy en Bogotá. Vamos a detener el golpe”, afirmó.
¿Y a qué horas está gobernando? ¿Quién está al frente del timón entre tanto? Con este contexto, ¿se debilita la gestión del presidente Petro por su confrontación con el CNE?
“No sé si pierda capacidad de gestión”, dice el analista Gabriel Cifuentes. “Lo que sí puede pasar es que en las semanas venideras, el tema de la investigación a la financiación de la campaña sea utilizado políticamente por el presidente para reafirmar la tesis de que hay en curso un golpe blando o lo que se denomina Lawfare”.
¿Este es un caso político o jurídico?
¿Por qué político y no jurídico? Porque es claro que el CNE no puede investigar al presidente en virtud de su fuero. Puede investigar la campaña y al candidato, pero cualquier hallazgo disciplinario o penal, incluso administrativo, debe ser conocido por el juez natural que es la Comisión de Acusaciones. No hay en la historia reciente de Colombia, desde la expedición de la Constitución del 91, de un presidente que haya sido declarado culpable en juicio político o jurídico.
El presidente sabe que el proceso por la financiación no puede ser usado para sacarlo del Palacio, sabe también que no es la primera vez que el CNE investiga una campaña presidencial (pasó con Santos y Duque), pero tratará de capitalizar el proceso en su contra para afianzar la teoría del golpe de Estado, del bloqueo institucional y de la idea de que el pueblo se tendrá que movilizar para defender su gobierno. Si bien podría pensarse que el proceso le hace daño al presidente, en sus bases el tema de la financiación de la campaña no tiene ninguna resonancia y, por el contrario, puede ser excusa para cerrar filas.
En sectores que no son afines al gobierno, solo confirmaría las razones para oponerse. Ahora bien, el tema de fondo, agrega Cifuentes, es el desajuste institucional que puede producir la investigación y el efecto político que pueda tener. "El presidente ha mostrado en los últimos días una tendencia a atacar las decisiones de los altos tribunales, del CNE, de los medios, los partidos políticos, sectores económicos y el Congreso. Se está entrando en una etapa donde ese acuerdo nacional prometido ya cuenta con cristiana sepultura, y se pasa de lleno a una fase marcada por la pugnacidad, mayores niveles de polarización, el quiebre de la armonía entre las ramas del poder público y una agitación de las narrativas en ambos extremos", advierte Cifuentes.
La figura ideal de un presidente es la de representar la unidad durante su mandato o, al menos, liderar las diferencias de la sociedad que gobierna. La acción gubernamental del presidente debe legitimar su plan de gobierno a través del uso institucional de los instrumentos estatales. Y lo más importante, un presidente debe convertir la democracia del país que gobierna en un ejemplo para las futuras generaciones.
“En el caso del presidente Petro, con los ataques desmedidos, no solo al CNE, se muestra reaccionando y preparando una decisión que puede llegar a ser adversa, pero por sus declaraciones descompuestas y agresivas, se está convirtiendo en una verdad a plazos”, dice, por su parte, el analista Pedro Viveros.
La figura presidencial se está debilitando
Para Viveros, experto en comunicación política, la figura presidencial, cualquiera que sea la decisión del CNE, se está debilitando en medio de las palabras repletas de adjetivos, cada vez más desgastados, que emite el presidente de la República. "Esa promiscuidad con la verdad debilita cualquier cambio social, ya que cada evento de ese tipo permite ver “un rey desnudo”".
“No creo que esté perdiendo capacidad de gestión por su confrontación con el CNE”, dice la analista María Jimena Escandón. “El presidente está desconectado de la realidad del país desde el inicio de su gobierno. Su confrontación por la investigación de topes en su campaña le da munición para ambientar su narrativa de golpe blando. Para él, la confrontación social es necesaria en su modelo de gobierno”, argumenta ella.
