"En Buenaventura, eso de cero asesinatos durante la tregua no resultó tan cierto”: Kyle Johnson

La violencia que vuelve a tomarse Buenaventura deja en evidencia que el proyecto piloto de la Paz Total en la ciudad vallecaucana está lejos de ser el ideal. 

Kyle Johnson, investigador de Conflict Responses (Core) señala que el rompimiento de la tregua debe dejar lecciones aprendidas para que el suceso no se replique en otras zonas del país donde se busca la Paz Total. 

CAMBIO: ¿Qué tipo de situaciones ocurrieron cuando se dio el cese al fuego y qué lo lleva a decir que la idea de los cero asesinatos no fue del todo cierta?

Kyle Johnson: Realmente lo que nos llegó de distintas fuentes eran más que todo asesinatos de personas cuyo crimen ocurrió en la ciudad, pero el cadáver lo botaban en las afueras, en la zona rural. Esto sucedió un poco para uno: invisibilizar el asesinato, para que no se registrara el crimen en la ciudad; y dos: que le echaran la culpa de esa muerte a otras dinámicas, como el enfrentamiento entre ELN y AGC, o ELN con disidencias.

Nos llegaron varias denuncias, así muy poco después del anuncio de la tregua, y lo pudimos también confirmar con otras personas a las que les llegó la misma información. Esta situación, específicamente, es lo que nos puso en el radar que esto de cero asesinatos no era tan cierto como se vendía. 

CAMBIO: Siendo Buenaventura, la ciudad en la que se prometió un laboratorio para el proyecto de la Paz Total, ¿qué está pasando y por qué no se ha cumplido? 

K.J.: Ahora en Buenaventura creo que no es desacertado decir que volvió a subir a los niveles pretregua. Esto ocurre por varios motivos: 

Uno: es una tregua informal, que generalmente no es sostenible sin algún mecanismo formal. No necesariamente de verificación, pero por lo menos un tratado escrito, quizás, o algo que enmarque ese acuerdo y que los grupos aseguren que no se van a matar. 

Dos: todo se quedó en la tregua y no se han hecho programas sociales en los barrios que realmente interrumpan los procesos de la violencia local. Hasta donde sabemos nosotros, no se ha avanzado con otras estrategias sociales y económicas en los barrios afectados por ese conflicto. Eso, por supuesto, dificulta la misma tregua. 

Al mismo tiempo, hay cierta información de tensiones internas en los mismos grupos, pero no creo que eso sea un factor tan determinante para que se acabe la tregua. 

Lo que sí ha pasado es que han ocurrido algunos asesinatos claves dentro de la ciudad, lo que ha elevado las tensiones internas y eso causa que todo el proyecto termine por fallar. 

CAMBIO: ¿Qué tipo de medidas deberían tomarse para que este proyecto sea exitoso? 

K.J.: Habría que aprovechar la tregua para hacer más programas sociales, económicos y de educación en los barrios afectados y las zonas de la ciudad afectadas por esos conflictos –específicamente el de Espartanos y Shotas–. Eso es clave y no se ha visto tanto. 

También es necesario lograr un poco más de formalidad de la tregua, si se puede, pero ese es un tema supremamente difícil. 

La tregua no es el fin, es un medio, y así es como debe ser tratado. El Gobierno lo ha tratado como un fin en sí mismo, pero así no funciona. Por eso es necesario cambiar ese enfoque. 

CAMBIO: ¿Cómo se podría evitar que este error se replique en otras zonas del país?

K.J.: Esto da tiempo justamente para entenderlo como lecciones aprendidas. Yo creo que hay que mirar otros procesos semejantes que han ocurrido en Colombia para saber, por lo menos, qué no hay que hacer. 

No todo contexto es igual y eso es lo realmente clave. Yo sí creo que hay que pensar la tregua de una manera diferente, crear una estrategia alrededor de los actores involucrados para aprovecharlo y mejorar la situación de estos procesos entendiéndolos como causas casi que individuales. 

Con eso, aprendiendo así, es importante definir cuál será el fin real, porque la tregua no puede ser el fin.