El férreo control que el Clan del Golfo ejerce sobre el Tapón del Darién
25 Septiembre 2024 06:09 am

El férreo control que el Clan del Golfo ejerce sobre el Tapón del Darién

Migrantes en el Tapón del Darién.

¿Cómo opera el tráfico de migrantes esta organización criminal, cuyos cinco jefes incluyó Estados Unidos en la Lista Clinton?

Por: Armando Neira

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El poeta Dante Alighieri, en La Divina Comedia, describe una selva antes de la entrada al infierno, un símil que parece tomar forma real en el Tapón del Darién. En este lugar no hay espacio para metáforas literarias, pues la perversión es una constante en cada paso. Muchas mujeres viajeras, por ejemplo, cuidan con especial celo una de sus pocas pertenencias: la píldora del día después, para evitar un embarazo en caso de violación.

Esta es la realidad de una región que el Clan del Golfo controla con mano férrea ante la debilidad, en algunos casos, y la ausencia total, en la mayoría, del Estado.

El Clan del Golfo opera desde su bastión en Urabá. Desde ahí, trafican toneladas de cocaína hacia Panamá, México y otros países de Centroamérica. Entre los sancionados están Wilder de Jesús Alcaraz, El indio; Alexander Celis Durando, Bayron; José Emilson Córdoba, Negro Perea; José Miguel Demoya Hernández, Chirimoya, y José Gonzalo Sánchez, Gonzalito.

Un grupo de actores armados.

Además, el Clan del Golfo controla las rutas migratorias, decide quién puede prestar ayuda durante el trayecto, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y establece normas de conducta para la población local y los migrantes, que a veces hace cumplir mediante la violencia, según un informe de Human Rights Watch (HRW).

El lucrativo negocio del tráfico de migrantes

El organismo, que defiende los derechos de las personas en todo el mundo, afirma que el Ejército colombiano calcula que el Clan obtiene en promedio 125 dólares por cada persona que cruza el Darién. "Si el cálculo es preciso, el grupo armado pudo haber obtenido un total de 57 millones de dólares entre enero y octubre de 2023 debido a su control sobre la ruta migratoria, en parte por las políticas migratorias restrictivas que llevan a migrantes y solicitantes de asilo a cruzar el Tapón del Darién", dice HRW.

Criminales y delincuentes abusan de los migrantes cuando cruzan las numerosas rutas que atraviesan la selva. De manera habitual, realizan robos, abusos y violaciones sexuales. Sus víctimas son personas en extrema vulnerabilidad. Cerca de 700 mil personas, en este último año, habrían cruzado por este punto geográfico que parece no interesarle al Estado.

La organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras (MSF) ha asistido a 950 personas, la mayoría mujeres, que reportaron agresiones sexuales al cruzar el Tapón del Darién desde abril de 2021.

Los testimonios recogidos por HRW muestran la gravedad del problema. Luciana, de 31 años, y Juan Herrera, de 32 (seudónimos), salieron de Venezuela en 2023, donde dejaron a sus tres hijos, de 2, 6 y 11 años. En marzo de 2023, cruzaron el Tapón del Darién con la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Grupo de migrantes en el Darién

Durante su caminata de cinco días por la selva, un grupo de hombres encapuchados, vestidos de negro, los asaltó y les exigió 100 dólares a cada persona del grupo con el que viajaban. Los hombres llevaban pistolas y machetes, relataron Juan y Luciana. «Miren al frente o los matamos», dijo uno de los hombres a la pareja. Separaron a una mujer joven del resto del grupo. La dejaron marcharse solo una vez que su hermano pagó por ella. Asustada, huyó y casi cae por un acantilado.

"Juego mi vida, cambio mi vida, / de todos modos / la llevo perdida...", escribió el poeta León de Greiff. Esa parece ser la razón que impulsa a miles a tomar este camino, por lo general, hacia Estados Unidos. Durante la travesía por esta inhóspita selva, venezolanos, haitianos y ecuatorianos, pero también personas de Asia y África, han sufrido graves abusos, incluidos abusos sexuales. Decenas, si no cientos, han perdido la vida o han desaparecido durante el cruce. Muchos no han sido encontrados.

¿Tiene el Estado una estrategia para enfrentar al Clan del Golfo?

Los esfuerzos de las autoridades colombianas por investigar los crímenes y desmantelar al Clan en la región han dado escasos resultados. El gobierno carece de información fiable sobre el número de migrantes que cruzan hacia Panamá y sus necesidades humanitarias, lo que afecta la capacidad de las autoridades para garantizar eficazmente el acceso a alimentación, agua y saneamiento.

Las alcaldías de los municipios desde donde salen los migrantes carecen de capacidad institucional, personal y recursos suficientes para responder a la creciente afluencia de personas.

Una zona crítica en materia de orden público.

Los migrantes que cruzan el Tapón del Darién transitan por comunidades que, durante mucho tiempo, han sido marginadas y abandonadas. En la región de Urabá, que registra altos índices de pobreza, la escasa presencia del Estado (aparte de los militares) y la ineficaz actuación contra el crimen organizado han permitido que el Clan del Golfo ejerza control territorial y abuse de la población local. Las tasas de pobreza son aún más altas y el abandono estatal mayor en las comunidades afrocolombianas e indígenas.

