Desde 2023, cuando se puso en marcha el programa de vías comunitarias, se han terminado 78 proyectos ejecutados por las Juntas de Acción Comunal en diferentes zonas del país.
Crédito: Foto: Invías
Así va el plan de Gustavo Petro para recuperar las vías rurales con las Juntas de Acción Comunal
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A la fecha hay más de 70 proyectos terminados en las vías terciaras del país, y cada mes se entregan nuevas obras. El avance del programa del Gobierno del presidente Petro es de 26,27 por ciento del total de la meta.
Por: Paola Herrera
Sacar los productos de las zonas rurales hacía las áreas urbanas ha sido un problema histórico en Colombia que le ha restado competitividad y desarrollo al país, en especial a los productores del campo que, con cargas pesadas, recorren caminos agrestes, sortean derrumbes y atraviesan trochas para llegar a los centros de acopio con el fin de comercializar las cosechas: su único sustento.
Aunque en Colombia hay 142.284 kilómetros de vías terciarias, las que unen las cabeceras municipales con sus veredas o comunican centros poblados entre sí, más del 90 por ciento de esa red, está en mal estado. Esa situación se ha convertido en un dolor de cabeza para los campesinos habitantes de las zonas más apartadas.
Varios gobiernos han hecho la tarea de recuperar la malla vial, pero los logros, como en un juego de pica y pala, son mínimos. Esto debido a que las regiones que esperan las obras terminan siendo víctimas de la corrupción. Son hechos que se desconocen y que los medios de comunicación no registran, aunque sea frecuente que las entidades territoriales, que administran una buena parte de esas vías, entreguen plata a contratistas que no cumplen con los proyectos.
Los caminos comunitarios
Frente a ese panorama desalentador, y con el argumento de que impulsar el comercio y la economía del país supone invertir en las vías tercerías, el Gobierno del presidente Gustavo Petro puso en marcha, el tercer trimestre del año pasado, el programa Caminos Comunitarios, cuyo propósito es mejorar, mantener y rehabilitar una parte de toda esa infraestructura rural.
El objetivo de la iniciativa es intervenir más de 33.000 kilómetros de la red vial regional para permitir mayor conexión en los territorios. Sin embargo, el gran revolcón de esta idea es que las obras, desde la construcción de placas huella, obras de drenaje, rocería, entre otras, serán realizadas por las mismas comunidades a través de las Juntas de Acción Comunal (JAC).
Las dudas sobre el programa
Cuando el programa de las vías comunitarias empezó a aplicarse recibió muchas críticas, en especial de los ingenieros, quienes advirtieron de que no se podía dejar en manos de las Juntas de Acción Comunal, ya que ese tipo de obras necesitan la experiencia de las empresas especializadas para ejecutarse.
Según estudios y análisis de expertos que revisaron con lupa la matriz del plan, hay un alto riesgo de incumplimiento y de pérdida de recursos, ya que las JAC no son empresas. Por esta razón, no tendrían que cubrir los proyectos con pólizas para activarse en caso de no terminar las obras.
A pesar de los cuestionamientos, en 2023 la idea del Gobierno empezó a andar con la firma de 1.035 convenios en 510 municipios de 29 departamentos del país, con los que se espera garantizar la transitabilidad de 1.585 kilómetros de vías veredales.
CAMBIO consultó con el Instituto Nacional de Vías, encargado de implementar el programa, para conocer cómo va la ejecución y hacer una radiografía de cuánto se ha hecho para cumplir con el objetivo de cambiarle la cara al campo colombiano.
El balance de los Caminos Comunitarios
Según información del Gobierno nacional, con corte al 30 de abril de este año, de los 1.035 convenios que ya se firmaron con la mitad de los municipios de Colombia, 863 están en ejecución. Para esos convenios, se han invertido 45.931 millones de pesos, que corresponden al 21,98 por ciento de avance físico de estas obras.
De esos 863 convenios, se han terminado 78 proyectos y solo se han entregado diez. Los departamentos que ya han sido beneficiados con las obras son Boyacá, Cesar y Quindío.
En cuanto al avance físico, la información evidencia que en los 78 proyectos ya entregados se intervinieron 192 kilómetros de obras para transitabilidad, más 27 kilómetros de placa huella. También se han realizado 85 obras que han mejorado la movilidad en los habitantes de las zonas rurales.
