Manifestaciones estudiantiles en el país.
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Icetex, Renta Joven y los otros retos del Gobierno frente al movimiento estudiantil
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El movimiento estudiantil sigue reclamando soluciones a la crisis financiera que atraviesan las universidades públicas. Los jóvenes que lo conforman esperan el texto de reforma al Icetex y algunos reclaman mantener Renta Joven. ¿Cuáles son sus perpectivas y preocupaciones para este 2025?
Por: Claudia M. Quintero
“Yo llevo 20 años en la universidad y nunca había visto que un presidente que viniese a la institución fuese ovacionado”, dice un profesor de la Nacional al referirse a Gustavo Petro, quien llegó a la Casa de Nariño con las banderas de defender la educación pública en el país.
El docente no es el único ilusionado. Incluso algunos jóvenes del movimiento estudiantil afirman que este Gobierno les dio a muchos la esperanza de que iban a solucionar los problemas que, por décadas, han reclamado los estudiantes y motivado sus luchas sociales.
Pero no ha sido del todo así. “Nos quedamos esperando”, afirma por ejemplo María Fernanda Acosta, integrante del movimiento estudiantil de la Universidad Nacional.
Si bien el movimiento es amplio, hay distintas posiciones y hasta diferencias internas. Representantes en diferentes ciudades señalan que sí se han sentido escuchados por este Gobierno, porque han sido convocados a mesas técnicas para construir reformas. Eso no ocurrió en administraciones anteriores. Sin embargo, advierten que hay algunos temas pendientes que siguen reclamando atención gubernamental.
¿Qué piden los jóvenes del movimiento?
Aunque es muy complicado definir las consignas que plantea todo el movimiento estudiantil, sí es cierto que hay temas prioritarios en los que hay consenso.
El camino para dejar la crisis financiera de las universidades públicas, según el movimiento
Una consigna prioritaria del movimiento estudiantil es la necesidad de la reforma a la Ley 30 de 1992, como explica una líder estudiantil de la Nacional que prefirió no ser citada y con la que coinciden 10 jóvenes con los que conversó CAMBIO. ¿Por qué?
En primer lugar, porque esos artículos establecen la base presupuestal que reciben las universidades públicas en el país. De acuerdo con la norma, la base se definió con los aportes que hicieron los departamentos y la Nación en 1993. Desde entonces, se ajusta cada año con el índice de precios al consumidor (IPC).
Lo problemático es que las instituciones públicas han crecido mucho más, y los gastos, en efecto, en igual nivel. Pero los recursos que reciben no crecen al mismo ritmo. Eso ha generado la desfinanciación histórica que hoy padecen muchas instituciones.
“Se llegó a un consenso a nivel nacional de que había una necesidad imperante de reformar la Ley 30, porque ya no responde a la educación superior de ahora en temas como el acceso o la cobertura. Esa es la exigencia. ¿Dónde está la reforma?”, detalla una integrante del movimiento estudiantil.
Hay que decir, no obstante, que al Gobierno se le hundió el proyecto de ley estatutaria que buscaba reformar toda la Ley 30, así que regresó al Congreso con un proyecto que sólo modifica los artículos 86 y 87, que busca solucionar el problema financiero.
De hecho, los estudiantes con los que conversó CAMBIO coinciden en decir que el no avance de ese proyecto podría llevar a los jóvenes a manifestarse. “A partir de la actitud que tenga el Gobierno frente a ese proyecto, es probable que desde el movimiento determinemos salir a las calles a presionar. No es fijo, pero sí se ha hablado”, dice Steven Bautista, representante estudiantil de la Universidad Nacional.
La reforma al Icetex: ¿reformarlo o acabarlo?
Otro de los temas prioritarios entre los estudiantes es la reforma al Icetex. De hecho, es un tema que ha estado en el centro de la discusión desde hace varios años. La alternativa es contundente: ¿debería reformarse o eliminarse?
Para Manuela Suárez, integrante del movimiento estudiantil en Medellín, es claro que el Icetex debe reformarse y enfocarse en fortalecer la educación pública, no la privada –como ocurre ahora–. Sin embargo, no cree que se deba eliminar.
María Fernanda Acosta, también integrante del movimiento estudiantil, está de acuerdo con esa premisa: “siempre hemos criticado al Icetex porque endeuda familias, tiene tasas muy altas y no debería ser la primera opción de los jóvenes para entrar a la educación superior. Pero si no se fortalecen las universidades públicas y se dan suficientes cupos, esa entidad no se puede acabar de la noche a la mañana”, afirma.
