Entre balas y palabras, la guerra no cesa en el Catatumbo
1 Abril 2025 05:04 am

Entre balas y palabras, la guerra no cesa en el Catatumbo

Un grupo de desplazados por la guerra en el Catatumbo.

Crédito: Colprensa

“Busco la paz que ustedes, señores del ELN, no han entendido”, dice el presidente Petro en un inusual enfrentamiento dialéctico con la guerrilla. Un informe de Indepaz advierte sobre las dificultades del Gobierno para recuperar el territorio, mientras la crisis humanitaria continúa. Análisis

Por: Armando Neira

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El Gobierno del presidente Gustavo Petro y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) sostienen un inusual enfrentamiento dialéctico, mientras el conflicto armado continúa en el terreno. De hecho, hoy no se vislumbra en el horizonte siquiera una rendija de luz que devuelva la esperanza a los habitantes de esta región del país. Todo apunta a que la violencia allí está lejos de llegar a su fin.

Este lunes, el presidente Petro escribió en su cuenta de X: “Yo no estoy buscando votos, señora del ELN que traicionó su papel negociador. Yo busco la paz que ustedes, señores del ELN, no entendieron; y creo que no entenderán jamás. La paz es revolucionaria y por eso la oligarquía nos ha sumido en los cien años de soledad, de matarnos entre nosotros, violencias de dos siglos”.

Esta fue su respuesta a las declaraciones dadas a Los Informantes, del canal Caracol, por parte de dos de los jefes de ese grupo armado ilegal, quienes señalaron que no firmarán la paz con este Gobierno. Es más, en el diálogo manifestaron que la política de “paz total” se convirtió en “guerra total”.

En el diálogo, ‘Ricardo’ se mostró tajante: “El ELN ha estado abierto al diálogo, pero con lo que Petro dice, ¿cómo se va a firmar la paz? Al presidente yo le recomendaría que vaya al psiquiatra y se eche una revisadita, porque va muy en contravía de por lo que fue elegido”.

ELN dice que apoyó a Petro

Por su parte, ‘Silvana Guerrero’ afirmó que ellos contribuyeron a la elección del presidente Petro. “Fuimos convencidos de que con él podríamos avanzar y mira que fracasamos en esa confianza y en esa lectura en su momento”, sostuvo. 

Un mensaje contra Petro en el Catatumbo
Al tiempo que los comandantes, que se identificaron como ‘Ricardo’ y ‘Silvana Guerrero’, del Frente de Guerra Nororiental, uno de los más poderosos del ELN, expresaron que la “paz total, fracaso total, y la paz total se convierte en guerra total, eso es lo que se vive en el Catatumbo, guerra total”, en varios puntos empezaron a aparecer pintadas contra el jefe del Estado. FOTO: Santiago Luque - CAMBIO.

Para el presidente Petro, si desde el principio se dijo que había que escoger entre el camino del sacerdote Camilo Torres Restrepo y el de Pablo Escobar, “fue porque ustedes (el ELN) tenían ambos caminos desarrollándose en su seno. Y desecharon el del amor eficaz y la paz, y pudo más la codicia. Y cuando se escoge la codicia, se escoge el camino del capital y no el camino del pueblo ni del trabajador”.

Este cruce dialéctico se produce en medio de la publicación de un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), que presenta de entrada una conclusión demoledora: “La guerra seguirá en el Catatumbo”, sentencia.

El documento de análisis asegura que “han pasado dos meses desde que el Catatumbo entró en crisis humanitaria y la respuesta del Gobierno sigue sin llegar. Mientras tanto, la violencia no cede, solo cambia de forma. Las disidencias de las Farc, debilitadas tras perder el 90 por ciento de su territorio a manos del ELN, se reorganizan y refuerzan”, señala.

El texto recuerda que en el 16 de enero de 2025 se inició la más reciente crisis humanitaria en el Catatumbo. Según el Puesto de Mando Unificado (PMU), más de 61.000 personas fueron desplazadas, convirtiéndose en el mayor evento de desplazamiento masivo en Colombia desde 1997, cuando la Defensoría del Pueblo comenzó a registrar estos casos.

El cruento parte de guerra

A la fecha, el balance es dramático por el posicionamiento del ELN en detrimento de la capacidad del Estado para imponer la autoridad. Hasta finales de febrero, el ELN había debilitado significativamente las capacidades militares del Frente 33 y tomado control del 90 por ciento de las zonas donde operaba, dice.

