Desapariciones y asesinatos de jóvenes, el drama que silencia a Cartago
11 Mayo 2025 03:05 am

Desapariciones y asesinatos de jóvenes, el drama que silencia a Cartago

Las desapariciones de jóvenes se han vuelto parte de la tragedia de las familias en Cartago, Valle del Cauca. Es tan grave la situación que algunos líderes hablan de un "juvenicidio" por parte de los bandas criminales.

Crédito: Jorge Restrepo

De las 102 personas desaparecidas entre 2019 y 2024 en el municipio, 52 son menores de 28 años. CAMBIO estuvo en Cartago, habló con cuatro familias de las víctimas y recorrió La Laguna, un lugar que, según denuncian, podría ser una fosa común.

Por: Rainiero Patiño M.

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Cuando vio la curvatura de la cadera y la figura estilizada de la espalda, Juan Pablo Santiago supo que el torso desmembrado que estaba en el agua era el de su hija Daniela. Por encima del dolor y de lo aterrador del momento, y después de pasar largas horas sumergido hasta el pecho, el padre tuvo la fuerza para ayudar a sacarlo. Estaba atado con alambre a una piedra de 30 kilos y había estado anclado con una estaca al lecho de La Laguna, un cuerpo de agua en una zona rural de Cartago, en donde, según las familias de jóvenes desaparecidos, podría haber muchos más cuerpos. Un sitio que algunas víctimas creen que puede ser una fosa común de la que las autoridades locales prefieren no hablar.

Solo entre 2019 y 2024, 102 personas fueron desaparecidas en Cartago, según Medicina Legal. Las cifras reales, sin embargo, pueden ser mucho mayores. La difícil situación de violencia de esta ciudad pequeña del norte del Valle del Cauca obliga a muchas familias de víctimas a callar para evitar retaliaciones de las bandas delincuenciales que mandan en el territorio. Pero las familias buscadoras cuentan la ausencia de sus hijos con la certeza de quien va sumando dolor, no con la frialdad de los que tabulan cifras.

“Mi hija era muy linda, aquí atrás era caderona y yo cuando vi el cuerpo supe que era ella, porque se veía hasta lindo así partido en dos”, cuenta con más detalle Santiago. Daniela desapareció junto a su novio Nicolás Aristizábal, ambos de 17 años, el 3 de junio de 2023. Durante dos meses y diez días, las familias no tuvieron pistas de su paradero. Pero el 13 de agosto, una llamada de un número privado, alertó a Juan Pablo Santiago sobre un cuerpo en La Laguna. A las 8 de la noche llegó al lugar y durante dos horas lo inspeccionó con un sobrino. Cuando ya se habían dado por vencidos, vio flotar partes de las piernas de Daniela. 

Pasaron allí toda la noche. Al día siguiente, ante la respuesta lenta de las autoridades, el padre contrató una máquina para hacer un foso y pagó el alquiler de dos motobombas para que le ayudaran a sacar agua. A cinco metros de los primeros restos hallaron partes del cuerpo de Nicolás. “Unos huesos blanquitos, aún con carne”, relata Santiago todavía con los ojos esparrancados de quien ha visto el horror de cerca.

En el Sirdec, el sistema principal del Registro Nacional de Desaparecidos en Colombia, hay documentados 102 casos recientes en Cartago; han aparecido vivos 22 y 14 fueron hallados muertos; de 66 aún no se tiene noticia. Del total, 16 de las víctimas son menores de 18 años y 36 son jóvenes entre los 18 y 28 años. De ahí que algunos líderes del Valle del Cauca cataloguen la barbarie que vive Cartago como un “juvenicidio”.

En 2023, cinco parejas de jóvenes desaparecieron mientras estaban juntos. De esos, se han encontrado cuatro cuerpos, entre estos, Nicolás y Daniela.

Un allanamiento y otras cosas raras

Unas horas antes de la desaparición de Daniela y Nicolás, hombres de la Policía Nacional entraron de manera sorpresiva en la casa familiar de la joven, en el barrio Santa Ana. Después de unos minutos de revolver todo e intimidar a los residentes con sus armas, los uniformados dijeron que se habían equivocado y que la casa que de verdad buscaban era la de enfrente. 

