El Plateado: ¿Paseo mediático o timonazo de Gustavo Petro a la política de paz total?
Una tanqueta del Ejército Nacional en El Plateado, Argelia, Cauca.
Crédito: Ejército Nacional
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¿Qué busca el más grande operativo militar ordenado por el presidente? ¿Es una acción coyuntural en vísperas de la COP16 o un drástico giro en su propósito de garantizar la seguridad de los colombianos? Análisis de CAMBIO
Por: Armando Neira
Hasta ahora, la más vasta y cuidada operación militar ordenada por el presidente Gustavo Petro ha sido eclipsada por una errática política de comunicación que sirvió incluso de impulso para que la oposición criticara al Gobierno.
La paradoja es evidente: los sectores de la derecha que le reclaman al mandatario mayor énfasis en la seguridad no han cesado sus ataques, a pesar de que tomó la iniciativa en la confrontación contra uno de los mayores enemigos de la sociedad: Néstor Gregorio Vera Fernández, alias Iván Mordisco, jefe de las disidencias de las Farc denominadas Estado Mayor Central (EMC).
Esta situación se generó, en parte, porque algunos miembros del gabinete, que se metieron en la boca del lobo de la guerra, decidieron compartir imágenes que, en lugar de mostrar el desembarco del Estado en esta tierra olvidada, transmitían la idea de un viaje trivial. Sorprende que gestos de vanidad individual hayan opacado una acción de vida o muerte, tanto para los militares que se exponen en los combates como para la población civil sometida por los ilegales.
De paso, se creó una duda: ¿El país está hoy ante un punto de quiebre en la política de paz total del presidente Petro o ante un acto pasajero pero, eso sí, de gran repercusión pública?
Existen tres hipótesis, según Eduardo Pizarro Leongómez, profesor de la Universidad Nacional y exintegrante de la Junta Directiva del Fondo de Víctimas de la Corte Penal Internacional (CPI). Por un lado, se trata de un hecho coyuntural ligado a la realización de la COP16 en Cali y el deseo del Gobierno de Petro de enviar un mensaje contundente a los grupos armados: no pueden poner en riesgo este evento mundial, que colocará a Cali y a Colombia en la primera plana de la prensa internacional.
Por otro lado, Pizarro Leongómez plantea que podría tratarse de una ruptura definitiva con esta facción disidente, debido a su incumplimiento sistemático de los acuerdos de cese al fuego y de la reducción de las afectaciones humanitarias.
Es decir, negociaciones en medio de la confrontación para evitar que los grupos armados no estatales se beneficien estratégicamente mediante la expansión territorial o el control de rentas ilegales, como ocurre en El Plateado y el Cañón del Micay, rutas hacia el Pacífico utilizadas para el tráfico de drogas.
Varias de las críticas de Santos al modelo de Petro apuntaban a esta deficiencia. “No se negocia con un grupo sin garrote; uno negocia con una zanahoria en una mano y un garrote en la otra. Si se negocia solo con una zanahoria, el otro se aprovechará, como ha ocurrido, aumentando su poder a expensas del control del Estado”, afirmó el expresidente y premio Nobel de Paz.
Con la operación en El Plateado, parece que esta nueva estrategia se está incorporando. Si se deja atrás la polémica por las fotografías y se centra el análisis en la importancia estratégica de tomar este punto, conocido como el “Wall Street de la cocaína” en Colombia, queda claro que este es uno de los hechos que marcarán los dos últimos años del Gobierno de Petro.
Diálogo y estrategia
Gerson Arias, investigador asociado de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), afirmó: “La operación en El Plateado es un reconocimiento tardío de que la política de paz total necesita combinar el diálogo con una estrategia de seguridad. Como ha ocurrido en los últimos 30 años, el fin del conflicto armado requiere tanto incentivos como confrontación, no solo voluntarismo”.
Esta intervención no busca solo romper la estructura de poder construida por Iván Mordisco, quien fue reconocido equivocadamente como las Farc al inicio del Gobierno, sino también al anunciar la permanencia de las Fuerzas Militares en la zona y el posible retorno de los bombardeos, aunque las instrucciones finales aún se están definiendo.
“Se ha establecido un control efectivo en El Plateado, algo que no ocurría desde hace al menos seis años. La presencia será permanente, no solo de la fuerza pública, sino del Gobierno en su conjunto, con programas sociales para el desarrollo de la región”, declaró el ministro de Defensa, Iván Velásquez.
En la llamada Operación Perseo, más de 1.500 hombres del Ejército fueron desplegados para asumir el control del triángulo conformado por El Tambo, Huisitó y El Plateado, en el Cauca. Esta zona ha sido prácticamente inexpugnable debido a su difícil geografía y a su riqueza en cultivos de coca.
El abandono estatal en la región es evidente: solo hay dos carreteras en mal estado que conectan con El Plateado. Es más fácil transportar un kilo de cocaína en una mochila a través de trochas que llevar cultivos legales por estas vías deterioradas.
Según Luis Trejos, profesor de la Universidad del Norte y analista de paz, la recuperación de El Plateado evidencia un cambio en la estrategia del Gobierno, al priorizar la seguridad territorial mediante un despliegue militar sostenido, acompañado de servicios estatales y programas sociales.
Laura Sarabia, directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), explicó que la visita fue un paso clave para fortalecer el vínculo entre las comunidades locales y el Gobierno central, con la intención de mantener una presencia permanente.
Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), consideró que esta operación marca un giro importante en la política de seguridad del presidente Petro.
“Formaliza una campaña militar que emplea al máximo las capacidades de la fuerza pública y puede tener consecuencias importantes en las disputas entre grupos armados, afectando las negociaciones en curso”, afirmó Restrepo.
Sin embargo, advirtió que la operación deberá ser sostenida para evitar poner en riesgo a las comunidades rurales y urbanas de Argelia y del Cañón del Micay.
El éxito de esta estrategia requerirá mantener el principio de distinción y proporcionalidad para evitar daños colaterales, como ocurrió en gobiernos anteriores, donde civiles inocentes fueron víctimas del conflicto.
Restrepo advirtió que algunos de estos grupos armados podrían intensificar la violencia en otras regiones del Cauca, Nariño, Huila y Caquetá para desviar la atención del Estado y forzar la dispersión de sus fuerzas.
Por su parte, Diego Arias, experto en temas de paz, cuestionó si las Fuerzas Armadas tienen la capacidad y la moral para ejecutar esta ofensiva en todo el país y si el Gobierno cuenta con la voluntad política necesaria para hacerlo en los dos años que le restan.
“Este cambio en la política de paz era necesario, pero llega tarde y con mayores desafíos”, concluyó Arias. Según Pizarro Leongómez, “amanecerá y veremos”. Lo cierto es que esta intervención demuestra que la paz total ahora también incluye la prioridad de la seguridad: garrote y zanahoria.