“Los fanáticos de la oposición hacen mucho daño cuando comparan a Colombia con Venezuela”: Cristo
Juan Fernando Cristo, ministro del Interior.
Crédito: Ministerio del Interior
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Juan Fernando Cristo, ministro del Interior, revela que este martes 28 de enero se llevará a cabo la primera Comisión Nacional de Garantías, el punto de partida para las elecciones de 2026, en las que se elegirá al sucesor del presidente Gustavo Petro y un nuevo Congreso.
Por: Armando Neira
El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, sostiene que “los fanáticos de la oposición” al presidente Petro afectan gravemente al país cuando comparan situaciones políticas de Colombia con Venezuela, donde se espera que este viernes Nicolás Maduro dé un golpe de facto para posesionarse por seis años más al frente del gobierno.
“Si llegaron a calificar al presidente Juan Manuel Santos de castrochavista, no es extraño que también califiquen así al presidente Petro”, afirma Cristo.
El ministro dice que las democracias actuales enfrentan problemas como la simplificación de los hechos, los debates en términos de blanco y negro y las noticias falsas. Sin embargo, advierte que en Colombia la situación es aún más riesgosa debido al historial de violencia, por lo que invita a hacer campañas basadas en argumentos y no en descalificaciones.
Cristo, en entrevista exclusiva con CAMBIO, revela que este martes 28 de enero tendrá lugar la primera Comisión Nacional de Garantías, marcando el inicio del proceso electoral de 2026. “Es hora de que las mentes exaltadas abandonen los ataques y se concentren en presentar propuestas e ideas concretas a los colombianos, preparándose para unas elecciones que contarán con todas las garantías”.
CAMBIO: Tradicionalmente, en el tercer año de los gobiernos comienza la campaña electoral. Este 2025 ya arrancó, y algunos opositores al presidente Petro se preguntan: ¿Va a haber elecciones en 2026?
JUAN FERNANDO CRISTO: (Risas). Yo no los llamaría opositores al Gobierno, sino fanáticos opositores. Hoy, nadie duda de la fortaleza institucional de este país. Todas esas teorías de ciencia ficción que se construyeron en 2024 sobre constituyentes, decretos de conmoción interior o la toma de instituciones han quedado reducidas a unas pocas y contadas cabezas exaltadas.
CAMBIO: ¿Le preocupa que se mantengan esas teorías?
J.F.C.: Creo que es el momento de que esos sectores empiecen a plantear propuestas e ideas concretas para los colombianos y que se preparen para unas elecciones que, además, contarán con plenas garantías para todos los sectores políticos.
CAMBIO: ¿A todos?
J.F.C.: ¡Por supuesto que sí! Trabajaremos con todos los partidos y sectores para garantizar unos comicios pacíficos, cumpliendo estrictamente con el calendario electoral para elegir un nuevo Congreso y un nuevo presidente de la república.
CAMBIO: ¿Qué les diría usted a esos opositores?
J.F.C.: Les diría que se preparen para las elecciones. Tendrán todas las garantías para que los colombianos puedan elegir libremente al sucesor del presidente Petro y al nuevo Congreso de la República.
CAMBIO: ¿Cuándo comienza el calendario electoral?
J.F.C.: Le doy la primicia: el próximo 28 de enero celebraremos la primera Comisión Nacional de Garantías Electorales. Convocaremos a todos los partidos, junto con la organización electoral, la Registraduría Nacional del Estado Civil, el Consejo Nacional Electoral, los organismos de control y las fuerzas de seguridad. Será el inicio de la preparación para las elecciones.
CAMBIO: ¿Podrán los colombianos votar libremente?
J.F.C.: Naturalmente. Juntos demostraremos la fortaleza de la democracia colombiana y renovaremos la confianza en las instituciones del país.
CAMBIO: ¿Qué pasó con la idea de una constituyente?
J.F.C.: Creo que algunos opositores se resisten a aceptar la realidad. Hubo debates y discusiones, algo absolutamente normal en cualquier democracia, sobre un mecanismo contemplado en la Constitución Nacional como la Constituyente. Sin embargo, desde hace tiempo el Gobierno descartó esa posibilidad. Aunque algunos no lo creían, hoy está completamente claro que eso no ocurrirá.
CAMBIO: Pero fue una idea planteada por el presidente Petro.
J.F.C.: Es cierto que el tema surgió de reflexiones y declaraciones del propio jefe de Estado, lo que generó un debate. A partir de ahí, sin embargo, se inventaron todo tipo de teorías: decretos de conmoción interior, aplazamientos de elecciones, prórrogas del periodo presidencial. Todo esto no son más que invenciones de sectores minoritarios que, lamentablemente, afectan a las instituciones. Lo único real es que debemos prepararnos para unas elecciones, convocar a los colombianos y renovar nuestra tradición democrática de forma entusiasta y en paz.
CAMBIO: En este contexto, hay quienes comparan al presidente Petro con Nicolás Maduro. ¿Qué opina usted al respecto?
