¿Quién quiere ser trillonario?: Las insólitas promesas de bendiciones a través de redes sociales

Crédito: Freepik

14 Noviembre 2023

¿Quién quiere ser trillonario?: Las insólitas promesas de bendiciones a través de redes sociales

La promesa de un milagro caído del cielo ha tentado a más de uno a invertir entre 100.000 y 500.000 pesos, esperando recibir multimillonarias sumas a cambio. ¿Qué hay detrás?

Por: Pía Wohlgemuth N.

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Los padres de Carlos* dicen que les prometieron que les darían 1 trillón de euros, si pagaban 100.000 pesos colombianos. Según Ana* –migrante que se fue del país buscando algo mejor–, a ella le dijeron que por 500.000 pesos le llegarían unos 5.000 millones de euros en pocos meses. Que en enero, que en febrero, que en julio. 

Su tío Pedro*, empresario, creyó más en el proyecto y entregó unos 8 millones de pesos; a más plata, más retorno asegurado. Antonio*, un campesino de Urabá, pobre y agricultor, sigue esperando el milagro: entregó la plata que para muchos en Colombia representa los ingresos del mes: 100.000 pesos, que para él son el seguro de una riqueza inimaginable. 

Las promesas son confusas. Llegan en una maraña de cadenas, fotos, videos, audios, enviados por diversos canales y por diversas personas. Según los clientes con los que habló CAMBIO, piden 100.000 pesos, que deben consignar en determinada cuenta –también pueden hacerlo en criptomonedas–, a cambio de devolverlos multiplicados por trillones. Aparte, dicen que por 50.000 pesos más  pueden comprar una membresía élite con beneficios adicionales: inversiones en todo el mundo con cruceros, tiquetes y hospedaje incluidos, con todo pago; exención de impuestos nacionales e internacionales; pago de educación para toda la familia; dos casas de no más de 5.000 millones de pesos cada una.

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Esa ganga –que, entre otras, fue enviada por una fundación llamada Cadena de Bendiciones, aunque también por otros números– viene con una prometida certificación de Naciones Unidas –organización que ya ha advertido de posibles estafas que usan su nombre sin autorización– y el Banco Mundial: “PUEDEN MANDARLO AVERIGUAR SU ORIGINALIDAD CON EL QUE QUIERAN”, dice uno de los mensajes que ronda por grupos de Telegram. Una bendición de Dios certificada en la Tierra. 

Los padres de Carlos siguen convencidos de que el milagro llegará. Ana se dio cuenta después de dos años de que nunca le entregarían los miles de millones soñados. Su tío Pedro tiene dudas, ya se huele el asunto. Antonio sigue esperando. Está seguro de que esa plata va a salvarlo de la pobreza en la que nació, creció y de la que, sabe, nadie más que Cristo podría sacarlo.

Llegaron a la promesa por un pariente, un amigo, un compañero de trabajo que les propuso invertir en un proyecto diferente, uno que, les decían, venía con la bendición del Eterno. Aparte de la plata, les piden cédula, pasaporte, RUT, número de celular. Algunos formularios supuestemente piden estos documentos apostillados, referencias personales, dirección de residencia, antecedentes disciplinarios.

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Todo lo que entregaron, incluyendo la plata, lo hicieron de forma voluntaria, confiando. Quienes sospechan que aquí hay un delito no denuncian en la Fiscalía, pues creen que es muy poca plata, que es un lío, que no los tomarán en serio, siguen esperando el milagro, o tienen razones ocultas para guardar silencio.

Formulario

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“Betsabé está a la cabeza, Doris después y muchos más”, dice Ana sobre quienes estarían detrás, entre otras personas. Primero, se refiere a Betsabé Ceballos, una barranquillera que puede llevar “en esto” más de trece o catorce años. En El Tiempo del 22 de julio de 2013, la sección de Barranquilla contó que un abogado, representante de supuestas víctimas, la había demandado por una estafa cometida “a través de la captación de dinero a nombre de la Fundación ‘Aleluya’”. Pocos días después, El Heraldo, de la capital atlanticense, publicó también la historia.

El discurso de la señora, según los medios, versaba sobre un esposo muerto que le había dejado una herencia millonaria: la plata que supuestamente captaba era para traer al país los millones desde Estados Unidos. Los trámites eran muy costosos. Los aparentes incautos eran muchos pastores cristianos, cegados por la palabrería religiosa que habría usado Betsabé en su momento. Diez años después, la siguen relacionando con un mecanismo similar.

“Para muchos, es una maldición y es una estafa, para mí es una bendición y una realidad”, dice un audio de quien sería Ceballos de 2021 mediante el cual les respondió a muchos que le reclamaban por que su plata prometida no caía todavía del cielo. Acababa de volver de un viaje a Barranquilla, en donde, según ella, había más de 25.000 personas participando en su proyecto. 

“Me ofendo y me siento un poco triste y melancólica, cuando una persona que me dio 500.000 pesos, 1'000.000, 20 o 10, me trata de ladrona y me lleva a una Fiscalía, porque en Barranquilla, Cartagena y la Costa me daban maletas llenas de dinero”, decía la mujer, dolida con quienes le reclamaban la devolución de su plata.