El Invías señala que frente a la meta de solo la vigencia 2023, que corresponde a una expectativa de 1.585 kilómetros de vías veredales ejecutadas, el balance es de 34 por ciento, ya que se han entregado 539 kilómetros de vías para tránsito y de 31,8 kilómetros de placa huella construida.
Aun así, hay más plata para invertir este año. Aunque es muy pobre lo que se ha logrado con la plata invertida en 2023, para esta vigencia el Gobierno planea destinar otros 461.356 millones de pesos que serán distribuidos así: 290.000 millones de pesos para ejecutar otros 1.140 convenios solidarios con las Juntas de Acción Comunal y 102.000 millones de pesos que se entregarán para proyectos de baja complejidad, a las comunidades negras, afros, raizales y palenqueras.
Según el Invías, con esas inversiones se tiene previsto mejorar la transitabilidad de 2.294 kilómetros de vías rurales. Fuentes consultadas por CAMBIO aseguran que sigue siendo muy poco si se compara con el gran objetivo: llegar a los 33.000 kilómetros de la malla vial terciaria del país.
No obstante, según la entidad, “para 2024 se priorizaron 32 departamentos, en los cuales se tiene previsto realizar 225 kilómetros de placa huella, 2.228 obras de arte y un box culver (puente), logrando mejorar la transitabilidad, la dinamización de la economía, fomentar el turismo al tiempo que contribuimos con el fortalecimiento de la agricultura de las zonas a las que llega el programa Caminos Comunitarios de la Paz Total”.
Los proyectos entregados
Aunque el programa parece avanzar a paso lento, se han entregado diez proyectos en tres departamentos que han recibido con beneplácito estas obras y que, en muchos casos, han demostrado que el trabajo se puede hacer e incluso la plata alcanza para construir más metros de los previstos.
Boyacá es uno de los departamentos donde la iniciativa ha beneficiado a la comunidad. Es el caso de la vereda Centro del municipio de Chíquiza, donde se pusieron a disposición de los habitantes 240 metros de placa huella distribuidos en tres tramos, alcantarillas, limpieza y mantenimiento rutinario, que conecta a Chíquiza con el municipio San Pedro de Iguaque.
A la vereda San Antonio, en el municipio de Santa Rosa de Viterbo, también llegaron las Vías Comunitarias. Allí ya se entregaron 135 metros lineales de placa huella y 160 metros lineales; así mismo, en las veredas Creciente y Cachavita, se finalizaron dos tramos, de 310 y 420 metros lineales de pavimento flexible, en sitios críticos que impedían el tránsito normal, especialmente en épocas de invierno.
En el municipio de Sotaquirá, en la vereda de Chonquira, se dio apertura a 235 metros de placa huella, y en la vereda Bosigas Sur, a 160 metros lineales de placa huella. Estas obras beneficiaron a 1.070 personas y generaron 40 empleos, al tiempo que se garantiza la transitabilidad de 2,8 kilómetros de vías veredales en estos sectores boyacenses.
Los departamentos de Cesar y Quindío también han sido beneficiados. Allí se han entregado proyectos para los municipios de La Paz, Filandia, Circasia, Buenavista y Montenegro, donde se han construido casi 700 metros de placa huella que han mejorado la transitabilidad en esas zonas rurales.
CAMBIO habló con Edwar Parra, presidente de Asojuntas de Tunja, quien manifestó sobre la entrega de estos proyectos a las JAC: “Es importante que el sector rural tenga las mismas condiciones y oportunidades. Hoy las Juntas de Acción Comunal han venido trabajando en estos proyectos con la posibilidad de tener esa contratación y se ha demostrado que el trabajo se puede hacer bien. El presidente sabe de ese trabajo y también reconoce lo que hemos hecho por el país ya que hemos sido pioneros de desarrollo. Esperamos seguir trabajando de la mano de estos proyectos del Gobierno nacional y que en el corto plazo aumenten los recursos para seguir participando”.
De esa forma, los cascos de los caballos y las mulas ya no se untan de barro ni se hunden en el indomable lodo. Sus viajes se hacen cada vez menos pesados en medio del fuerte sol o las intensas lluvias que azotan las zonas más apartadas de Colombia.
Los caminos que conocen desde hace muchos años están dejando de existir para darles paso a nuevas y modernas vías terciarias, construidas por las mismas personas que habitan sus pueblos y veredas.