Presencia militar en el Catatumbo
Desde el inicio de la crisis, la fuerza pública ha desplegado más de 10.000 uniformados en la región, enfocándose en recuperar el control de las vías Cúcuta–Tibú y Cúcuta–Ocaña, estabilizar los cascos urbanos y desmantelar infraestructura ligada al narcotráfico. FOTO: Colprensa

Además, comenzó a reducir el impacto sobre las comunidades, permitiendo el retorno de los desplazados y estableciendo mecanismos para devolver miles de hectáreas despojadas. Se sabe que los dos principales comandantes del Bloque Gentil Duarte siguen en la región, pero ‘Andrey’, del Frente 33, fue evacuado y ahora participa en la mesa de diálogos con el Gobierno.

Paralelamente, las Fuerzas Militares ajustaron su estrategia para golpear a los mandos e integrantes del ELN. Sin embargo, el modo de operar de esta guerrilla —en pequeños grupos, camuflándose entre las comunidades y respaldada por una sólida red de inteligencia— dificultó varias operaciones. Ante este escenario, los esfuerzos se centraron en facilitar la rendición del Frente 33, recuperar el control territorial y ubicar y enfrentar a los grupos del ELN en la región.

No obstante, en las últimas tres semanas, la idea de la rendición del Frente 33 se ha desvanecido. Según información de la fuerza pública, las disidencias han comenzado un proceso de reacomodo y fortalecimiento, reincorporando a muchos de sus integrantes que habían salido, recuperando a algunos de los que se habían entregado y regresaron a sus filas, y recibiendo apoyo logístico y armamento del Bloque Jorge Suárez Briceño, bajo el mando de ‘Calarcá’.

¿Quién es quién en la pelea?

Además, han contado con el respaldo de las disidencias en Arauca, bajo el mando de ‘Mordisco’, quien, a pesar de ser contradictor del EMBF, fue precisamente quien envió a ‘Richard’ al Catatumbo. También han recibido apoyo de unidades en el sur de Bolívar y del Cesar.

Antonio García, comandante del ELN
Antonio García, máximo comandante del ELN, ha enviado varios mensajes con duros comentarios contra el presidente Gustavo Petro.

Fuentes oficiales indican que el Frente 33 cuenta actualmente con cerca de 500 hombres en armas y ha comenzado a recuperar varias de las zonas que controlaba antes de la crisis, entre ellas el corredor que parte de Tibú por Barrio Largo y conecta con Versalles, Orusiete, Filo Gringo y La Angalia.

Las comunidades han reportado que el ELN ha lanzado advertencias tajantes: “Las disidencias no pasarán de Filo Gringo, así tengamos que dejarlo en ruinas”. Además, el Frente 33 ha retomado el control de veredas cercanas al río Socuavo, en la vía hacia La Gabarra, y ha empezado a hacer presencia tanto en el casco urbano de Tibú como en los pasos fronterizos.

Los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias en las últimas dos semanas sugieren el inicio de un nuevo ciclo de guerra en el Catatumbo, con consecuencias humanitarias aún mayores.

El camino de la solución

La FIP destaca que la unificación del esfuerzo militar y policial en la región, con el nombramiento de un comandante militar, es un paso acertado para diseñar y ejecutar un plan sólido frente a la disputa entre el ELN y las disidencias. Sin embargo, su efectividad dependerá de que se superen una serie de retos para que no se convierta en un saludo a la bandera o en una presencia que no contiene realmente la disputa, como ha ocurrido en otros momentos y contextos similares.

Presidente Gustavo Petro
Para el presidente Petro, el ELN debía escoger entre el camino del sacerdote Camilo Torres Restrepo y el de Pablo Escobar, ya que, dice, “era porque ustedes (ELN) tenían ambos caminos desarrollándose en su seno. Y desecharon el del amor eficaz y la paz, y pudo más la codicia. Y cuando se escoge la codicia, se escoge el camino del capital y no el camino del pueblo ni del trabajador”. FOTO: Colprensa.

Para la FIP, el Gobierno y el nuevo ministro de Defensa deben definir con claridad una estrategia para contener las disputas entre grupos armados ilegales que, como en este caso, no atacan directamente al Estado, pero generan violencia e inestabilidad en los territorios. Su éxito dependerá de los recursos disponibles y, sobre todo, de la articulación con la rama judicial y la Fiscalía para dar respuestas oportunas a los habitantes del Catatumbo.