Su capacidad de gestión se pierde cuando no habla con sus ministros, cuando delega los temas gruesos de política pública y cuando gobierna desde sus redes sociales, agrega ella. Lo del CNE es un capítulo más que aún está muy crudo en cuanto a la eventual responsabilidad que le puedan endilgar. Es muy factible que en la Comisión de Acusaciones se archive la imputación que pueda llegar desde el CNE, augura la experta.
También severo se muestra Carlos Arias, docente de la Universidad Externado de Colombia: “No siento que haya perdido capacidad de gestión porque su gestión por sí misma ha sido lánguida y floja. Lo que sí está perdiendo es su legitimidad como demócrata al desconocer los argumentos y la investigación del CNE”.
Esto redundará en una pérdida mayor que su capacidad de gestión, porque estará más ocupado en defenderse del CNE y de la investigación que de allí se derive, la cual puede pasar a la Corte Suprema o a la Comisión de Acusaciones.
“Tendremos un presidente, al igual que Samper, defendiéndose, paranoico, estresado por retener el poder”, asegura Arias.
¿Quién está protegiendo hoy al presidente? ¿Quién le está ayudando en esta situación?
“Parece una obra de teatro, una ópera entre trágica y dramática. Pero la realidad es que Gustavo Petro se ha ido quedando muy solo. Su esposa, Verónica Alcocer, poco vive ya con él. La Casa de Nariño es un monumento a esa soledad. En la oficina de al lado del presidente está la directora del Dapre, Laura Sarabia. Fácilmente se puede caminar por los pasillos en madera cubiertos con alfombra roja, ver oficinas vacías y no cruzarse con nadie. De pronto, algunas personas de seguridad”, dice un reportaje del diario El Colombiano.
Esto, mientras que dentro de los propios sectores que en su momento lo defendieron, encienden las alarmas:
“He escuchado completos tres discursos del presidente: el de la posesión de la nueva defensora (muñecas de la mafia y negros conservadores); el de la directriz de respeto a la labor de la prensa (y su inmediata vulneración con el argumento del derecho a la crítica); y el de ayer en la Universidad Nacional (reconciliación, pero no arrodillamiento y golpe blando)”, escribió en su cuenta de X la periodista Claudia Julieta Duque.
“Entre tanta demagogia y contradicción, emerge @petrogustavo como un hombre autoritario; entre tanto golpe blando surge una figura a la que nadie puede cuestionar ni desaprobarle un proyecto de ley o declararlo inconstitucional; entre tanta palabrería barata crece un mesianismo que nos aleja de la democracia en lugar de reforzarla; entre tanta alharaca contra las fake news, aparece una postura, la oficial, cargada de manipulación social y uso amañado de cifras y hechos. Señor presidente, recuerde usted que, como decía el general en su laberinto, ‘el que almuerza con la soberbia cena con la vergüenza’”, dice la comunicadora.
“Lo trágico, claro, es que el presidente no se parece al Don Quijote que él se imagina, pero sí, en algo, al Don Quijote que se imaginó Cervantes. Aunque no tiene ni su gracia ni su grandeza triste, sí se parece al intransigente que ve gigantes donde hay molinos, al que impone un ideal de justicia que no existe sino en su mente, al que por hacer la paz extiende la guerra y la violencia, al que tratando de ‘deshacer entuertos’ crea más y peores problemas para la gente que se encuentra en el camino”, aseguró, entre tanto, Andrés Caro, candidato a doctor en derecho por la Universidad de Yale, en un artículo publicado en La Silla Vacía.
¿Cómo sería hoy Colombia en el caso de que a Samper no se le hubiera ido su mandato persiguiendo a “Bizcocho”, “Chupete”, “Mugre”, “Arete” y demás? Es imposible saberlo.
Como también es difícil saber que pasará si el presidente que prometió el cambio sigue en la línea de confrontar con sorprendente dureza al que se atreva a mostrar una posición distinta a la suya.