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En la casa vecina, según relataron después las autoridades, vivían integrantes de la banda delincuencial Los Flacos, una reconocida organización criminal de Cartago. Durante el operativo se reportó la captura de alias Chávez, un líder que hacía algunos días se había fugado de la cárcel. El padre de Daniela puso una queja formal contra la Policía por lo ocurrido a su familia. El hecho quedó sembrado como un precedente.

A los tres días de los hallazgos de los restos en La Laguna, las autoridades se retiraron del lugar. Pero las familias de Nicolás y Daniela siguieron buscando. Con las luces de los celulares intentaban ver dentro del agua. En una de esas inmersiones, Santiago halló más huesos. Pero, al revisarlos, se dio cuenta de que eran mucho más viejos, que estaban ennegrecidos. Por eso, él y las otras familias de desaparecidos creen que puede haber más restos humanos en el cuerpo de agua, que tiene una extensión aproximada de una hectárea.

“Es que el mismo alcalde de ese momento (Víctor Álvarez) lo dijo. Y yo no sé si es que le faltan huevos para repetirlo. Ahí hay más cuerpos porque lo que yo saqué buceando no pertenece a Nicolás”, explicó Santiago, haciendo referencia a una entrevista del entonces mandatario del municipio en la que dijo que era posible que esos huesos pertenecieran a otras personas. 

El hallazgo de la moto en la que se transportaban esa noche Daniela y Nicolás también abrió una puerta de sospechas. La última vez que Lina Gómez vio a su hijo Nicolás, le entregó 4.500 pesos para gasolina. Eran las 7 de la noche de ese 3 de junio de 2023. El joven le dijo que volvería rápido. La madre lo esperó hasta las 7:30, pero salió porque tenía una cita con una amiga. 

El 6 de junio un agente de policía llamó a Gómez para preguntarle si era la dueña de una moto que había sido encontrada en una cañada cerca de la vereda Guayabal. Ella confirmó las placas. El punto en el que la encontraron queda a pocos metros del cauce del río Cauca, por lo que las familias creen que quienes hicieron eso pretendían lanzarla al agua, pero se les acabó la gasolina. Extrañamente, la moto la sacaron del lugar donde la tiraron y después la lavaron hasta dejarla brillante, rompiendo así toda la cadena de custodia y eliminando posibles pistas sobre los responsables.  

Esas y otras irregularidades las ha revelado Gómez, quien es la líder de la Asociación de Madres de Cartago (Asomadca), el grupo de mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos. Las mismas que durante más de dos meses acamparon junto a La Laguna para exigir que avanzaran las investigaciones y protestar contra la decisión del alcalde Víctor Álvarez de rellenar el cuerpo de agua. 

La lucha por esclarecer el crimen de su hijo y los de los otros jóvenes le ha traído problemas a Gómez. Después de repetidas amenazas de muerte que la hicieron desplazarse a otra ciudad, hace un mes volvió a Cartago. Pero sigue denunciando lo que llama la “negligencia” de parte de los entes públicos como la Gobernación del Valle del Cauca, la Alcaldía de Cartago, la Defensoría y la Personería; y los posibles vínculos de las bandas criminales con algunos líderes políticos locales.

Ella critica con vehemencia que solo se haya ordenado la búsqueda de cuerpos en una parte pequeña de La Laguna y no en todo el cuerpo de agua. Dice que en el lugar podría haber más restos de sus hijos y, por eso, cree que debe ser de nuevo intervenida, porque “podría ser una fosa común”.

Otro punto sospechoso es que aunque el informe forense, según Gómez, estableció que Nicolás recibió 18 puñaladas antes de morir y Daniela ocho, y en una de las escenas del crimen fueron encontrados el cuchillo, unas medias y unos ladrillos, misteriosamente estos no aparecieron en el reporte legal.  

Cartago, un punto clave

Ubicado en una posición geográfica estratégica y con alrededor de 150.000 habitantes, según datos recientes del Dane, Cartago es una puerta de entrada directa al Eje Cafetero y un punto de conexión entre el occidente y el centro del país. Un túnel directo para la movilización de personas y mercancías, que muchos grupos ilegales quieren controlar.  

Esa ubicación y la proximidad a puntos claves, como el Cañón de las Garrapatas, refuerza su importancia para las dinámicas asociadas a las rentas ilícitas, porque facilita el tráfico de drogas, armas y otras actividades ilegales en estas zonas, según reseña la Fundación Paz y Reconciliación (Pares). 