Indepaz recuerda que esta crisis tuvo un origen multicausal, pero su epicentro radica en las tensiones por el incumplimiento de pactos entre el ELN y el Frente 33, un riesgo que ya había advertido la Defensoría del Pueblo en la Alerta Temprana 026 del 15 de noviembre de 2024. Muchas comunidades de la región también lo sabían, y el propio comandante del Frente 33, ‘Andrey’, lo reconoció en una entrevista publicada en diciembre pasado.

El día que surgieron las disidencias

Las disidencias surgieron en el Catatumbo en 2017 bajo el liderazgo de ‘Jhon Mechas’, gracias a acuerdos y apoyo del ELN. En 2021, ‘Gentil Duarte’ e ‘Iván Mordisco’ enviaron a ‘Richard’ como jefe financiero, quien aumentó las extorsiones, los secuestros y el reclutamiento de menores. Incluso estableció “centros de resocialización”, como el de La Jabonera, en la frontera con Venezuela.

Un año después, ‘Richard’ comenzó a modificar los acuerdos con el ELN sobre el control del narcotráfico en la región, donde hay cerca de 44.000 hectáreas de cultivos de coca, según la UNODC. Esto desató tensiones y fracturó la coexistencia entre ambos grupos.

Venezuela también jugó un papel en las tensiones entre el ELN y el Frente 33. Desde su creación en 2017, esta disidencia se estableció en el estado Zulia, donde estableció acuerdos con políticos y militares venezolanos. Inicialmente, el ELN lo toleró con cautela pero, con el tiempo, la situación derivó en un creciente conflicto. Finalmente, están las acusaciones del ELN sobre una posible alianza del Frente 33 con integrantes del Clan del Golfo y su llegada al Catatumbo, al parecer liderada por ‘Richard’.

Aspecto de una operación de requisa en el Catatumbo.
Aunque las autoridades dicen que han redoblado las medidas de seguridad, los actores armados ilegales siguen provocando la más grave crisis humanitaria en el Catatumbo. FOTO: Colprensa

Todo esto llevó al ELN a percibir a las disidencias como una amenaza real para su control histórico en la región. Por ello, a finales de 2024 se inició la planificación de la operación, prevista para comenzar a principios de diciembre. Sin embargo, no fue hasta el 16 de enero de 2025 que se desencadenó la crisis humanitaria en el Catatumbo. El diseño de la estrategia estuvo a cargo de ‘Pablito’, jefe militar del ELN. 

¿Hubo refuerzos que llegaron desde Arauca?

Hoy se sabe que el ELN contó con el respaldo del Frente de Guerra Oriental, que opera en Arauca. Sin embargo, no hay pruebas creíbles de un gran desplazamiento de combatientes, como afirmaron algunos medios citando fuentes de inteligencia.

En el caso de las disidencias, el rápido y desordenado reclutamiento debilitó su capacidad de resistencia ante la ofensiva del ELN. El propio ‘Andrey’ ha reconocido que el reclutamiento masivo de jóvenes sin experiencia en combate dejó al Frente 33 sin capacidad de reacción.

Lo más alarmante es que la violencia se dirigió principalmente contra la población civil, en lugar de centrarse en el enfrentamiento entre los dos grupos armados. Aún más grave, el ELN justificó sus acciones acusando a los habitantes de ser colaboradores, difuminando así la distinción fundamental entre civiles y combatientes.

Según datos del PMU, esta confrontación ha causado 98 muertes, entre ellas seis firmantes de paz, cuatro menores de edad y siete integrantes de las Fuerzas Militares. Además, 61.397 personas han sido desplazadas y 16.651 permanecen confinadas. Hasta la fecha, seis firmantes de paz siguen desaparecidos. A través de extracciones aéreas y terrestres, la Fuerza Pública evacuó a 783 personas en dos meses, incluyendo 52 firmantes de paz y un número significativo de líderes sociales, cuya vida ha sido salvaguardada gracias a esta decisión.

Desde el inicio de la crisis, la fuerza pública ha desplegado más de 10.000 uniformados en la región, enfocándose en recuperar el control de las vías Cúcuta-Tibú y Cúcuta-Ocaña, estabilizar los cascos urbanos y desmantelar infraestructura ligada al narcotráfico. Sin embargo, a pesar del aumento de tropas, los asesinatos en el casco urbano de Tibú continúan. Y mientras la guerra sigue su curso en el territorio, el presidente Petro y el ELN libran ahora una inédita confrontación dialéctica.

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