J.F.C.: Con el simple hecho de organizar elecciones libres, esas comparaciones deberían quedar completamente anuladas. Claro, si llegaron a calificar al expresidente Santos de castrochavista, no es extraño que hagan lo mismo con el presidente Petro.
CAMBIO: ¿Por qué cree que pasa esto?
J.F.C.: Creo que es un problema de muchas democracias actuales: la simplificación del debate, la polarización y las noticias falsas. En Colombia, sin embargo, es más peligroso debido a nuestra historia de violencia. Es esencial que todos hagamos una reflexión para evitar campañas basadas en descalificaciones, insultos o titulares engañosos que estigmaticen a diferentes sectores políticos.
CAMBIO: ¿Colombia nunca será como Venezuela?
J.F.C.: Estoy seguro de que Colombia, ni antes de Petro, ni durante su Gobierno, ni después, puede compararse desde ningún punto de vista con Venezuela, gracias a su fortaleza institucional histórica. La historia democrática de Venezuela ha tenido alteraciones y caminos distintos. No entro a juzgar esos caminos, pero pretender seguir comparando y hablando de que nos íbamos a volver como Venezuela carece de sentido.
CAMBIO: ¿Se vislumbra una campaña muy dura?
J.F.C.: Lo que va a pasar en el país, simple y llanamente, es que habrá un debate, seguramente muy duro y con una controversia intensa, pero debería basarse en argumentos sólidos, no en teorías de ficción.
CAMBIO: ¿Cómo ve las primeras señales de lo que serán las elecciones?
J.F.C.: Hay una multiplicidad de opciones, candidaturas y partidos que competirán por el voto ciudadano. Insisto, lo que tendremos en 2026, bajo el Gobierno del presidente Petro, será una nueva demostración de la fortaleza institucional del país. Mi llamado es a no seguir desprestigiando nuestras instituciones inventando una supuesta "venezolanización".
CAMBIO: ¿Ese debería ser otro punto del llamado Acuerdo Nacional?
J.F.C.: A propósito, recuerdo que la primera demostración del Acuerdo Nacional fue precisamente este acuerdo institucional. En las bases del acuerdo de mínimos que divulgamos en octubre, planteamos que no habría Constituyente, que se respetarían las elecciones y el calendario electoral. Algunos críticos decían: “¿Cuál es la necesidad de garantizar eso si es cumplir la Constitución?”, pero esos mismos eran quienes insinuaban que el Gobierno tenía oscuros intereses en desconocerla.
CAMBIO: Hablando del Acuerdo Nacional, ¿qué avances hubo?
J.F.C.: Mire lo que se ha logrado en estos meses con la participación de todos los sectores políticos, desde el Pacto Histórico hasta el Centro Democrático. Se aprobó lo que considero la reforma constitucional más importante de los últimos 30 años, desde la Carta de 1991: la reforma al Sistema General de Participaciones. Esta reforma conducirá a un debate obligatorio sobre el rediseño del Estado colombiano. Ya hemos comenzado a trabajar dentro del Gobierno en la presentación de la Ley de Competencias. Cuando hay consensos, avanzamos como país.
CAMBIO: Usted ha dicho que la jurisdicción agraria también es fruto del Acuerdo Nacional. ¿Por qué?
J.F.C.: Porque en la Comisión Primera Conjunta de Senado y Cámara, con participación de todos los sectores, incluido el Centro Democrático, se aprobó en primer debate el proyecto. Este es un avance fundamental en la implementación del Acuerdo de Paz y responde a un anhelo histórico del campo colombiano y de sus campesinos, que han esperado justicia durante décadas.
CAMBIO: ¿El campo, donde emergió el conflicto armado?
J.F.C.: Sí, precisamente. Fue en el campo, por la falta de justicia y de presencia institucional, donde surgió el conflicto armado colombiano.
CAMBIO: Sin embargo, existe la percepción de que al Acuerdo Nacional le falta algo…
J.F.C.: Hay quienes aún imaginan que el Acuerdo Nacional debería ser como hace 30 años: una reunión en el Palacio de Nariño con diez “próceres”, todos hombres, sin mujeres, expresidentes y grandes jefes de partidos, firmando un documento. Eso ya es cosa del pasado. El Acuerdo Nacional es un proceso permanente de construcción, diálogo y escucha mutua. Es la oportunidad de demostrarles a los colombianos que podemos avanzar en consensos, dejando atrás la división y el radicalismo al que algunos sectores nos quieren condenar.
CAMBIO: ¿Por qué es tan importante la reforma del SGP?
J.F.C.: Porque es esencial para la paz. La paz no se construye en Bogotá ni en los escritorios de la capital. ¿Qué es lo que ha pasado con la implementación del acuerdo de paz? No hemos podido avanzar suficientemente en los territorios debido a la falta de una institucionalidad fuerte. En los territorios de Colombia vemos que el problema fundamental del Estado es su estructura: un Estado obeso y superpoderoso a nivel central, especialmente en las grandes capitales, donde existe una institucionalidad local sólida. Tal vez los ciudadanos de Medellín, Cali o Bogotá no dependan tanto del Estado central, pero en lugares como Acandí o San Pablo, esa presencia es casi inexistente.