La Laguna es un cuerpo de agua ubicado en una zona rural de Cartago, en donde fueron hallados restos de los cuerpos de Daniela Santiago y Nicolás Aristizabal.  Foto Pablo David.
La Laguna es un cuerpo de agua ubicado en una zona rural de Cartago, en donde fueron hallados restos de los cuerpos de Daniela Santiago y Nicolás Aristizabal.  Foto Pablo David.

En Cartago, dice Pares, tienen fuerte injerencia dos Grupos de Delincuencia Organizada (GDO) y dos Grupos de Delincuencia Común Organizada (GDCO), lo que ha llevado a un incremento en los casos de homicidios.

El dominio del territorio ha estado a la cabeza de Los Flacos, que controlan el microtráfico y el narcotráfico. Esta es una organización delincuencial heredera del Cártel del Norte del Valle. Y, de acuerdo con la Defensoría del Pueblo, su presencia ha causado una cadena de homicidios selectivos en contra de bandas locales y la vulneración de derechos de  defensores de derechos humanos, incluso en otros municipios cercanos, como El Águila, Obando y Alcalá. 

Entre enero y octubre de 2024 se registraron 100 casos de homicidios en Cartago, es decir, un incremento del 8,6 por ciento con respecto a 2023. De estos, el 94 por ciento de los hechos ocurrieron por arma de fuego.

El grupo Nueva Generación, enemigo de Los Flacos, también ha consolidado su presencia en la ciudad por medio del sicariato y de la lucha por rentas como tráfico y la fabricación de estupefacientes y armas.

Otro grupo con poder en el área de Cartago es el conocido como La Firma, que ha sido vinculado al sicariato, homicidios de menores de edad, microtráfico, lavado de activos a través de bares y discotecas, y presunto financiamiento ilegal de campañas políticas, explicó Pares.

Una muerte triple

Aunque la probó varias veces, la extensión eléctrica multiusos que José Daniel García López había acabado de comprar no funcionó. Eran las 4 de la tarde del miércoles 12 de enero de 2022 cuando el joven, de 21 años, le dijo a su madre Luz Stella López que iba a cambiarla. Salió en la moto y dijo que no se tardaba. Desde ese día no sabe nada de él.

Se lo tragó el silencio, no hay una sola pista. Cuando quiso denunciar la desaparición, López vivió lo que le ha pasado a muchas madres en el municipio: los cuestionamientos y la estigmatización de sus hijos. Le dijeron que tenía que esperar 72 horas e ir hasta Buga. Duró cuatro meses peleando para que un juez autorizara la revisión de las cámaras de seguridad y cuando lo logró ya se habían perdido todas las pruebas. La última imagen de José Daniel quedó en la cámara de una casa vecina. Después supo que esa tarde estuvo en el taller del mecánico de la moto.

José Daniel, que no heredó el gusto de su padre por la soldadura, se ganaba la vida como barbero, pero como muchos en Cartago, vivía en el rebusque: vendía ropa, zapatos y hasta comida. La mamá dice que no estaba metido en problemas, que, por el contrario, se le escuchaba decir que “Cartago estaba muy miedoso” y “era mejor ser pobre que poner a la familia en peligro”. Quería entrar a la universidad y montar una microempresa.

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El joven vivía con su mamá, su papá y su perro Bosco en una casa del barrio Las Veraneras. Con su desaparición, a la vida de la familia le cayó un pesado velo de tristeza. Hace un año y medio el padre murió de un derrame cerebral fulminante; tenía 56 años. Seis meses después murió Bosco de manera repentina, solo tenía cinco años.

La semana pasada López se reunió con el fiscal del caso, que le dijo lo mismo que ha escuchado durante estos tres años: “Lo siento mucho, pero no tengo nada para decirle, nadie habla nada”. Sin embargo el investigador reiteró lo que la madre dice con orgullo: "Lo único que yo le puedo decir es que su hijo era una excelente persona". 

López dice que esto la ha envejecido, y compara una foto con su rostro en el celular. “Es muy difícil vivir así sin saber si está vivo o muerto ¿Por qué sucedió esto si mi hijo no se metía en cosas?”, pregunta con la voz firme, pero la mirada cansada.

Luz Stella López, mamá de Daniel García López, uno de los jóvenes desaparecidos en Cartago. Foto Pablo David.
Luz Stella López, mamá de Daniel García López, uno de los jóvenes desaparecidos en Cartago. Foto Pablo David.