En ese sentido, dice que convertir al Icetex en “una banca de primer nivel no soluciona el problema, ni tampoco lo hace la nueva línea de crédito educativa que tiene el Banco Agrario”.
Por eso, los estudiantes consultados esperan el proyecto de reforma que presentará el Gobierno. Añaden que el articulado debería cambiar las tasas de interés, así como la capacidad de condonaciones y la forma de saldar la deuda de personas que están en mora desde hace tiempo. “No es lo mismo salir al mundo laboral con una deuda encima”, dice Carlos Galindo, líder estudiantil en Medellín.
Renta Joven: ¿Qué va a pasar?
Otro tema coyuntural es Renta Joven, un programa que está en veremos, según aseguró Gustavo Bolívar, director del Departamento de Prosperidad Social (DPS). De acuerdo con el funcionario, los ajustes financieros que enfrenta el país tienen en riesgo a Renta Joven, aunque explica que se están buscando los recursos que se necesitan para el programa, y que la entidad le apuesta a fomentar la permanencia de los jóvenes que están en la educación superior pública.
Para un sector del movimiento, el riesgo de Renta Joven es complejo. Por un lado, porque, si se elimina, muchos jóvenes que utilizaban esos recursos para pagar todo lo que implica estar en la universidad ya no tendrán cómo cubrir esos gastos y permanecer. Es decir, podría aumentar la deserción universitaria. En eso coincidieron varios estudiantes de universidades en las regiones.
En cambio, para una integrante del movimiento que no quiso ser citada, esa discusión sólo se motiva en un sector. Para ella, es grave que el Gobierno quiera eliminar un subsidio que ha servido como un ingreso para los jóvenes. Pero considera que no es una solución tan problemática si esos recursos se destinan en implementar medidas mucho más estructurales.
“No es sólo Renta Joven en sí, sino que hay que pensar en la posición frente a los subsidios focalizados. De hecho, hubo todo un problema con Iván Duque porque proponía Matrícula Cero sólo para estratos 1,2 y 3. Y nosotros siempre hemos creído en la universalización de los derechos”, enfatiza.
Sistema General de Participaciones (SGP) y una mirada a las regiones
Además, en el movimiento estudiantil también comienza a motivarse un interés por los impactos de la reforma al Sistema General de Participaciones (SGP) y los efectos que esto puede tener sobre las universidades públicas en las regiones. Por eso, sus integrantes insisten en que deben estar pendientes de cómo se dividen las responsabilidades. “Lo que nos preocupa es que si en la ley de competencias no se especifican los porcentajes de responsabilidad financiera que van a tener las gobernaciones y el Gobierno, es posible que muchas universidades públicas departamentales entren en crisis presupuestal”, señala Steven Bautista.
Además, los estudiantes en las regiones reclaman atención, como le dijeron a este medio jóvenes del movimiento en el Caribe. “No queremos que esperen a que salgan las noticias para que conozcamos las decisiones: queremos que nos tengan en cuenta”, afirma Pamhely Osorio, de la Universidad de Cartagena.
Así, son temas que se convierten en un reto para el gobierno de Gustavo Petro, porque llegó allí con el apoyo de muchos de esos jóvenes que hoy piden soluciones, pero también porque lo hizo con la bandera de defender la educación superior pública del país. ¿Les cumplirá?
Los retos para el movimiento estudiantil
La reforma a la Ley 30 y al Icetex son dos temas que movilizan al movimiento estudiantil, como lo reconocen ellos mismos y que podrían impulsarlos a ir a las calles a presionar, según advierten. Pero los retos también son internos.
Algunos hablan de la necesidad de tener una agenda bien definida frente a los temas centrales y superar viejas disputas para lograr una unidad y defender a las universidades públicas.
También es claro que deben superar los efectos que dejó la pandemia, porque hubo al menos cinco generaciones que entraron en medio de clases virtuales y muchos no se vincularon al movimiento, lo cual implica un cambio generacional.
Otro reto es superar el miedo a marchar para pedir soluciones frente a la crisis que enfrentan las universidades públicas. Como concluye Carlos Galindo, un integrante del movimiento, “aún está la estigmatización de que, si alguien sale a marchar, entonces es de los uribistas en contra del gobierno Petro. Eso no es así”.