CAMBIO: ¿Cómo lo ve usted allá?
J.F.C.: El Estado central, en las zonas más vulnerables, es totalmente raquítico e inexistente. Después nos quejamos de que los grupos armados ejercen control territorial en esas regiones históricamente azotadas por el conflicto. Es evidente que esos grupos ejercen control territorial porque el Estado no lo está haciendo. Y no se trata únicamente de control militar, sino también de control social, entre otros aspectos fundamentales.
CAMBIO: Desde su punto de vista, ¿qué pasa si eso no se cambia?
J.F.C.: Si no transformamos completamente esta situación, seguiremos inmóviles, como en una bicicleta estática, firmando acuerdos de paz y dando discursos vacíos sobre la necesidad de mayor inversión en las zonas históricamente olvidadas. Hablamos de profundizar la autonomía territorial, pero no hacemos nada al respecto.
CAMBIO: ¿Con autonomía territorial se avanzará más?
J.F.C.: Estoy convencido. Lo fundamental de este logro en el Congreso de la República, bajo el liderazgo del presidente Petro, fue el acto legislativo sobre autonomía territorial. Este acto abrió el debate y expuso una situación que muchos quieren ocultar: la diferencia entre el centro del país y la periferia.
CAMBIO: ¿Qué sigue ahora?
J.F.C.: Ahora sabemos que transferiremos más recursos a departamentos y municipios. La tarea es definir qué competencias les transferiremos y cómo fortaleceremos ese Estado local. Esa es la verdadera paz: la paz territorial en Colombia. Mientras no avancemos en este punto, seguiremos estancados. Por eso es tan importante la decisión que tomó el Congreso de la República en diciembre pasado al promulgar este acto legislativo. Además, la discusión será una enorme oportunidad para que la sociedad colombiana alcance consensos.
CAMBIO: ¿Qué se definirá en el futuro próximo?
J.F.C.: Vamos a decidir qué tamaño de Estado necesitamos en departamentos y municipios, y cómo cerraremos las brechas territoriales. No nos engañemos: tenemos ciudades capitales que parecen del primer mundo, con educación bilingüe, tecnología digital, las mejores vías de infraestructura y cobertura plena y de calidad en salud y educación. Mientras tanto, en el sur del país, en la costa Pacífica y en algunas zonas de la costa Caribe, no hay acceso a Internet, ni a educación de calidad, mucho menos al bilingüismo. Allí hay caminos de herradura en lugar de vías modernas. Esa brecha territorial no deja de crecer. El propósito de esta reforma es cerrar esas brechas territoriales.
CAMBIO: ¿Entonces?
J.F.C.: Este debe ser el norte de la discusión de la Ley de Competencias, que iniciaremos en las próximas semanas. Vamos a recorrer el país: foros, debates en universidades, reuniones con gobernadores y alcaldes. Escucharemos a todos para construir consensos.
CAMBIO: ¿En qué se diferencia la autonomía que ofrece el SGP con la autonomía fiscal que, a través de un referendo, busca el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón?
J.F.C.: Le cuento una anécdota. Cuando no hacía parte del Gobierno, conversé con el gobernador sobre estos temas de autonomía territorial y federalismo. Ambos coincidimos en que el centralismo asfixiante ha hecho mucho daño al país. Ese modelo ya fracasó. Pero las propuestas para resolver esto son muy distintas. El Sistema General de Participaciones busca fortalecer la bolsa de recursos para salud, educación y agua potable, garantizando autonomía territorial. Sin embargo, el referendo sobre autonomía fiscal que propone el gobernador de Antioquia profundizaría las brechas territoriales, generando más desigualdad y, como consecuencia, más violencia en las zonas históricamente afectadas por el conflicto.
CAMBIO: ¿Son diametralmente opuestos?
J.F.C.: Sí, porque el SGP y la autonomía territorial son un proyecto solidario para unir al país y alcanzar la paz. Aunque ambos comparten el diagnóstico –derrotar el centralismo–, el referendo no genera solidaridad ni equidad.
CAMBIO: Cambiando de tema, ¿van a convocar sesiones extraordinarias para discutir las tres grandes reformas: laboral, de salud y de jurisdicción agraria?
J.F.C.: El periodo ordinario del Congreso comienza nuevamente el 16 de febrero, en cinco semanas. La próxima semana tomaremos la decisión de trabajar una o dos semanas en febrero, antes del inicio de las sesiones ordinarias, para ganar tiempo y permitir un debate amplio. Esto lo acordaremos con las directivas del Congreso, los presidentes de los partidos y las bancadas, buscando el mayor consenso posible.
CAMBIO: Finalmente, ¿cuándo renuncia usted para empezar a hacer campaña?
J.F.C.: No he pensado todavía en ningún cambio personal. Será el presidente de la república quien decida si hay cambios ministeriales. Por ahora, mi prioridad es concentrarme en esta tarea. En su momento, hablaré con el presidente para tomar decisiones personales.
CAMBIO: ¿Siempre por el centro?
J.F.C.: (Risas) Siempre por el centro, pero con direccionales hacia la izquierda, nunca hacia la derecha.