Una cronología sospechosa

Detrás de la decisión de la Alcaldía de Cartago de rellenar La Laguna también han surgido múltiples preguntas. El 10 de junio de 2023, siete días después de la desaparición de Daniela y Nicolás, la alcaldía recibió la primera cotización de maquinaria pesada para taparla.

El 28 de agosto de ese mismo año, la alcaldía expidió la solicitud de requisición de la maquinaria para hacer los trabajos de relleno, justificando que “el proyecto surge a partir de mejorar una zona olvidada del municipio”. 

El 13 de septiembre, la administración municipal expidió los documentos para el proceso de contratación de las obras. Pero, el 13 de octubre, Lina Gómez radicó una petición en la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) denunciando que estaban tapando La Laguna. Entonces, funcionarios de la CVC llegaron al sitio, una semana después, hallaron la maquinaria y la afectación ambiental. La autoridad impuso una medida preventiva y suspendió las actividades de adecuación.

El 2 de noviembre, la CVC expidió una resolución contra las acciones ordenadas por el alcalde Víctor Alfonso Álvarez. Y el 28 de febrero de 2025, la misma entidad inició un proceso sancionatorio ambiental, contra el alcalde de Cartago (Juan David Piedrahita Lopez) por las intervenciones en La Laguna. Lo que indica que el taponamiento del cuerpo de agua era ilegal.

“En ocho minutos llego” 

Carmen Florez, mamá de Yanis Sierra Florez, otra de las jóvenes desaparecidas en Cartago. Foto Pablo David
Carmen Florez, mamá de Yanis Sierra Florez, otra de las jóvenes desaparecidas en Cartago. Foto Pablo David

A las 8:30 de la noche del 18 de diciembre de 2023, Yanis Sierra Flórez llamó por teléfono a su mamá Carmen para decirle que ya estaba en el puente La Máquina, una estructura en un sector cerca de su casa, en el corregimiento de Puerto Caldas, que aunque administrativamente pertenece a Pereira, está dentro el área conurbada de Cartago. En ese punto se encontraban todas las noches cuando la joven de 22 años regresaba del trabajo. Pero, un fuerte dolor de cabeza hizo que la mamá no pudiera cumplir la cita.

"Tranquila madre, que ya voy a pasar. En ocho minutos llego”, escribió Yanis. Pasaron 20 minutos, entonces, Carmen salió a buscarla en compañía de su pareja por los alrededores del puente. Repasaron los maizales cercanos hasta la medianoche, no hallaron nada. Se fueron a Cartago a la casa de la compañera de trabajo con quien había estado, quien confirmó que Yanis había salido para la casa.

Buscaron hasta las 3 de la mañana, regresaron a la casa y a las 5 en punto volvieron a salir. El lunes a las 4:30 de la tarde aparecieron los zapatos de Yanis y un reloj inteligente que usaba. “Parece que los hubiesen colocado ahí sin cordones para que los viera, como que el enemigo andaba con nosotros”, cuenta la madre. Luego hallaron unas monedas y una pulsera de plástico que usaba la joven.

Los vecinos del barrio los ayudaron a buscar durante una semana, contrataron dos botes y recorrieron el río. Carmen se fue a pegar carteles a otros pueblos vecinos, como Obando, Zarzal, La Paila y Buga. Nada. 

Hasta ahora solo hay hipótesis sueltas en el caso de Yanis Sierra. Hace un año a una persona le fue hallado el celular que ella tenía el día de la desaparición. Pero, ni con eso, el caso ha avanzado. “¿Qué pasó?”, es la pregunta que ronda la cabeza de Carmen, al no encontrar una explicación. Tiene viva la esperanza de que alguien, así sea de manera anónima, le diga la respuesta. “Yo quiero tenerla viva o muerta. Viva, qué alegría; y muerta; pues con mucho dolor y tristeza, pero sé dónde la voy a llorar y darle una sepultura digna”.

Jonhy Acosta, diputado del Valle del Cauca, quien le ha hecho seguimiento a las desapariciones de jóvenes en Cartago, cree que si eso estuviera ocurriendo en otra ciudad capital, causaría la indignación nacional, porque las cifras podrían ser las más altas del país. “Esto es muy grave. Lo que estamos viendo aquí en La Laguna es que hay una nueva Escombrera en Colombia y debe haber muchísimas más en esta región. Pedimos a las autoridades y a la Fiscalía celeridad”, señaló.

