Diego, vocero de los Espartanos: “El pueblo ya no resistiría otra guerra"
14 Enero 2023

Diego, vocero de los Espartanos: “El pueblo ya no resistiría otra guerra"

En conversación con CAMBIO, el vocero de los Espartanos habla en exclusiva sobre las posibilidades de lograr el primer proceso de paz urbano en el país y acabar la violencia en Buenaventura.

Por: Olga Sanmartín

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Los Espartanos nacieron de la división de la banda La Local y su nombre se originó en el filme 300, que narra las duras batallas de los guerreros espartanos en la Antigua Grecia. El pasado 2 de octubre y gracias a la gestión del obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo, esta banda selló el compromiso de tregua con los Shottas para cesar las matanzas y las torturas, en el marco de la Paz Total del actual Gobierno.

Empezaron, como los Shottas, siendo La Local, grupo de locales que nació en 2017 para quitarles el control del territorio a los líderes foráneos de La Empresa, conformada desde 2007 por exparamilitares, exguerrilleros y pandilleros. Con más de 2.000 integrantes, La Local se dividió en 2020 entre Shottas y Espartanos, bandas criminales enfrentadas a muerte por el control de cada barrio, de cada calle, de cada avenida en Buenaventura. 

Los Espartanos, con unos 900 integrantes, tienen el control de las comunas insulares 1, 2, 3 y 4 y comparten con Shottas el control de las comunas continentales 7 y 8, donde quedan barrios como Bellavista, Kennedy, San Luis y Juan XXIII y donde la guerra no tuvo pausa hasta el pasado 2 de octubre. 

La cita es en el barrio La Pila, en la comuna 2, en la zona insular de la ciudad, controlada por los Espartanos. Diego –quien prefiere mantener su nombre real en reserva por seguridad– tiene 41 años, es de la comuna 4 y aclara que no es pandillero, que es líder social, que tuvo que irse del país por seguridad y que regresó solo para hacerles el favor a los Espartanos de ser su vocero. 

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

Nació en en una casa palafítica, en un hogar muy humilde. A los 14 años tuvo que estudiar en horario nocturno para trabajar en el día y llevar un bocado de comida a la casa. Ayudó en puestos de ceviche y de cacharros, y se levantaba a las cinco de la mañana para vender hierbas en la galería. A veces lo sacaban de clase porque no podía pagar la mensualidad y aún lamenta no haber podido asistir a la ceremonia de grado de bachiller. Se hizo técnico profesional en sistemas, trabajó en el puerto (el único trabajo más rentable con el que pudo estudiar) y luego en la administración distrital. Fue líder de acción comunal y la guerrilla de las Farc casi lo mata. Entonces se fue del país. Él y los líderes de los Espartanos se criaron en la misma comuna y crecieron juntos. “Entonces nos distinguimos”, dice.

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

CAMBIO: En este proceso de diálogos iniciales, ¿usted es el vocero de los Espartanos frente al Gobierno, a monseñor Rubén Darío Jaramillo y otras instituciones? 
Diego: Así es.

CAMBIO: El pasado 4 de enero fue asesinado un integrante de los Shottas ¿Qué futuro tienen los acercamientos entre el Gobierno y las dos bandas criminales?
Diego:
Tenemos esperanzas en este proceso. Buenaventura necesita paz y pedimos a la personas que se den y nos den la oportunidad de creer que esto puede ser realidad. A pesar de lo sucedido, tuvimos más de tres meses de tregua, y seguimos adelante. Pero necesitamos a los líderes de los dos grupos, ahora presos, para que estén al frente, porque se nos puede salir el proceso de las manos. Eso sí me da temor. 

"Buenaventura necesita paz"

CAMBIO: O sea, ¿ustedes le piden al Gobierno un acuerdo para que los líderes presos puedan estar presentes en los diálogos? 
Diego: Exacto. Y garantizarles la vida. Ellos han demostrado toda su voluntad para que esto se dé. Que salgan los más pronto posible. Eso va a crear también más confianza en el proceso, frente a los grupos y frente a la comunidad. 

CAMBIO: En el caso eventual de que esos líderes salieran de las cárceles para ser gestores de paz, ¿estarían ellos dispuestos a regresar a la cárcel para terminar de pagar sus condenas? 
Diego: Sí, eso lo hemos revisado. Estarían dispuestos a hacerlo.