En la provincia panameña del Darién, la más pobre del país, la población carece de acceso suficiente a servicios básicos como agua, saneamiento y atención sanitaria. Las comunidades indígenas, adonde llegan migrantes tras cruzar el Tapón del Darién, sufren altos niveles de pobreza y un acceso deficiente a servicios públicos.

Una enorme y silenciosa crisis humanitaria en el Darién

Tras décadas de falta de oportunidades y abandono, algunas comunidades de ambos lados de la frontera se benefician del aumento de la migración.

Más de 440.000 venezolanos han cruzado el Tapón del Darién desde enero de 2022, la cifra más alta entre todas las nacionalidades. Huyen de una crisis humanitaria que ha limitado el acceso a alimentos y medicinas, y de los abusos y la persecución por parte de las fuerzas de seguridad, grupos armados y pandillas de su país de origen.

Los integrantes del Clan del Golfo, cuya mayor presencia está en departamentos como Chocó, Antioquia y Córdoba, han sembrado el terror entre los migrantes, obligándolos a pagar ciertas «cuotas» para permitirles pasar al interior de la selva, donde miles han fallecido debido a las condiciones que se registran allí.

La pregunta central en este contexto es cómo enfrentar al Clan del Golfo, una organización a la que el gobierno nacional busca llevar a una de las mesas en su propósito de alcanzar la paz total.

En las zonas que domina, el Clan es el árbitro de la vida cotidiana y se calcula que obtiene unos 4.400 millones de dólares al año por sus actividades en el tráfico de drogas, armas, migrantes y la minería ilegal.

Sin embargo, en lugar de depender exclusivamente de una actividad ilícita, ha perfeccionado su capacidad para monetizar el control territorial, gravando a los narcotraficantes, pero también a las compañías mineras multinacionales.

Cobran a los grandes terratenientes por "protección" mientras extorsionan a los campesinos, exigiéndoles parte de su producción, según International Crisis Group (ICG), una organización no gubernamental dedicada a la resolución y prevención de conflictos armados en el mundo.

El presidente Gustavo Petro

Desde su posición dominante en el mundo criminal de Colombia, el Clan representa una sofisticada amenaza, dice este tanque de pensamiento. Y agrega: La línea entre las relaciones consensuales y la coerción es a menudo difusa.

Las mujeres, víctimas de todos los abusos

El Tapón del Darién es una selva pantanosa que se extiende entre el departamento del Chocó y la provincia panameña del Darién, formando una frontera natural no solo entre Colombia y Panamá, sino entre América del Sur y América Central. La carretera Panamericana, que une Alaska, en Estados Unidos, y Ushuaia, en Argentina, solo se interrumpe en los 106 kilómetros de densa selva, añade HRW.

El terreno es empinado y resbaladizo; ríos, caudalosos, sobre todo en época de lluvias. La mayoría de las rutas siguen senderos que coronan lomas con alturas de hasta 1.800 metros, donde las banderas marcan la frontera colombo-panameña.

Quienes cruzan llaman al punto más alto la "Loma de la muerte" y al río Turquesa, el "Río de la Muerte", por el gran número de cadáveres que hay en sus aguas. Las temperaturas oscilan entre 20 y 35 grados centígrados, con fuertes lluvias e inundaciones entre mayo y diciembre.

Las rutas que emplean los migrantes a través del Tapón del Darién han cambiado a lo largo de los años en respuesta a las necesidades de los migrantes y solicitantes de asilo, las restricciones impuestas por las autoridades panameñas y el control del Clan del Golfo.

A través de las operaciones de seguridad Agamenón, que comenzaron en 2015, y Cóndor, que inició a finales de 2021, las autoridades colombianas han tratado de desmantelar al Clan del Golfo. Estas operaciones permitieron la captura de altos dirigentes del Clan, entre ellos Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, pero no lograron debilitar significativamente el control del grupo.

De hecho, en los últimos años, el Clan ha ampliado su presencia en toda Colombia. Sus miembros estaban presentes en 392 municipios en 2023, en comparación con 253 municipios en 2022 y 213 en 2019, según la Defensoría del Pueblo.

Aquí rige la ley del más fuerte

Como ha demostrado Human Rights Watch, el Clan del Golfo controla las rutas que pueden tomar los migrantes, decide quién puede asistirles en el camino, extorsiona a quienes se benefician del flujo migratorio y establece normas de conducta para la población local y los migrantes; a veces, haciendo cumplir estas normas mediante la violencia.

Las entrevistas de Human Rights Watch en el Darién sugieren que el bajo nivel de abusos está relacionado con el control hegemónico del Clan en gran parte de estos territorios y parece ser una medida adoptada intencionalmente para eludir la atención de las fuerzas de seguridad.

Además, el Clan, para evitar la visibilidad de sus operaciones en la región, contrata a personas locales que no están fuertemente armadas, pero que extorsionan a la población y garantizan el control, incluidos los migrantes.

El grupo está organizado, fuertemente armado y arraigado, y aprovecha la experiencia de innumerables excombatientes. Ejercen un control asfixiante sobre la vida cotidiana de las comunidades en los lugares que dominan, extrayendo rentas de negocios legales e ilegales.

El presidente Petro ha invertido gran parte de su capital político en poder reactivar las negociaciones con todos los grupos armados de Colombia y ahora tiene sobre la mesa un desafío enorme. ¿Qué hacer con el Clan del Golfo, que somete a diario a miles de migrantes al propio infierno? Y, con esta nueva coyuntura. Sus jefes están en la Lista Clinton.
 

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