No entendía por qué los que habían dado menos dinero la presionaban de esa manera, si había quien le había dado “4.000 millones, 3.000 millones”, y otros llevaban 16 o 17 años en eso, esperando la bendición. Ceballos explicaba que, si su proyecto no fuera cierto, si ella estuviera mintiendo, nunca podría repagar. Las deudas serían inmensas, excesivas, demasiado grandes como para que fueran falsas sus promesas.

Según ella, Dios no hubiera permitido que pasara tanto tiempo si fuera una estafa, “porque aquí lo que hay es creyentes”. La garantía de todo reposa sobre la fe. Betsabé –según ella– fue elegida por Cristo para ser santa y la sangre de él está regada sobre su proyecto. “Satanás, usted queda inmóvil en mi vida”.

En el mismo audio, ella los trata de tranquilizar sobre la plata que ya viene: “Vamos a arrancar, voy a ir llamándolos, usted se me prepara, porque aquí no hay paja para hablar, aquí hay realidades. Usted tiene que ser consciente que para coger 1.000 millones, hay que batir el chocolate y no creo que esa sea su cifra, sino un poquito más”.

Cuando CAMBIO contactó a Ceballos, dejó claro que no quiere hablar con medios. Dijo que no puede por problemas de salud y que lo mejor es hablar con su abogado. Sin embargo, no quiso dar el nombre del profesional y señaló que tampoco puede compartir su número, porque no está autorizada para hacerlo. Aunque aseguró que no estaba amenazando, advirtió del riesgo de contrademandas, del peligro de dañar su honra: “Haga lo que tenga que hacer, pero eso sí le advierto, tenga mucho cuidado”.

Este medio también se comunicó con la Fiscalía, que no confirmó si hay procesos en su contra. En el sistema de la entidad tampoco aparecen. No obstante, en el audio de 2021 Betsabé relataba que había encontrado 80 procesos judiciales en la costa: 30 denuncias y 50 demandas penales. Aparte de 50 más en Bogotá. Todos los había resuelto, decía, en dos días.

La otra persona más mencionada por quienes se dicen víctimas de las bendiciones incumplidas es Doris Bahos, una de muchas que supuestamente trabajan con Betsabé. Bahos es caqueteña y “estructura, diseña, ejecuta” en una empresa llamada Lifehuni, que funciona como multinivel o en el “multidesarrollo y comercialización de productos dietarios”. Escribió un libro, es asesora en mercadeo y da capacitaciones.

Bahos habla en decenas de audios enviados a diversos grupos de Telegram. Sus datos están regados por grupos de Facebook y Telegram, en donde las acusaciones en su contra no paran y por ello, le han llegado todo tipo de amenazas a ella y a sus hijos. 

Su número de teléfono coincide con el que aparece registrado en la información pública de la Fundación Cadena de Bendiciones, la misma desde donde, al parecer, se han enviado algunos de los mensajes con las promesas milagrosas por Telegram. En la dirección que aparece en el directorio de empresas, en el centro de Bogotá, nadie da razón de que allí exista tal fundación. El abogado de Bahos, que prefiere que su nombre no se publique, no confirmó ni negó que esta fundación sea de su clienta, cuando habló con CAMBIO. No obstante, después de la publicación de este artículo confirmó que en dicha organización "no ha habido movimiento alguno, está inactiva, no tiene acreedores, ni es deudora, tampoco tiene vida financiera".

El jurista contó que está a punto de tomar medidas en contra de quienes, según él, han calumniado e injuriado a su clienta y la han acusado de estafadora. “Encarna los más altos valores morales y familiares”, anota en un documento. Aseguró que en la Fiscalía solo hay un proceso archivado en contra de Bahos, por una denuncia que hizo un anónimo.

Señaló también que lo que vende y compra su clienta son billetes de colección en su empresa Comercializadora Vencer S.A.S., la misma que aparece referenciada para transferirle dinero (pantallazo publicado más arriba) y cuyo número de teléfono coincide también con el de la Fundación Cadena de Bendiciones, como pudo verificar CAMBIO. El abogado también explicó y mostró con un certificado que dicho negocio de billetes de colección está vigilado por The Viera Trust Florida Trust.

“Ya hay una logística organizada y agradecemos y agradezco cada uno de los apoyos que cada uno de ustedes nos han brindado y nos siguen brindando. Doris Bahos sigue firme con ustedes”, dice quien sería Doris en uno de sus audios.

El jurista dijo que no conoce a Betsabé y no se refirió a ella cuando habló con CAMBIO. Su clienta Doris, en contraste, la llama “hermana” en más de un audio enviado a su grupo de Telegram. “Ese dinero no es ni para Doris Bahos ni para Betsabé, es para poder tener todos la membresía”, se le escucha, a quien sería la empresaria, expresar en otra de las grabaciones.

Cuando CAMBIO preguntó a la Superintendencia Financiera si había alguna investigación sobre la Fundación Cadena de Bendiciones, Betsabé Ceballos o Doris Bahos, la entidad respondió que, por razones de confidencialidad, no podía confirmar si había o no una investigación en curso.
 

*Los nombres fueron cambiados por petición de las personas que consultó CAMBIO 

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