El fantasma del fentanilo en Colombia: ¿qué tan probable es que se materialice?

Apenas fue anunciado como nuevo director de la Policía, el general William Salamanca dijo que uno de sus principales objetivos al mando de la institución será seguirle el rastro a la cadena de producción del fentanilo, la droga sintética que ha causado numerosas muertes en Estados Unidos y que, según los expertos, es varias veces más potente que la morfina.

Aunque el general advirtió que todavía no hay señales de la fabricación del fentanilo en Colombia, añadió que lo mejor era anticiparse a la llegada de la sustancia, conocida como la droga "zombie".

Semanas atrás, el fiscal Francisco Barbosa expresó el mismo temor, y agregó que la política de humanización de la lucha contra el narcotráfico del Gobierno de Gustavo Petro podría derivar en la permisividad para que los grandes traficantes de cocaína pudieran comenzar a traer insumos y fabricar drogas sintéticas en Colombia, entre ellas el fentanilo. 

¿Qué es el fentanilo y qué posibilidades hay de que llegue a Colombia? 

El fentanilo, que en Estados Unidos produjo 108.000 muertes por consumo durante 2021, es un opiáceo sintético, narcótico, que se utiliza para procesos de anestesia y sedación en unidades de cuidado intensivo. 

Los niveles de adicción que genera ocurren porque es 100 veces más potente que la morfina. Así lo explica la doctora y especialista en toxicología del Hospital San José Olga Lucía Melo. Esta sustancia se adhiere a unos receptores en el cerebro, lo que causa adicción en muy corto tiempo, pues cuanto más potente sea el opioide, más adictivo es. 

En Colombia sí hay fentanilo, pero utilizado en ampollas y exclusivamente en salas médicas. Aunque hay registro de personas adictas a la sustancia, los casos registrados se restringen únicamente a personal médico. 

Hasta la fecha, de acuerdo con el registro tanto del Ministerio de Justicia y de la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional, no existen registros de presencia de fentanilo de consumo recreativo en las calles de Colombia. Tampoco se tiene registro de laboratorios de producción ni legal, ni ilegal de fentanilo. 

La doctora Melo señala que tampoco se han encontrado muertes por sobredosis, lo cual es muestra de que aún no es una droga de consumo recreativo en las calles: “Aquí no tenemos presencia de la droga en las calles ni para consumo sola, ni tampoco la hemos encontrado alterando otras drogas, lo cual, afortunadamente, implica una lógica muy diferente a la de otros países”. 

De acuerdo con Julián Quintero, director de Acción Técnica Social y de Échele Cabeza, Colombia está lejos de tener un problema con el fentanilo, como ocurre en Estados Unidos: “Son muchos factores los que entran en juego. Colombia no es un país que tenga grandes farmacéuticas produciéndolo, por eso el consumo acá no es ni siquiera rentable”, asegura. 

El otro factor es –paradójicamente– la alta calidad de la heroína colombiana, que además es bastante económica en el país. En las montañas del Cauca se produce una de las heroínas de mayor calidad a nivel mundial. Por ello, esa sigue siendo la mejor opción para los consumidores.

“Pese a que hemos visto entrevistas en las que personas aseguran que cocineras de Tusi están metiéndoles fentanilo a sus preparados, desde nuestro servicio de análisis de sustancias, y desde el servicio del Observatorio Nacional de Drogas, aún no se han encontrado en las calles muestras que contengan fentanilo. Únicamente sabemos de su uso en los servicios hospitalarios y allí son sustancias controladas”, asegura Quintero. 

En entrevista con CAMBIO, Camilo Umaña, viceministro de Justicia, aseguró que, sin embargo, las alertas están encendidas: “Aunque no entendemos a qué se refiere el fiscal, y entendemos que él está simplemente cumpliendo con su trabajo, desde el Ministerio de Justicia y con la nueva política de drogas que estará en discusión, nosotros mantendremos todos los esfuerzos para no permitir que esta droga llegue al país. Sabemos las afectaciones que puede causar y por lo mismo buscaremos impedir su llegada a Colombia”. 

Por su parte, Julián Quintero considera que la única forma de detener una posible incursión será comprendiendo que las personas van a consumir, que estamos en una sociedad de consumo y que pensar en el prohibicionismo no ha ayudado: “Nuestra única respuesta lógica tendría que ser el aumento de los sistemas de monitoreo de sustancias. Ese debe convertirse en un esfuerzo nacional, para conseguir contrarrestar los posibles efectos que podría llegar a acarrear tener esta sustancia en las calles de Colombia”.