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

CAMBIO: Los Espartanos fugitivos también estarían dispuestos a ir a la cárcel como parte de un eventual resultado de las negociaciones? 
Diego: Sí, sería una probabilidad. Pero si todos van a la cárcel, aquí queda el hueco para que en dos segundos lo llenen otros. Y cuando salgan libres, al que no se sume al nuevo grupo criminal, lo matan, como ha pasado históricamente. A eso no le podemos apuntar. Aquí pasaron de guerrilla a paras, de paras a guerrilla, de Urabeños a La Empresa, de La Empresa a La Local, de La Local a Shottas y Espartanos… Si los grupos que están ahora se van a las cárceles, Buenaventura seguirá en las mismas, porque hay otros alrededor queriendo apoderarse del territorio. Puede escucharse mal, pero si le buscamos la lógica, estos grupos deben permanecer en las comunas y lo que debe cambiar son sus actividades; trabajar con una visión diferente, como vigilantes de Buenaventura, proteger en conjunto con la fuerza pública. Es un trabajo muy difícil y complejo del posconflicto, pero necesario. 

CAMBIO: Usted dice trabajar con la fuerza pública. Muchos de ellos han sido los enemigos de las bandas, otros han cedido ante el delito.  
Diego: Por eso debemos trabajar mancomunadamente, el perdón tiene que ser de las dos partes, Estado y grupos al margen de la ley, para que nos estrechemos las manos y de verdad saquemos el país adelante. 

CAMBIO: En un eventual acuerdo, ¿cómo sería esa vigilancia de la que usted  habla? ¿Cómo actuaría el grupo dentro de la comunidad, tendría armas? 
Diego:
Sí, armados. 

CAMBIO: Explique bien eso, por favor. 
Diego: No podemos hablar de que vamos a entregar armas y eso ha quedado claro. Es por el mismo temor a que se generen situaciones que son evidentes, que desde ya son claras. Están al acecho el Clan del Golfo en el bajo Calima, la Jaime Martínez en Dagua y otro grupo, creo que los Gaitanistas, en Juanchaco. Y matan al que quede. 

"Se trata de evitar que maten a los muchachos, que se repita la historia"

CAMBIO: Es complejo, desde el punto de vista de la gobernabilidad, la democracia y la política, pensar en que se legitiman unos grupos de civiles armados. 
Diego: No estamos tratando de armar un grupo paramilitar o de autodefensas. Esto es un poco más complejo. Se trata de evitar que maten a los muchachos, que se repita la historia. Evitar que venga otra gente a ocupar el mismo espacio, quizás para peor. No podemos brindar esa oportunidad. Yo entiendo la gobernabilidad, pero también entiendo la realidad y la parte humana. Las soluciones deben ser congruentes, consecuentes con esa realidad que vivimos. El pueblo ya no resistiría otra guerra. 

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

CAMBIO: ¿Cómo controlar que esas armas sean bien utilizadas? 
Diego: Las partes saben de los deberes y derechos que tendrían. Estamos tratando de acogernos a una ley transicional. Si antes de diez años alguien comete un delito, tendrá que pagar por él, más lo que tenía acumulado de atrás. Es apostarle a la no repetición. Y el líder está en plena obligación de entregar a esa persona.

CAMBIO: Partiendo de que los líderes ya estuvieran libres para ser gestores de paz, ¿cuál sería el siguiente impedimento por superar para que este proceso tenga éxito a largo plazo?
Diego: El hambre, la educación. Esos factores cumplen un papel muy importante en la problemática. 

CAMBIO: El Estado tendría que invertir recursos en actividades económicas que puedan suplir los ingresos por extorsión y robos. 
Diego: Estamos en un diálogo exploratorio, pero si le apuntamos a las estrategias que se están planteando, la extorsión desaparece en Buenaventura, porque estos actores ya no van a tener necesidad de andar delinquiendo. Además de brindar seguridad, harían otros oficios como, por ejemplo, el aseo del barrio, un servicio que la empresa de aseo no brinda. Gobierno y Distrito trabajarían mancomunadamente para brindar los recursos. 

CAMBIO: Generar cerca de 2.000 empleos para garantizarles un ingreso que les permita tener una vida digna no será rápido ni fácil. 
Diego: ¿Cuánto se gasta el país en el plan contra las drogas? ¿Y, a lo largo de la historia, cuánto se han metido al bolsillo las familias que gobernaron este país o que aún gobiernan? Son recursos para la paz. No estoy de acuerdo con crear más mendicidad dentro de mi comunidad. Es generar empleo, estrategias y capacitaciones para que la persona se pueda autosostener, crear pequeñas y medianas empresas, que Buenaventura pueda crecer de verdad. Entonces las dos partes saben también el compromiso, y los derechos y deberes que esto implica.

Es muy fácil juzgar cuando tu vida ha sido que tú te levantas y tienes a alguien que te lleva el café a tu cama.

