“Espero encontrar a los cuatro menores en tres días”, general Pedro Sánchez

Desde hace 27 días, más de 300 hombres entre comandos de fuerzas especiales e integrantes de las comunidades indígenas recorren cada espacio de la espesa selva entre Guaviare y Caquetá para encontrar algún rastro de Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ranoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 1 año.

La misión se realiza también desde el aire, con cuatro helicópteros que sobrevuelan cada dos horas y reproducen por megáfono un mensaje grabado por la abuela de los pequeños, para tranquilizarlos y para que se queden quietos y sea posible dar con ellos.

El líder de la Operación Esperanza es el general Pedro Sánchez, comandante del Comando Conjunto de Operaciones Especiales (Ccoes), quien afirma tener una gran corazonada: “Yo diría que, con lo que estamos haciendo, en tres días podemos tenerlos sanos y salvos”.

Una esperanza que se aviva con las huellas encontradas en un punto de la selva el domingo 28 de mayo. “Se encuentran vivos y están solos, estamos muy cerca de ellos, pero también se ha vuelto complejo encontrarlos por el movimiento impredecible que hacen ellos. En algún momento iban hacia el occidente y creíamos que íbamos orientados, Pero no, siguieron hacia el nororiente. Y es ahí donde encontramos las últimas huellas que, al compararlas con una bota militar, denotan que son de Leslie”.

El oficial recuerda un caso ocurrido en 2020, cuando se perdieron unos menores en el Amazonas peruano, dos niños y una señora que aparecieron 34 días después, con un alto grado de desnutrición. “Esos niños no tenían la misma adaptación y la misma raza que tienen los niños de ahorita, que son netamente indígenas. Eso nos indica una mayor probabilidad de supervivencia”.

La operación ha sido difícil por las condiciones metereológicas. “Llueve tan fuerte que borra las huellas. Le ruego a Dios que Leslie esté cargando a la bebé, eso produce más peso y por ende puede dejar mejor huella que un niño de 4 años”.

Cómo sobrevivieron los menores al accidente

El otro misterio de la operación es cómo pudieron sobrevivir los niños al impacto de la aeronave. “El avión cae de frente, mueren los tres adultos y no se encuentran los cuatro menores. Uno se pregunta: ¿aquí que pasó? –afirma el general Sánchez–. Se hace un registro en espiral, o sea girando alrededor del de la avioneta, y no se encuentra absolutamente nada; y a medida que va pasando el tiempo, se encuentran dos pañales usados en medio de la selva, en un terreno donde no hay visibilidad más allá de 20 metros. Todo es muy raro”.

La tarea de rescate ha sido tan agotadora que muchos indígenas han renunciado, y los uniformados se han enfermado, por las intensas jornadas en la extensa zona de búsqueda. “Si los niños se hubieran quedado quietos al lado de la avioneta, los habríamos encontrado. Pero no es como encontrar una aguja en un pajar, sino una diminuta pulga en un tapete. Es muy complejo”.

La orden que tiene el alto oficial es buscarlos hasta encontrarlos o hasta que la lógica y la sensatez le diga otra cosa. “Hemos caminado ya 1.600 kilómetros, comparable a la distancia desde Bogotá hasta Quito y de Quito a Popayán”.

Los uniformados han aplicado todos los procedimientos de manuales de búsqueda y rescate, y otros que no están escritos. “Insertamos 11 kilómetros de cintas cortadas de un kilómetro a cada lado del caño, o sea, 500 metros a cada lado, un kilómetro en total en los sitios por donde creemos que pueden pasar; a esas citas van colgados pitos para que, cuando se detengan, los utilicen y vayamos hacia ese lugar; pero la tarea ha sido muy difícil por las constantes lluvias que impiden la visibilidad y el sonido”.

El general se aferra a la ilusión de que el milagro se haga realidad en las próximas horas y poder anunciar al país que sus hombres encontraron a los cuatro menores desaparecidos.