Juan Pablo Santiago, junto a La Laguna donde halló los restos del cuerpo de su hija Daniela. Foto Pablo David.
Juan Pablo Santiago, junto a La Laguna donde halló los restos del cuerpo de su hija Daniela. Foto Pablo David.

Acosta dijo que es muy llamativo que “justo cuando encuentran los cuerpos de Daniela y Nicolás y cuando ven que posiblemente hay más, el alcalde de ese momento, Víctor Álvarez, hace requerimientos para pedir maquinaria y tapar esta zona”.

“Las mismas autoridades han dicho que la banda que ha generado ese tipo de desapariciones y asesinatos son Los Flacos. También han salido denuncias en ciertos medios de comunicación donde hablan de que ese grupo ha generado alianzas con estructuras de la política tradicional”, remata Acosta, quien también ha sido amenazado por grupos ilegales de la zona. 

“No fui mi decisión”

El exalcalde Álvarez le dijo a CAMBIO que los funcionarios del CTI se demoraron en llegar a La Laguna en el caso de Daniela y Nicolás porque no había agentes disponibles en la región. Y que, además, hubo que pedir unos conceptos técnicos ambientales. 

Agregó que en ese caso específico hubo diferentes especulaciones que vinculaban a Nicolás con temas de estupefacientes, pero que los padres dijeron que “fue una represalia por el allanamiento y la captura de una agente de Los Flacos”.

El exmandatario dijo que bajo su mandato hicieron una bolsa de recompensa para quien entregara información de los casos, explicó que cada desaparición tiene sus condiciones específicas, pero que “en ese momento, según la Fiscalía y la Policía, algunos obedecían a las disputas entre las bandas”. 

Sobre los señalamientos en su contra de querer tapar La Laguna para ocultar otros posibles restos, Álvarez dijo que para poder evacuar el agua se tuvieron que hacer modificaciones al terreno, y que después los dueños del predio privado pidieron arreglar. “(También) había que evitar que en el futuro se volviera a inundar, pudieran arrojar otros cadáveres y evitar que alguno de los niños del colegio cercano se fuera a ir a uno de esos huecos”.

Cambio Colombia

El exalcalde también cree que los señalamientos en su contra tienen un fondo político. Y señaló al representante a la Cámara del Pacto Histórico, Alfredo Mondragón, de hacer campaña con el tema. Incluso afirmó que “el activismo que ha hecho Lina Gómez es porque ella también está detrás de la reparación económica y de una causa política, como lo hizo en las pasadas elecciones de Cartago”. Sobre el proceso sancionatorio de la CVC dijo que es contradictorio porque fue la institución la que en su momento autorizó la entrada de la maquinaria.

En respuesta a las palabras del exalcalde, Lina Gómez señaló que las madres de los jóvenes desaparecidos "no tienen color político y su única bandera es la lucha por la verdad y la justicia. Además, señaló a Álvarez de usar esos argumentos como una excusa por su posible responsabilidad.

La herida por los jóvenes desaparecidos de Cartago está expuesta. Una fuente del Ministerio de Defensa que conoce los casos le dijo a CAMBIO que desde esa cartera han luchado para lograr avances, pero que el tema se sale de su alcance porque “es un asunto muy duro el control que tienen las bandas y las mafias allá”. 

CAMBIO consultó también a Deicy Jaramillo Rivera, la delegada para la Seguridad Territorial de la Fiscalía, sobre los avances de los casos de los jóvenes desaparecidos, pero hasta al momento de publicación de esta nota, no había respondido.

Hace pocos días, Lina Gómez y Juan Pablo Santiago estuvieron en La Laguna. El acceso al lugar cada día es más difícil, porque fue cercado en varios puntos y la maleza impide el paso, pero esas barreras parecen pequeñas en su persistencia por encontrar la verdad. En algunos sectores se puede ver como han arrojado escombros, pero el agua parece seguir dando la batalla y recuperando su terreno, como el grito de las madres que buscan.

Mensaje escrito en el mural gigante pintado en memoria de los jóvenes desaparecidos en Cartago. Foto Pablo David.
Mensaje escrito en el mural gigante pintado en memoria de los jóvenes desaparecidos en Cartago. Foto Pablo David.

 

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