CAMBIO: Hay personas que dicen que estas comunidades no trabajan, que son perezosas. 
Diego:
Vagos, es la frase de una senadora. Una mujer que es así de rica tiene una óptica diferente del trabajo que ella hace frente al trabajo que hace una persona que es del campo. Es muy fácil juzgar cuando tu vida ha sido que tú te levantas y tienes a alguien que te lleva el café a tu cama. Son condiciones muy diferentes. 

CAMBIO: ¿Cómo ingresan los jóvenes a esta banda? 
Diego:
 El Gobierno ha sido muy estratégico a lo largo de los años. Generó la pobreza masiva en Buenaventura, un pueblo sin educación, sin salud, sin oportunidades, donde las únicas fuentes de empleo son los puertos y la Alcaldía. Somos tantos que no alcanzamos. Como decía un alcalde, “el pueblo de Buenaventura vive del rebusque”. Unos optan por ir a cargar al puerto, otros por el trabajo informal, y muchos van a las calles. 

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

CAMBIO: Además de la pobreza, viven la violencia del narcotráfico.
Diego:
 Sí, pero ¿qué es Medellín? ¿Qué es Cali? Cali no es Cali porque sí. Medellín no es Medellín porque sí. El narcotráfico tuvo mucho que ver en su crecimiento. Vámonos un poco más lejos. Miami, ¿Qué es Miami? No es por el gobierno ni tampoco es por los ciudadanos. Miami fue creado con dinero del narcotráfico. Es que nadie invierte aquí, se llevan todo para Cali o para otras partes. Empobrecieron a la comunidad del Pacífico.

CAMBIO: Espartanos y Shottas fueron un solo grupo, muchos crecieron juntos, fueron muy amigos, y luego se convirtieron en enemigos a muerte. ¿Cómo es esa relación ahora? 
Diego:
 Hay cierta desconfianza, que es normal, pero los que estamos sentados en la mesa llevamos una armonía agradable. Ha habido reencuentros. Nos damos la mano, nos abrazamos, nos ayudamos, comemos juntos, desayunamos en ocasiones, hemos viajado juntos. 

CAMBIO: ¿Cómo se ponen de acuerdo entre Shottas y Espartanos para presentar al  por cientoobierno peticiones conjuntas?
Diego.
Nos sentamos y dialogamos, tenemos muy buena comunicación, hay respeto. 

CAMBIO: Para iniciar estos acercamientos, se comprometieron con monseñor Rubén Dario Jaramillo a hacer una tregua para borrar las fronteras invisibles, suspender los asesinatos y las casa de pique. ¿Eso ha sucedido o cómo sigue ese proceso?
Diego: El día que nos sentamos a hablar con monseñor las dos partes, ese día se dijo no más. También se redujo el hurto porque todo estaba hecho una locura. Todos los días atracaban, robaban motos. Hoy podemos decir que los hurtos se han reducido un 80 por ciento o 90 por ciento y que llevamos tres meses sin homicidios a manos de las dos bandas. 

CAMBIO: El taxista que me llevó del aeropuerto al hotel me dijo que las extorsiones habían aumentado, que lo paran hasta tres veces para pedirle 5.000, 10.000, 15.000 pesos. ¿Qué está pasando con ese tema? 
Diego:
 Desconozco esa parte, pero a mí me parece que él está hablando desde su parte subjetiva, por lo que ha vivido. En Buenaventura hay una armonía que sería ilógica con lo que él manifiesta. Yo considero que la extorsión ha bajado demasiado. Eso es muy subjetivo también, ¿no?. De todos modos, debe disminuir.

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

CAMBIO: Esta tregua es muy vulnerable, es un proceso muy largo que hasta ahora comienza...
Diego:
También nos estamos preparando para eso, porque en todo proceso puede haber inconvenientes. Entonces, estamos generando herramientas que nos permitan solucionar problemas. El diálogo y la voluntad deben ser la prioridad. 

CAMBIO: ¿En los anteriores gobiernos se había hecho algún intento de acercamiento con estas bandas? 
Diego:
 Nunca. Este Gobierno ha estado presto, hay voluntad y entiende la realidad de Buenaventura. El alto comisionado para la Paz ha estado presente. Aquí lo que hubo antes fue una desmovilización, hasta muchos civiles que no tenían nada que ver con estos grupos, se movilizaban para ganar el dinero que les daban por desmovilizarse. Pero dejaron tirada a la gente y mataron a un poco de muchachos. Otros tuvieron que seguir en las mismas. Y hay unos que ni siquiera han podido volver. A este proceso le veo más estructura, mejor planeación, ha habido tiempo suficiente para organizarnos. Eso es lo que me tiene muy motivado. 

Buenaventura
Foto: Bernardo Peña

 

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